Reservados todos los rechos.
Prohibida la reproducción total or parcial de esta obra sin la debida autorización escrita de los editores.
PREFACIO
Es con sumo placer que presentamos al lector una nueva edición revisada y aumentada de una obra que a través de varias décadas ha sido pilar en el estudio serio de las Sagradas Escrituras: el Diccionario Ilustrado de la Biblia, obra cumbre de ese gran siervo de Dios que fue el Dr. Wilton M. Nelson.
Varias cosas se han tratado de lograr en esta edición. Hemos tratado de preservar al máximo la integridad de la obra del finado Dr. Wilton M. Nelson. Sin embargo, cada uno de los artículos fue revisado cuidadosamente en busca de asuntos que debían incluirse o quizás corregirse a la luz de los descubrimientos arqueológicos más recientes o el desarrollo del pensamiento teológico. Algunos, como los relativos a cada libro de la Biblia, fueron ampliados, reorganizados y uniformados en su presentación para facilitar el estudio de los mismos. Y desde luego, el lector encontrará un sinfín de artículos nuevos que satisfacen las inquietudes de muchos de los que se acercan a la Biblia para estudiarla.
Desde luego, esta obra se ve altamente beneficiada por al nueva presentación gráfica. Hemos incluido más de cuatrocientas fotos en colores que, ademas de situar al lector en el ambiente mismo que está estudiando, embellecen el libro.
Es nuestro mayor anhelo que esta obra sea de bendición a todos los que aman la Palabra de Dios.
Los editores
PREFACIO
(A la primera edición)
Este nuevo y magnífico Diccionario ilustrado de la Biblia llega a nuestras manos en una hora perfecatamente propicia. Este es el siglo de la Biblia en las Américas y España. Numerosos millares de creyentes necesitamos de este volumen saturado de información bíblica e história para conocer a fondo lo que Dios enseña en la Biblia, que es su revelación especial («la Escritura … fue traída … por los santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo». 2 P. 1.20, 21).
Sin la Biblia, el cristianismo se torna anémico y está a un paso de la extinción. El honrar a Jesucristo—el Verbo viviente de Dios—y el honrar las Sagradas Escrituras—el Verbo escrito de Dios—marchan paralelamente. Quien en verdad ama a Cristo, ama también con devoción su Palabra inspirada. El Señor Jesús afirmó: «el que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama» (Jn 14.21).
Pero tenemos que conocer toda la Escritura, y no exclusivamente algunos trozos favoritos de la misma. Lo que propiament deber llamarse «la Palabra de Dios», es la totalidad de la revelacíon bíblica. En los Salmos leemos: «la exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples … La suma de tus palabras es verdad» (Sal 119:130, 160). Sin embargo, ha múltiples pasajes bíblicos que no siempre son fáciles de comprender sin un marco de conocimientos lingüísticos, históricos, geográficos y culturales.
Este nuevo Diccionario ilustrado de la Biblia llena ese vacío. Suple en gran parte las necesarias respuestas a miles de preguntas que surgen al analizar las páginas escriturales y al procurar estudiarlas exegéticamente.
Por cuanto creo que los cristianos de las Américas y de España necesitamos, hoy más que nunca, conocer y vivir la Palabra de Dios, es que recomiendo a todo el mundo que tenga a la mano un ejemplar del Diccionario ilustrado de la Biblia. ¡Vale la pena (cualquier sacrificio personal) para adquirirlo!
Es mi mayor deseo que nos transformemos todos en «hombres y mujeres de la biblia». Solamenta así veremos un despertamiento moral y espiritual de consecuencias transformadoras en los países de habla española.
Luis Palau
México, D.F.
Enero de 1974
LISTA DE COLABORADORES
(Se señalan los estudios y cargos que tenín en el momento de la primera edicíion.
José M. Abreu
Lic. Lit., Licenciatura en Teología (L.T.). Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Ismael E. Amaya
Bachiller en Divinidades (B.D.) y candidato al doctorado en Teología (D.T.). Profesor de Filosofía y Religión, Pasadena College, California
Justo C. Anderson
Licenciatura en Artes (L.A.) y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica
y Homilética, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Buenos Aires
Eduardo Aparicio T.
Bachiller en Teología (B.T.). Candidato a la L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Nazareno Centroamericano, San José
Victorio Araya G.
L.T. y licenciatura en Filosofía (L.F.). Profesor de Filosofía
e Historia del Pensamiento Cristiano, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Gerardo de Ávila
Pastor y Evangelista, Miami
A. Benjamín Bedford
B.D. y D.T. Profesor de trabajo práctico y Administración Pastoral, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Jorge B. Biddulph
M.R.E. Rector y Profesor de Literatura Bíblica y Teología, Seminario Bíblico Unido
de Colombia
José M. Blanch
L.T. y doctor en Filosofía (D.F.). Profesor de Sociología, Universidad de Costa Rica y Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Juan M. Boice
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
J. Mervin Breneman
L.A. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Buenos Aires
Santiago Canclini
Capellán y Profesor de Evangelismo, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Emilio E. Castro
L.T. Director Ejecutivo de la División de Misión Mundial y Evangelismo del Consejo Mundial de Iglesias, Ginebra
A. Clark Scanlon
B.D. y D.T. Director y profesor de Teología, Ética y Evangelismo, Instituto Teológico Superior Bautista, Guatemala
Stanley D. Clark
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento y Griego, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Samuel Cuadra C.
Profesor del Instituto de Lengua Española, San José
W. Dayton Roberts
B.D. y Litt. D. Ex Secretario General Comunidad Latinoamericana de Ministerios Evangélico (CLAME), San José
Carlos E. Derr
L.T. Profesor de Nuevo Testamento y Evangelismo, Centro Bíblico del Caribe, Sincelejo
Jorge E. Díaz
L.T. Profesor de Teología e Historia Eclesiástica, Instituto Superior Teológico Bautista, Guatemala
W. Douglas Smith
M.S., L.A. y L.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminarios Teológicos Jorge. Allen y Bautista
Héctor Espinoza Treviño
L.A. Director del Instituto Evangelístico de México, D.F.
Manuel V. Flores
M.R.E. y doctorado en Divinidades (D.D.). Rector, Seminario Evangélico Unido, México, D.F.
Ricardo Foulkes B.
L.T. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Carlos T. Gattinoni
L.T. Obispo de la Iglesia Evangélica Metodista de Argentina, Buenos Aires
Jorge Gay C.
L.T. y D.F. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
James E. Giles
B.D. y D.T. Profesor de Teología Práctica, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Andrés J. Glaze
B.D., D.T. Rector y Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Ananías P. González
L.T. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Internacional Teológico Bautista,
Buenos Aires
Jorge A. González
S.T.B. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Berry College, Mt. Berry, Georgia
Justo L. González
L.A., S.T.M. y D.F. Profesor de Teología Histórica, Candler School of Theology, Emory University, Atlanta
José Grau Balcells
Director de Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona
Enrique Guang T.
L.T. Rector y Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Alianza, Guayaquil
Tomás D. Hanks
L.A. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Robert T. Hoeferkamp
S.T.M. Profesor de Teología y Nuevo Testamento, Seminario Luterano Ausbufgo, México, D.F.
David M. Howard
L.A. Director Misionero de Inter- Varsity Christian Fellowship, WI
Juan E. Huegel
L.T. Profesor de Teología Práctica y Hermenéutica, Seminario Unido Evangélico, México, D.F.
Juan C. Huffman
B.D. y L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
David James-Morse
Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
Jean-Daniel Kaestli
L.T. Director del Centro Universitario Protestante,
Ginebra
Juan A. Kirk
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios
Teológicos, Buenos Aires
Federico Lange
B.T. Profesor de Antiguo Testamento y Liturgia, Seminario Concordia, Buenos Aires
Alfonso Lloreda B.
L.T. y D.D. Candidato al
D.F. Rector de la facultad Latinoamericana de Teología Reformada, México, D.F.
Rubén Lores
Lic. Fil. Rector, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Guidoberto Mahecha
L.T. Pastor de la Iglesia Presbiteriana, Girardot
Kenneth L. Mahler
Licenciatura en Divinidades (L.D.). Presidente, Consejo de Iglesias Luteranas en Centroamérica
Joyce Main de Hanks
L.A. y candidata a D.F. Profesora de Francés, Universidad de
Costa Rica, San José
Jorge Maldonado Rivera
B.T. y S.T.M. Director del Departamento de Educación Teológica Iglesia del Pacto
Werner G. Marx
S.T.M. y D.D. Ex director del Instituto Bíblico Moravo, Bilwaskarma
Oscar Mas Herrera
D.F. Profesor de Filosofía, Universidad de Costa Rica e Instituto de Teología de América Central, San José
Luis F. Mercado
D.T. Secretario Ejecutivo de la Convención Bautista de Puerto Rico, Hato Rey
José Míguez Bonino
D.T. Director de Estudios Posgraduados, Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Otto R. Minera
B.T. Redactor de Editorial Caribe
Víctor Monterroso R.
B.D. y candidato al D. Miss. Profesor de Teología Práctica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
José A. Morales
Secretario Ejecutivo, Sociedades Bíblicas de Costa Rica y Panamá, San José
Kenneth B. Mulholland
S.T.M. y D.T.P. Ex rector, Instituto Teológico de la Iglesia Evangélica y Reformada, San Pedro Sula
Reynaldo Murazzi S.
M.R.E. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Alan P. Neely
B.D. y D.T. Profesor de Filosofía de Religión y Misiones, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Pedro Nelson A.
B.D. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME,
San José
Wilton M. Nelson
L.T. y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Emilio A. Núñez
L.T. y D.T. Rector y profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Rodolfo Obermuller
D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Tapani Ojasti L.
L.T. y L.F. Pastor Luterano y candidato a los doctorados en Filosofía y Teología, Estrasburgo
Juan H. Orme
L.T. y candidato al D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jetty Otárola de De la Vega
B.T. Colaboradora del Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Euclides Padilla C.
B.T. Pastor del Templo Bíblico, San José
Federico J. Pagura
L.T. Obispo de la Iglesia Metodista en Costa Rica y Panamá, San José
Jerry Parkerson
L.T. Asociado del Evangelismo
en Acción, Misión Centroamericana, Bilbao
Russell A. Patrick
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Cali
Pablo R. Peaslee
B.D. Decano del Instituto y Seminario Bíblico, Puebla
Héctor Pina C.
B.T. y doctor en Ed. Rector
del Seminario Evangélico
de Lima
Alberto T. Platt
L.T. y D.T. Director General y Profesor de Teología y Biblia, Seminario Centroamericano, Guatemala
Aristómeno Porras P.
Secretario de Información y Promoción de las Sociedades Bíblicas en América Latina y Director de La Biblia en América Latina, México, D.F.
Alejo Quijada G.
B.T. Candidato a la Licenciatura
en Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Antonio Rengifo T.
B.T. y L.A. Miembro del Personal de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos,
Lima
Adolfo Robleto D.
B.T. Secretario del Departamento de Materiales Generales para Iglesias, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, TX
Víctor Rodríguez
L.T. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME, Bogotá
Ramón Rojas L.
Bach. Hum. Secretario General del Movimiento Universitario Evangélico Venezolano, Caracas
Raymond S. Rosales
L.T. Director del Departamento de Extensión, Seminario Luterano Ausburgo, México, D.F.
F. Ross Kinsler
B.D. y D.F. Profesor del Seminario Teológico Presbiteriano,
Guatemala
Constantino Ruiz-Garrido
Lic. Fil. Traductor, editor y profesor de griego, Escuela Bíblica de Madrid
Laverne A. Rutschman
D.T. Profesor de Teología y Antiguo Testamento, Seminario Teológico Menonita, Montevideo
Robert S. Sabean
L.D. y M.S. Director de Campamentos, Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Dalton Said Henríquez
L.T. Profesor de Lenguas Bíblicas y del Antiguo Testamento, Seminario Teológico Evangélico
de Brasil, Belo Horizonte
Edesio Sánchez C.
D.T. Profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano,
San José
Pedro Savage
B.D. Rector del Seminario Teológico Jorge Allan, Cochabamba
Luis A. Seggiari
L.D. Médico Cirujano, Profesor de la Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, y de la Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
Juan E. Stam
L.A., B.D. y D.T. Profesor de Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
L. Stanford Orth
L.T. y D.T. Vicerrector y profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Pablo E. Sywulka
L.T. Profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Guillermo D. Taylor
L.T. y candidato al D.F. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jorge J. Taylor
S.T.B. y D.F. Decano y Profesor de Sicología y Consejo, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Lincoln H. Toalombo
B.T. Pastor de la Iglesia Bíblica, Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica
Ernesto H. Trenchard
Bachiller en Artes (B.A.). Director de «Curso de Estudio Bíblico» y de la Editorial Literatura Bíblica, Madrid
Floreal Ureta
L.T. Profesor de Filosofía y Biblia, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Virgilio F. Vangioni
L.T. y Mus. M. Secretario, Sociedad Bíblica, Madrid
Pedro Vega R.
L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Reformado Presbiteriano, Barcelona
C. Pedro Wagner
L.T. Profesor de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Misiones Mundiales, Seminario Teológico Fuller, Pasadena
Wayne C. Weld
L.A. y D. Miss. Profesor Seminario Bíblico Unido de Colombia, Medellín
Irene Westling de Foulkes
L.A. Profesora de Griego, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
John H. Will
B.D. Pastor, Faith United Church, Woodsboro, TX
Roy B. Wyatt
B.D. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Miguel A. Zandrino
Dr. en Bioquímica. Presidente, Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
C. Hugo Zorrilla
B.T. y L.A. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
INTRODUCCION
(A la primera edición)
Desde que los valientes colportores de las Sociedades Bíblicas abrieron brecha en Iberoamérica para el movimiento evangélico, este se ha caracterizado por su decidido énfasis en las Sagradas Escrituras. Por otra parte, muchos católicos romanos están dando ahora una importancia semejante a la biblia, debido a un avivamiento bíblico impulsado por el Concilio Vaticano II. De ahí la necesidad de ayudas idóneas para el número creciente de estudiantes de las Escrituras.
Hasta fechas recientes contábamos con pocas ayudas literarias en castellano para los estudiantes de la Biblia. Para los evangélicos, las do más importantes han sido el Diccionaro del a Santa Biblia (1901, que lo reemplazó la Concordancia de las Sagradas Escrituras, basada en la revisión de 1960 de la versión RV). Estas dos obras las publicaron en castellano la Sociedad Americana de Tratados hasta 1948 y desde esa fecha la Editorial Caribe. Han tenido una circulación enorme y han prestado un servicio de incalculable valor a pastores, maestros de Escuela Dominical y estudiantes de las Escrituras en general.
El Diccionario era la traducción del Dictionary of the Bible (1886) editado por el Rvdo. William W. Rand, pastor del a Iglesia Reformada en Estados Unidos de América. Huelga decir, que hace años el Diccionario iba a caducar. Indicio notorio de esto es el hecho de que, según su artículo sobre «Jerusalén», ¡la santa ciudad está en manos de los turcos! Desde 1886 ha transcurrido mucha historia, con grandes adelantos en las ciencias que contribuyen en la mejor comprensión de las Escrituras, especialmente en la filología y la arquelogía (por ejemplo, el descubrimiento de los papiros de Oxyrhynchus y Chester Beatty, las tabillas de Tell-el-Amarna, Mati, Ras Samra y Nuzi, y últimamente los famosos «Rollos del Mar Muerto»).
Por el año 1960 empezaba a sentirse la imperiosa necesidad de poner al día el viejo Diccionario. Se inció una revisión de los artículos existentes, pero este plan se rechazó por inadecuado. Se resolvió entonces editar un nuevo diccionario y darle carácter hispanoamericano. La tarea se encomendó a algunos profesores de Seminario Bíblico Latinoamericano. Luego los encargados pedimos la colaboración de distintas personas, especialmente a profesores de seminarios e institutos bíblicos de Iberoamérica y algunos de España y América del Norte.
Así es que han participado en la preparación del Diccionario ilustrado de la Biblia más de cien colaboradores residentes en tierras que van desde Españ hast Texas y desde México hast Argentina. Representan una gran fariedad de confesiones cristianas; pero todos aman la Palabra de Dios y desean auydar o otros a comprenderla mejor.
Los que auspiciamos la publicación del presente Diccionario creemos que las Escrituras son inspiradas por el Espíritu Santo (2 Ti 3.15–17; 2 P 1.20, 21) y constituyen la revelación especial de Dios que nos conduce a la persona de Jesucristo. Esta postura ha sido norma orientadora para los editores sin coartar la debida libertad académica. En asuntos secundarios los colaboradores no siempre han estado de acuerdo entre sí, y los editores no hemos pretendido armonizar todos los criterios.
Al confeccionar este Diccionario, hemos pensado no solo en los teólogos eruditos, sino también en los predicadores, obreros laicos, maestros de Escuela Dominical y todos los estudientes de las Escrituras para entregarles una herramienta que les aude en sus esfuerzos de «exponer bien la palabra de verdad» (2 Ti 2.15 HA). Para los que desean profundizar más en el estudio de la biblia, ofrecemos al final de este volumen un compendio anotado de «Ayudas bibliográficas para el estudio de la Biblia».
El editor general quiere manifestar por este medio su sincera y sentida gratitud hacia todos los que prestaron su valiosa cooperación, especialmente hacia los colegas editores asociados, los doctores Ricardo Foulkes, Dayton Roberts, Mervin Breneman, Tomás Hanks y Juan Huffman, a quienes les tocó la labor importante, y a veces tediosa, de revisar el contenido de aproximadamente 2100 artículos quie componen el Diccionario.
Además, desea hacer mención especial de ciertos contribuyentes que hicieron aportes extraordinarios. El que hizo la contribución mayor (80 artículos, 30.000 palabras) fue el doctor Foulkes. Después sigue el doctor Justo L. González (hijo) que escribió 61 artículos (23.500 palabras). Los siguientes colaboradores contribuyeron con más de 15.000 palabras cada uno: doctor José Míguez Bonito, doctor Alfonso Lloreda, doctor Tomás Hanks, licenciado José María Abreu, el doctor Werner G. Marx y el Rvdo. Aristómeno Porras.
Durante los años de la preparación del Diccionario, murió uno de los colaboradores, el profesor Ernesto H. Trenchard. Don Ernesto había dedicado casi 50 años a la causa evangélica en España. Fue director de «Cursos de Estudio Bíblico» y autor de varios libros de exposición bíblica. Escribió 46 artículos para el Diccionaria ilustrado de la Biblia.
Una vez pasados por el proceso editorial, los artículos se sometieron a varias redacciones. Agradecemos a los redactores, señores Otto Minera, Rolando Ross, Juan Rojas y Pedro Vega su importantísimo trabajo; también a la mecanógrafa Srta. Marta González, que sacó en limpio los artículos editados y redactos. Agradecemos también la hermosa obra del dibujante cartógrafo, Edwin Morris.
Finalmente, el editor general da gracias a la compañera de su vida, Thelma Agnew de Nelson, quien estuvo a su lado los siete años de la confección del Diccionario, fortaleciéndole y ayudándole en diversas maneras.
Sobre todo la gracias al Dios que inspiró a los profetas y apóstoles para que pusieran en forma escrita su revelación a los hombres. Quiera Él usar esta Diccionario para hacer que la Escritura sea más «útil para ensenñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y bien preparado para hacer toda clase de bien» (2 Ti 3.16, 17 VP).
Wilton M. Nelson
Editor General
San José, Costa Rica
Enero de 1974
AARÓN Hijo de Amram y Jocabed, de la tribu de Leví (Éx 6.20), hermano mayor de Moisés (Éx 7.7) y de María (Nm 26.59; 1 Cr 6.3). Su esposa fue Elisabet y sus cuatro hijos fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
En las narraciones más antiguas del Pentateuco se presenta a Aarón como «boca» de Moisés (Éx 4.16) ante Faraón. Parece que Aarón tenía fama de orador, mientras que Moisés se sentía «torpe de lengua» (Éx 4.10, 14). Por tanto, Dios lo escogió para ayudar a Moisés en el proceso de liberación de Egipto al pueblo de Israel (Éx 4.27). Al principio siempre acompaña a Moisés (Éx 5.1, 4, 20; 6.13; 7.6, 10, 20; 8.5, 12, 16, 25; 9.8, 27; 10.13, 16; 11.10; 12.1, 31; 17.10–12). Pero después del cruce del mar Rojo parece dejar esta responsabilidad y Moisés habla directamente al pueblo (Éx 14.13).
Foto: Museo bíblico, Amsterdam
Figura de Aarón vestido de sumo sacerdote, incluyendo el efod con doce piedras preciosas que representan las tribus de Israel. (Nm 17)
Aarón figuró entre los líderes de Israel (Éx 19.24; 24.9; 34.31) y estuvo con ellos cuando vieron a Dios. Sin embargo, no tuvo cualidades de líder. Cuando sustituyó a su hermano al subir este al monte Sinaí, no supo mantener el orden (Éx 32.25) ni pudo resistir las exigencias del pueblo de Israel. Para complacerlos hizo un becerro de oro. Es posible que tuviera en mente al sagrado buey Apis de Egipto o al toro de los cananeos.
El momento cumbre de la vida de Aarón fue cuando se le nombró sumo sacerdote (Éx 28.1; Lv 8.2). Se confeccionaron vestidos especiales para este servicio (Éx 28.2ss; 39.1ss), como señal de su autoridad religiosa y de su representación de Israel ante Dios. El relato de su consagración es minucioso (Éx 29.1–37; Lv
. El punto central de su ministerio fue el Día de Expiación, al entrar en el Lugar Santísimo como único representante del pueblo de Israel (Lv 16.13, 14). Dios sostuvo la autoridad de su sacerdocio frente a una rebelión (Nm 16) y la confirmó con el milagro de la vara que floreció (Nm 17).
El oficio sacerdotal que ejercía no evitó una lucha por el poder contra Moisés. Quiso justificar sus proyectos alegando que Moisés había tomado una mujer cusita (Nm 12.1, 2). Sin embargo, Jehová intervino para reafirmar que escogió a Moisés para ser «boca» de Dios.
Por su falta de fe, no se le permitió entrar en la tierra prometida (Nm 20.12). Entregó el sumo sacerdocio a su hijo Eleazar en el monte Hor (Nm 20.26; Dt 10.6), donde murió siendo anciano (Nm 33.38, 39). (→ Sumo sacerdote.)
ABADÓN (en hebreo, perdición). Nombre poético del mundo de abajo. En Job, Salmos y Proverbios denota simplemente la morada de los muertos (→ Seol). Sin embargo, en la literatura rabínica designa específicamente el lugar de condenación y castigo, o sea, un departamento de las regiones infernales reservado para los inicuos. Este matiz se refleja en su empleo como nombre del ángel del abismo en Ap 9.11; Juan lo traduce Apolión (destructor).
ABANA Y FARFAR Ríos de Siria que Naamán menciona en 2 R 5.12. Son ríos claros y Naamán sostenía que eran mejores que «todas las aguas de Israel», y en nada comparables con el → Jordán. Tenía razón. Tal vez el Abana es el actual río Barada, que nace en el Antilíbano, unos 30 km al noroeste de Damasco. Pasa por la ciudad hacia el sudeste y desemboca en un lago pantanoso 30 km al este. Riega los llanos y brinda agua a la ciudad de Damasco. Por eso Naamán habló de su grandeza.
El río Farfar probablemente es el moderno Awaj, que nace en el monte Hermón y corre unos 14 km al sur de Damasco; fluye de oeste a este. Es perenne y riega la región entera.
ABARIM (más allá o del otro lado). Monte situado al este del mar Muerto y del bajo Jordán, frente a Jericó, en el territorio de Moab y en la tribu de Benjamín (Nm 33.48; Dt 32.49). El uso del plural (Nm 33.47, 48) sugiere una cadena de montañas. Los montes Nebo, Pisga y Peor formaban parte del Abarim (Nm 27.12; 33.47, 48; Dt 32.49; 34.1). Los israelitas acamparon dos veces en Ije-abarim (Nm 21.11; 33.44).
ABBA Forma enfática del arameo ab (padre), usada por lo general para expresar una relación filial íntima. Raras veces se usa para referirse a Dios y mucho menos en oración, como lo hace Jesús en Mc 14.36 (donde se añade la traducción griega). Tal vez se dirigió así a Dios, no solo en la ocasión citada, sino también en otras en que los evangelistas tradujeron abba como «padre», «padre mío» o «mi padre». Abba expresa la relación única de plena comunión y confianza del Hijo con el Padre y, según parece, la iglesia primitiva adoptó el término sobre todo en la oración (Ro 8.15; Gl 4.6), pues «el Espíritu de adopción» incorpora al cristiano en esa nueva relación.
Desde el punto de vista hermenéutico el concepto «padre» ha sufrido, hacia finales del siglo XX, un profundo deterioro. En primer lugar, la mujer parece ser la nueva cabeza del hogar. Esto significa que las nuevas generaciones saben que existe algo denominado «padre», pero no tienen un vínculo real entre el significado de «padre» y la vida cotidiana. El concepto del hombre como proveedor de la familia también ha sufrido. Por ejemplo, en Costa Rica, el 52% de las mujeres son cabeza de hogar y responsables directas de la manutención de los hijos.
Sin embargo, el aspecto más doloroso de este deterioro tiene que ver con las acciones violentas de los hombres contra sus compañeras e hijos. Dentro de esa violencia debemos contar la agresión física, sicológica y sexual. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué comunicamos cuando le llamamos Padre a Dios? ¿Somos padres al estilo de Dios?
ABDÍAS (siervo de Jehová). Nombre hebreo de por lo menos 12 hombres del Antiguo Testamento. Entre los personajes veterotestamentarios que llevan este nombre se encuentran:
1. El mayordomo de Acab (1 R 18.3–16) que salvó de la furia de Jezabel a 100 profetas de Jehová.
2. El cuarto de los profetas menores (Abd 1), aunque en este caso quizás no sea un nombre propio.
3. Los restantes se mencionan en 1 Cr 3.21; 7.3; 8.38 (cf. 9.44); 9.16 (cf. Neh 11.17; 12.25); 12.9; 27.19; 2 Cr 17.7; 34.12; Esd 8.9; Neh 10.5.
Bibliografía:
J.D. Douglas, et al., New Bible Dictionary, Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, IL, 1988.
ABDÍAS, LIBRO DE Es el libro más breve del AT y uno de los más descuidados por la erudición. Presenta múltiples desafíos en lo que respecta a autoría, fecha, lugar/contexto de composición e interpretación. Se atribuye a Abdías (nombre que significa siervo de Jehová), pero no hay información adicional que permita determinar si se trata de un nombre propio o de un término descriptivo (p. ej., «visión de un siervo de Jehová»).
Autor Y Fecha
No se sabe con certeza la fecha de esta profecía. Se ha sugerido que se escribió durante el reinado de Joram (ca. 848–841 a.C.), cuando los filisteos y los árabes saquearon a Jerusalén (2 Cr 21.16, 17; Jl 3.3–6; Am 1.6). En aquel tiempo los idumeos eran enemigos acérrimos de Judá (2 R 8.20–22; 2 Cr 21.8–10; cf. Éx 15.15; Nm 20.14ss; Sal 83.6; Is 63.1–6; Jl 3.19), lo que bien pudo deberse, como dicen los vv. 10–14, a la rivalidad de Esaú y Jacob.
|
ABDÍAS:
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I. Predicciones de juicio sobre Edom 1–9
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II. Razones para el juicio de Edom 10–14
|
Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
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III. Resultados del juicio sobre Edom 5–16
|
IV. Israel toma posesión de Edom 17–21
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Marco Histórico
Sin embargo, muchos eruditos ven en Abd 10–14 una descripción de hechos acontecidos en ocasión de la destrucción de Jerusalén, en 586 a.C., y creen que Abdías quizás se escribió después de aquel suceso; sin embargo, la existencia de lagunas en la información disponible dificulta una conclusión definitiva al respecto.
Es importante considerar las relaciones literarias que existen entre Abdías y otros escritos del Antiguo Testamento. La asociación literaria más notable es con Jeremías (cf. v. 1a y Jer 49.7; v. 1b–4 y Jer 49.14–16; 5–6 y Jer 49.9–10a). También existen relaciones literarias con Joel y Ezequiel (cf. 11 y Jl 3.3; v. 15 y Jl 1.15; v. 16 y Jl 3.17; v. 18 y Jl 2.5; Ez 25.12–14). Es probable que cada una de estas colecciones proféticas se sirviera de una fuente común de materiales para sus respectivos fines.
Esta fuente común tal vez se originó en el contexto litúrgico que proclamaba a Jehová como guerrero poderoso que castiga tanto a sus enemigos como a su propio pueblo.
Estructura Del Libro
El tema principal es el juicio divino que caería sobre Edom, descendientes de Esaú, por su malévola actitud hacia los hijos de Judá. La primera parte del libro (vv. 1–14) describe la soberbia de Edom, su falsa confianza en la posición estratégica que disfrutaba su capital (→ Sela) y su falta de misericordia hacia los habitantes de Judá cuando el enemigo los humilló. Por estas razones, los edomitas sufrirían el juicio de Dios (vv. 4, 8, 9).
En la segunda sección (vv. 15–21) se anuncia la llegada del día de Jehová, que significará juicio sobre todas las naciones y exaltación para el pueblo de Israel. El v. 21 festeja el reinado de Jehová implícito en el triunfo del monte Sion sobre el monte de Esaú.
Otros Puntos Importantes
A medida que se desarrolla el argumento de Abdías, queda claro que Edom es una metáfora que trasciende el contexto inmediato y que se refiere a los pueblos que se oponen a Jehová y a los suyos. Edom no entiende de solidaridad, de compasión ni de fidelidad a un pueblo hermano. Edom confía en la condición propia de un pueblo de tradición sapiencial venerada (→ Temán), con poderío militar, estratégica ubicación geográfica y relaciones sociopolíticas importantes con los poderosos de la región. No se le ocurre que el pueblo santo «que ha sido rescatado/liberado» (remanente) en última instancia trasciende y es vindicado. No entiende que triunfe la visión alternativa del monte de Sion sobre la sabiduría establecida de los montes de Esaú.
Abdías, pues, nos recuerda que desde el monte Sion las cosas se ven desde la óptica de un pueblo que, en virtud de haber sido liberado por Dios, vive bajo su dominio.
Bibliografía:
Richard J. Coggins y S. Paul Re’emi, Nahum, Obadiah, Esther: Israel Among the Nations, Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1985. Andrew Hill y John Walton, A Survey of the Old Testament, Zondervan, Grand Rapids, MI, 1991. Washington Padilla, Amós/Abdías, Editorial Caribe. Alonso Schökel, 2 Vol., Los profetas, Editorial Cristiandad, Madrid, 1982.
ABED-NEGO Nombre babilónico de Azarías, uno de los tres compañeros de Daniel en Babilonia (Dn 1.7). Junto con Sadrac y Mesac, lo nombraron para el servicio real de Nabucodonosor (Dn 2.49). Cuando los tres rehusaron adorar la estatua de oro que este levantó, se les condenó a morir en un horno de fuego (Dn 3.13–22). Dios intervino para salvarlos (Dn 3.24–26), y sus puestos les fueron restituidos (Dn 3.30). Su fe ha sido ejemplo para los judíos (1 Mac 2.59) y para los cristianos (Heb 11.33, 34).
ABEJA Insecto himenóptero, muy común en Tierra Santa dada la abundancia de flores. Había tantas flores que era natural que Palestina se llamara «tierra que fluye leche y miel» (Éx 3.8; Dt 6.3), y que se usaran frases como: «Me rodearon como abejas» (Sal 118.12), o se aludiera a las abejas en enigmas, como en el caso de Sansón (Jue 14.8).
El nombre → Débora significa abeja (Gn 35.8; Jue 4.5).
ABEL (hálito o lo transitorio).
1. Segundo hijo de Adán y Eva (Gn 4.2). Era pastor de ganado menor (R. de Vaux) y su trabajo lo vincula con la vida nómada, contrario a su hermano Caín, que era agricultor y apunta a la vida sedentaria. El Nuevo Testamento lo presenta como justo (Mt 23.35).
Con Caín, su hermano mayor, hizo sacrificio a Jehová. Su ofrenda fue bien recibida, pero la de Caín no (Gn 4.3–10). Según Heb 11.4, la fe de Abel valoró su sacrificio.
El biblista alemán Gerhard von Rad dice sobre la aceptación del sacrificio de Abel: «No se nos dice que Dios no miró con agrado ambos sacrificios, sino solo el de Abel. Encarecidamente se ha buscado una explicación a esta preferencia, pero el motivo de la misma no está ni en el ritual, ni en el ánimo de Caín. A nada de eso alude el texto. El único punto de apoyo que podemos colegir del relato es que a Jehová le agradó más el sacrifico cruento. Visiblemente el narrador quiere dejar a la libre voluntad de Dios la aceptación del sacrificio. Renuncia a hacer comprensiblemente lógica la decisión contraria a Caín y favorable a Abel («Yo hago merced a quien hago merced, y muestro compasión a aquel de quien me compadezco», Éx 33.19). El relato es tan conciso y corre tan impetuoso hacia la catástrofe, que no deja margen para explicaciones, necesarias sin embargo. Y así, no sabemos siquiera cómo fue que Caín conoció este juicio de Dios. En todo el Oriente Antiguo aceptar o rechazar un sacrificio dependía del aspecto de lo ofrecido por la víctima; en eso hemos de pensar aquí también. Pero en este pasaje, nada se indica al respecto» (Gerhard von Rad, pp. 125–126)
En Génesis, la narración de la vida de Abel es muy breve. En 4.8 se describe su muerte, la que planificó y ejecutó su hermano.
Se recomienda que este artículo se lea junto con el de → Caín.
2. Prefijo de algunos nombres toponímicos. En tales casos Abel significa «prado» o «valle». Por ejemplo, Abel-sitim (Nm 33.49), Abel-mehola (Jue 7.22), Abel-bet-maaca (1 R 15.20), Abel-main (2 Cr 16.4), Abel-mizraim (Gn 50.11). Se usa como voz independiente en 2 S 20.18.
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982.
ABEL-BET-MAACA (prado de la casa de opresión). Ciudad en el norte de Palestina, en la latitud de Tiro, que en 2 Cr 16.4 se llama «Abel-maim». Tiene importancia histórica por ser el lugar adonde huyó Seba al rebelarse contra David (2 S 20.13–22). Ochenta años después la tomó Ben-adad, rey de Asiria (1 R 15.20). Tiglat-pileser, rey de Asiria, la incorporó a su imperio 200 años después (2 R 15.29). En la antigüedad se conoció por su fidelidad a las costumbres israelitas (2 S 20.18). Actualmente se identifica con Tel-abil, cerca del pantano Hulé.
Foto de Willem A. VanGemeren
Promontorio de Abel-bet-maaca en la parte norte de Neftalí.
ABEL-MEHOLA Ciudad natal de Eliseo (1 R 19.26), situada cerca del lugar donde Gedeón derrotó a los madianitas (Jue 7.22). Es común identificarla con la actual Tel Abu Sifri, al lado oeste del Jordán, a media distancia entre el mar Muerto y el mar de Galilea.
ABEL-MIZRAIM (prado o lamento de los egipcios). Nombre que se dio a la era de Atad, donde José y sus acompañantes lloraron a Jacob durante siete días en camino a Mamre y donde tuvieron que sepultarlo. Hoy es un lugar desconocido. Génesis 50.10s lo sitúa «al otro lado del Jordán», pero algunos exégetas opinan que una mejor traducción de esta pasaje sería «en la región del Jordán».
ABEL-SITIM (Nm 33.49). → Sitim.
ABI → Abías No. 8.
ABIAM → Abías No. 6.
ABÍAS (el Señor es mi padre).
1. Séptimo hijo de Bequer, hijo a su vez de Benjamín (1 Cr 7.8).
2. Esposa de Hezrón, nieto de Judá (1 Cr 2.24).
3. Segundo hijo de Samuel, nombrado juez con su hermano Joel. Su corrupción dio pretexto para que el pueblo pidiera rey (1 S 8.1–5; 1 Cr 6.28).
4. Padre de una familia sacerdotal que formó la octava clase cuando David dividió a los sacerdotes en 24 clases para desempeñar el servicio del templo (1 Cr 24.10). Zacarías, padre de Juan el Bautista, fue de esta clase (Lc 1.5).
5. Hijo de Jeroboam, primer rey de Israel. Murió joven y muy llorado conforme a la profecía que el profeta Ahías le dio a su madre (1 R 14.1–18).
6. Hijo y sucesor de Roboam, primer rey de Judá. Reinó durante tres años. Ganó una victoria notable sobre Jeroboam, rey de Israel (2 Cr 13). Se llama «Abiam» en 1 R 14.31; 15.1, 7, 8.
7. Sacerdote de la época de Nehemías; firmó el pacto (Neh 10.7; 12.4, 17).
8. Madre de Ezequías, rey de Judá (2 Cr 29.1). Llamada «Abi» en 2 R 18.2.
ABIATAR Hijo de Ahimelec, sacerdote de Nob. Escapó cuando Saúl asesinó a su padre y se unió a David (1 S 22.20–22). Llevó consigo el efod que le ayudó a conocer la voluntad de Dios (1 S 23.6–12). Después que David subió al trono, sirvió como uno de sus oficiales (1 Cr 27.34). Ayudó a llevar el arca a Jerusalén (1 Cr 15.11, 12). Él y su hijo Jonatán sirvieron de espías para David en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.35ss). Ayudados por Husai, comunicaron a David los planes de Absalón (2 S 17.15–17). Al final del reinado de David, Abiatar cooperó en el intento fallido de coronar a Adonías (1 R 1), por lo cual Salomón lo destituyó (1 R 2.26, 27). Con este acto se cumplió lo que Dios dijo respecto a la casa de Elí (1 S 2.27–36).
Durante el reinado de David hubo dos sumos sacerdotes, Sadoc y Abiatar (1 Cr 15.11), aunque parece que Abiatar tenía un rango mayor que Sadoc (1 R 2.35). Después de la destitución de Abiatar, quedó solamente el linaje de Sadoc.
ABIB (espigas maduras). Primer mes del año litúrgico hebreo y séptimo del año civil. Su nombre se deriva del palestino local, y se llama así porque en ese tiempo se maduraba el grano. Especialmente la cebada se espigaba en este mes. La Fiesta de las Primicias se ofrecía el 16 del mes. El día 10 de Abib se iniciaba la preparación de la Pascua. Se mataba la víctima el día 14, hacia la puesta del sol, y se comía esa misma noche al comenzar el día 15. Los días 15 al 21 eran el tiempo de la Fiesta de los Panes sin Levadura que terminaba con una convocación solemne (Éx 12.1, 2; 13.4, 6; 23.15; 34.18; Dt 16.1). Su nombre después del cautiverio es Nisán. Corresponde a marzo-abril. (→ Mes.)
ABIEZER (mi padre es ayuda).
1. Hijo de Galaad, nieto de Maquir y bisnieto de Manasés (1 Cr 7.14–18), llamado también Jezer (Nm 26.30). Sus descendientes, los abiezeritas, fueron los que primero se reunieron con Gedeón, cuando este buscaba hombres para luchar en Jezreel contra los madianitas y amalecitas (Jue 6.33, 34).
2. Uno de los valientes de David (1 Cr 11.28). Era benjamita (1 Cr 27.12), natural de Anatot (2 S 23.27).
ABIGAIL (mi padre es gozo).
1. Hermosa y prudente esposa de Nabal, el de Carmel, la cual intervino con su sabio razonamiento y regalos cuando David iba a vengarse de Nabal por su torpe mezquindad. David acató el consejo de Abigail y a los diez días Nabal murió sin que David derramara sangre. Abigail pasó a ser esposa de David, y fue madre de Quileab o Daniel (1 S 25; 2 S 3.3; 1 Cr 3.1).
2. Hermana de David y madre de Amasa (2 S 17.25; 1 Cr 2.16, 17).
ABILINIA Tetrarquía gobernada por → Lisanias en el año 15 de Tiberio (Lc 3.1), y situada en el Antilíbano. Las ruinas de su capital, Abila, se hallan 30 km al noroeste de Damasco, sobre la línea del ferrocarril de Beirut, en un lugar llamado Es-suk. Se le llama Abilina de Lisanias para distinguirla de otras.
ABIMELEC (mi padre es rey).
1. Rey de los filisteos en Gerar. Llevó a Sara a su harén porque Abraham había dicho que era su hermana. Reprendido por Dios en sueños, se la devolvió a Abraham después de reconvenirlo por el engaño (Gn 20.1–18). Más tarde Abimelec y Abraham hicieron un pacto (Gn 21.22–34).
2. Otro rey de Gerar, tal vez hijo del anterior, a quien Isaac le dijo la misma mentira con respecto a su esposa, Rebeca. Aunque los filisteos no la tomaron, cuando Abimelec descubrió el embuste, reprendió a Isaac (Gn 26.1–13). Sin embargo, siguieron en buenas relaciones (Gn 26.26–33).
3. Hijo de Gedeón y su concubina (Jue 8.31). Se hizo rey de Siquem después de la muerte de su padre y mató a 70 hijos de este. Solo se salvó Jotam, el hijo menor, que se escapó. Abimelec murió ignominiosamente cuando una mujer le dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza (Jue 9.50ss).
4. El título del Salmo 34 menciona a un Abimelec. Evidentemente se refiere a Aquis, rey de Gat (1 S 21.10–15). Es probable que Abimelec se use aquí como título real y no como nombre propio.
ABINADAB (mi padre es generoso).
1. Hombre (quizás levita) de Quiriat-jearim en cuya casa permaneció el arca de Jehová desde que los filisteos la devolvieron hasta el reinado de David (1 S 7.1; 2 S 6.3ss; 1 Cr 13.7).
2. Segundo hijo de Isaí y uno de los tres que fueron con Saúl a la guerra contra los filisteos (1 S 16.8; 17.13; 1 Cr 2.13).
3. Uno de los cuatro hijos de Saúl. Murió con dos hermanos y su padre en la batalla de Gilboa (1 S 31.2; 1 Cr 8.33; 9.39; 10.2).
4. Padre de un yerno de Salomón, gobernador de la región de Dor (1 R 4.11).
ABIRAM (mi padre es el excelso).
1. Bisnieto de Rubén que se levantó con Datán, Coré y otros contra Moisés y Aarón. Perecieron juntamente con sus familiares cuando la tierra se los tragó por castigo de Dios (Nm 16.1–32; 26.9; Dt 11.6; Sal 106.17).
2. Primogénito de Hiel. Murió en cumplimiento parcial de la maldición de Josué (Jos 6.26) cuando Hiel reedificó Jericó, ca. 870 a.C. (1 R 16.34).
ABISAG (mi padre es errante). Hermosa virgen de Sunem escogida para cuidar a David en su vejez (1 R 1.1–4). Cuando → Adonías la solicitó como esposa, el nuevo rey Salomón mandó matarlo por haber pretendido el trono, pues las concubinas del muerto debían pasar a su heredero (1 R 2.13–25).
ABISAI (mi padre es Isaí). Primer hijo de Sarvia, hermana de David; hermano de Joab y de Asael (1 Cr 2.16), y uno de los más valientes soldados de David (2 S 23.18, 19). Solo él entró con David en el campamento de Saúl en Zif (1 S 26.5–12). Con Joab siguió tras Abner, general del ejército de Isboset (2 S 2.18, 24). Derrotó a los edomitas (1 Cr 18.12); dirigió parte del ejército de Joab contra los amonitas (2 S 10.10, 14); libró a David y mató al gigante filisteo Isbi-benob (2 S 21.16, 17). Era guerrero cruel (2 S 16.9; 19.21), pero se destacaba siempre por su valor, su intrepidez y su lealtad a David, aun durante las rebeliones de Absalón y Seba (2 S 16.9–11; 20.6, 7).
ABISMO (del griego abyssos, sin fondo). Término con que la LXX traduce la palabra hebrea que denota océano inicial (Gn 1.2), aguas abismales (Sal 42.8) y mundo de los muertos (Sal 71.20).
En el Antiguo Testamento expresa el concepto antiguo del océano, una vasta masa de agua sobre la que flotaba el mundo (Gn 1.2; 7.11) y alude a un elemento del caos primitivo (Job 28.14).
En el Nuevo Testamento se presenta como morada o calabozo de los demonios (Lc 8.31; Ap 9.1ss; 11.7; 17.8; 20.1–3) y lugar de los muertos (Ro 10.7; → Seol).
ABIÚ Segundo hijo de Aarón y Elisabet (Éx 6.23). Por ser miembro de esta familia lo consagraron al sacerdocio (Éx 28.1). Acompañó a su padre, los ancianos de Israel y Moisés cuando subieron al monte Sinaí y vieron la gloria de Dios (Éx 24.1, 9, 10). Se le recuerda como desobediente, porque ofreció «fuego extraño delante de Jehová» y recibió un drástico castigo (Lv 10).
ABNER Hijo de Ner, primo de Saúl y general de los ejércitos de este y de Is-boset (1 S 14.50; 26.5; 2 S 2.8).
Estaba junto a Saúl cuando David salió al encuentro de Goliat (1 S 17.55, 56) y fue el que más tarde presentó a David ante el rey (1 S 17.57). Estaba sentado a la mesa cerca de Saúl cuando este intentó matar a Jonatán en un arranque de furia (1 S 20.25, 33). Acompañó a Saúl mientras perseguía a David (1 S 26.5ss). Sin embargo, David lo reprendió severamente por no cuidar bien al rey (1 S 26.15). Muerto Saúl, Abner se encargó del cuidado del hijo que aquel dejó, Is-boset, y lo proclamó rey (2 S 2.8, 9). Reprendido por Is-boset debido a su conducta con Rizpa, concubina de Saúl, hizo un pacto con David para que este reinase sobre todo Israel (2 S 3.6–21). Joab lo asesinó a traición, en venganza de la muerte de su hermano Asael. David lamentó su muerte y compuso una elegía a su memoria (2 S 3.33, 34).
ABOGADO Hoy entendemos por abogado al profesional que en un tribunal defiende la causa de otro. En la época de Cristo, dentro del sistema político religioso judío, no se ejercía la profesión en el sentido clásico, salvo en casos como el de → Tértulo, quien acusó a Pablo delante de Félix (Hch 24.1). Pero sí había «doctores» e «intérpretes de la ley» que compartían con los → Escribas las funciones de abogado (cf. Lc 7.30; 11.45s,52). No se sabe si → Zenas (Tit 3.13) era experto en la ley judía o en la romana.
Con la palabra abogado se traduce el vocablo griego parákletos, que denota «uno llamado al lado de otro para ayudar y consolar». En tal sentido se aplica al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan (14.16, 26; 15.26; 16.17) y a Cristo en las Epístolas (1 Jn 2.1; cf. Ro 8.34; Heb 7.25). (→ Paracleto; Intercesión; Oración.)
ABOMINACIÓN Término que traduce cuatro vocablos hebreos en el Antiguo Testamento, y en resumen señala la repugnancia que produce un objeto, una persona o una práctica que violenta los postulados religiosos del sistema dominante.
Podía Aplicarse a Varias Cosas
A la violación de un tabú
«Los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios» (Gn 43.32; cf. 46.34; Éx 8.26).
A los ídolos
Los ídolos de los gentiles eran abominación por excelencia frente a Jehová, Dios único y verdadero. Astoret era la abominación de los sidonios; Quemos, abominación de Moab, etc. (2 R 23.13).
A las prácticas idolátricas
Eran abominación por sus implicaciones religiosas y éticas (pues combinaban la deslealtad a Jehová con prácticas que reñían con la santidad, 2 R 21.2–7) y porque incluían adivinación, magia, etc. (Dt 18.9–14).
A los pecados y actitudes ajenos
al pacto de Dios con Israel
Véanse cómo en Proverbios se mencionan cosas que son abominación, como los «labios mentirosos» (12.22).
A los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu
de adoración (Is 1.11–14)
Los mismos conceptos pasan al Nuevo Testamento bajo el término griego bdelygma. Según Lucas, Jesús declaró que a veces aun «lo que los seres humanos tienen por sublime, delante de Dios es abominación» (Lc 16.15).
La Abominación Desoladora
Según dos evangelistas, Jesucristo hace referencia a una funesta señal futura, ya predicha por el libro de Daniel (el profeta), y la llaman to bdelygma tes eremóseos (Mt 24.15; Mc 13.14), o sea, la abominación desoladora o que causa devastación, que se colocaría en el «lugar santo». En Daniel la frase (con variantes) se halla en 9.27; 11.31 y 12.11. Daniel 11.31 se refiere a la profanación del altar de los holocaustos por orden de Antíoco Epífanes (167 a.C., período de los macabeos).
En su Evangelio, Lucas omite referencias a la abominación, pero dice: «Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que pronto será destruida» (Lc 21.20), referencia clara a la destrucción de Jerusalén en el año 70. Otros autores del Nuevo Testamento tienden a ver en los últimos tiempos antes de la venida gloriosa de Jesús una época dominada por el → Anticristo (1 Jn 2.18; 4.3; Ap 11.1–2 y cap. 13). La versión paulina (2 Ts 2.3ss) habla del «hombre malvado» que «llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios».
Bibliografía:
V. Taylor, El Evangelio según San Marcos, Cristiandad, Madrid, 1980, p. 511.
ABORRECIMIENTO Emoción caracterizada por una gran aversión o disgusto profundo. Es un sentimiento complejo que puede incluir ira, temor, disgusto, enemistad, odio, rencor, desprecio y mala voluntad, junto con el deseo de perjudicar el objeto o la persona.
Como tal, la palabra no es muy común en la Biblia, pero entre sus más de 16 sinónimos, los más importantes son odio, desprecio y rencor. El aborrecimiento o rencor al hermano o al prójimo causa distanciamiento y enemistad (Gn 27.41; 37.4ss; Lv 19.17; 2 S 13.22). Por lo mismo, la Biblia distingue entre el asesinato accidental y el malicioso o intencional (Dt 4.42; 19.4, 6, 11; Jos 20.5). El rencor es uno de los cuatro pecados de Edom que colman la paciencia de Dios y por lo que Él no revoca su castigo (Am 1.11).
Al que aborrecía a su mujer, alegando falsas causas, debía recibir castigo y no podía abandonarla (Dt 22.13–19; 24.3). El amor basado en cualquier tipo de obsesión puede convertirse en aborrecimiento (2 S 13.15).
A menudo en las Escrituras el aborrecimiento es lo contrario del amor, o un grado menor de amor (Sal 109.5; Pr 10.12; ). El aborrecimiento u odio es tan fuerte que se utiliza como analogía para expresar la actitud de Dios respecto a los pensamientos, los caminos pecaminosos y el carácter de los pecadores (Sal 5.5, 6; Jer 44.4).
ABRAM (mi padre es exaltado). Según Génesis, nombre con que primero se conoce a Abraham (padre de multitudes, Gn 17.5). Descendiente de Sem e hijo de Taré, se le atribuye la fundación de la nación judía, de los ismaelitas y de otras tribus árabes. La historia de su vida se relata en Gn 11.16–25.10, y hay una sinopsis de ella en Hch 7.2–8. Tres grupos religiosos lo reconocen como patriarca: judíos, cristianos y mahometanos.
Nació en Ur, ciudad caldea, donde vivió con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y donde se casó son Sarai. Al llamado de Dios, abandonó a su parentela (Jos 24.2) y se trasladó a Harán, en Mesopotamia, donde murió su padre (Gn 11.26–32). A la edad de 75 años se fue a Canaán con su esposa y Lot, pasando por Siquem y Bet-el (Gn 12.1–9). Obligado por el hambre, fue a Egipto donde hizo pasar a Sarai por hermana suya. Volvió enriquecido a Canaán y con espíritu generoso dio a Lot el fértil valle del bajo Jordán. Luego se estableció en Mamre (Gn 13.1–18). Entonces Dios renovó su promesa a Abram (Gn 13.15–18). Al volver de rescatar a Lot de manos del rey elamita (Gn 14.1–16), Melquisedec, sacerdote-rey, le salió al encuentro y le dio su bendición (Gn 14.17–24).
A pesar de que Dios le había prometido un hijo (Gn 15.4), cuando tenía 86 años, Abram tomó a la esclava Agar y de ella nació Ismael (Gn 16). Trece años después Dios reconfirmó su pacto con él; estableció la circuncisión como señal y a Abram le puso por nombre «Abraham» (Gn 17). Abraham intercedió por Sodoma (Gn 19), viajó por el Neguev y se estableció en Cades y Gerar (Gn 20). Allí nació Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad. Luego Agar e Ismael fueron echados de la casa. Por ese mismo tiempo Abraham hizo un pacto con Abimelec en que se aseguraban los derechos de este en Beerseba (Gn 21).
Foto de Howard Vos
Pozo tradicional de Abraham en las llanuras de Mamre (Gn 21.22–32).
Después de veinticinco años, Dios probó la fe de Abraham ordenándole que sacrificara a Isaac, su hijo y heredero de la promesa (Gn 22). Doce años después Sara murió y fue enterrada en Hebrón. Rebeca, nieta de Nacor, el hermano de Abraham, fue escogida como esposa de Isaac. Abraham tomó también otra esposa, Cetura, de quien tuvo seis hijos. Regaló «todo lo que tenía» a Isaac, dio dones a los hijos de sus concubinas y murió a los 175 años.
La fe de Abraham estaba depositada en un solo Dios (en contraste con el politeísmo de sus antepasados, Jos 24.2) que es el creador de los cielos y la tierra (Gn 14.22), juez justo y soberano de las naciones y toda la tierra (Gn 15.14; 18.25), eterno (Gn 21.33) y exaltado (Gn 14.22). Atribuía a Jehová justicia y misericordia (Gn 19.19). Aceptó el juicio de Jehová (Gn 18.17; 20.11) y sin embargo intercedió por Ismael (Gn 17.20) y Lot (Gn 18.33; 24.40) y se distinguió por ser «amigo de Dios» (Stg 2.23). Su fe se demuestra por la obediencia al mandato divino al: (1) salir de Ur (Gn 11.31; 15.7; Hch 7.2–4); (2) trasladarse de Harán a la tierra de promisión (Gn 12.1–4); (3) sacrificar a su único hijo, confiado en que Dios podía incluso levantarlo de los muertos (Gn 22.12, 18; Heb 11.19). Su amor a los demás se ve en su generosidad (Gn 13.9; 14.23), su fidelidad y su hospitalidad (Gn 18.2–8; 21.8). Mostró valor ante sus enemigos (Gn 14.15), pero cobardía al anteponer su seguridad personal al honor de su esposa (Gn 12.11–13; 20.2–11).
El lugar que Abraham ocupa en la historia bíblica es único. Jehová se reveló a Moisés como «El Dios de Abraham» y esta expresión se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. En el Nuevo Testamento es antecesor reverenciado de Israel (Hch 13.26), del sacerdocio levítico (Hch 7.5) y del mismo Mesías (Mt 1.1). Todo lo que recibió por elección divina lo hereda su simiente: la promesa (Ro 4.13), la bendición (Gl 3.14), la misericordia (Lc 1.54), el juramento (Lc 1.73) y el pacto (Hch 3.25). La unidad de los hebreos como hijos de Abraham se presenta como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo (Gl 3.16, 29), pero Juan el Bautista (Mt 3.9) y Pablo (Ro 9.7) refutan la idea de que la descendencia racial garantiza la bendición espiritual.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos, la mayoría de los expertos aceptan la historicidad de lo que narra el libro de Génesis referente a la vida y época de Abraham. Los acontecimientos concuerdan con los tiempos del segundo milenio a.C. y Albright y de Vaux opinan que Abraham vivió entre 1900 y 1700 a.C., y Rowley 1800–1600 a.C. (→ Pacto; Fe; Justificación; Seno de Abraham.)
ABROJOS → Cardos.
ABSALÓN (padre de la paz). Tercer hijo de David y el único que tuvo con la extranjera Maaca, hija de Talmai (2 S 3.3). Se destacó por su hermosura y por su cabello (14.25, 26). Ammón, otro hijo de David, violó a Tamar, hermana de Absalón, y este, para vengarse, lo mató (13.1–29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo era rey (13.37–39).
Después de tres años de destierro, regresó a Jerusalén por la intervención de Joab, pero no vio a su padre David sino hasta dos años después (14.28). Una vez reconciliado con su padre, Absalón, heredero evidente del trono, comenzó a conspirar para usurpar el trono (15.1–6). Lo proclamaron rey en Hebrón (15.7–13), donde David comenzó su reinado. David huyó de Jerusalén y Absalón tomó posesión de la ciudad.
Foto de E. B. Trovillion
A esta tumba en el valle de Cedrón se le designa erróneamente como la tumba de Absalón. Probablemente se construyó varios siglos después del tiempo de Absalón
Con la ayuda de Husai y Joab, David reorganizó sus fuerzas y se preparó para reconquistar Jerusalén. Derrotó a Absalón en el bosque de Efraín (al este del Jordán). Cuando Absalón huía en un mulo, se le enredó el cabello en una encina, y Joab y sus escuderos lo alcanzaron y lo mataron (18.8–18). David, aunque la victoria le restituyó el reino, lamentó amargamente la muerte de este hijo amado (18.32–19.8).
Absalón tuvo tres hijos y una hija llamada Tamar (14.27), la cual fue madre de Maaca, esposa de Roboam (2 Cr 11.20, 21).
ABUBILLA Ave migratoria, del tamaño de un tordo grande, que llega durante la primavera a Palestina. Tiene plumas largas en la cabeza que forman una cresta semicircular eréctil típica. Anida en huecos de árboles y paredes. Por la suciedad de su nido y por alimentarse de gusanos, insectos y larvas, se consideraba inmunda (Lv 11.19; Dt 14.18). Entre los egipcios era emblema de piedad filial y figura en relatos populares del Talmud.
ACAB (padre es hermano). Nombre de dos hombres en el Antiguo Testamento.
1. Séptimo rey de Israel, hijo y sucesor de Omri. Reinó en Samaria durante veintidós años (ca. 870–850 a.C.). Fue contemporáneo de Asa y Josafat, reyes de Judá, e hizo lo malo «más que todos los que reinaron antes de él», según juzga el libro de Reyes su gobierno (1 R 16.29–33).
Se alió con los fenicios al tomar por esposa a la hija de Et-baal (rey de los sidonios), la impía → Jezabel, quien lo indujo a la idolatría (1 R 16.29–33). Acab edificó en Samaria un altar a → Baal (1 R 16.32).
La esposa de Acab, Jezabel, es símbolo de idolatría, aunque muchos con cierta razón pretendan justificarla. El biblista alemán, Herrmann, dice: «Acab construyó en Samaria un templo de Baal como santuario oficial, no solo para la familia real, sino para una parte de su verdadera liga de estados. Esto fue el reconocimiento oficial de la religión de Baal en Israel. No podía dejar de producirse el contramovimiento de los círculos fieles a Jehová» (Historia de Israel, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1979, p. 272). Y Siegfried Herrmann señala que la estabilización de la monarquía dependía de la tolerancia religiosa. «No la erradicación, sino la tolerancia de la religión de Baal en el territorio israelítico era lo que prometía a la larga el éxito de la política exterior» (Ibid., p. 270).
Se debe destacar la capacidad de liderazgo de la esposa de Acab. Jezabel parece vencer a Acab en cuanto al modelo político religioso dominante que rigió a los israelitas en su época. Esto es lo que encontramos en el episodio de la viña de Nabot (1 R 21). El rey renuncia a su tradición que, fundamentada en la Ley de Jehová, facilita cierto tipo de democracia, garantiza el derecho y la justicia para los pobres y condiciona el poder del rey.
Las Escrituras mencionan también la alianza de Acab con Ben-adad rey de Siria (1 R 20.1–21), la cual tampoco agradó a Jehová (1 R 20.22–34). La inscripción monolítica de Salmanasar III, rey de Asiria, revela que Acab se unió a Ben-adad contra los asirios en la batalla de Karkar, al norte de Hamat, en 853 a.C.
Acab hizo además una alianza familiar y militar con Josafat. Joram, hijo de Josafat, tomó por esposa a Atalía, hija de Acab (2 R 8.18, 26; 2 Cr 18.1; 21.6; 22.2). A pesar de que Micaías había profetizado la derrota de Israel y Judá (1 R 22.13–28), Acab y Josafat persistieron en su plan de pelear contra los sirios para recuperar a Ramot de Galaad. Acab se disfrazó antes de entrar en la batalla, pero una flecha lo hirió mortalmente (1 R 22.29–40).
Como gobernante, gozó de buen éxito económico y político. A través de sus alianzas logró que Israel fuese en aquel tiempo una nación próspera y respetable. Pero la experiencia del reinado de Acab debe llevarnos a reflexionar sobre el significado amplio y profundo de la idolatría. Además de rendir culto a otros dioses, la idolatría se ensaña muchas veces contra la única imagen de Dios en el mundo: el hombre (Gn 1.26; Stg 3.9). Y no solo esto, sino que se ensaña sobre todo contra los más débiles, pues son los pobres, los que no tienen acceso al poder, quienes padecen de especial manera.
2. Falso profeta en el tiempo de Jeremías (Jer 29.21).
ACACIA Árbol de la familia de las mimosáceas, de cuya madera se construyeron el tabernáculo y su mobiliario (Éx 25–27; 30; 35–38; Dt 10.3). Hay varias especies de acacia. Tal vez Moisés usó la acacia addiana, variedad muy común en la península sinaítica. Esta alcanza unos 5 m de altura, es de tronco grueso y follaje copioso. Sus hojas, pinadas pequeñas, presentan estípulas en forma de espinas largas y agudas. Las florecillas amarillas se agrupan en racimos. El fruto es una vaina torcida en espiral, de muchas semillas. De su nombre hebreo, sitim, se derivan los nombres de varias localidades mencionadas en el Antiguo Testamento. De algunas variedades de acacia se extrae la goma arábiga.
ACAD Ciudad fundada por Nimrod (Gn 10.10), cuya ubicación exacta se ignora. Fue capital de Babilonia durante el reinado de Sargón I, conquistador semítico que fundó la dinastía acádica en el siglo XXIV a.C. en la baja Mesopotamia.
Situada cerca de Ur, su civilización se unía con la de Sumer, que ocupaba la ribera opuesta del río Éufrates. Su alto nivel cultural destaca el medio social que heredó Abram y que después decidió abandonar.
El idioma acádico persistió como lengua franca varios siglos después del fin político de Acad. Se han encontrado escritos acádicos en Meguido y Jericó.
ACAICO (de Acaya). Miembro de la iglesia en Corinto que acompañó a → Estéfanas y → Fortunato en una comisión que alegró al apóstol Pablo en Éfeso (1 Co 16.17). Tal vez llevaron la carta mencionada en 1 Co 7.1 y volvieron a Corinto llevando 1 Corintios. El nombre Acaico sugiere que era oriundo de Acaya, ex esclavo o esclavo quizás al servicio de la familia que fundó esta provincia.
ACÁN (perturbador). Hijo de Carmi, de la tribu de Judá. Violó el mandamiento divino al tomar para sí de los despojos de Jericó (Jos 6.18, 19; 7.1–26). Este pecado tuvo consecuencias inmediatas para maldición de todo el pueblo. Dios ordenó que se castigara con severidad al culpable. Acán y toda su familia fueron apedreados y sus cadáveres quemados (Jos 22.20; 1 Cr 2.7).
ACAYA Región que abarca la porción de Grecia al sur de Macedonia. En 146 a.C., los romanos la conquistaron y gobernaron desde Macedonia, hasta su establecimiento como provincia aparte bajo Augusto en 27 a.C. Después la gobernó un procónsul, desde la capital → Corinto, con la cual se asocia íntimamente en el Nuevo Testamento (2 Co 1.1; cf. 1 Co 16.15).
Cuando Pablo llegó a Corinto, el procónsul romano era Galión (Hch 18.12), pero en 67 Nerón retiró al procónsul y otorgó autonomía a Acaya. Las primeras iglesias acaicas se encontraban en Atenas (Hch 17.34) y Cencrea (Ro 16.1).
ACAZ Duodécimo rey de Judá, hijo y sucesor de Jotam. Reinó de ca. 735 a 715 a.C. (→ Cronología Del Antiguo Testamento). Se le recuerda por su idolatría y por haber hecho pasar por fuego a sus hijos (2 Cr 28.1–4; 2 R 16.1–4). Como castigo de su rebelión contra Dios, recibió el ataque de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel, quienes mataron a muchos judíos y llevaron cautivos a otros. Debido a la intervención del profeta Obed recibieron liberación (2 Cr 28.5–15). Sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Cr 28.16–20).
El profeta Isaías lo exhortó a volver a Jehová (Is 7.1–12), pero Acaz no le hizo caso; más bien solicitó ayuda de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Con esto se convirtió en tributario suyo y quedó reducido a gran estrechez. Se sumergió más bien en la idolatría y construyó un gran altar al estilo asirio. Profanó el altar de Salomón y cerró el templo (2 R 16.10–16; 2 Cr 28.22–25). Su nombre aparece en una inscripción de Tiglat-pileser como uno de sus vasallos.
ACCIÓN DE GRACIAS Gratitud del pueblo de Dios, expresada en el culto público (1 Cr 23.30; Neh 12.46; Sal 100.4) o particular (Dn 6.10). En Israel se ofrecían → Sacrificios en acción de gracias (Lv 7.12ss; 22.29).
En el Nuevo Testamento la gratitud es parte de la fe (Lc 17.15–19; Ro 1.21) y de la alabanza (Ap 4.9; 7.12). La motivan los actos de Dios a través de Jesucristo (1 Co 15.55–57; 2 Co 2.14), principalmente por la salvación (Ro 6.17; Col 1.12; etc.), pero también por la respuesta a la oración (Jn 11.41), la evidencia de la gracia en otros creyentes (Ro 1.8), el amor de los hermanos (Hch 28.15; 2 Co 8.16), la comida (Mt 15.36), el ministerio (1 Ti 1.12), los → Dones del Espíritu (1 Co 14.18) y la dirección de Dios (1 Co 1.14). Debe practicarse en la oración (Flp 4.6). El cristiano debe dar gracias en todo (Ef 5.4, 20) porque glorifica a Dios (2 Co 4.15; 9.11–13) y porque es la voluntad divina (1 Ts 5.18).
ACEITE Grasa líquida, comúnmente vegetal.
El aceite más común en tiempos bíblicos era el de oliva. El más puro se obtenía del fruto aún verde en noviembre, que se echaba en receptáculos y se machacaba ligeramente (Éx 27.20). El fruto maduro, de diciembre a febrero, producía aceite más abundante pero menos estimable. Las olivas se exprimían en cilindros de piedra, o se sometían a presión en un molino. Getsemaní (de las palabras hebreas gat-semen, que significan prensa de aceite) debe su nombre al hecho de que había algunas prensas de aceite en sus cercanías.
En los ritos de Israel se usaba el aceite de varias maneras: en la consagración de los sacerdotes (Éx 29.1–7; Lv 8.12), en ciertas ofrendas y sacrificios (Lv 2.1ss; Nm 7.19), en la consagración del tabernáculo (Éx 30.22–29; 40.9, 10), en la purificación de leprosos (Lv 14.10–18), en las lámparas del tabernáculo (Éx 25.6; Lv 24.2) y en la consagración del rey (1 S 10.1; 1 R 1.39). En la época del Nuevo Testamento se ungía a los enfermos con aceite (Stg 5.14).
El aceite dulce y fresco se prefería a la manteca animal como sazón para el alimento. Servía como combustible para las lámparas (Mt 25.1–13; Lc 12.35). Se utilizaba como medicina tanto externa como interna (Is 1.6; Mc 6.13; Lc 10.34). Como cosmético se empleaba después del baño (Rt 3.3; 2 S 12.20; Est 2.12; Lc 7.46).
Se usaba también como medio de cambio y se vendía como mercancía (1 R 5.11; Ez 27.17; Os 12.1; Lc 16.6; Ap 18.13).
El aceite simboliza alegría (Sal 45.7; Is 61.3; Heb 1.9), prosperidad y abundancia (Dt 32.13; 33.24; 2 R 18.32; Job 29.6; Jl 2.19, 24). La falta de aceite denotaba pobreza (Jl 1.10; Hag 1.11). Se ungía a los sacerdotes y reyes con aceite (véase arriba) para simbolizar la unción del Espíritu Santo a fin de poder desempeñar el oficio con el poder de Dios.
ACEITUNA → Oliva.
ACÉLDAMA (campo de sangre). Terreno pequeño, que antes se llamaba «campo del alfarero» (Jer 19). Los sacerdotes lo compraron con las treinta piezas de plata que Judas recibió como precio de la sangre de Jesucristo, y lo reservaron para la sepultura de extranjeros (Mt 27.7,
. Hechos 1.18, 19 atribuye la compra a Judas porque el terreno se adquirió con su dinero. La tradición lo sitúa en un lugar plano en el lado sur del valle de Hinom. Tuvo importancia en la Edad Media porque en tiempo de las Cruzadas se usó como cementerio de los peregrinos y porque de allí llevaron tierra para los camposantos de Roma y Pisa. Allí se han encontrado tumbas, trincheras y una casa de entierros con una acumulación de varios metros de huesos.
ACEPCIÓN DE PERSONAS La raíz griega de este término tiene como base las palabras «rostro» y «recibir», con el sentido literal de recibir a alguien según el rostro, es decir, por lo que aparenta y con parcialidad.
La Biblia es clara en cuanto a este tema. Dios es un juez imparcial que aplica un solo y verdadero criterio sin distinción de raza, religión (Hch 10.34; Ro 2.6–11) o posición social (Pr 28.21; Stg 2.1–9, Jud 16). Para dar testimonio de la justicia divina, el pueblo de Dios debe vivir de acuerdo con ella, no concediendo privilegios a los pudientes ni aprovechándose de los indefensos.
En la Ley Mosaica y entre los profetas de Israel se previene contra el soborno de jueces por gente influyente (Lv 19.15; Dt 16.19; Am 2.6; Pr 24.23). Jesús mantiene esta norma en su juicio sobre los hombres (Mt 6.2–4; Mc 10.42–44; Jn 2.24s).
ACMETA (nombre arameo equivalente a «Ecbátana», en la BJ, de uso griego y romano). Fue la capital de Media desde ca. 700 a.C. En 550 a.C. cayó ante los persas bajo Ciro II, para luego servir de residencia de verano a los nuevos monarcas. Es la moderna Hamadán al sudoeste de Teherán, Irán. Se menciona únicamente en Esd 6.2, pero aparece varias veces en los libros apócrifos.
ACO → Tolemaida.
ACOR (aflicción en extremo). Valle seco donde los israelitas apedrearon a Acán y a su familia (Jos 7.24–26). Estaba al sudeste de Jericó, entre Debir y Bet-arabá, y al norte de Wadi Qumram (Jos 15.6, 7). Es el primer nombre en el Rollo de Cobre de → Qumrán.
En sentido figurado (Is 65.10 y Os 2.15), Acor simboliza el «portón de esperanza», la abundante gracia de Dios que puede hasta reverdecer un valle como Acor.
ACRABIM (escorpiones). Pendiente en el Neguev en la misma latitud que el extremo sur del mar Muerto, por donde el camino del Arabá subía a los montes de Judá (Nm 34.4; Jos 15.3; Jue 1.36). En tiempo de los macabeos se llamaba Akrabattine y fue escenario de una furiosa batalla (1 Mac 5.3).
ACSAF Ciudad real de los cananeos, conquistada por los israelitas. Se repartió entre la tribu de → Aser (Jos 11.1; 12.20; 19.25). Quedaba cerca de → Aczib y Aco, quizás donde hoy se encuentra Tell Kesan.
ACZIB (mentira o engaño).
1. Pueblo en la costa del territorio repartido entre la tribu de → Aser, de donde no se echaron a los cananeos en los días de la conquista (Jos 19.29; Jue 1.31). Quedaba 17 km al norte de Aco (Acre); hoy es Ez-zib.
2. Pueblo de Judá (Jos 15.44; Miq 1.14), probablemente el Quezib de Gn 38.5. Estaba en la Sefela cerca de Laquis y Gat. Tal vez se pueda identificar con Cozeba de 1 Cr 4.22. Hoy es Tell el-Beda.
ADAM Ciudad al este del Jordán, cerca de → Saretán, donde las aguas del Jordán se detuvieron para dar paso a los israelitas que iban rumbo a la tierra prometida (Jos 3.16; cf. BJ).
Actualmente se identifica con Tel-ed-Damiyeh, situada cerca de la desembocadura del río → Jaboc en el Jordán.
ADÁN La palabra hebrea adam aparece más de 560 veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «hombre» o «ser humano» (Gn 7.23; 9.5, 6). Aunque la etimología de la palabra adam (forma masculina) no está del todo clara (véase el análisis que hace el DTMAT), la narración de la creación (Gn 2.4ss) la asocia con `âdama, tierra (forma femenina). De esta manera, establece un vínculo fundamental entre el ser humano y su medio. Más tarde, cuando se crea a la mujer, se usarán otros dos términos con la misma relación (Gn 2.22) `is, hombre (forma masculina), `issa, mujer (forma femenina).
La importancia del término Adán está en que se usa como designación de los seres humanos en los relatos de la creación. Lo relevante de esos relatos no es que se puedan verificar en la historia, sino su contenido teológico y antropológico. En Gn 1–3 tanto los judíos como los cristianos encontramos la primera piedra de nuestra identidad humana y, al mismo tiempo, el punto de partida que posibilita la reflexión teológica: somos sus criaturas.
Tomar el término adam y traducirlo el hombre no es adecuado en todos los pasajes donde aparece. Mucho mejor es traducirlo ser humano, humanidad. La Nueva Biblia de Jerusalén traduce así Gn 1.27: «Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó». La mujer es también creación de Dios y por lo tanto sujeto, persona. Aun cuando Adán se use en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, tanto Adán como Eva son también nombres genéricos e indican a toda la humanidad.
Con estas aclaraciones podemos plantear algunas cuestiones de fondo que se derivan de Gn 1–3 y le dan contenido al término Adán.
El «Adam» Es Tierra Y Aliento
Génesis 2.7 podría decir así: «Entonces Jehová Dios formó al [ser humano] con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el [ser humano] un ser viviente». Según este pasaje, el ser humano comparte la misma sustancia de la tierra, pero no se convierte en ser vivo hasta que recibe el divino aliento en la cara: nesama (aliento), que corresponde a nuestro aliento, hálito, resuello.
El «Adam» Es Imagen de Dios
«Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó», dice Gn 1.27. Esto bien pudiera entenderse como una afirmación global de majestad y perfección. El ser humano, al igual que Dios y al contrario de los animales (a los que el hebreo llama behemah, mudo), posee un lenguaje y una conciencia para meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo que lo rodea. El ser humano puede actuar y responsabilizarse ante Dios, entrar en un contrato con el Altísimo y hacer alianza con Él.
El biblista francés Pierre Grelot, en su libro Hombre, ¿quién eres?, aporta otro aspecto sobre el tema: «El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” ... La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice...”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja» (p. 30).
El «Adam» Es Comunidad
Durante siglos la tradición cristiana ha visto en Adán una persona concreta de sexo masculino, un hombre. Sin embargo, Adán es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre. Para comprender mejor el significado de Adán debemos entender que Adán supone ambos sexos y más importante aun, supone una relación entre personas. Adán es comunidad; esto es lo fundamental. Claus Westermann dice: «En Gn 2.4b–24 esta comunidad (hombre-mujer) constituye la finalidad de la narración: el ser humano formado por Dios de la tierra (2.7) no es todavía la criatura que Dios quería (“no está bien...”); solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano» (DTMAT, p. 97).
Podemos dar un paso más y decir que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es en la dinámica de la relacionalidad de los individuos donde cada uno desarrolla su identidad particular y aprende a amar. El amor es el vínculo fundante que posibilita lo humano. En otras palabras, la capacidad de los seres humanos de amarse es una manifestación, quizás la más importante, de la presencia del Espíritu de Dios en el mundo.
Así que Adán es unidad, no parcialidad. No se puede deducir desde este pasaje una norma mayor para el hombre y una menor para la mujer. Nuestra responsabilidad es estudiar el texto con un espíritu de respeto, aceptar las diferencias y luchar contra las desigualdades.
El «Adam» Como Señor de La Creación
Según la Biblia, el Señor le dijo a la primera pareja: «Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar» (Gn 1.28, BJ). De este pasaje se ha elaborado una perspectiva teológica que podemos caracterizar como «el señorío del ser humano sobre la creación». Es evidente que el pasaje apoya la visión del ser humano como corona de la creación, como señor. Así lo indican los verbos usados: sometedla, dominad. Pero jamás hemos de olvidar que la responsabilidad del señorío del ser humano sobre la creación le obliga, entre otras cosas, a protegerla de la destrucción.
Dios Acoge Al «Adam»
Génesis 3 es una narración profundamente dramática. El ser humano decide actuar por su cuenta al desobedecer a Dios y rompe con una forma de vida ideal. Como consecuencia, Adán tiene que aprender a vivir con la limitación propia de cualquier criatura: el dolor y la muerte. El ser humano está solo frente a su destino y debe escoger la calidad de su vida. Es en este punto en que descubre a Dios. Él le llama, lo invita y lo acoge. Dios se le muestra como gracia. Adán puede comprender estas nuevas formas de ser de Dios porque ahora está enfrentado al dolor y a la conciencia de su fragilidad.
El «Adam» Fuera Del Antiguo Testamento
Después del cautiverio, en medio de la opresión de sus enemigos, los judíos empezaron a teologizar sobre lo que significaba la caída de Adán. Se echaba a él y a su pecado la culpa de la muerte, y de la existencia de los males en toda la creación terrestre (2 Baruc 17.3; Jubileo 3.28, 29). Incluso algunos rabinos le culparon más tarde de varios desórdenes cósmicos.
El Nuevo Testamento nos da el verdadero significado teológico de Adán. Frente a las varias posturas modernas que ponen en tela de duda su historicidad, en el Nuevo Testamento se le considera un ser histórico. Lucas 3.38 lo menciona como antepasado de Jesús. Pablo afirma que Adán fue el primer hombre (1 Co 15.45–47; 1 Ti 2.13, 14), y por todas partes el paralelismo entre Adán y Cristo implica que aquel era en verdad un ser real (Ro 5.12–21).
Pablo nos enseña que el → Pecado y la Muerte entraron por medio de Adán y que en él todos morimos, ya que hay tal tipo de solidaridad entre Adán y la humanidad que nos involucra a cada uno en su pecado y castigo. En varias de sus cartas, Pablo presenta a Cristo como «el postrer Adán» o «el segundo hombre» (1 Co 15.45–47) en quien todos los hombres pueden disfrutar de abundante gracia, justificación y vida eterna, de la misma manera que, aparte de Cristo, comparten el juicio, la condenación y la muerte en el primer Adán.
La referencia a «Enoc séptimo desde Adán», que se encuentra en Jud 14, puede ser una referencia histórica a Gn 5, pero quizás es una forma técnica de referirse al libro de 1 Enoc del cual viene la cita de Jud 14, 15. (→ Mujer; Pecado; Pacto; Edén; Imagen de Dios.)
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982. E. Jenni y C. Westermann, Diccionario Teológico Manual del AT, 2 Vol., Cristiandad, Madrid, 1978. José Croato, Crear y amar en libertad, Editorial Aurora, Buenos Aires, 1986. Pierre Grelot, Hombre, ¿quién eres?, Verbo Divino, Navarra, 1983. Josef Schreiner, Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona, 1972.
ADAR (nublado). Nombre de un mes, un hombre y un pueblo.
1. Último mes del año litúrgico hebreo y sexto del año civil. Corresponde a febrero-marzo de nuestro año. La cosecha de frutas cítricas comenzaba en adar. La Fiesta de Purim se celebraba el 14 y 15 del mes (Est 3.7, 13; 8.12; 9.1, 15, 17, 19, 21). (→ Mes; Año.)
2. Hijo de Bela y nieto de Benjamín (1 Cr 8.3).
3. Pueblo de Judá, en la frontera (Jos 15.3).
ADIVINACIÓN Práctica supersticiosa, común en todas las sociedades, de buscar y discernir señales y revelaciones, sobre todo acerca del futuro, por medio de ídolos o hechiceros que se suponen que estén dotados de poderes sobrenaturales.
En la Biblia se mencionan varios medios de adivinación: la copa o el agua (Gn 44.5); los sueños (Dt 13.2, 3; Jue 7.13; Jer 23.32); la consulta de ídolos, las varas y los oráculos (1 S 15.23; Zac 10.2; Os 4.12; Is 41.21–24; 44.7); las flechas (Ez 21.21); el fuego (Dt 18.10); y la inspección del hígado (Ez 21.21).
La adivinación se condena como reliquia engañosa del paganismo y la prohíben estrictamente la ley y los profetas por ser abominación (Éx 22.18; Lv 19.26, 31; 20.27; Is 47.12, 15). Los profetas condenan a los adivinos, hechiceros, encantadores y a la gente que los busca (Is 8.19–22; Jer 27.9, 10; Ez 13.17–23; Miq 5.12). La razón se ve claramente en Dt 18.9–22.
La revelación no es augurio ni la profecía es prognosis. El adivino practica su profesión por lucro y siempre ajusta su mensaje a fines personales o políticos (2 Cr 18.4–26); Ez 13.15; Jer 6.13ss; Hch 8.9; 16.16). En cambio el profeta de Jehová profetiza bajo el impulso divino, nunca por remuneración, sino más bien a veces a riesgo de su vida (1 R 22.1–35; Is 7ss; Jer 2.36ss). No se puede engañar ni forzar a Jehová por medios ocultos. Cuando Él se revela, lo hace en términos claros, directos y comprensibles.
Esto no significa que no hubiera en Israel algún vestigio de superstición o práctica de adivinación. Al parecer, Dios se ajustó a la mentalidad popular y aprovechó en varias ocasiones estos medios para lograr su propósito, como en los casos de la adivinación por suerte (Lv 16.8; Hch 1.26), por vellón de lana (Jue 6.36–40) y por → Urim y Tumim (Esd 2.63; Neh 7.65). Pero el conocimiento de Jehová y su revelación destruyen la base de la superstición esotérica y mágica. Es la fe, y no la superstición, lo que exige Dios. (→ Magia.)
ADMA Ciudad del valle de Sidim, cubierta ahora por la parte meridional del mar Muerto. Según Dt 29.23 (cf. Gn 10.19; 19.24–29; Os 11.8), fue destruida por fuego del cielo junto con las ciudades de Zeboim, Sodoma y Gomorra.
ADOBE → Teja.
ADONÍAS (mi señor es Jehová). Cuarto hijo de David y Haguit (2 S 3.4; 1 Cr 3.2). Muerto Absalón, Adonías se consideraba heredero del trono (1 R 1.5ss). En esto le apoyaban el general Joab, el sacerdote Abiatar y muchos del pueblo. Mientras Adonías y sus partidarios hacían una fiesta, el profeta Natán y Betsabé, madre de Salomón, recibieron noticias de la rebelión. Avisaron al anciano rey David y le recordaron su promesa de dar el reino a Salomón (1 R 1.17, 30). David inmediatamente mandó coronar a este. Al enterarse, los partidarios de Adonías se dispersaron. Adonías se refugió asiéndose de los cuernos del altar en el templo. Salomón lo perdonó a condición de su lealtad. Después de la muerte de David, Adonías pidió por esposa a Abisag, la concubina de David. Esta petición, de acuerdo con las costumbres orientales, equivalía a un acto de traición. Por tanto, lo condenaron a muerte (1 R 2.13–25).
Otros dos hombres llevaron el nombre de Adonías (2 Cr 17.8; Neh 10.16).
ADONIRAM Alto funcionario bajo David, Salomón y Roboam (2 S 20.24; 1 R 4.6). Era cobrador de tributos y encargado de la leva de 30.000 hombres enviados a cortar maderas en el Líbano (1 R 5.14). Cuando Roboam lo envió a las diez tribus rebeldes, lo lapidaron y se inició la rebelión de Jeroboam, ca. 931 a.C. (1 R 12.18). Se le llama Adoram en 2 S 20.24; 1 R 12.18; 2 Cr 10.18.
ADORAM → Adoniram.
ADOPCIÓN Acto por el que una persona recibe como hijo a uno que no lo es, y le confiere todos los derechos y obligaciones de esa posición.
Aunque la adopción se conocía en tiempos antiguos (por ejemplo, en los archivos de → Nuzi), los judíos no la practicaban directamente. Por lo general, los casos en el Antiguo Testamento que se asemejan a la adopción formal sucedieron en países extranjeros y los adoptados de un israelita solían ser parientes cercanos (Gn 48.5; Éx 2.10; 1 R 11.20; Est 2.7).
En el Nuevo Testamento solo Pablo usa la palabra y da en cada una de las cinco referencias un sentido teológico. En el derecho romano, el término adoptio se usaba cuando un hombre tomaba como suyo al hijo de otro, en un acto que incluía una venta simbólica delante de testigos. Quizás Pablo se refiera a esta costumbre en Gl 4.5, 6.
La doctrina neotestamentaria de la adopción se presenta especialmente en Ro 8.15; Gl 4.5 y Ef 1.5. La posición de hijo se pone en contraste con la del esclavo (Ro 8.15; Gl 4.7) o la de un menor bajo tutela (Gl 3.25, 26). La adopción es un acto soberano y gratuito de Dios (Ef 1.5), por el que, sin mérito humano y en base a la redención consumada en la cruz (Gl 4.5), Él da al creyente en Cristo la posición de hijo suyo (Gl 3.26).
Usando adopción en un sentido algo distinto, Ro 9.4 habla de la relación especial que Dios estableció con la nación de Israel (cf. Éx 4.22). Romanos 8.23 se refiere a la futura realización completa o «promulgación pública» de nuestra posición como hijos (cf. 1 Jn 3.1–3).
Como adoptado, el creyente tiene confianza en Dios en vez de temor (Ro 8.15). La obra del Espíritu Santo es concientizarlo en su posición y encaminarlo en ella (Ro 8.14, 16) hacia una herencia juntamente con Cristo (Ro 8.17). Aunque la palabra adopción no aparece en otros pasajes, el concepto se encuentra a través del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de Juan (p. ej., Jn 1.12). (→ Hijo; Hijo de Dios.)
ADORACIÓN Culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras (Sal 92.1–5) y por ser quien es (Sal 100.1–4). Se expresa mediante → Oración (Gn 12.8; Neh 9), → Sacrificio (Gn 8.20), → Ofrenda (Gn 4.3, 4; 1 S 1.3; Dt 26.10; 1 Cr 16.29); → Alabanza (2 Cr 7.3; Sal 29.1, 2; 86.9; 138.1, 2), → Canto (Sal 66.4), ritos (Éx 12.26, 27), meditación (Sal 63.5, 6), → TEMOR (Sal 96.9), → Ayuno (Neh 9.1–3; Lc 2.37), → Fiesta y → Acción de gracias (2 Cr 30.21, 22), y sobre todo inclinación (Sal 95.6; 1 Cr 29.20) y servicio (Dt 11.13; Jos 22.27). Estos dos últimos conceptos se expresan en hebreo y en griego con palabras que también significan «adoración» (Dt 6.13; 10.12, 13; 2 R 5.18; cf. Mt 4.10; Ro 12.1), de modo que no se distingue entre «servir» y «adorar» ni entre «inclinarse» y «adorar».
La adoración externa y cultual debe nacer de una actitud interna (Is 29.13), que a su vez se expresa en obediencia y una vida dedicada por entero al servicio de Dios (1 S 15.22, 23; Miq 6.6–8; cf. Stg 1.27). El adorador debe ser bueno y justo (Sal 15; Am 5.21–26) para que su adoración sea aceptada (Sal 50.7–23; Is 1.11–20; cf. Mt 5.23, 24 y Jn 4.23), además de sincero (Sal 51.16–19).
En la adoración, los patriarcas invocaban el nombre de Jehová (Gn 13.4), celebraban el pacto (Gn 15.7–21) y la sustitución (Gn 22; cf. Lv 17.11), y practicaban los lavamientos y las purificaciones (Gn 35.2; cf. Éx 19.10), todo lo cual precede al culto más formal y complejo que se verá después en el → Tabernáculo y el → Templo (1 R 6–8; 2 Cr 20–31). A pesar de este desarrollo posterior, no se pierde el aspecto personal de la adoración (2 S 17.18–29; Sal 23; Is 55.6–9).
En el Nuevo Testamento, el culto de la → Sinagoga (Lc 4.16–21) se adapta a las necesidades de la → Iglesia. Incluye alabanzas, salmos, cánticos (Ef 5.19, 20), lectura bíblica, enseñanza, exhortación (Col 3.16; 4.16; 1 Ti 4.13), oración, ayuno, santa cena (Hch 2.46; 13.1–3; 1 Co 11.18–34), profecía (1 Co 14), doctrina, mensajes en lenguas e interpretación (1 Co 14.26).
En ambos testamentos el pueblo de Dios lo adora públicamente (Hch 20.7), en privado (Gn 24.26, 27; Dn 6.10; Mt 6.5, 6) y en familia (Gn 35.1–3; Hch 16.30–34).
Se prohíbe terminantemente la adoración de seres humanos (Hch 10.25, 26; 14.11–15; cf. Est 3.2, 5), ángeles (Col 2.18; Ap 19.10; 22.8, 9) u otra criatura (Mt 4.10; cf. Dt 6.13; Ap 14.9–11). La adoración de dioses falsos es una ofensa que trae las más terribles consecuencias en todo el Antiguo Testamento (Éx 20.3–6; 32.1–11, 30, 35; Dt 4.15–18; 8.19; etc.; cf. Ro 1.25). En el Nuevo Testamento la adoración se dirige a Jesucristo (Mt 14.33; Jn 5.22, 23; Heb 1.6; Ap 5.8–14), y se destaca que el culto ofrecido a Jehová en el Antiguo Testamento explícitamente pertenece a Jesús (Flp 2.10, 11 // Is 45.23). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Ap 4.6–11; 15.3, 4; 19.1–8).
ADRAMELEC (Adar es rey). Nombre de un dios pagano y un hombre en el Antiguo Testamento.
1. Deidad venerada por los habitantes de Sefarvaim, quienes, llevados por los asirios, poblaron Samaria después de 722 a.C. Nos informa 2 R 17.31 que quemaban a sus hijos en ofrenda a esta y otra deidad llamada Anamelec.
2. Hijo de → Senaquerib, rey de Asiria. Según 2 R 19.37 e Is 37.38, junto con su hermano → Sarezer, asesinó a su padre, mientras este adoraba en el templo a Nisroc. Esto sucedió cuando Senaquerib regresó a Nínive, después de su fallida campaña contra Ezequías, rey de Judá.
ADRAMITENA Perteneciente a Adramitio, antiguo puerto de Misia en la provincia romana de Asia, situado frente a la isla Lesbos (Hch 27.2).
ADRIÁTICO Mar entre Italia al oeste y Dalmacia y Acaya al este. En la época del Nuevo Testamento este nombre abarcaba también el mar Jónico, y las aguas entre Creta y Malta. Era un paso peligroso para la navegación durante los meses de noviembre a marzo; Pablo naufragó en este mar y pasó catorce días en la tormenta (Hch 27.27).
ADULAM (refugio). Nombre de una ciudad y de un conjunto de cuevas.
1. Probablemente Tel-es-seikh-Madhkur, a medio camino entre Laquis y Jerusalén. Josué la conquistó y cedió a Judá (Jos 12.15; 15.20, 35). Roboam la fortificó (2 Cr 11.7) y Nehemías la reedificó (11.30).
2. En las cuevas de Adulam se escondieron los 400 guerreros de David y toda su parentela (1 S 22.1; 2 S 23.13s). Es-seih-Madhkur no se presta a esto, pero sí las muchas cuevas de Khirbet’Id el-Ma.
ADULTERIO Relación sexual entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge legal. Sin embargo, en una cultura donde la poligamia se aceptaba, la unión sexual entre un hombre casado y sus concubinas no se consideraba adulterio.
Bajo la Ley de Moisés este pecado se castigaba con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (Lv 20.10; 21.9; Dt 22.22–24; Jn 8.5, 6). Debido a que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Nm 5.11–31). No obstante la Ley Mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2).
Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). En el Nuevo Testamento el Señor señala que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo pecado, está en el → Corazón (Mt 5.27, 28).
Nuestro Señor señala el adulterio como el único motivo de → Divorcio (Mt 5.32; 19.3–12). El término → Fornicación debe entenderse en estos pasajes como sinónimo de adulterio. Pablo parece dar otra causa en 1 Co 7.10–15.
El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar al que todo hombre está expuesto. Por esta razón, siempre se debe tener muy presente la advertencia de Cristo (Mt 5.27, 28) y elevar diariamente la oración de David (Sal 51.2, 10–12). (→ Sexualidad.)
ADUMÍN (rojura). Pasillo en el camino que sube de Jericó a Jerusalén, donde hoy está la «Posada del buen samaritano». Quedaba en la frontera entre Benjamín y Judá (Jos 15.7; 18.17).
ADVENEDIZO → Extranjero.
AFEC (fortaleza). Nombre de antiquísimos lugares y ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Lugar entre el territorio de los cananeos y el de los amorreos, que los israelitas no pudieron subyugar (Jos 13.4). Es probable que sea el moderno Afca en la falda noroeste del monte Líbano.
2. Ciudad real de los cananeos que Josué conquistó (Jos 12.18) y campamento militar de los filisteos (1 S 4.1; 29.1). Es el moderno Tell el-Muhmar junto a Ras el-Ain al nordeste de Tel Aviv.
3. Ciudad de Aser (Jos 19.30) que Israel no subyugó (Jue 1.31). Es el moderno Tell Kurdane en la llanura de Aco al nordeste de Haifa.
4. Lugar de Basán donde Israel, bajo Acab, derrotó a los sirios, dirigidos por Ben-adad II (1 R 20.26, 30) y donde Israel, bajo Joás, heriría a los sirios, según la profecía de Eliseo (2 R 13.17). Es el moderno Fik al este del mar de Galilea.
5. Lugar de Judá (Jos 15.53, BJ [RV, «Afeca»]) que se cree localizado al sudoeste de Hebrón.
AGABO Profeta cristiano de Jerusalén, activo también en Antioquía y Cesarea. Predijo el encarcelamiento de Pablo y también una gran hambre que hizo necesario enviar socorro a Judea (Hch 11.27–30). Para profetizar la prisión del Apóstol se valió de un gesto simbólico (Hch 21.10, 11). Existen pruebas de una tremenda escasez de alimentos (46–47 d.C.) en Grecia, Roma y especialmente Judea en tiempos del emperador Claudio.
AGAG (significado desconocido). Nombre de reyes del Antiguo Testamento.
1. Según parece, era el título del rey entre los → Amalecitas, como lo era «Faraón» entre los egipcios y «César» entre los romanos (Nm 24.7).
2. Rey en el Neguev en el tiempo de Samuel y Saúl. Era enemigo de Israel y se caracterizaba por su extrema crueldad (1 S 15.2, 32; Éx 17.8–14; Dt 25.17–19). A través de Samuel, Dios ordenó a Saúl aniquilarlo junto con su pueblo y ganado (1 S 15.3, 18). Saúl desobedeció: le perdonó la vida al rey Agag y dejó vivo lo mejor del ganado (1 S 15.7–9). Cuando Samuel llegó, juzgó a Saúl por su hipocresía y descuartizó a Agar (1 S 15.13–23, 32, 33).
ÁGAPE Una de las tres palabras griegas que se traducen → Amor. Designaba el amor que los creyentes sentían los unos por los otros, y de ahí que también se denominara así la cena fraternal que los primeros cristianos celebraban juntos. Es posible que Pablo mismo la haya instituido en Corinto (1 Co 11.17–34).
Es lamentable, pero con el tiempo surgieron excesos graves en estas fiestas: glotonería, embriaguez e inmoralidad. Primera de Corintios 11.20–22, 27–34 y Judas 12 se refieren a estos problemas y el texto más probable de 2 P 2.13, VM, reza «engaños» en vez de «ágapes». Sin embargo, el contexto habla siempre de comilonas. Precisamente debido a estos excesos ha ido desapareciendo esta fiesta, al menos como celebración al lado de la Santa Cena. No obstante, se sigue celebrando hasta el día de hoy entre algunos grupos cristianos.
AGAR Esclava egipcia de Sara. Esta, siendo estéril, se la dio a Abraham como concubina. Según las costumbres de la época, los hijos así engendrados serían descendencia legal de Sara. Cuando Agar se enorgulleció de estar encinta, Sara, afrentada, apeló a Abraham, puesto que la esclava ya era responsabilidad de él. Abraham terminó el concubinato y entregó a Agar de nuevo a Sara, quien la afligió de tal manera que la esclava huyó. Un ángel se le apareció a Agar en el desierto y le ordenó someterse a Sara y le anunció que el hijo que nacería, Ismael, sería hombre fuerte y padre de multitudes (Gn 16). La rivalidad prosiguió después del nacimiento de Isaac. Abraham, obedeciendo la voz de Dios, accedió a la petición de Sara y expulsó a Agar e Ismael. Con la ayuda de Dios sobrevivieron en el desierto e Ismael se crió allí (Gn 21).
Esta historia presenta una serie de detalles importantes. En primer lugar, observemos que Agar salió dos veces del lado de Abraham y Sara, la primera en Gn 16.6 y la segunda en 21.14. En ambos casos la falta de misericordia hacia ella y su hijo es clara. Sin embargo, esta falta de misericordia de Abraham y Sara ha tenido una contraparte: la abundancia de la promesa de Dios. Dios no desechó a esta mujer y su hijo, sino que les expresó su gracia salvadora. Por esta razón, el ángel le habla de su descendencia en 16.10 y en 21.18.
La falta de misericordia de Abraham que se relata en el cap. 21 prácticamente la condena a la muerte. Agar, sin agua y con poca comida, deambula en el desierto sin un lugar a donde ir, y acepta su muerte y la de su hijo con la única condición de «no ver cuando el muchacho muera». Es en este contexto en que Dios manifiesta su forma de ser con total transparencia. El niño llora «y oyó Dios la voz del muchacho y el ángel de Dios llamó a Agar ... No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está». Dios no los condenó a muerte como sí lo hizo Abraham. Dios los rescata, atento al dolor injusto del pequeño Ismael, y constituye a Agar en matriarca de una nueva nación que nacerá de ella.
Pablo menciona a Agar en Gl 5.21ss. Para mostrar la novedad de la promesa realizada en Jesús, Pablo relee alegóricamente la tradición sobre Sara y Agar (Gl 5.24).
AGARENOS Descendientes de Agar, y según algunos escritores judíos, parte de la tribu de los ismaelitas (Sal 83.6). Según 1 Cr 5.10, 18–22, las tribus de Rubén, Gad y Manasés los derrotaron definitivamente. Un agareno fue administrador de David (1 Cr 27.31).
ÁGATA (traducción del vocablo hebreo shebo). Piedra preciosa que se hallaba en la mitad de la tercera línea sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx 28.19; 39.12). Presenta bandas diversas y vivamente coloreadas, a veces concéntricas.
De acuerdo con la RV, el tercer cimiento de la muralla de la nueva Jerusalén es de ágata (Ap 21.19), pero la voz griega aquí es calquedón, palabra que puede referirse a varios tipos de cuarzo.
AGORERO → Hechicero; Magia.
AGRICULTURA A través de la historia bíblica la ocupación principal del pueblo de Israel fue la agricultura. Isaías dice que el Señor la estableció (28.23–29). Cuando Abraham y su familia llegaron a Palestina, imitaron los métodos del agricultor cananeo. Los campesinos vivían en aldeas cerca de sus campos y caminaban todos los días al trabajo. Respetaban las piedras limítrofes entre los terrenos.
Los territorios más fértiles en Israel eran las llanuras marítimas de Esdraelón y del Jordán. A Samaria se le conocía por sus plantaciones de olivos y las áreas más elevadas del valle del Jordán por su trigo.
Foto de Gustav Jeeninga
Sembrados cerca de Jabes de Galaad, en los que se ven los métodos progresivos de agricultura usados en la actualidad en la Tierra Santa.
La agricultura influyó grandemente en la religión de Canaán y también en la formación de las leyes de Israel. La industria y el comercio nunca dieron grandes ingresos a los habitantes de Israel. Más bien la agricultura era la fuente principal de sus ganancias. Por eso figura mucho en la literatura.
La agricultura nunca fue fácil en Palestina. La tierra era rocosa y montañosa. Había pocos valles fértiles, apenas los suficientes para producir alimentos para los habitantes. Pero los que había eran muy fértiles. Amós dice que podían producir dos cosechas de trigo al año (7.1).
El clima era otro serio problema para el agricultor hebreo. Había cinco meses de verano, desde mayo a octubre, en que no llovía. A veces, aun durante la época de lluvia no caía suficiente para producir la cosecha. Entonces había hambre en la tierra. El pueblo tomaba medidas para evitar esto. Se han descubierto muchas cisternas en Palestina (2 Cr 26.10; Neh 9.25) y algunas evidencias de riego artificial. (→ Estanque.)
Foto de Gustav Jeeninga
Árboles de limón en Tel Aviv, Israel, en un moderno cultivo de cítricos.
Además del clima, el agricultor hebreo tenía que enfrentar plagas de insectos y enfermedades de plantas. La amenaza más grave era la invasión de langostas que en pocos días consumían campos enteros de grano (Dt 28.42; 1 R 8.37; Jl 1.4). El pasto también sufría de una especie de tizoncillo que atacaba las hojas de las plantas.
Había tres cultivos principales: la viña, el olivo y el grano. De las muchas clases de uvas la mayor era el shorek, una uva roja, grande y deliciosa. La mayor parte de la cosecha se convertía en vino.
La oliva se usaba para extraerle aceite, elemento importante en la comida hebrea. El grano principal era el trigo, aunque también se cultivaba la cebada.
Foto de Gustav Jeeninga
La fuente de agua abundante era crucial para la supervivencia de una ciudad antigua. Esta gran cisterna en Gabaón se labró a través de más de nueve metros de roca sólida.
Toda la familia colaboraba en la agricultura y durante el día las aldeas se quedaban solas cuando todos se dirigían a sus respectivos terrenos.
La agricultura estaba íntimamente relacionada con la fe hebrea. Desde el comienzo Dios la estableció como un oficio digno (Gn 2.5): la tierra era regalo de Dios (Dt 11.9ss). Por eso las fiestas principales del Antiguo Testamento se relacionaban con las cosechas. El futuro glorioso de Israel se expresaba como un tiempo de viñas y huertos florecientes. El Antiguo Testamento contiene muchas figuras tomadas de la agricultura (Sal 65.9–13; 80.8–13; 128; Pr 10.5; 20.26; 24.30–34; Is 5.1–7). Jesús las empleaba muchas veces en sus parábolas (Mt 20.1–16; Mc 4.1–20; Lc 6.43, 44) por ser lenguaje que los judíos entendían.
AGRIPA → Herodes.
AGUA La posición geográfica de Palestina (entre las regiones climatológicas mediterráneas y las semidesérticas de los países que la limitan al este y al sur) determina la cantidad de agua disponible (→ Lluvia). Las rocas calíferas no retienen el agua con facilidad y los → Arroyos, caudalosos en el invierno, se convierten en cauces secos en verano (→ Wadi).
El Jordán es el único río de suministro permanente y por ello a menudo era necesario abrir → Pozos o conservar el agua en → Cisternas. La calidad del agua variaba de salobre a dulce (Éx 15.23–27; 2 R 2.19–22).
Foto de Gustav Jeeninga
Terrazas en las colinas, una técnica para prevenir la erosión del suelo, en las fincas que rodean a Belén.
Con razón al agua se le llama «don de Dios» en las regiones donde hay escasez de ella (Jn 4.10). Su falta es algo grave (1 R 17.1ss; Jl 1.20), así como su contaminación (Éx 7.17ss; cf. 15.23). En tiempos de guerra era común cortar las fuentes que abastecían una ciudad (2 R 3.19, 25; 2 Cr 32.30) para obligarla a racionar el agua (Lm 5.4; Ez 4.11, 16).
Tanto ayer como hoy, la vida de las personas, los animales y las plantas depende en gran parte del agua. Proporciona vida, refrigerio, crecimiento y fruto (Sal 1.3; 23.2; 65.9). Su escasez aniquila con ardiente sed (Éx 17.3; Jue 15.18; Is 5.13; Jn 19.28). Por esto, se usa también en sentido figurado para representar las bendiciones que Dios derrama y que el creyente anhela. Dios, revelado en el Antiguo Testamento y manifestado en Cristo, es fuente del agua espiritual (Sal 63.1; Is 32.2; Jer 2.13; Jn 4.13s; 7.37–39), agua que se derramará en abundancia sobre su pueblo en el futuro (Is 35.6, 7).
Aun en el presente, el Espíritu Santo que se derramó cuando Cristo fue glorificado (Jn 7.39) nos bautiza en un cuerpo (1 Co 12.13; cf. Jn 3.5). A veces el simbolismo del agua incluye la Palabra de Dios (Is 55.10s; Am 8.11s) o de Cristo (Jn 15.3). Todo el sistema ceremonial da importancia a los lavamientos. No solo sacerdotes y levitas (Éx 29.4; Nm 8.7), sino las personas en general, practicaban diferentes abluciones (Lv 11.40; 15.5ss). Con este trasfondo apareció Juan el Bautista predicando un → Bautismo de arrepentimiento. En el Nuevo Testamento, este aspecto del perdón de pecados ocupa un lugar prominente en varias referencias al agua (p. ej., Ef 5.26; Heb 10.22).
Las aguas del caos primitivo (Gn 1.2), aunque Dios las colocó en su lugar (sobre los cielos, Gn 1.7; Sal 148.4; o debajo de la tierra, Éx 20.4; Sal 136.6), siguen como posible instrumento de muerte en sus manos (Gn 7.10s; Éx 14.26s). Los judíos que rechazaron «las aguas del Siloé, que corren mansamente» (las bendiciones de la Palabra de Dios en Jerusalén), serían asolados por «aguas de ríos, impetuosas y muchas», figura de la invasión asiria (Is 8.6s). Pero aun en medio de esta tribulación o juicio divino, el rescate del creyente no está lejos debido a la misericordia de Dios (Is 43.2; 59.19; Mt 7.26s; 1 P 3.20s).
La inestabilidad de carácter se simboliza a veces como aguas turbulentas y volubles (Gn 49.4; Stg 1.6).
AGUAS DE CELO Aguas tomadas quizás de la fuente de bronce y usadas en el rito cuando el marido sospechaba de su mujer sin poder comprobar la infidelidad (Nm 5.11–31). El sacerdote escribía en un rollo la maldición de Dios sobre el adulterio y luego borraba las letras con aguas en que había echado polvo del suelo del tabernáculo. El polvo representaba la santidad de Jehová que moraba en el tabernáculo y la tinta su ira contra el adulterio. Se mecía la ofrenda de un efa de harina de cebada y se quemaba un puñado de ella sobre el altar. Luego, las aguas de celo preparadas, que simbolizaban la afrenta de la mujer, se les daban a beber ante el Santo Israel, quien la juzgaría.
AGUIJÓN Término para indicar todo objeto punzante (1 Co 15.55ss), como por ejemplo el aguijón de los escorpiones (Ap 9.10). En Jue 3.31 y 1 S 13.21 es una punta de hierro que servía para castigar a los bueyes, de donde, en lenguaje figurado, se originó el proverbio «dar coces contra el aguijón», que indica resistencia inútil a una fuerza superior. Pablo escuchó este proverbio de labios del Señor (Hch 26.14).
ÁGUILA Ave rapaz de 80 a 90 cm de altura, que en algunas especies puede alcanzar 1 m de longitud y 2, 5 m de envergadura. Posee pico recto en la base y curvo en la punta, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo. En la Tierra Santa viven unas ocho variedades de águilas y cuatro de buitres. A estos últimos parece referirse la Biblia cuando menciona la calvicie del águila (Miq 1.16) y su alimentación a base de carroñas (Pr 30.17; Mt 24.28; Lc 17.37). Por esto último figura entre los animales prohibidos (Lv 11.13; Dt 14.12).
Las costumbres del águila sirven en la Biblia para diversas comparaciones. El hábito de hacer su nido en las alturas (Job 39.27) simboliza la soberbia de Edom (Jer 49.16; Abd 4). La rapidez de su vuelo (Job 9.26; 2 S 1.23; Lm 4.19) representa la ligereza de un ejército para invadir pueblos extraños como Moab (Jer 48.40) y Edom (Jer 49.22), o al propio pueblo de Israel (Dt 28.49; Jer 4.13; Os 8.1; Hab 1.8). Ilustra también la prontitud con que se disipan las riquezas (Pr 23.5).
Para proteger sus crías y enseñarles a volar, el águila las obliga a salir del nido y vuela por debajo y al lado de ellas vigilando el primer vuelo. Esta figura ilustra en Éx 19.4, 5 y Dt 32.11 el cuidado amoroso de Dios con su pueblo. Es probable que sirva de base también a Ap 12.14.
En la visión de Ezequiel de la gloria divina hay una semejanza de águila, de significado discutido (Ez 1.10; 10.14), que vuelve a mencionarse en Ap 4.7. En la parábola de Ez 17, Babilonia y Egipto están simbolizadas por un águila.
AGUJA → Camello.
AGUR Persona que compiló las máximas de Proverbios 30. No se sabe quién era, pero algunos creen que era natural del norte de Arabia, porque massa, traducida «profecía» en Pr 30.1 y 31.1, podría referirse al sitio denominado Massa (cf. Gn 25.14; 1 Cr 1.30).
AHAVA Población de Babilonia en la que Esdras reunió a quienes le acompañarían en su viaje a Jerusalén (Esd 8.15). Había también un río del mismo nombre (Esd 8.21, 31).
AHÍAS (mi hermano es el Señor). Nombre de nueve personas en el Antiguo Testamento.
1. Sacerdote (quizás sumo sacerdote), bisnieto de Elí (1 S 14.3, 18). Posiblemente debe identificársele con Abimelec (21.1; 22.9).
2. Profeta que protestó contra la idolatría de Salomón y profetizó, simbólicamente, la división consecuente del reino de Israel. Rasgó su capa en doce pedazos y entregó diez a Jeroboam (1 R 11.30–39), quien para evadir la ira de Salomón se refugió con Sisac, rey de Egipto (11.40). Cuando Jeroboam también se volvió idólatra, Ahías profetizó el exterminio de la casa de este y el cautiverio de Israel (1 R 14.6–16).
3. Otros siete personajes llevaron este nombre: 1 R 4.3; 15.27; 1 Cr 2.25; 8.7; 11.36; 26.20; Neh 10.26.
AHICAM (mi hermano se ha levantado). Funcionario de Josías (2 R 22.12, 14; 2 Cr 34.20). Protegió a Jeremías cuando los sacerdotes y profetas demandaban su muerte (Jer 26.24). Fue padre de Gedalías, a quien Nabucodonosor nombró gobernador de Judá (2 R 25.22).
AHIMAAS (hermano poderoso).
1. Padre de Ahinoam, esposa de Saúl (1 S 14.50).
2.Hijo de Sadoc. Corredor veloz (2 S 18.27) que, junto con su padre, sirvió a David como espía en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.27, 36). Ahimaas y Jonatán, hijo de Abiatar, llevaron a David la noticia de la victoria sobre Absalón. No le informaron, sin embargo, que Absalón había muerto (2 S 18.19–23).
3. Funcionario de Salomón (1 R 4.15).
AHIMELEC (mi hermano es rey). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Sumo sacerdote, hijo de Ahitob, y bisnieto de Elí. Fue el sacerdote de Nob que dio a David el pan de la proposición y la espada de Goliat cuando David huía de Saúl. (Cristo aprovechó este incidente para reprimir el legalismo de los fariseos [Mc 2.26]). Por haber ayudado al enemigo del rey, este mandó matar a Ahimelec y a 85 sacerdotes de Nob (1 S 21; 22).
2. Hijo de Abiatar, tal vez nieto del Ahimelec hijo de Ahitob. En algunos pasajes de Crónicas se llama «Abimelec» (1 Cr 18.16). Fue sumo sacerdote durante el reinado de David (2 S 8.17).
3. Heteo que fue compañero de David durante el tiempo en que Saúl lo perseguía (1 S 26.6).
AHINOAM (mi hermano es gozo). Nombre de dos mujeres en el Antiguo Testamento.
1. Esposa de Saúl e hija de Ahimaas (1 S 14.50).
2. Mujer de Jezreel, esposa de David y madre de Amnón, primogénito de David (1 S 25.43; 2 S 3.2).
AHITOB (hermano del bien). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Hijo de Finees, nieto de Elí y padre de Ahías (1 S 14.3). Ejerció el sacerdocio en tiempo de Saúl.
2. Padre de Ahimelec. Tal vez se identifique con el anterior (1 S 22.9).
3. Padre de Sadoc (2 S 8.17; 1 Cr 6.7,
. Hijo de Amarías, del linaje de Leví (1 Cr 18.16; Esd 7.2).
AHITOFEL (hermano de la locura). Natural de Gilo en Judá (2 S 15.12). Al principio fue uno de los más íntimos consejeros de David (2 S 16.23). No obstante, cuando se rebeló Absalón, abrazó la causa de este y se convirtió en enemigo del rey. Aconsejó a Absalón que atacara a David inmediatamente, pero Husai, amigo de David, desbarató su plan. Previendo la inminente derrota que iba a sufrir Absalón, Ahitofel volvió a su casa y se ahorcó (2 S 15–17).
AHOGADO Levítico 17.13 prohíbe comer la carne de un animal sin que antes se derrame su → Sangre, ya que esta es el vehículo y símbolo de la vida del animal (v. 14) y por lo tanto desempeña un papel muy importante en el ritual de los judíos. Solo Dios, dador de la vida, puede disponer de la sangre.
Para quienes observaban la Ley, entonces, beber o comer sangre era repugnante. Los animales sacrificados en un matadero que solo ahogaban las víctimas, en vez de degollarlas y vaciarlas de su sangre, se consideraban inmundos. Era natural, por tanto, que el partido judaizante dentro de la iglesia primitiva sugiriera en el → Concilio de Jerusalén que los recién convertidos del paganismo se abstuvieran de ahogado (Hch 15.20, 29; 21.25, pasajes no muy seguros textualmente). Tal concesión a los escrúpulos judíos facilitaría el compañerismo de mesa entre los cristianos.
AHOLA, AHOLIBA Nombres de las dos mujeres simbólicas de Ez 23. Ahola (la que posee un tabernáculo) representa a Samaria, el reino del norte, y Aholiba (mi tabernáculo en ella), a Jerusalén, el reino del sur. Aunque Samaria tenía un lugar de adoración, el verdadero santuario de Jehová (mi tabernáculo) estaba en Jerusalén.
AHOLIBAMA (tienda del lugar alto). Nombre de un hombre y una mujer en el Antiguo Testamento.
1. Hevea, una de las esposas de Esaú, y madre de tres jefes de tribu en Edom (Gn 36.2, 18).
2. Uno de los jefes de la tribu edomita (Gn 36.41; 1 Cr 1.52).
AHORCADURA Acción de ahorcar o ahorcarse. Probablemente, los israelitas no aplicaban la horca como pena de muerte, pero a veces colgaban de un árbol o poste los cadáveres de los condenados (Dt 21.22; 2 S 4.12) para mostrar que habían sido ejecutados. Al privarles de sepultura, y dejarles a merced de los animales de rapiña, se agravaba el castigo de los culpables. Más tarde, la ley deuteronómica prohibió que el delincuente colgara del madero después de la puesta del sol (Dt 21.23; Jos 10.27; Gl 3.13).
AÍN (ojo, fuente). Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Ciudad asignada primeramente a Judá (Jos 15.32) y después a Simeón (Jos 19.7; 1 Cr 4.32). Era ciudad de los sacerdotes (Jos 21.16). Se llamaba Asán en 1 Cr 6.59. Quedaba 15 km al nordeste de Beerseba.
2. Lugar en el límite norte de Canaán, al oeste de Ribla (Nm 34.11).
AINÓN → Enón.
AIRE Término que en la Biblia se usa de varias maneras:
1. Para referirse al vacío que media entre tierra y firmamento. Es la región de las aves (Dt 4.17; Dn 4.12, 21), muy susceptible a plagas que afectan el ambiente humano (Ap 9.1–3; 16.17, 18). El hebreo no tenía otra expresión que «bajo el cielo» para designar lo que nosotros llamamos atmósfera. La expresión «lanzar al aire» (Hch 22.23) equivale a «lanzar hacia arriba».
2. Para referirse a la habitación de los espíritus malos, según la creencia popular griega, que influyó en el judaísmo tardío. El príncipe de tal «potestad» (Ef 2.2) es Satanás, quien opera en las personas desobedientes. Es en esta misma esfera donde aparecerá Jesucristo en su gloriosa venida (1 Ts 4.17).
3. En el sentido de viento. El aire puede ser la brisa fresca de la tarde (Gn 3.8) o el bochorno destructor (Is 27.8).
4. En el sentido de «nada». «Golpear el aire» (1 Co 9.26) significa «lidiar en vano». «Hablar al aire» (1 Co 14.9) es hablar en lenguas que los oyentes no comprenden.
AJALÓN (lugar de ciervo). Nombre de dos ciudades en Isarael.
1. Aldea situada unos 20 km al noroeste de Jerusalén (Jos 10.12; 2 Cr 28.18) que se repartió entre la tribu de Dan (Jue 1.34, 35). Luego se designó ciudad levítica para los coatitas (Jos 21.20, 24; 1 Cr 6.69). Después de la separación entre Israel y Judá, quedó como parte de Benjamín. Roboam la fortificó para proteger a Jerusalén, pero los filisteos la ocuparon en días de Acaz (2 Cr 11.10; 28.18). Hoy se llama Yalo.
2. Lugar en Zabulón donde enterraron al juez → Elón (Jue 12.12).
AJELET-SAHAR (en hebreo, cierva del amanecer). Nombre de una melodía de caza con la que se cantaba el Salmo 22. Quizás aludía a la victoria después de la noche de aflicción.
AJO Vegetal bulboso de olor y sabor intensos. Es muy estimado en el Oriente. En la Biblia aparece solamente en Nm 11.5.
ALABANZA Aspecto de la → Adoración en que se le rinde honor a Dios (2 Cr 7.3). Producto de la alegría santa (Sal 9.1, 2; 63.5; 100). La alabanza se expresa a veces con cánticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).
Dios exige la alabanza (Sal 50.14; Ap 19.5) y es digno de ella (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3) porque es único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113), bueno (Sal 106.1; Jer 33.11), grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2), poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13), misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2) y justo (Dn 4.37; Sal 7.17). Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37) y por su Palabra (Sal 56.4, 10). La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).
Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16). Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6). La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal 30.12; 79.13; 84.4).
ALABASTRO Piedra blanda de color crema claro con venas visibles. Aunque en el Antilíbano se ha hallado un yacimiento de alabastro, el material no se menciona en el Antiguo Testamento. Todos los objetos de alabastro hallados en Palestina se importaban de Egipto (la mayoría) o se producían localmente según modelos egipcios. En otras partes el alabastro se empleaba en columnas y diversos adornos en los templos.
En Mc 14.3, «alabastro» se refiere, según se entendía en griego, a un vaso de ungüento sin asas y de cualquier material. Eran comunes en ese período pequeños frascos de vidrio, cuyo largo cuello tenía que romperse para que el dueño tuviera acceso al contenido.
ÁLAMO (en hebreo libne, blanco). Es el estoraque, arbusto de 3 m de alto, de hojas blanquecinas por el envés y flores blancas (Gn 30.37; Os 4.13). Es muy común en el Mediterráneo oriental. (→ Estacte.)
ALAMOT (en hebreo, vı́rgenes). Término musical de significado incierto, que tal vez se refería a música para voces femeninas, instrumentos de tonos agudos o instrumentos ejecutados por vírgenes (1 Cr 15.20; Sal 46, título).
ALDEA Denota una agrupación de casas que no constituye un municipio y está agregada a un pueblo mayor. A veces se refiere a los barrios que se encontraban fuera de las murallas de una ciudad principal (Nm 21.25, 32; 32.42; 2 Cr 28.18; Neh 11.25–31).
ALEGORÍA Metáfora extendida o continuada, que puede prolongarse desde dos ideas hasta todo un volumen completo, como en el caso de La Divina Comedia de Dante Alighieri. En la Biblia encontramos alegorías tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Por ejemplo: Sal 80.8–16; Mt 13.1–10, 31, 32; Mc 4.21, etc; Jn 10.1–16; Ef 6.13–17. Aunque por siglos el → Cantar de los cantares se consideró una alegoría, hoy en día se aprecia más su aplicación histórica. La expresión paulina «lo cual es una alegoría» (Gl 4.24) significa que los sucesos de la vida de estos personajes del Antiguo Testamento se han aplicado alegóricamente.
En la apologética cristiana de los primeros siglos hubo una fuerte tendencia a la «alegorización» de muchos pasajes bíblicos, y esto ocultaba su mensaje directo a los no iniciados. Las alegorías pueden ser útiles para ilustrar conceptos difíciles, pero su uso indiscriminado suele impedir que la Palabra de Dios llegue a nuestros corazones con toda su claridad.
ALEGRÍA → Gozo.
ALEJANDRÍA Ciudad fundada en 331 a.C. por → Alejandro Magno, en una estrecha franja de terreno al oeste de la desembocadura del Nilo, entre el lago Mareotis y el mar Mediterráneo. Al desmembrarse el Imperio de Alejandro, Alejandría pasó a ser la capital de Egipto bajo los → Tolomeos. En 30 a.C., Egipto, y Alejandría con él, quedaron anexados al Imperio Romano.
Puesto que Alejandría surgió después del período veterotestamentario y que los viajes de Pablo nunca le llevaron a Egipto, las referencias bíblicas a la ciudad son escasas. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los judíos alejandrinos que poseían una sinagoga propia en Jerusalén (Hch 6.9); según parece emigraron a Palestina debido a las persecuciones a los judíos en Alejandría. Por sus disputas con → Esteban, concluimos que eran muy apegados a la Ley y al templo. Hay referencias también al origen alejandrino de → Apolos (Hch 18.24) y a las dos ocasiones en que Pablo tomó barcos de la flotilla alejandrina (Hch 27.6; 28.11).
Vista aérea de la localización costera de Alejandría, Egipto. Se muestra la localización de la antigua ciudad dentro de las líneas blancas.
Alejandría fue una ciudad de gran importancia durante el período intertestamentario y los primeros siglos del cristianismo. Económicamente, su envidiable situación geográfica hacía de ella el eje del comercio entre el Oriente y el Occidente. En lo cultural y religioso, esa misma posición geográfica daba lugar a que en Alejandría se diesen cita diversas corrientes de pensamiento, así como diferentes religiones, y a que todo esto se mezclase y confundiese en sistemas filosóficos eclécticos y doctrinas religiosas de carácter sincretista.
Allí estaba el famoso museo, o templo de las musas, centro de estudios superiores en el que se reunían las más preclaras mentes de la época para dedicarse a estudios, no solo de filosofía, sino también de matemáticas, astronomía, zoología y otras ciencias. El aspecto más importante de este museo era su enorme biblioteca que junto con la otra que se encontraba en el templo de Serapis, constituía la mayor colección de libros de la antigüedad. Alejandría, pues, fue el principal centro del pensamiento filosófico y teológico original, tanto entre creyentes de otras religiones como entre judíos y cristianos.
Desde muy temprano, hubo aquí una colonia judía que poseía su barrio propio y que alcanzó el número de un millón, según Filón. Muchos de estos judíos olvidaron la lengua hebrea y por ello fue necesario producir la traducción del Antiguo Testamento al griego llamada → Septuaginta (LXX). Entre estos judíos se destacó Filón de Alejandría, quien hizo todo lo posible por armonizar la religión hebrea con el pensamiento filosófico griego, valiéndose de la interpretación alegórica de las Escrituras.
No sabemos cómo llegó el cristianismo a Alejandría, aunque Eusebio, afirma en su Historia Eclesiástica (ii, 16) que fue San Marcos el que lo llevó. En todo caso, la influencia del ambiente alejandrino se hizo sentir desde muy temprano en ciertos círculos cristianos, como ejemplifican la Epístola a los → Hebreos y la seudónima Epístola de Bernabé (compuesta en Alejandría por algún cristiano del siglo II).
ALEJANDRO (defensor de hombres). Nombre helénico común, adoptado por muchos judíos.
1. Hijo de Simón de Cirene el que llevó la cruz de Cristo (Mc 15.21). Probablemente él y su hermano Rufo eran cristianos prominentes cuando se escribió Marcos (Ro 16.13).
2. Miembro saduceo del consejo que condenó a Pedro y a Juan (Hch 4.6).
3. Judío que trató en vano de apaciguar el alboroto en Éfeso (Hch 19.33s). La conmoción se inició como una protesta contra Pablo, pero se volvió una manifestación antisemita.
4. Maestro pernicioso que con → Himeneo trastornó la fe de algunos (2 Ti 1.20; cf. 2 Ti 2.17s). Pablo lo «entregó a Satanás» como castigo por sus blasfemias.
5. Calderero de Éfeso que se oponía a Pablo (2 Ti 4.14s). Es posible que este Alejandro y el No. 4 sean idénticos. Algunos también identifican al No. 3 con este.
ALEJANDRO MAGNO Nombre por el que se conoce a Alejandro III de Macedonia (356–323 a.C.), hijo de Felipe II. Durante su juventud fue discípulo de Aristóteles, por quien siempre sintió gran estima. En 336 a.C. heredó el trono de Macedonia y dos años después se lanzó a la gran empresa de conquistar el Oriente. Tras derrotar a los ejércitos de Darío en las batallas de Gránico e Iso, atravesó el Asia Menor, Siria y Palestina, y en 331 conquistó a Egipto. La batalla de Gaugamela vio la derrota final de Darío y con ella Alejandro quedó como dueño del Imperio Persa. Su avance hacia el Oriente le llevó allende las fronteras de la India, pero cuando iba de vuelta hacia su patria murió en Babilonia debido a una fiebre. En seguida, sus generales se disputaron y dividieron el enorme imperio que se forjó en el transcurso de once años.
Foto de Howard Vos
Busto de Alejandro Magno, conquistador militar griego.
Los historiadores concuerdan en que Alejandro trató bien a los judíos. Era parte de su política de conquista ganarse la simpatía de los pueblos conquistados, a fin de defender su retaguardia y la integridad de su imperio. Aparte de las referencias de 1 Mac 1.1–8 y 6.2, todas las referencias del Antiguo Testamento a su persona se hacen de manera velada. Entre estas se cuentan: Dn 2.32, 39 (piernas de hierro de la estatua); 7.6, 17 (la tercera bestia); 8.5, 8, 21s (el macho cabrío); 11.3s (el rey valiente). También es posible que Zac 9.1–18 se refiera a la conquista de Palestina por parte de Alejandro.
Sus conquistas, que unificaron buena parte del mundo conocido y extendieron el uso de la lengua griega, abrieron el camino al helenismo y, más tarde, a la expansión del cristianismo.
ALELUYA (termino hebreo load a Jah, forma abreviada de → Jehová). Antigua exclamación litúrgica de regocijo y alabanza, con la que 24 salmos comienzan, terminan o ambas cosas (p. ej., 106; 111–113; 115–117; 146–150). Originalmente la pronunciaba el cantor, el sacerdote y los levitas, y luego la repetía el pueblo. Se cree que llegó a ser un llamado habitual a la adoración en el culto del templo.
En el Nuevo Testamento solo aparece en Ap 19.1–6, como grito de júbilo. Los salmos aleluyáticos ocuparon un importante lugar en la sinagoga, y entre ellos especialmente el Gran Hallel (Sal 113–118) que se piensa que Jesús y los apóstoles lo entonaron después de la última cena (Mc 14.26//).
ALFA Y OMEGA Término que presenta a Dios como causa y fin de todas las cosas. Se deriva de las letras primera y última del alfabeto griego y, en última instancia, de especulaciones místicas sobre el nombre de Dios. Destaca la acción divina no solo en la creación y en la consumación, sino en un presente continuo (los tres elementos: «que es y que era y que ha de venir», Ap 1.8; cf. Éx 3.14; Is 44.6). En Apocalipsis esta frase se aplica no solo al Padre (1.8), sino también al Hijo (21.6; 22.13; los mejores manuscritos la omiten en 1.11); cf. Ap 2.8; Ro 11.36; Ef 1.10.
ALFABETO Nombre que se da al conjunto de letras que se emplean en la escritura. El término mismo se deriva del nombre de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta, de igual modo que en español se dice también «abecedario» porque las tres primeras letras se llaman «a», «be» y «ce».
No todas las formas de escritura emplean un alfabeto pues hay sistemas de escritura silábica e ideográfica (→ Escritura). Lo que caracteriza a la escritura alfabética es que cada sonido se representa con un símbolo distinto, llamado «letra», y que combinando tales símbolos se forman sílabas, palabras y oraciones.
Los primeros indicios de un alfabeto se encuentran entre 1800 y 1500 a.C. en Siria Palestina. Hay semejanzas entre ese alfabeto semítico y ciertos jeroglíficos egipcios, pero el alfabeto representa un gran adelanto sobre los complicados sistemas de escritura usados desde ca. 3000 a.C. en Egipto y Mesopotamia. Ninguno de los pueblos de los alrededores concibió la idea de dividir las palabras en sus sonidos básicos y representar cada sonido con un símbolo. Luego, los semitas han aportado al desarrollo de la humanidad no solo su religión, sino también el alfabeto, pues todos los alfabetos modernos se derivan del semítico, bien por adaptación o bien por imitación.
Posiblemente el orden de las letras fue desde el principio muy parecido al que conocemos hoy, pues se han encontrado textos escritos ca. 1500 a.C. en los que ese orden es básicamente el mismo. Los fenicios y los hebreos ordenaban las letras de un mismo modo, como puede verse por ejemplo en el Sal 119. Es más, los nombres griegos de las letras alfa y beta se derivan de los nombres semíticos de esas mismas letras alef («buey») y beth («casa»), que eran también las dos primeras del alfabeto semítico.
De los fenicios, el alfabeto pasó a los griegos, quienes lo mejoraron al cambiar el sentido de algunos símbolos para representar las vocales. Los semitas solo tenían letras consonantes.
Con ciertos cambios en la forma de las letras, la inclusión de algunas y la eliminación de otras, nuestro alfabeto es el mismo de los griegos.
ALFARERO Artesano que con el barro humedecido elabora toda suerte de vasijas. El oficio se conoció desde los más remotos tiempos. Algunas antiguas pinturas egipcias representan al alfarero amasando, torneando y dando forma al barro (Is 41.25).
Entre los israelitas la alfarería se popularizó rápidamente (1 R 17.12; Sal 60.8). Algunas vasijas se usaban para actos rituales (Lv 14.50).
Foto: Colección fotográfica Matson
Un alfarero mueve con el pie una plataforma giratoria al moldear una jarra de barro.
El arte del alfarero dio al lenguaje bíblico muchas de sus imágenes, símiles y metáforas; p. ej. la fragilidad del barro para recordar las debilidades humanas (Sal 2.9; Is 30.14; 41.25), el dominio del alfarero sobre el barro como símil de la soberanía de Dios (Is 29.16; Jer 18.1–6; 64.8; Ro 9.20), etc.
ALFEO (del arameo Jalfai, de significado dudoso).
1. Padre de → Leví, el cobrador de tributos en Capernaum (Mc 2.14).
2. Padre del apóstol Jacobo «el menor» (Mt 10.3; Mc 3.18; Lc 6.15; Hch 1.13). La mención de «hijo de Alfeo», distingue a este segundo Jacobo de su compañero en el apostolado, Jacobo hijo de Zebedeo. Una antigua tradición pretende identificar a Alfeo con el → Cleofas, esposo de María, de Jn 19.25, ya que en Mt 27.56, al referirse al grupo de mujeres cerca de la cruz, se menciona una «María madre de Jacobo y José». Tal tradición supone un nombre doble, Alfeo (arameo) y Cleofas (griego). Pero María era un nombre tan común, que no puede asegurarse que se tratara de la esposa de Cleofas (en griego, Klope) y a la vez la madre de Jacobo, aun suponiendo que este Jacobo sea «el menor» del colegio apostólico. (Para el Kleopas [Kleópatros] de Lc 24.18, → Cleofas.) Su identificación con Alfeo es igualmente precaria.
ALFOLÍ → Granero.
ALGA Planta acuática de diversidad de especies. En la Biblia, el nombre es una de las varias traducciones del hebreo suf, pero solamente se usa en Jon 2.5.
En la experiencia del profeta se destaca que se trata de una especie particularmente submarina.
ALGARROBAS Fruto del algarrobo (ceratonia siliquia), árbol leguminoso, siempre verde, de 8 a 10 m de altura, abundante en los países mediterráneos, y de hojas lustrosas y flores purpúreas agrupadas en racimos. Las algarrobas son en forma de vainas, de unos 15 a 30 cm de largo y 2 ó 3 de ancho. A la vaina, por su forma curva, se le llamaba keration (en griego, pequeño cuerno). Contiene varias semillas aplastadas, envueltas en una pulpa dulce y se usa como forraje para el ganado porcino (Lc 15.16) y vacuno. A base de su pulpa se prepara un jarabe que algunos investigadores indentifican con la «miel» bíblica.
ALGUACIL Término usado en dos sentidos en RV:
1. En el sentido de «policía» (en griego, rabdújos; en latín, lictor). La mayoría de las versiones castellanas usan en este caso el tecnicismo lictor (BJ, NC, BC). En Hechos 16.35–38 se narra que los magistrados romanos de Filipos enviaron sus dos lictores (oficiales subalternos) para liberar a Pablo y a Silas de la cárcel.
2. En el sentido de «criado» o «guardia» (en griego, hyperetes, práktor, Mt 5.25; Mc 14.65; Lc 12.58; Jn 7.32). Se trata de gente asalariada que estaba al servicio de personas que ejercían alguna clase de autoridad.
ALHEÑA Arbusto aromático que aún hoy crece en En-gadi (Cnt 4.14). Sus flores, blancas y amarillas, de olor fragante, crecen en racimos. Las hojas de la alheña se trituran y se mezclan con agua para producir un tinte rojo usado como cosmético por los árabes de hoy y los antiguos egipcios. Tal vez Cnt 7.5 se refiere a la práctica de teñir los cabellos con alheña.
ALIANZA En la RV se traduce dieciséis veces la voz hebrea berit por «alianza» en vez de → Pacto. Esto ocurre generalmente cuando se habla de un pacto puramente humano, pero nunca tratándose de un pacto con Dios. En 1 S. 11.2; 22.8; Dn 2.43; 11.6, «alianza» es traducción de otras expresiones hebreas y arameas.
ALIMENTOS Desde los tiempos más remotos el hombre recibió leyes exactas en relación con los alimentos que habría de consumir. En las referencias bíblicas más antiguas se prescribe una alimentación a base de verduras y frutas (Gn 1.29s); luego se incluyen carnes (Gn 9.3). Pero siempre Dios como creador se reservó el derecho de establecer tabúes. Prohibió ora una fruta particular (Gn 2.16s), ora la → Sangre (Gn 9.4, → Ahogado). La lista de prohibiciones (de carnes contaminadas, de frutas de árboles jóvenes, de víctimas ofrecidas a Dios, etc.) fue aumentando a tal punto que casi se necesitaba un curso especial para conocer los alimentos que debían consumirse o no.
En el Antiguo Testamento los alimentos se dividen en → Puros e → Inmundos. La Ley contiene fuertes sanciones para quien consuma alimentos prohibidos (Lv 17.10, 14). Los judíos que se mantenían celosamente fieles a estas leyes evitaban incluir alimentos que no estuvieren catalogados en las leyes alimentarias (Lv 11; Dt 14). El caso mejor conocido es el de → Daniel, contenido en el libro del mismo nombre.
Foto: Oficina de prensa gubernamental, Israel
En los tiempos bíblicos, muchas veces el alimento se almacenaba bajo el suelo. Los arqueólogos descubrieron restos de grano, frijoles y uvas en estos silos de almacenaje subterráneo que datan más o menos del 4000 a.C.
El Nuevo Testamento se desarrolla en un contexto en donde esas regulaciones alimentarias están vigentes. Jesús mismo y gran parte de sus discípulos respetaban esta legislación. Al extenderse el cristianismo, las iglesias gentiles o mixtas tuvieron fuertes tensiones alrededor de esta problemática (como lo indica Gl 2.11ss; véanse también Hch 10–11; 1 Co 10; 11.17ss). Esto llevó a la celebración de un → Concilio en Jerusalén en el que se declaró que el nuevo pueblo era libre de tales costumbres (Hch 15.24–29). San Pablo se constituyó en abanderado de la nueva doctrina, basada en la conciencia educada por el amor. Sin embargo, las tensiones entre los líderes al respecto no acabaron ahí.
Entre los alimentos puros más utilizados por los judíos en los tiempos bíblicos se destacan los vegetales: frijoles, lentejas, cebollas, uvas, higos y dátiles (Gn 25.29–34; 2 R 4.38–44). También se utilizaban pepinos, melones, puerros y pescado (Nm 11.5). Desde los días de los patriarcas, los judíos preparaban banquetes para sus amigos (→ Hospitalidad) utilizando especialmente carne de cabritos y carneros (Gn 18.7; 1 S 16.20; 1 R 4.22s; Lc 15.23, 27). Este tipo de alimentación era muy diferen
Reservados todos los rechos.
Prohibida la reproducción total or parcial de esta obra sin la debida autorización escrita de los editores.
PREFACIO
Es con sumo placer que presentamos al lector una nueva edición revisada y aumentada de una obra que a través de varias décadas ha sido pilar en el estudio serio de las Sagradas Escrituras: el Diccionario Ilustrado de la Biblia, obra cumbre de ese gran siervo de Dios que fue el Dr. Wilton M. Nelson.
Varias cosas se han tratado de lograr en esta edición. Hemos tratado de preservar al máximo la integridad de la obra del finado Dr. Wilton M. Nelson. Sin embargo, cada uno de los artículos fue revisado cuidadosamente en busca de asuntos que debían incluirse o quizás corregirse a la luz de los descubrimientos arqueológicos más recientes o el desarrollo del pensamiento teológico. Algunos, como los relativos a cada libro de la Biblia, fueron ampliados, reorganizados y uniformados en su presentación para facilitar el estudio de los mismos. Y desde luego, el lector encontrará un sinfín de artículos nuevos que satisfacen las inquietudes de muchos de los que se acercan a la Biblia para estudiarla.
Desde luego, esta obra se ve altamente beneficiada por al nueva presentación gráfica. Hemos incluido más de cuatrocientas fotos en colores que, ademas de situar al lector en el ambiente mismo que está estudiando, embellecen el libro.
Es nuestro mayor anhelo que esta obra sea de bendición a todos los que aman la Palabra de Dios.
Los editores
PREFACIO
(A la primera edición)
Este nuevo y magnífico Diccionario ilustrado de la Biblia llega a nuestras manos en una hora perfecatamente propicia. Este es el siglo de la Biblia en las Américas y España. Numerosos millares de creyentes necesitamos de este volumen saturado de información bíblica e história para conocer a fondo lo que Dios enseña en la Biblia, que es su revelación especial («la Escritura … fue traída … por los santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo». 2 P. 1.20, 21).
Sin la Biblia, el cristianismo se torna anémico y está a un paso de la extinción. El honrar a Jesucristo—el Verbo viviente de Dios—y el honrar las Sagradas Escrituras—el Verbo escrito de Dios—marchan paralelamente. Quien en verdad ama a Cristo, ama también con devoción su Palabra inspirada. El Señor Jesús afirmó: «el que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama» (Jn 14.21).
Pero tenemos que conocer toda la Escritura, y no exclusivamente algunos trozos favoritos de la misma. Lo que propiament deber llamarse «la Palabra de Dios», es la totalidad de la revelacíon bíblica. En los Salmos leemos: «la exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples … La suma de tus palabras es verdad» (Sal 119:130, 160). Sin embargo, ha múltiples pasajes bíblicos que no siempre son fáciles de comprender sin un marco de conocimientos lingüísticos, históricos, geográficos y culturales.
Este nuevo Diccionario ilustrado de la Biblia llena ese vacío. Suple en gran parte las necesarias respuestas a miles de preguntas que surgen al analizar las páginas escriturales y al procurar estudiarlas exegéticamente.
Por cuanto creo que los cristianos de las Américas y de España necesitamos, hoy más que nunca, conocer y vivir la Palabra de Dios, es que recomiendo a todo el mundo que tenga a la mano un ejemplar del Diccionario ilustrado de la Biblia. ¡Vale la pena (cualquier sacrificio personal) para adquirirlo!
Es mi mayor deseo que nos transformemos todos en «hombres y mujeres de la biblia». Solamenta así veremos un despertamiento moral y espiritual de consecuencias transformadoras en los países de habla española.
Luis Palau
México, D.F.
Enero de 1974
LISTA DE COLABORADORES
(Se señalan los estudios y cargos que tenín en el momento de la primera edicíion.
José M. Abreu
Lic. Lit., Licenciatura en Teología (L.T.). Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Ismael E. Amaya
Bachiller en Divinidades (B.D.) y candidato al doctorado en Teología (D.T.). Profesor de Filosofía y Religión, Pasadena College, California
Justo C. Anderson
Licenciatura en Artes (L.A.) y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica
y Homilética, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Buenos Aires
Eduardo Aparicio T.
Bachiller en Teología (B.T.). Candidato a la L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Nazareno Centroamericano, San José
Victorio Araya G.
L.T. y licenciatura en Filosofía (L.F.). Profesor de Filosofía
e Historia del Pensamiento Cristiano, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Gerardo de Ávila
Pastor y Evangelista, Miami
A. Benjamín Bedford
B.D. y D.T. Profesor de trabajo práctico y Administración Pastoral, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Jorge B. Biddulph
M.R.E. Rector y Profesor de Literatura Bíblica y Teología, Seminario Bíblico Unido
de Colombia
José M. Blanch
L.T. y doctor en Filosofía (D.F.). Profesor de Sociología, Universidad de Costa Rica y Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Juan M. Boice
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
J. Mervin Breneman
L.A. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Buenos Aires
Santiago Canclini
Capellán y Profesor de Evangelismo, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Emilio E. Castro
L.T. Director Ejecutivo de la División de Misión Mundial y Evangelismo del Consejo Mundial de Iglesias, Ginebra
A. Clark Scanlon
B.D. y D.T. Director y profesor de Teología, Ética y Evangelismo, Instituto Teológico Superior Bautista, Guatemala
Stanley D. Clark
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento y Griego, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Samuel Cuadra C.
Profesor del Instituto de Lengua Española, San José
W. Dayton Roberts
B.D. y Litt. D. Ex Secretario General Comunidad Latinoamericana de Ministerios Evangélico (CLAME), San José
Carlos E. Derr
L.T. Profesor de Nuevo Testamento y Evangelismo, Centro Bíblico del Caribe, Sincelejo
Jorge E. Díaz
L.T. Profesor de Teología e Historia Eclesiástica, Instituto Superior Teológico Bautista, Guatemala
W. Douglas Smith
M.S., L.A. y L.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminarios Teológicos Jorge. Allen y Bautista
Héctor Espinoza Treviño
L.A. Director del Instituto Evangelístico de México, D.F.
Manuel V. Flores
M.R.E. y doctorado en Divinidades (D.D.). Rector, Seminario Evangélico Unido, México, D.F.
Ricardo Foulkes B.
L.T. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Carlos T. Gattinoni
L.T. Obispo de la Iglesia Evangélica Metodista de Argentina, Buenos Aires
Jorge Gay C.
L.T. y D.F. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
James E. Giles
B.D. y D.T. Profesor de Teología Práctica, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Andrés J. Glaze
B.D., D.T. Rector y Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Ananías P. González
L.T. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Internacional Teológico Bautista,
Buenos Aires
Jorge A. González
S.T.B. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Berry College, Mt. Berry, Georgia
Justo L. González
L.A., S.T.M. y D.F. Profesor de Teología Histórica, Candler School of Theology, Emory University, Atlanta
José Grau Balcells
Director de Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona
Enrique Guang T.
L.T. Rector y Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Alianza, Guayaquil
Tomás D. Hanks
L.A. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Robert T. Hoeferkamp
S.T.M. Profesor de Teología y Nuevo Testamento, Seminario Luterano Ausbufgo, México, D.F.
David M. Howard
L.A. Director Misionero de Inter- Varsity Christian Fellowship, WI
Juan E. Huegel
L.T. Profesor de Teología Práctica y Hermenéutica, Seminario Unido Evangélico, México, D.F.
Juan C. Huffman
B.D. y L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
David James-Morse
Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
Jean-Daniel Kaestli
L.T. Director del Centro Universitario Protestante,
Ginebra
Juan A. Kirk
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios
Teológicos, Buenos Aires
Federico Lange
B.T. Profesor de Antiguo Testamento y Liturgia, Seminario Concordia, Buenos Aires
Alfonso Lloreda B.
L.T. y D.D. Candidato al
D.F. Rector de la facultad Latinoamericana de Teología Reformada, México, D.F.
Rubén Lores
Lic. Fil. Rector, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Guidoberto Mahecha
L.T. Pastor de la Iglesia Presbiteriana, Girardot
Kenneth L. Mahler
Licenciatura en Divinidades (L.D.). Presidente, Consejo de Iglesias Luteranas en Centroamérica
Joyce Main de Hanks
L.A. y candidata a D.F. Profesora de Francés, Universidad de
Costa Rica, San José
Jorge Maldonado Rivera
B.T. y S.T.M. Director del Departamento de Educación Teológica Iglesia del Pacto
Werner G. Marx
S.T.M. y D.D. Ex director del Instituto Bíblico Moravo, Bilwaskarma
Oscar Mas Herrera
D.F. Profesor de Filosofía, Universidad de Costa Rica e Instituto de Teología de América Central, San José
Luis F. Mercado
D.T. Secretario Ejecutivo de la Convención Bautista de Puerto Rico, Hato Rey
José Míguez Bonino
D.T. Director de Estudios Posgraduados, Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Otto R. Minera
B.T. Redactor de Editorial Caribe
Víctor Monterroso R.
B.D. y candidato al D. Miss. Profesor de Teología Práctica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
José A. Morales
Secretario Ejecutivo, Sociedades Bíblicas de Costa Rica y Panamá, San José
Kenneth B. Mulholland
S.T.M. y D.T.P. Ex rector, Instituto Teológico de la Iglesia Evangélica y Reformada, San Pedro Sula
Reynaldo Murazzi S.
M.R.E. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Alan P. Neely
B.D. y D.T. Profesor de Filosofía de Religión y Misiones, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Pedro Nelson A.
B.D. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME,
San José
Wilton M. Nelson
L.T. y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Emilio A. Núñez
L.T. y D.T. Rector y profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Rodolfo Obermuller
D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Tapani Ojasti L.
L.T. y L.F. Pastor Luterano y candidato a los doctorados en Filosofía y Teología, Estrasburgo
Juan H. Orme
L.T. y candidato al D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jetty Otárola de De la Vega
B.T. Colaboradora del Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Euclides Padilla C.
B.T. Pastor del Templo Bíblico, San José
Federico J. Pagura
L.T. Obispo de la Iglesia Metodista en Costa Rica y Panamá, San José
Jerry Parkerson
L.T. Asociado del Evangelismo
en Acción, Misión Centroamericana, Bilbao
Russell A. Patrick
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Cali
Pablo R. Peaslee
B.D. Decano del Instituto y Seminario Bíblico, Puebla
Héctor Pina C.
B.T. y doctor en Ed. Rector
del Seminario Evangélico
de Lima
Alberto T. Platt
L.T. y D.T. Director General y Profesor de Teología y Biblia, Seminario Centroamericano, Guatemala
Aristómeno Porras P.
Secretario de Información y Promoción de las Sociedades Bíblicas en América Latina y Director de La Biblia en América Latina, México, D.F.
Alejo Quijada G.
B.T. Candidato a la Licenciatura
en Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Antonio Rengifo T.
B.T. y L.A. Miembro del Personal de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos,
Lima
Adolfo Robleto D.
B.T. Secretario del Departamento de Materiales Generales para Iglesias, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, TX
Víctor Rodríguez
L.T. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME, Bogotá
Ramón Rojas L.
Bach. Hum. Secretario General del Movimiento Universitario Evangélico Venezolano, Caracas
Raymond S. Rosales
L.T. Director del Departamento de Extensión, Seminario Luterano Ausburgo, México, D.F.
F. Ross Kinsler
B.D. y D.F. Profesor del Seminario Teológico Presbiteriano,
Guatemala
Constantino Ruiz-Garrido
Lic. Fil. Traductor, editor y profesor de griego, Escuela Bíblica de Madrid
Laverne A. Rutschman
D.T. Profesor de Teología y Antiguo Testamento, Seminario Teológico Menonita, Montevideo
Robert S. Sabean
L.D. y M.S. Director de Campamentos, Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Dalton Said Henríquez
L.T. Profesor de Lenguas Bíblicas y del Antiguo Testamento, Seminario Teológico Evangélico
de Brasil, Belo Horizonte
Edesio Sánchez C.
D.T. Profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano,
San José
Pedro Savage
B.D. Rector del Seminario Teológico Jorge Allan, Cochabamba
Luis A. Seggiari
L.D. Médico Cirujano, Profesor de la Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, y de la Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
Juan E. Stam
L.A., B.D. y D.T. Profesor de Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
L. Stanford Orth
L.T. y D.T. Vicerrector y profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Pablo E. Sywulka
L.T. Profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Guillermo D. Taylor
L.T. y candidato al D.F. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jorge J. Taylor
S.T.B. y D.F. Decano y Profesor de Sicología y Consejo, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Lincoln H. Toalombo
B.T. Pastor de la Iglesia Bíblica, Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica
Ernesto H. Trenchard
Bachiller en Artes (B.A.). Director de «Curso de Estudio Bíblico» y de la Editorial Literatura Bíblica, Madrid
Floreal Ureta
L.T. Profesor de Filosofía y Biblia, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Virgilio F. Vangioni
L.T. y Mus. M. Secretario, Sociedad Bíblica, Madrid
Pedro Vega R.
L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Reformado Presbiteriano, Barcelona
C. Pedro Wagner
L.T. Profesor de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Misiones Mundiales, Seminario Teológico Fuller, Pasadena
Wayne C. Weld
L.A. y D. Miss. Profesor Seminario Bíblico Unido de Colombia, Medellín
Irene Westling de Foulkes
L.A. Profesora de Griego, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
John H. Will
B.D. Pastor, Faith United Church, Woodsboro, TX
Roy B. Wyatt
B.D. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Miguel A. Zandrino
Dr. en Bioquímica. Presidente, Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
C. Hugo Zorrilla
B.T. y L.A. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
INTRODUCCION
(A la primera edición)
Desde que los valientes colportores de las Sociedades Bíblicas abrieron brecha en Iberoamérica para el movimiento evangélico, este se ha caracterizado por su decidido énfasis en las Sagradas Escrituras. Por otra parte, muchos católicos romanos están dando ahora una importancia semejante a la biblia, debido a un avivamiento bíblico impulsado por el Concilio Vaticano II. De ahí la necesidad de ayudas idóneas para el número creciente de estudiantes de las Escrituras.
Hasta fechas recientes contábamos con pocas ayudas literarias en castellano para los estudiantes de la Biblia. Para los evangélicos, las do más importantes han sido el Diccionaro del a Santa Biblia (1901, que lo reemplazó la Concordancia de las Sagradas Escrituras, basada en la revisión de 1960 de la versión RV). Estas dos obras las publicaron en castellano la Sociedad Americana de Tratados hasta 1948 y desde esa fecha la Editorial Caribe. Han tenido una circulación enorme y han prestado un servicio de incalculable valor a pastores, maestros de Escuela Dominical y estudiantes de las Escrituras en general.
El Diccionario era la traducción del Dictionary of the Bible (1886) editado por el Rvdo. William W. Rand, pastor del a Iglesia Reformada en Estados Unidos de América. Huelga decir, que hace años el Diccionario iba a caducar. Indicio notorio de esto es el hecho de que, según su artículo sobre «Jerusalén», ¡la santa ciudad está en manos de los turcos! Desde 1886 ha transcurrido mucha historia, con grandes adelantos en las ciencias que contribuyen en la mejor comprensión de las Escrituras, especialmente en la filología y la arquelogía (por ejemplo, el descubrimiento de los papiros de Oxyrhynchus y Chester Beatty, las tabillas de Tell-el-Amarna, Mati, Ras Samra y Nuzi, y últimamente los famosos «Rollos del Mar Muerto»).
Por el año 1960 empezaba a sentirse la imperiosa necesidad de poner al día el viejo Diccionario. Se inció una revisión de los artículos existentes, pero este plan se rechazó por inadecuado. Se resolvió entonces editar un nuevo diccionario y darle carácter hispanoamericano. La tarea se encomendó a algunos profesores de Seminario Bíblico Latinoamericano. Luego los encargados pedimos la colaboración de distintas personas, especialmente a profesores de seminarios e institutos bíblicos de Iberoamérica y algunos de España y América del Norte.
Así es que han participado en la preparación del Diccionario ilustrado de la Biblia más de cien colaboradores residentes en tierras que van desde Españ hast Texas y desde México hast Argentina. Representan una gran fariedad de confesiones cristianas; pero todos aman la Palabra de Dios y desean auydar o otros a comprenderla mejor.
Los que auspiciamos la publicación del presente Diccionario creemos que las Escrituras son inspiradas por el Espíritu Santo (2 Ti 3.15–17; 2 P 1.20, 21) y constituyen la revelación especial de Dios que nos conduce a la persona de Jesucristo. Esta postura ha sido norma orientadora para los editores sin coartar la debida libertad académica. En asuntos secundarios los colaboradores no siempre han estado de acuerdo entre sí, y los editores no hemos pretendido armonizar todos los criterios.
Al confeccionar este Diccionario, hemos pensado no solo en los teólogos eruditos, sino también en los predicadores, obreros laicos, maestros de Escuela Dominical y todos los estudientes de las Escrituras para entregarles una herramienta que les aude en sus esfuerzos de «exponer bien la palabra de verdad» (2 Ti 2.15 HA). Para los que desean profundizar más en el estudio de la biblia, ofrecemos al final de este volumen un compendio anotado de «Ayudas bibliográficas para el estudio de la Biblia».
El editor general quiere manifestar por este medio su sincera y sentida gratitud hacia todos los que prestaron su valiosa cooperación, especialmente hacia los colegas editores asociados, los doctores Ricardo Foulkes, Dayton Roberts, Mervin Breneman, Tomás Hanks y Juan Huffman, a quienes les tocó la labor importante, y a veces tediosa, de revisar el contenido de aproximadamente 2100 artículos quie componen el Diccionario.
Además, desea hacer mención especial de ciertos contribuyentes que hicieron aportes extraordinarios. El que hizo la contribución mayor (80 artículos, 30.000 palabras) fue el doctor Foulkes. Después sigue el doctor Justo L. González (hijo) que escribió 61 artículos (23.500 palabras). Los siguientes colaboradores contribuyeron con más de 15.000 palabras cada uno: doctor José Míguez Bonito, doctor Alfonso Lloreda, doctor Tomás Hanks, licenciado José María Abreu, el doctor Werner G. Marx y el Rvdo. Aristómeno Porras.
Durante los años de la preparación del Diccionario, murió uno de los colaboradores, el profesor Ernesto H. Trenchard. Don Ernesto había dedicado casi 50 años a la causa evangélica en España. Fue director de «Cursos de Estudio Bíblico» y autor de varios libros de exposición bíblica. Escribió 46 artículos para el Diccionaria ilustrado de la Biblia.
Una vez pasados por el proceso editorial, los artículos se sometieron a varias redacciones. Agradecemos a los redactores, señores Otto Minera, Rolando Ross, Juan Rojas y Pedro Vega su importantísimo trabajo; también a la mecanógrafa Srta. Marta González, que sacó en limpio los artículos editados y redactos. Agradecemos también la hermosa obra del dibujante cartógrafo, Edwin Morris.
Finalmente, el editor general da gracias a la compañera de su vida, Thelma Agnew de Nelson, quien estuvo a su lado los siete años de la confección del Diccionario, fortaleciéndole y ayudándole en diversas maneras.
Sobre todo la gracias al Dios que inspiró a los profetas y apóstoles para que pusieran en forma escrita su revelación a los hombres. Quiera Él usar esta Diccionario para hacer que la Escritura sea más «útil para ensenñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y bien preparado para hacer toda clase de bien» (2 Ti 3.16, 17 VP).
Wilton M. Nelson
Editor General
San José, Costa Rica
Enero de 1974
AARÓN Hijo de Amram y Jocabed, de la tribu de Leví (Éx 6.20), hermano mayor de Moisés (Éx 7.7) y de María (Nm 26.59; 1 Cr 6.3). Su esposa fue Elisabet y sus cuatro hijos fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
En las narraciones más antiguas del Pentateuco se presenta a Aarón como «boca» de Moisés (Éx 4.16) ante Faraón. Parece que Aarón tenía fama de orador, mientras que Moisés se sentía «torpe de lengua» (Éx 4.10, 14). Por tanto, Dios lo escogió para ayudar a Moisés en el proceso de liberación de Egipto al pueblo de Israel (Éx 4.27). Al principio siempre acompaña a Moisés (Éx 5.1, 4, 20; 6.13; 7.6, 10, 20; 8.5, 12, 16, 25; 9.8, 27; 10.13, 16; 11.10; 12.1, 31; 17.10–12). Pero después del cruce del mar Rojo parece dejar esta responsabilidad y Moisés habla directamente al pueblo (Éx 14.13).
Foto: Museo bíblico, Amsterdam
Figura de Aarón vestido de sumo sacerdote, incluyendo el efod con doce piedras preciosas que representan las tribus de Israel. (Nm 17)
Aarón figuró entre los líderes de Israel (Éx 19.24; 24.9; 34.31) y estuvo con ellos cuando vieron a Dios. Sin embargo, no tuvo cualidades de líder. Cuando sustituyó a su hermano al subir este al monte Sinaí, no supo mantener el orden (Éx 32.25) ni pudo resistir las exigencias del pueblo de Israel. Para complacerlos hizo un becerro de oro. Es posible que tuviera en mente al sagrado buey Apis de Egipto o al toro de los cananeos.
El momento cumbre de la vida de Aarón fue cuando se le nombró sumo sacerdote (Éx 28.1; Lv 8.2). Se confeccionaron vestidos especiales para este servicio (Éx 28.2ss; 39.1ss), como señal de su autoridad religiosa y de su representación de Israel ante Dios. El relato de su consagración es minucioso (Éx 29.1–37; Lv
. El punto central de su ministerio fue el Día de Expiación, al entrar en el Lugar Santísimo como único representante del pueblo de Israel (Lv 16.13, 14). Dios sostuvo la autoridad de su sacerdocio frente a una rebelión (Nm 16) y la confirmó con el milagro de la vara que floreció (Nm 17).
El oficio sacerdotal que ejercía no evitó una lucha por el poder contra Moisés. Quiso justificar sus proyectos alegando que Moisés había tomado una mujer cusita (Nm 12.1, 2). Sin embargo, Jehová intervino para reafirmar que escogió a Moisés para ser «boca» de Dios.
Por su falta de fe, no se le permitió entrar en la tierra prometida (Nm 20.12). Entregó el sumo sacerdocio a su hijo Eleazar en el monte Hor (Nm 20.26; Dt 10.6), donde murió siendo anciano (Nm 33.38, 39). (→ Sumo sacerdote.)
ABADÓN (en hebreo, perdición). Nombre poético del mundo de abajo. En Job, Salmos y Proverbios denota simplemente la morada de los muertos (→ Seol). Sin embargo, en la literatura rabínica designa específicamente el lugar de condenación y castigo, o sea, un departamento de las regiones infernales reservado para los inicuos. Este matiz se refleja en su empleo como nombre del ángel del abismo en Ap 9.11; Juan lo traduce Apolión (destructor).
ABANA Y FARFAR Ríos de Siria que Naamán menciona en 2 R 5.12. Son ríos claros y Naamán sostenía que eran mejores que «todas las aguas de Israel», y en nada comparables con el → Jordán. Tenía razón. Tal vez el Abana es el actual río Barada, que nace en el Antilíbano, unos 30 km al noroeste de Damasco. Pasa por la ciudad hacia el sudeste y desemboca en un lago pantanoso 30 km al este. Riega los llanos y brinda agua a la ciudad de Damasco. Por eso Naamán habló de su grandeza.
El río Farfar probablemente es el moderno Awaj, que nace en el monte Hermón y corre unos 14 km al sur de Damasco; fluye de oeste a este. Es perenne y riega la región entera.
ABARIM (más allá o del otro lado). Monte situado al este del mar Muerto y del bajo Jordán, frente a Jericó, en el territorio de Moab y en la tribu de Benjamín (Nm 33.48; Dt 32.49). El uso del plural (Nm 33.47, 48) sugiere una cadena de montañas. Los montes Nebo, Pisga y Peor formaban parte del Abarim (Nm 27.12; 33.47, 48; Dt 32.49; 34.1). Los israelitas acamparon dos veces en Ije-abarim (Nm 21.11; 33.44).
ABBA Forma enfática del arameo ab (padre), usada por lo general para expresar una relación filial íntima. Raras veces se usa para referirse a Dios y mucho menos en oración, como lo hace Jesús en Mc 14.36 (donde se añade la traducción griega). Tal vez se dirigió así a Dios, no solo en la ocasión citada, sino también en otras en que los evangelistas tradujeron abba como «padre», «padre mío» o «mi padre». Abba expresa la relación única de plena comunión y confianza del Hijo con el Padre y, según parece, la iglesia primitiva adoptó el término sobre todo en la oración (Ro 8.15; Gl 4.6), pues «el Espíritu de adopción» incorpora al cristiano en esa nueva relación.
Desde el punto de vista hermenéutico el concepto «padre» ha sufrido, hacia finales del siglo XX, un profundo deterioro. En primer lugar, la mujer parece ser la nueva cabeza del hogar. Esto significa que las nuevas generaciones saben que existe algo denominado «padre», pero no tienen un vínculo real entre el significado de «padre» y la vida cotidiana. El concepto del hombre como proveedor de la familia también ha sufrido. Por ejemplo, en Costa Rica, el 52% de las mujeres son cabeza de hogar y responsables directas de la manutención de los hijos.
Sin embargo, el aspecto más doloroso de este deterioro tiene que ver con las acciones violentas de los hombres contra sus compañeras e hijos. Dentro de esa violencia debemos contar la agresión física, sicológica y sexual. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué comunicamos cuando le llamamos Padre a Dios? ¿Somos padres al estilo de Dios?
ABDÍAS (siervo de Jehová). Nombre hebreo de por lo menos 12 hombres del Antiguo Testamento. Entre los personajes veterotestamentarios que llevan este nombre se encuentran:
1. El mayordomo de Acab (1 R 18.3–16) que salvó de la furia de Jezabel a 100 profetas de Jehová.
2. El cuarto de los profetas menores (Abd 1), aunque en este caso quizás no sea un nombre propio.
3. Los restantes se mencionan en 1 Cr 3.21; 7.3; 8.38 (cf. 9.44); 9.16 (cf. Neh 11.17; 12.25); 12.9; 27.19; 2 Cr 17.7; 34.12; Esd 8.9; Neh 10.5.
Bibliografía:
J.D. Douglas, et al., New Bible Dictionary, Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, IL, 1988.
ABDÍAS, LIBRO DE Es el libro más breve del AT y uno de los más descuidados por la erudición. Presenta múltiples desafíos en lo que respecta a autoría, fecha, lugar/contexto de composición e interpretación. Se atribuye a Abdías (nombre que significa siervo de Jehová), pero no hay información adicional que permita determinar si se trata de un nombre propio o de un término descriptivo (p. ej., «visión de un siervo de Jehová»).
Autor Y Fecha
No se sabe con certeza la fecha de esta profecía. Se ha sugerido que se escribió durante el reinado de Joram (ca. 848–841 a.C.), cuando los filisteos y los árabes saquearon a Jerusalén (2 Cr 21.16, 17; Jl 3.3–6; Am 1.6). En aquel tiempo los idumeos eran enemigos acérrimos de Judá (2 R 8.20–22; 2 Cr 21.8–10; cf. Éx 15.15; Nm 20.14ss; Sal 83.6; Is 63.1–6; Jl 3.19), lo que bien pudo deberse, como dicen los vv. 10–14, a la rivalidad de Esaú y Jacob.
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ABDÍAS:
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I. Predicciones de juicio sobre Edom 1–9
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II. Razones para el juicio de Edom 10–14
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Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
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III. Resultados del juicio sobre Edom 5–16
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IV. Israel toma posesión de Edom 17–21
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Marco Histórico
Sin embargo, muchos eruditos ven en Abd 10–14 una descripción de hechos acontecidos en ocasión de la destrucción de Jerusalén, en 586 a.C., y creen que Abdías quizás se escribió después de aquel suceso; sin embargo, la existencia de lagunas en la información disponible dificulta una conclusión definitiva al respecto.
Es importante considerar las relaciones literarias que existen entre Abdías y otros escritos del Antiguo Testamento. La asociación literaria más notable es con Jeremías (cf. v. 1a y Jer 49.7; v. 1b–4 y Jer 49.14–16; 5–6 y Jer 49.9–10a). También existen relaciones literarias con Joel y Ezequiel (cf. 11 y Jl 3.3; v. 15 y Jl 1.15; v. 16 y Jl 3.17; v. 18 y Jl 2.5; Ez 25.12–14). Es probable que cada una de estas colecciones proféticas se sirviera de una fuente común de materiales para sus respectivos fines.
Esta fuente común tal vez se originó en el contexto litúrgico que proclamaba a Jehová como guerrero poderoso que castiga tanto a sus enemigos como a su propio pueblo.
Estructura Del Libro
El tema principal es el juicio divino que caería sobre Edom, descendientes de Esaú, por su malévola actitud hacia los hijos de Judá. La primera parte del libro (vv. 1–14) describe la soberbia de Edom, su falsa confianza en la posición estratégica que disfrutaba su capital (→ Sela) y su falta de misericordia hacia los habitantes de Judá cuando el enemigo los humilló. Por estas razones, los edomitas sufrirían el juicio de Dios (vv. 4, 8, 9).
En la segunda sección (vv. 15–21) se anuncia la llegada del día de Jehová, que significará juicio sobre todas las naciones y exaltación para el pueblo de Israel. El v. 21 festeja el reinado de Jehová implícito en el triunfo del monte Sion sobre el monte de Esaú.
Otros Puntos Importantes
A medida que se desarrolla el argumento de Abdías, queda claro que Edom es una metáfora que trasciende el contexto inmediato y que se refiere a los pueblos que se oponen a Jehová y a los suyos. Edom no entiende de solidaridad, de compasión ni de fidelidad a un pueblo hermano. Edom confía en la condición propia de un pueblo de tradición sapiencial venerada (→ Temán), con poderío militar, estratégica ubicación geográfica y relaciones sociopolíticas importantes con los poderosos de la región. No se le ocurre que el pueblo santo «que ha sido rescatado/liberado» (remanente) en última instancia trasciende y es vindicado. No entiende que triunfe la visión alternativa del monte de Sion sobre la sabiduría establecida de los montes de Esaú.
Abdías, pues, nos recuerda que desde el monte Sion las cosas se ven desde la óptica de un pueblo que, en virtud de haber sido liberado por Dios, vive bajo su dominio.
Bibliografía:
Richard J. Coggins y S. Paul Re’emi, Nahum, Obadiah, Esther: Israel Among the Nations, Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1985. Andrew Hill y John Walton, A Survey of the Old Testament, Zondervan, Grand Rapids, MI, 1991. Washington Padilla, Amós/Abdías, Editorial Caribe. Alonso Schökel, 2 Vol., Los profetas, Editorial Cristiandad, Madrid, 1982.
ABED-NEGO Nombre babilónico de Azarías, uno de los tres compañeros de Daniel en Babilonia (Dn 1.7). Junto con Sadrac y Mesac, lo nombraron para el servicio real de Nabucodonosor (Dn 2.49). Cuando los tres rehusaron adorar la estatua de oro que este levantó, se les condenó a morir en un horno de fuego (Dn 3.13–22). Dios intervino para salvarlos (Dn 3.24–26), y sus puestos les fueron restituidos (Dn 3.30). Su fe ha sido ejemplo para los judíos (1 Mac 2.59) y para los cristianos (Heb 11.33, 34).
ABEJA Insecto himenóptero, muy común en Tierra Santa dada la abundancia de flores. Había tantas flores que era natural que Palestina se llamara «tierra que fluye leche y miel» (Éx 3.8; Dt 6.3), y que se usaran frases como: «Me rodearon como abejas» (Sal 118.12), o se aludiera a las abejas en enigmas, como en el caso de Sansón (Jue 14.8).
El nombre → Débora significa abeja (Gn 35.8; Jue 4.5).
ABEL (hálito o lo transitorio).
1. Segundo hijo de Adán y Eva (Gn 4.2). Era pastor de ganado menor (R. de Vaux) y su trabajo lo vincula con la vida nómada, contrario a su hermano Caín, que era agricultor y apunta a la vida sedentaria. El Nuevo Testamento lo presenta como justo (Mt 23.35).
Con Caín, su hermano mayor, hizo sacrificio a Jehová. Su ofrenda fue bien recibida, pero la de Caín no (Gn 4.3–10). Según Heb 11.4, la fe de Abel valoró su sacrificio.
El biblista alemán Gerhard von Rad dice sobre la aceptación del sacrificio de Abel: «No se nos dice que Dios no miró con agrado ambos sacrificios, sino solo el de Abel. Encarecidamente se ha buscado una explicación a esta preferencia, pero el motivo de la misma no está ni en el ritual, ni en el ánimo de Caín. A nada de eso alude el texto. El único punto de apoyo que podemos colegir del relato es que a Jehová le agradó más el sacrifico cruento. Visiblemente el narrador quiere dejar a la libre voluntad de Dios la aceptación del sacrificio. Renuncia a hacer comprensiblemente lógica la decisión contraria a Caín y favorable a Abel («Yo hago merced a quien hago merced, y muestro compasión a aquel de quien me compadezco», Éx 33.19). El relato es tan conciso y corre tan impetuoso hacia la catástrofe, que no deja margen para explicaciones, necesarias sin embargo. Y así, no sabemos siquiera cómo fue que Caín conoció este juicio de Dios. En todo el Oriente Antiguo aceptar o rechazar un sacrificio dependía del aspecto de lo ofrecido por la víctima; en eso hemos de pensar aquí también. Pero en este pasaje, nada se indica al respecto» (Gerhard von Rad, pp. 125–126)
En Génesis, la narración de la vida de Abel es muy breve. En 4.8 se describe su muerte, la que planificó y ejecutó su hermano.
Se recomienda que este artículo se lea junto con el de → Caín.
2. Prefijo de algunos nombres toponímicos. En tales casos Abel significa «prado» o «valle». Por ejemplo, Abel-sitim (Nm 33.49), Abel-mehola (Jue 7.22), Abel-bet-maaca (1 R 15.20), Abel-main (2 Cr 16.4), Abel-mizraim (Gn 50.11). Se usa como voz independiente en 2 S 20.18.
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982.
ABEL-BET-MAACA (prado de la casa de opresión). Ciudad en el norte de Palestina, en la latitud de Tiro, que en 2 Cr 16.4 se llama «Abel-maim». Tiene importancia histórica por ser el lugar adonde huyó Seba al rebelarse contra David (2 S 20.13–22). Ochenta años después la tomó Ben-adad, rey de Asiria (1 R 15.20). Tiglat-pileser, rey de Asiria, la incorporó a su imperio 200 años después (2 R 15.29). En la antigüedad se conoció por su fidelidad a las costumbres israelitas (2 S 20.18). Actualmente se identifica con Tel-abil, cerca del pantano Hulé.
Foto de Willem A. VanGemeren
Promontorio de Abel-bet-maaca en la parte norte de Neftalí.
ABEL-MEHOLA Ciudad natal de Eliseo (1 R 19.26), situada cerca del lugar donde Gedeón derrotó a los madianitas (Jue 7.22). Es común identificarla con la actual Tel Abu Sifri, al lado oeste del Jordán, a media distancia entre el mar Muerto y el mar de Galilea.
ABEL-MIZRAIM (prado o lamento de los egipcios). Nombre que se dio a la era de Atad, donde José y sus acompañantes lloraron a Jacob durante siete días en camino a Mamre y donde tuvieron que sepultarlo. Hoy es un lugar desconocido. Génesis 50.10s lo sitúa «al otro lado del Jordán», pero algunos exégetas opinan que una mejor traducción de esta pasaje sería «en la región del Jordán».
ABEL-SITIM (Nm 33.49). → Sitim.
ABI → Abías No. 8.
ABIAM → Abías No. 6.
ABÍAS (el Señor es mi padre).
1. Séptimo hijo de Bequer, hijo a su vez de Benjamín (1 Cr 7.8).
2. Esposa de Hezrón, nieto de Judá (1 Cr 2.24).
3. Segundo hijo de Samuel, nombrado juez con su hermano Joel. Su corrupción dio pretexto para que el pueblo pidiera rey (1 S 8.1–5; 1 Cr 6.28).
4. Padre de una familia sacerdotal que formó la octava clase cuando David dividió a los sacerdotes en 24 clases para desempeñar el servicio del templo (1 Cr 24.10). Zacarías, padre de Juan el Bautista, fue de esta clase (Lc 1.5).
5. Hijo de Jeroboam, primer rey de Israel. Murió joven y muy llorado conforme a la profecía que el profeta Ahías le dio a su madre (1 R 14.1–18).
6. Hijo y sucesor de Roboam, primer rey de Judá. Reinó durante tres años. Ganó una victoria notable sobre Jeroboam, rey de Israel (2 Cr 13). Se llama «Abiam» en 1 R 14.31; 15.1, 7, 8.
7. Sacerdote de la época de Nehemías; firmó el pacto (Neh 10.7; 12.4, 17).
8. Madre de Ezequías, rey de Judá (2 Cr 29.1). Llamada «Abi» en 2 R 18.2.
ABIATAR Hijo de Ahimelec, sacerdote de Nob. Escapó cuando Saúl asesinó a su padre y se unió a David (1 S 22.20–22). Llevó consigo el efod que le ayudó a conocer la voluntad de Dios (1 S 23.6–12). Después que David subió al trono, sirvió como uno de sus oficiales (1 Cr 27.34). Ayudó a llevar el arca a Jerusalén (1 Cr 15.11, 12). Él y su hijo Jonatán sirvieron de espías para David en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.35ss). Ayudados por Husai, comunicaron a David los planes de Absalón (2 S 17.15–17). Al final del reinado de David, Abiatar cooperó en el intento fallido de coronar a Adonías (1 R 1), por lo cual Salomón lo destituyó (1 R 2.26, 27). Con este acto se cumplió lo que Dios dijo respecto a la casa de Elí (1 S 2.27–36).
Durante el reinado de David hubo dos sumos sacerdotes, Sadoc y Abiatar (1 Cr 15.11), aunque parece que Abiatar tenía un rango mayor que Sadoc (1 R 2.35). Después de la destitución de Abiatar, quedó solamente el linaje de Sadoc.
ABIB (espigas maduras). Primer mes del año litúrgico hebreo y séptimo del año civil. Su nombre se deriva del palestino local, y se llama así porque en ese tiempo se maduraba el grano. Especialmente la cebada se espigaba en este mes. La Fiesta de las Primicias se ofrecía el 16 del mes. El día 10 de Abib se iniciaba la preparación de la Pascua. Se mataba la víctima el día 14, hacia la puesta del sol, y se comía esa misma noche al comenzar el día 15. Los días 15 al 21 eran el tiempo de la Fiesta de los Panes sin Levadura que terminaba con una convocación solemne (Éx 12.1, 2; 13.4, 6; 23.15; 34.18; Dt 16.1). Su nombre después del cautiverio es Nisán. Corresponde a marzo-abril. (→ Mes.)
ABIEZER (mi padre es ayuda).
1. Hijo de Galaad, nieto de Maquir y bisnieto de Manasés (1 Cr 7.14–18), llamado también Jezer (Nm 26.30). Sus descendientes, los abiezeritas, fueron los que primero se reunieron con Gedeón, cuando este buscaba hombres para luchar en Jezreel contra los madianitas y amalecitas (Jue 6.33, 34).
2. Uno de los valientes de David (1 Cr 11.28). Era benjamita (1 Cr 27.12), natural de Anatot (2 S 23.27).
ABIGAIL (mi padre es gozo).
1. Hermosa y prudente esposa de Nabal, el de Carmel, la cual intervino con su sabio razonamiento y regalos cuando David iba a vengarse de Nabal por su torpe mezquindad. David acató el consejo de Abigail y a los diez días Nabal murió sin que David derramara sangre. Abigail pasó a ser esposa de David, y fue madre de Quileab o Daniel (1 S 25; 2 S 3.3; 1 Cr 3.1).
2. Hermana de David y madre de Amasa (2 S 17.25; 1 Cr 2.16, 17).
ABILINIA Tetrarquía gobernada por → Lisanias en el año 15 de Tiberio (Lc 3.1), y situada en el Antilíbano. Las ruinas de su capital, Abila, se hallan 30 km al noroeste de Damasco, sobre la línea del ferrocarril de Beirut, en un lugar llamado Es-suk. Se le llama Abilina de Lisanias para distinguirla de otras.
ABIMELEC (mi padre es rey).
1. Rey de los filisteos en Gerar. Llevó a Sara a su harén porque Abraham había dicho que era su hermana. Reprendido por Dios en sueños, se la devolvió a Abraham después de reconvenirlo por el engaño (Gn 20.1–18). Más tarde Abimelec y Abraham hicieron un pacto (Gn 21.22–34).
2. Otro rey de Gerar, tal vez hijo del anterior, a quien Isaac le dijo la misma mentira con respecto a su esposa, Rebeca. Aunque los filisteos no la tomaron, cuando Abimelec descubrió el embuste, reprendió a Isaac (Gn 26.1–13). Sin embargo, siguieron en buenas relaciones (Gn 26.26–33).
3. Hijo de Gedeón y su concubina (Jue 8.31). Se hizo rey de Siquem después de la muerte de su padre y mató a 70 hijos de este. Solo se salvó Jotam, el hijo menor, que se escapó. Abimelec murió ignominiosamente cuando una mujer le dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza (Jue 9.50ss).
4. El título del Salmo 34 menciona a un Abimelec. Evidentemente se refiere a Aquis, rey de Gat (1 S 21.10–15). Es probable que Abimelec se use aquí como título real y no como nombre propio.
ABINADAB (mi padre es generoso).
1. Hombre (quizás levita) de Quiriat-jearim en cuya casa permaneció el arca de Jehová desde que los filisteos la devolvieron hasta el reinado de David (1 S 7.1; 2 S 6.3ss; 1 Cr 13.7).
2. Segundo hijo de Isaí y uno de los tres que fueron con Saúl a la guerra contra los filisteos (1 S 16.8; 17.13; 1 Cr 2.13).
3. Uno de los cuatro hijos de Saúl. Murió con dos hermanos y su padre en la batalla de Gilboa (1 S 31.2; 1 Cr 8.33; 9.39; 10.2).
4. Padre de un yerno de Salomón, gobernador de la región de Dor (1 R 4.11).
ABIRAM (mi padre es el excelso).
1. Bisnieto de Rubén que se levantó con Datán, Coré y otros contra Moisés y Aarón. Perecieron juntamente con sus familiares cuando la tierra se los tragó por castigo de Dios (Nm 16.1–32; 26.9; Dt 11.6; Sal 106.17).
2. Primogénito de Hiel. Murió en cumplimiento parcial de la maldición de Josué (Jos 6.26) cuando Hiel reedificó Jericó, ca. 870 a.C. (1 R 16.34).
ABISAG (mi padre es errante). Hermosa virgen de Sunem escogida para cuidar a David en su vejez (1 R 1.1–4). Cuando → Adonías la solicitó como esposa, el nuevo rey Salomón mandó matarlo por haber pretendido el trono, pues las concubinas del muerto debían pasar a su heredero (1 R 2.13–25).
ABISAI (mi padre es Isaí). Primer hijo de Sarvia, hermana de David; hermano de Joab y de Asael (1 Cr 2.16), y uno de los más valientes soldados de David (2 S 23.18, 19). Solo él entró con David en el campamento de Saúl en Zif (1 S 26.5–12). Con Joab siguió tras Abner, general del ejército de Isboset (2 S 2.18, 24). Derrotó a los edomitas (1 Cr 18.12); dirigió parte del ejército de Joab contra los amonitas (2 S 10.10, 14); libró a David y mató al gigante filisteo Isbi-benob (2 S 21.16, 17). Era guerrero cruel (2 S 16.9; 19.21), pero se destacaba siempre por su valor, su intrepidez y su lealtad a David, aun durante las rebeliones de Absalón y Seba (2 S 16.9–11; 20.6, 7).
ABISMO (del griego abyssos, sin fondo). Término con que la LXX traduce la palabra hebrea que denota océano inicial (Gn 1.2), aguas abismales (Sal 42.8) y mundo de los muertos (Sal 71.20).
En el Antiguo Testamento expresa el concepto antiguo del océano, una vasta masa de agua sobre la que flotaba el mundo (Gn 1.2; 7.11) y alude a un elemento del caos primitivo (Job 28.14).
En el Nuevo Testamento se presenta como morada o calabozo de los demonios (Lc 8.31; Ap 9.1ss; 11.7; 17.8; 20.1–3) y lugar de los muertos (Ro 10.7; → Seol).
ABIÚ Segundo hijo de Aarón y Elisabet (Éx 6.23). Por ser miembro de esta familia lo consagraron al sacerdocio (Éx 28.1). Acompañó a su padre, los ancianos de Israel y Moisés cuando subieron al monte Sinaí y vieron la gloria de Dios (Éx 24.1, 9, 10). Se le recuerda como desobediente, porque ofreció «fuego extraño delante de Jehová» y recibió un drástico castigo (Lv 10).
ABNER Hijo de Ner, primo de Saúl y general de los ejércitos de este y de Is-boset (1 S 14.50; 26.5; 2 S 2.8).
Estaba junto a Saúl cuando David salió al encuentro de Goliat (1 S 17.55, 56) y fue el que más tarde presentó a David ante el rey (1 S 17.57). Estaba sentado a la mesa cerca de Saúl cuando este intentó matar a Jonatán en un arranque de furia (1 S 20.25, 33). Acompañó a Saúl mientras perseguía a David (1 S 26.5ss). Sin embargo, David lo reprendió severamente por no cuidar bien al rey (1 S 26.15). Muerto Saúl, Abner se encargó del cuidado del hijo que aquel dejó, Is-boset, y lo proclamó rey (2 S 2.8, 9). Reprendido por Is-boset debido a su conducta con Rizpa, concubina de Saúl, hizo un pacto con David para que este reinase sobre todo Israel (2 S 3.6–21). Joab lo asesinó a traición, en venganza de la muerte de su hermano Asael. David lamentó su muerte y compuso una elegía a su memoria (2 S 3.33, 34).
ABOGADO Hoy entendemos por abogado al profesional que en un tribunal defiende la causa de otro. En la época de Cristo, dentro del sistema político religioso judío, no se ejercía la profesión en el sentido clásico, salvo en casos como el de → Tértulo, quien acusó a Pablo delante de Félix (Hch 24.1). Pero sí había «doctores» e «intérpretes de la ley» que compartían con los → Escribas las funciones de abogado (cf. Lc 7.30; 11.45s,52). No se sabe si → Zenas (Tit 3.13) era experto en la ley judía o en la romana.
Con la palabra abogado se traduce el vocablo griego parákletos, que denota «uno llamado al lado de otro para ayudar y consolar». En tal sentido se aplica al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan (14.16, 26; 15.26; 16.17) y a Cristo en las Epístolas (1 Jn 2.1; cf. Ro 8.34; Heb 7.25). (→ Paracleto; Intercesión; Oración.)
ABOMINACIÓN Término que traduce cuatro vocablos hebreos en el Antiguo Testamento, y en resumen señala la repugnancia que produce un objeto, una persona o una práctica que violenta los postulados religiosos del sistema dominante.
Podía Aplicarse a Varias Cosas
A la violación de un tabú
«Los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios» (Gn 43.32; cf. 46.34; Éx 8.26).
A los ídolos
Los ídolos de los gentiles eran abominación por excelencia frente a Jehová, Dios único y verdadero. Astoret era la abominación de los sidonios; Quemos, abominación de Moab, etc. (2 R 23.13).
A las prácticas idolátricas
Eran abominación por sus implicaciones religiosas y éticas (pues combinaban la deslealtad a Jehová con prácticas que reñían con la santidad, 2 R 21.2–7) y porque incluían adivinación, magia, etc. (Dt 18.9–14).
A los pecados y actitudes ajenos
al pacto de Dios con Israel
Véanse cómo en Proverbios se mencionan cosas que son abominación, como los «labios mentirosos» (12.22).
A los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu
de adoración (Is 1.11–14)
Los mismos conceptos pasan al Nuevo Testamento bajo el término griego bdelygma. Según Lucas, Jesús declaró que a veces aun «lo que los seres humanos tienen por sublime, delante de Dios es abominación» (Lc 16.15).
La Abominación Desoladora
Según dos evangelistas, Jesucristo hace referencia a una funesta señal futura, ya predicha por el libro de Daniel (el profeta), y la llaman to bdelygma tes eremóseos (Mt 24.15; Mc 13.14), o sea, la abominación desoladora o que causa devastación, que se colocaría en el «lugar santo». En Daniel la frase (con variantes) se halla en 9.27; 11.31 y 12.11. Daniel 11.31 se refiere a la profanación del altar de los holocaustos por orden de Antíoco Epífanes (167 a.C., período de los macabeos).
En su Evangelio, Lucas omite referencias a la abominación, pero dice: «Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que pronto será destruida» (Lc 21.20), referencia clara a la destrucción de Jerusalén en el año 70. Otros autores del Nuevo Testamento tienden a ver en los últimos tiempos antes de la venida gloriosa de Jesús una época dominada por el → Anticristo (1 Jn 2.18; 4.3; Ap 11.1–2 y cap. 13). La versión paulina (2 Ts 2.3ss) habla del «hombre malvado» que «llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios».
Bibliografía:
V. Taylor, El Evangelio según San Marcos, Cristiandad, Madrid, 1980, p. 511.
ABORRECIMIENTO Emoción caracterizada por una gran aversión o disgusto profundo. Es un sentimiento complejo que puede incluir ira, temor, disgusto, enemistad, odio, rencor, desprecio y mala voluntad, junto con el deseo de perjudicar el objeto o la persona.
Como tal, la palabra no es muy común en la Biblia, pero entre sus más de 16 sinónimos, los más importantes son odio, desprecio y rencor. El aborrecimiento o rencor al hermano o al prójimo causa distanciamiento y enemistad (Gn 27.41; 37.4ss; Lv 19.17; 2 S 13.22). Por lo mismo, la Biblia distingue entre el asesinato accidental y el malicioso o intencional (Dt 4.42; 19.4, 6, 11; Jos 20.5). El rencor es uno de los cuatro pecados de Edom que colman la paciencia de Dios y por lo que Él no revoca su castigo (Am 1.11).
Al que aborrecía a su mujer, alegando falsas causas, debía recibir castigo y no podía abandonarla (Dt 22.13–19; 24.3). El amor basado en cualquier tipo de obsesión puede convertirse en aborrecimiento (2 S 13.15).
A menudo en las Escrituras el aborrecimiento es lo contrario del amor, o un grado menor de amor (Sal 109.5; Pr 10.12; ). El aborrecimiento u odio es tan fuerte que se utiliza como analogía para expresar la actitud de Dios respecto a los pensamientos, los caminos pecaminosos y el carácter de los pecadores (Sal 5.5, 6; Jer 44.4).
ABRAM (mi padre es exaltado). Según Génesis, nombre con que primero se conoce a Abraham (padre de multitudes, Gn 17.5). Descendiente de Sem e hijo de Taré, se le atribuye la fundación de la nación judía, de los ismaelitas y de otras tribus árabes. La historia de su vida se relata en Gn 11.16–25.10, y hay una sinopsis de ella en Hch 7.2–8. Tres grupos religiosos lo reconocen como patriarca: judíos, cristianos y mahometanos.
Nació en Ur, ciudad caldea, donde vivió con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y donde se casó son Sarai. Al llamado de Dios, abandonó a su parentela (Jos 24.2) y se trasladó a Harán, en Mesopotamia, donde murió su padre (Gn 11.26–32). A la edad de 75 años se fue a Canaán con su esposa y Lot, pasando por Siquem y Bet-el (Gn 12.1–9). Obligado por el hambre, fue a Egipto donde hizo pasar a Sarai por hermana suya. Volvió enriquecido a Canaán y con espíritu generoso dio a Lot el fértil valle del bajo Jordán. Luego se estableció en Mamre (Gn 13.1–18). Entonces Dios renovó su promesa a Abram (Gn 13.15–18). Al volver de rescatar a Lot de manos del rey elamita (Gn 14.1–16), Melquisedec, sacerdote-rey, le salió al encuentro y le dio su bendición (Gn 14.17–24).
A pesar de que Dios le había prometido un hijo (Gn 15.4), cuando tenía 86 años, Abram tomó a la esclava Agar y de ella nació Ismael (Gn 16). Trece años después Dios reconfirmó su pacto con él; estableció la circuncisión como señal y a Abram le puso por nombre «Abraham» (Gn 17). Abraham intercedió por Sodoma (Gn 19), viajó por el Neguev y se estableció en Cades y Gerar (Gn 20). Allí nació Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad. Luego Agar e Ismael fueron echados de la casa. Por ese mismo tiempo Abraham hizo un pacto con Abimelec en que se aseguraban los derechos de este en Beerseba (Gn 21).
Foto de Howard Vos
Pozo tradicional de Abraham en las llanuras de Mamre (Gn 21.22–32).
Después de veinticinco años, Dios probó la fe de Abraham ordenándole que sacrificara a Isaac, su hijo y heredero de la promesa (Gn 22). Doce años después Sara murió y fue enterrada en Hebrón. Rebeca, nieta de Nacor, el hermano de Abraham, fue escogida como esposa de Isaac. Abraham tomó también otra esposa, Cetura, de quien tuvo seis hijos. Regaló «todo lo que tenía» a Isaac, dio dones a los hijos de sus concubinas y murió a los 175 años.
La fe de Abraham estaba depositada en un solo Dios (en contraste con el politeísmo de sus antepasados, Jos 24.2) que es el creador de los cielos y la tierra (Gn 14.22), juez justo y soberano de las naciones y toda la tierra (Gn 15.14; 18.25), eterno (Gn 21.33) y exaltado (Gn 14.22). Atribuía a Jehová justicia y misericordia (Gn 19.19). Aceptó el juicio de Jehová (Gn 18.17; 20.11) y sin embargo intercedió por Ismael (Gn 17.20) y Lot (Gn 18.33; 24.40) y se distinguió por ser «amigo de Dios» (Stg 2.23). Su fe se demuestra por la obediencia al mandato divino al: (1) salir de Ur (Gn 11.31; 15.7; Hch 7.2–4); (2) trasladarse de Harán a la tierra de promisión (Gn 12.1–4); (3) sacrificar a su único hijo, confiado en que Dios podía incluso levantarlo de los muertos (Gn 22.12, 18; Heb 11.19). Su amor a los demás se ve en su generosidad (Gn 13.9; 14.23), su fidelidad y su hospitalidad (Gn 18.2–8; 21.8). Mostró valor ante sus enemigos (Gn 14.15), pero cobardía al anteponer su seguridad personal al honor de su esposa (Gn 12.11–13; 20.2–11).
El lugar que Abraham ocupa en la historia bíblica es único. Jehová se reveló a Moisés como «El Dios de Abraham» y esta expresión se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. En el Nuevo Testamento es antecesor reverenciado de Israel (Hch 13.26), del sacerdocio levítico (Hch 7.5) y del mismo Mesías (Mt 1.1). Todo lo que recibió por elección divina lo hereda su simiente: la promesa (Ro 4.13), la bendición (Gl 3.14), la misericordia (Lc 1.54), el juramento (Lc 1.73) y el pacto (Hch 3.25). La unidad de los hebreos como hijos de Abraham se presenta como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo (Gl 3.16, 29), pero Juan el Bautista (Mt 3.9) y Pablo (Ro 9.7) refutan la idea de que la descendencia racial garantiza la bendición espiritual.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos, la mayoría de los expertos aceptan la historicidad de lo que narra el libro de Génesis referente a la vida y época de Abraham. Los acontecimientos concuerdan con los tiempos del segundo milenio a.C. y Albright y de Vaux opinan que Abraham vivió entre 1900 y 1700 a.C., y Rowley 1800–1600 a.C. (→ Pacto; Fe; Justificación; Seno de Abraham.)
ABROJOS → Cardos.
ABSALÓN (padre de la paz). Tercer hijo de David y el único que tuvo con la extranjera Maaca, hija de Talmai (2 S 3.3). Se destacó por su hermosura y por su cabello (14.25, 26). Ammón, otro hijo de David, violó a Tamar, hermana de Absalón, y este, para vengarse, lo mató (13.1–29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo era rey (13.37–39).
Después de tres años de destierro, regresó a Jerusalén por la intervención de Joab, pero no vio a su padre David sino hasta dos años después (14.28). Una vez reconciliado con su padre, Absalón, heredero evidente del trono, comenzó a conspirar para usurpar el trono (15.1–6). Lo proclamaron rey en Hebrón (15.7–13), donde David comenzó su reinado. David huyó de Jerusalén y Absalón tomó posesión de la ciudad.
Foto de E. B. Trovillion
A esta tumba en el valle de Cedrón se le designa erróneamente como la tumba de Absalón. Probablemente se construyó varios siglos después del tiempo de Absalón
Con la ayuda de Husai y Joab, David reorganizó sus fuerzas y se preparó para reconquistar Jerusalén. Derrotó a Absalón en el bosque de Efraín (al este del Jordán). Cuando Absalón huía en un mulo, se le enredó el cabello en una encina, y Joab y sus escuderos lo alcanzaron y lo mataron (18.8–18). David, aunque la victoria le restituyó el reino, lamentó amargamente la muerte de este hijo amado (18.32–19.8).
Absalón tuvo tres hijos y una hija llamada Tamar (14.27), la cual fue madre de Maaca, esposa de Roboam (2 Cr 11.20, 21).
ABUBILLA Ave migratoria, del tamaño de un tordo grande, que llega durante la primavera a Palestina. Tiene plumas largas en la cabeza que forman una cresta semicircular eréctil típica. Anida en huecos de árboles y paredes. Por la suciedad de su nido y por alimentarse de gusanos, insectos y larvas, se consideraba inmunda (Lv 11.19; Dt 14.18). Entre los egipcios era emblema de piedad filial y figura en relatos populares del Talmud.
ACAB (padre es hermano). Nombre de dos hombres en el Antiguo Testamento.
1. Séptimo rey de Israel, hijo y sucesor de Omri. Reinó en Samaria durante veintidós años (ca. 870–850 a.C.). Fue contemporáneo de Asa y Josafat, reyes de Judá, e hizo lo malo «más que todos los que reinaron antes de él», según juzga el libro de Reyes su gobierno (1 R 16.29–33).
Se alió con los fenicios al tomar por esposa a la hija de Et-baal (rey de los sidonios), la impía → Jezabel, quien lo indujo a la idolatría (1 R 16.29–33). Acab edificó en Samaria un altar a → Baal (1 R 16.32).
La esposa de Acab, Jezabel, es símbolo de idolatría, aunque muchos con cierta razón pretendan justificarla. El biblista alemán, Herrmann, dice: «Acab construyó en Samaria un templo de Baal como santuario oficial, no solo para la familia real, sino para una parte de su verdadera liga de estados. Esto fue el reconocimiento oficial de la religión de Baal en Israel. No podía dejar de producirse el contramovimiento de los círculos fieles a Jehová» (Historia de Israel, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1979, p. 272). Y Siegfried Herrmann señala que la estabilización de la monarquía dependía de la tolerancia religiosa. «No la erradicación, sino la tolerancia de la religión de Baal en el territorio israelítico era lo que prometía a la larga el éxito de la política exterior» (Ibid., p. 270).
Se debe destacar la capacidad de liderazgo de la esposa de Acab. Jezabel parece vencer a Acab en cuanto al modelo político religioso dominante que rigió a los israelitas en su época. Esto es lo que encontramos en el episodio de la viña de Nabot (1 R 21). El rey renuncia a su tradición que, fundamentada en la Ley de Jehová, facilita cierto tipo de democracia, garantiza el derecho y la justicia para los pobres y condiciona el poder del rey.
Las Escrituras mencionan también la alianza de Acab con Ben-adad rey de Siria (1 R 20.1–21), la cual tampoco agradó a Jehová (1 R 20.22–34). La inscripción monolítica de Salmanasar III, rey de Asiria, revela que Acab se unió a Ben-adad contra los asirios en la batalla de Karkar, al norte de Hamat, en 853 a.C.
Acab hizo además una alianza familiar y militar con Josafat. Joram, hijo de Josafat, tomó por esposa a Atalía, hija de Acab (2 R 8.18, 26; 2 Cr 18.1; 21.6; 22.2). A pesar de que Micaías había profetizado la derrota de Israel y Judá (1 R 22.13–28), Acab y Josafat persistieron en su plan de pelear contra los sirios para recuperar a Ramot de Galaad. Acab se disfrazó antes de entrar en la batalla, pero una flecha lo hirió mortalmente (1 R 22.29–40).
Como gobernante, gozó de buen éxito económico y político. A través de sus alianzas logró que Israel fuese en aquel tiempo una nación próspera y respetable. Pero la experiencia del reinado de Acab debe llevarnos a reflexionar sobre el significado amplio y profundo de la idolatría. Además de rendir culto a otros dioses, la idolatría se ensaña muchas veces contra la única imagen de Dios en el mundo: el hombre (Gn 1.26; Stg 3.9). Y no solo esto, sino que se ensaña sobre todo contra los más débiles, pues son los pobres, los que no tienen acceso al poder, quienes padecen de especial manera.
2. Falso profeta en el tiempo de Jeremías (Jer 29.21).
ACACIA Árbol de la familia de las mimosáceas, de cuya madera se construyeron el tabernáculo y su mobiliario (Éx 25–27; 30; 35–38; Dt 10.3). Hay varias especies de acacia. Tal vez Moisés usó la acacia addiana, variedad muy común en la península sinaítica. Esta alcanza unos 5 m de altura, es de tronco grueso y follaje copioso. Sus hojas, pinadas pequeñas, presentan estípulas en forma de espinas largas y agudas. Las florecillas amarillas se agrupan en racimos. El fruto es una vaina torcida en espiral, de muchas semillas. De su nombre hebreo, sitim, se derivan los nombres de varias localidades mencionadas en el Antiguo Testamento. De algunas variedades de acacia se extrae la goma arábiga.
ACAD Ciudad fundada por Nimrod (Gn 10.10), cuya ubicación exacta se ignora. Fue capital de Babilonia durante el reinado de Sargón I, conquistador semítico que fundó la dinastía acádica en el siglo XXIV a.C. en la baja Mesopotamia.
Situada cerca de Ur, su civilización se unía con la de Sumer, que ocupaba la ribera opuesta del río Éufrates. Su alto nivel cultural destaca el medio social que heredó Abram y que después decidió abandonar.
El idioma acádico persistió como lengua franca varios siglos después del fin político de Acad. Se han encontrado escritos acádicos en Meguido y Jericó.
ACAICO (de Acaya). Miembro de la iglesia en Corinto que acompañó a → Estéfanas y → Fortunato en una comisión que alegró al apóstol Pablo en Éfeso (1 Co 16.17). Tal vez llevaron la carta mencionada en 1 Co 7.1 y volvieron a Corinto llevando 1 Corintios. El nombre Acaico sugiere que era oriundo de Acaya, ex esclavo o esclavo quizás al servicio de la familia que fundó esta provincia.
ACÁN (perturbador). Hijo de Carmi, de la tribu de Judá. Violó el mandamiento divino al tomar para sí de los despojos de Jericó (Jos 6.18, 19; 7.1–26). Este pecado tuvo consecuencias inmediatas para maldición de todo el pueblo. Dios ordenó que se castigara con severidad al culpable. Acán y toda su familia fueron apedreados y sus cadáveres quemados (Jos 22.20; 1 Cr 2.7).
ACAYA Región que abarca la porción de Grecia al sur de Macedonia. En 146 a.C., los romanos la conquistaron y gobernaron desde Macedonia, hasta su establecimiento como provincia aparte bajo Augusto en 27 a.C. Después la gobernó un procónsul, desde la capital → Corinto, con la cual se asocia íntimamente en el Nuevo Testamento (2 Co 1.1; cf. 1 Co 16.15).
Cuando Pablo llegó a Corinto, el procónsul romano era Galión (Hch 18.12), pero en 67 Nerón retiró al procónsul y otorgó autonomía a Acaya. Las primeras iglesias acaicas se encontraban en Atenas (Hch 17.34) y Cencrea (Ro 16.1).
ACAZ Duodécimo rey de Judá, hijo y sucesor de Jotam. Reinó de ca. 735 a 715 a.C. (→ Cronología Del Antiguo Testamento). Se le recuerda por su idolatría y por haber hecho pasar por fuego a sus hijos (2 Cr 28.1–4; 2 R 16.1–4). Como castigo de su rebelión contra Dios, recibió el ataque de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel, quienes mataron a muchos judíos y llevaron cautivos a otros. Debido a la intervención del profeta Obed recibieron liberación (2 Cr 28.5–15). Sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Cr 28.16–20).
El profeta Isaías lo exhortó a volver a Jehová (Is 7.1–12), pero Acaz no le hizo caso; más bien solicitó ayuda de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Con esto se convirtió en tributario suyo y quedó reducido a gran estrechez. Se sumergió más bien en la idolatría y construyó un gran altar al estilo asirio. Profanó el altar de Salomón y cerró el templo (2 R 16.10–16; 2 Cr 28.22–25). Su nombre aparece en una inscripción de Tiglat-pileser como uno de sus vasallos.
ACCIÓN DE GRACIAS Gratitud del pueblo de Dios, expresada en el culto público (1 Cr 23.30; Neh 12.46; Sal 100.4) o particular (Dn 6.10). En Israel se ofrecían → Sacrificios en acción de gracias (Lv 7.12ss; 22.29).
En el Nuevo Testamento la gratitud es parte de la fe (Lc 17.15–19; Ro 1.21) y de la alabanza (Ap 4.9; 7.12). La motivan los actos de Dios a través de Jesucristo (1 Co 15.55–57; 2 Co 2.14), principalmente por la salvación (Ro 6.17; Col 1.12; etc.), pero también por la respuesta a la oración (Jn 11.41), la evidencia de la gracia en otros creyentes (Ro 1.8), el amor de los hermanos (Hch 28.15; 2 Co 8.16), la comida (Mt 15.36), el ministerio (1 Ti 1.12), los → Dones del Espíritu (1 Co 14.18) y la dirección de Dios (1 Co 1.14). Debe practicarse en la oración (Flp 4.6). El cristiano debe dar gracias en todo (Ef 5.4, 20) porque glorifica a Dios (2 Co 4.15; 9.11–13) y porque es la voluntad divina (1 Ts 5.18).
ACEITE Grasa líquida, comúnmente vegetal.
El aceite más común en tiempos bíblicos era el de oliva. El más puro se obtenía del fruto aún verde en noviembre, que se echaba en receptáculos y se machacaba ligeramente (Éx 27.20). El fruto maduro, de diciembre a febrero, producía aceite más abundante pero menos estimable. Las olivas se exprimían en cilindros de piedra, o se sometían a presión en un molino. Getsemaní (de las palabras hebreas gat-semen, que significan prensa de aceite) debe su nombre al hecho de que había algunas prensas de aceite en sus cercanías.
En los ritos de Israel se usaba el aceite de varias maneras: en la consagración de los sacerdotes (Éx 29.1–7; Lv 8.12), en ciertas ofrendas y sacrificios (Lv 2.1ss; Nm 7.19), en la consagración del tabernáculo (Éx 30.22–29; 40.9, 10), en la purificación de leprosos (Lv 14.10–18), en las lámparas del tabernáculo (Éx 25.6; Lv 24.2) y en la consagración del rey (1 S 10.1; 1 R 1.39). En la época del Nuevo Testamento se ungía a los enfermos con aceite (Stg 5.14).
El aceite dulce y fresco se prefería a la manteca animal como sazón para el alimento. Servía como combustible para las lámparas (Mt 25.1–13; Lc 12.35). Se utilizaba como medicina tanto externa como interna (Is 1.6; Mc 6.13; Lc 10.34). Como cosmético se empleaba después del baño (Rt 3.3; 2 S 12.20; Est 2.12; Lc 7.46).
Se usaba también como medio de cambio y se vendía como mercancía (1 R 5.11; Ez 27.17; Os 12.1; Lc 16.6; Ap 18.13).
El aceite simboliza alegría (Sal 45.7; Is 61.3; Heb 1.9), prosperidad y abundancia (Dt 32.13; 33.24; 2 R 18.32; Job 29.6; Jl 2.19, 24). La falta de aceite denotaba pobreza (Jl 1.10; Hag 1.11). Se ungía a los sacerdotes y reyes con aceite (véase arriba) para simbolizar la unción del Espíritu Santo a fin de poder desempeñar el oficio con el poder de Dios.
ACEITUNA → Oliva.
ACÉLDAMA (campo de sangre). Terreno pequeño, que antes se llamaba «campo del alfarero» (Jer 19). Los sacerdotes lo compraron con las treinta piezas de plata que Judas recibió como precio de la sangre de Jesucristo, y lo reservaron para la sepultura de extranjeros (Mt 27.7,
. Hechos 1.18, 19 atribuye la compra a Judas porque el terreno se adquirió con su dinero. La tradición lo sitúa en un lugar plano en el lado sur del valle de Hinom. Tuvo importancia en la Edad Media porque en tiempo de las Cruzadas se usó como cementerio de los peregrinos y porque de allí llevaron tierra para los camposantos de Roma y Pisa. Allí se han encontrado tumbas, trincheras y una casa de entierros con una acumulación de varios metros de huesos.
ACEPCIÓN DE PERSONAS La raíz griega de este término tiene como base las palabras «rostro» y «recibir», con el sentido literal de recibir a alguien según el rostro, es decir, por lo que aparenta y con parcialidad.
La Biblia es clara en cuanto a este tema. Dios es un juez imparcial que aplica un solo y verdadero criterio sin distinción de raza, religión (Hch 10.34; Ro 2.6–11) o posición social (Pr 28.21; Stg 2.1–9, Jud 16). Para dar testimonio de la justicia divina, el pueblo de Dios debe vivir de acuerdo con ella, no concediendo privilegios a los pudientes ni aprovechándose de los indefensos.
En la Ley Mosaica y entre los profetas de Israel se previene contra el soborno de jueces por gente influyente (Lv 19.15; Dt 16.19; Am 2.6; Pr 24.23). Jesús mantiene esta norma en su juicio sobre los hombres (Mt 6.2–4; Mc 10.42–44; Jn 2.24s).
ACMETA (nombre arameo equivalente a «Ecbátana», en la BJ, de uso griego y romano). Fue la capital de Media desde ca. 700 a.C. En 550 a.C. cayó ante los persas bajo Ciro II, para luego servir de residencia de verano a los nuevos monarcas. Es la moderna Hamadán al sudoeste de Teherán, Irán. Se menciona únicamente en Esd 6.2, pero aparece varias veces en los libros apócrifos.
ACO → Tolemaida.
ACOR (aflicción en extremo). Valle seco donde los israelitas apedrearon a Acán y a su familia (Jos 7.24–26). Estaba al sudeste de Jericó, entre Debir y Bet-arabá, y al norte de Wadi Qumram (Jos 15.6, 7). Es el primer nombre en el Rollo de Cobre de → Qumrán.
En sentido figurado (Is 65.10 y Os 2.15), Acor simboliza el «portón de esperanza», la abundante gracia de Dios que puede hasta reverdecer un valle como Acor.
ACRABIM (escorpiones). Pendiente en el Neguev en la misma latitud que el extremo sur del mar Muerto, por donde el camino del Arabá subía a los montes de Judá (Nm 34.4; Jos 15.3; Jue 1.36). En tiempo de los macabeos se llamaba Akrabattine y fue escenario de una furiosa batalla (1 Mac 5.3).
ACSAF Ciudad real de los cananeos, conquistada por los israelitas. Se repartió entre la tribu de → Aser (Jos 11.1; 12.20; 19.25). Quedaba cerca de → Aczib y Aco, quizás donde hoy se encuentra Tell Kesan.
ACZIB (mentira o engaño).
1. Pueblo en la costa del territorio repartido entre la tribu de → Aser, de donde no se echaron a los cananeos en los días de la conquista (Jos 19.29; Jue 1.31). Quedaba 17 km al norte de Aco (Acre); hoy es Ez-zib.
2. Pueblo de Judá (Jos 15.44; Miq 1.14), probablemente el Quezib de Gn 38.5. Estaba en la Sefela cerca de Laquis y Gat. Tal vez se pueda identificar con Cozeba de 1 Cr 4.22. Hoy es Tell el-Beda.
ADAM Ciudad al este del Jordán, cerca de → Saretán, donde las aguas del Jordán se detuvieron para dar paso a los israelitas que iban rumbo a la tierra prometida (Jos 3.16; cf. BJ).
Actualmente se identifica con Tel-ed-Damiyeh, situada cerca de la desembocadura del río → Jaboc en el Jordán.
ADÁN La palabra hebrea adam aparece más de 560 veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «hombre» o «ser humano» (Gn 7.23; 9.5, 6). Aunque la etimología de la palabra adam (forma masculina) no está del todo clara (véase el análisis que hace el DTMAT), la narración de la creación (Gn 2.4ss) la asocia con `âdama, tierra (forma femenina). De esta manera, establece un vínculo fundamental entre el ser humano y su medio. Más tarde, cuando se crea a la mujer, se usarán otros dos términos con la misma relación (Gn 2.22) `is, hombre (forma masculina), `issa, mujer (forma femenina).
La importancia del término Adán está en que se usa como designación de los seres humanos en los relatos de la creación. Lo relevante de esos relatos no es que se puedan verificar en la historia, sino su contenido teológico y antropológico. En Gn 1–3 tanto los judíos como los cristianos encontramos la primera piedra de nuestra identidad humana y, al mismo tiempo, el punto de partida que posibilita la reflexión teológica: somos sus criaturas.
Tomar el término adam y traducirlo el hombre no es adecuado en todos los pasajes donde aparece. Mucho mejor es traducirlo ser humano, humanidad. La Nueva Biblia de Jerusalén traduce así Gn 1.27: «Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó». La mujer es también creación de Dios y por lo tanto sujeto, persona. Aun cuando Adán se use en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, tanto Adán como Eva son también nombres genéricos e indican a toda la humanidad.
Con estas aclaraciones podemos plantear algunas cuestiones de fondo que se derivan de Gn 1–3 y le dan contenido al término Adán.
El «Adam» Es Tierra Y Aliento
Génesis 2.7 podría decir así: «Entonces Jehová Dios formó al [ser humano] con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el [ser humano] un ser viviente». Según este pasaje, el ser humano comparte la misma sustancia de la tierra, pero no se convierte en ser vivo hasta que recibe el divino aliento en la cara: nesama (aliento), que corresponde a nuestro aliento, hálito, resuello.
El «Adam» Es Imagen de Dios
«Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó», dice Gn 1.27. Esto bien pudiera entenderse como una afirmación global de majestad y perfección. El ser humano, al igual que Dios y al contrario de los animales (a los que el hebreo llama behemah, mudo), posee un lenguaje y una conciencia para meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo que lo rodea. El ser humano puede actuar y responsabilizarse ante Dios, entrar en un contrato con el Altísimo y hacer alianza con Él.
El biblista francés Pierre Grelot, en su libro Hombre, ¿quién eres?, aporta otro aspecto sobre el tema: «El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” ... La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice...”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja» (p. 30).
El «Adam» Es Comunidad
Durante siglos la tradición cristiana ha visto en Adán una persona concreta de sexo masculino, un hombre. Sin embargo, Adán es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre. Para comprender mejor el significado de Adán debemos entender que Adán supone ambos sexos y más importante aun, supone una relación entre personas. Adán es comunidad; esto es lo fundamental. Claus Westermann dice: «En Gn 2.4b–24 esta comunidad (hombre-mujer) constituye la finalidad de la narración: el ser humano formado por Dios de la tierra (2.7) no es todavía la criatura que Dios quería (“no está bien...”); solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano» (DTMAT, p. 97).
Podemos dar un paso más y decir que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es en la dinámica de la relacionalidad de los individuos donde cada uno desarrolla su identidad particular y aprende a amar. El amor es el vínculo fundante que posibilita lo humano. En otras palabras, la capacidad de los seres humanos de amarse es una manifestación, quizás la más importante, de la presencia del Espíritu de Dios en el mundo.
Así que Adán es unidad, no parcialidad. No se puede deducir desde este pasaje una norma mayor para el hombre y una menor para la mujer. Nuestra responsabilidad es estudiar el texto con un espíritu de respeto, aceptar las diferencias y luchar contra las desigualdades.
El «Adam» Como Señor de La Creación
Según la Biblia, el Señor le dijo a la primera pareja: «Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar» (Gn 1.28, BJ). De este pasaje se ha elaborado una perspectiva teológica que podemos caracterizar como «el señorío del ser humano sobre la creación». Es evidente que el pasaje apoya la visión del ser humano como corona de la creación, como señor. Así lo indican los verbos usados: sometedla, dominad. Pero jamás hemos de olvidar que la responsabilidad del señorío del ser humano sobre la creación le obliga, entre otras cosas, a protegerla de la destrucción.
Dios Acoge Al «Adam»
Génesis 3 es una narración profundamente dramática. El ser humano decide actuar por su cuenta al desobedecer a Dios y rompe con una forma de vida ideal. Como consecuencia, Adán tiene que aprender a vivir con la limitación propia de cualquier criatura: el dolor y la muerte. El ser humano está solo frente a su destino y debe escoger la calidad de su vida. Es en este punto en que descubre a Dios. Él le llama, lo invita y lo acoge. Dios se le muestra como gracia. Adán puede comprender estas nuevas formas de ser de Dios porque ahora está enfrentado al dolor y a la conciencia de su fragilidad.
El «Adam» Fuera Del Antiguo Testamento
Después del cautiverio, en medio de la opresión de sus enemigos, los judíos empezaron a teologizar sobre lo que significaba la caída de Adán. Se echaba a él y a su pecado la culpa de la muerte, y de la existencia de los males en toda la creación terrestre (2 Baruc 17.3; Jubileo 3.28, 29). Incluso algunos rabinos le culparon más tarde de varios desórdenes cósmicos.
El Nuevo Testamento nos da el verdadero significado teológico de Adán. Frente a las varias posturas modernas que ponen en tela de duda su historicidad, en el Nuevo Testamento se le considera un ser histórico. Lucas 3.38 lo menciona como antepasado de Jesús. Pablo afirma que Adán fue el primer hombre (1 Co 15.45–47; 1 Ti 2.13, 14), y por todas partes el paralelismo entre Adán y Cristo implica que aquel era en verdad un ser real (Ro 5.12–21).
Pablo nos enseña que el → Pecado y la Muerte entraron por medio de Adán y que en él todos morimos, ya que hay tal tipo de solidaridad entre Adán y la humanidad que nos involucra a cada uno en su pecado y castigo. En varias de sus cartas, Pablo presenta a Cristo como «el postrer Adán» o «el segundo hombre» (1 Co 15.45–47) en quien todos los hombres pueden disfrutar de abundante gracia, justificación y vida eterna, de la misma manera que, aparte de Cristo, comparten el juicio, la condenación y la muerte en el primer Adán.
La referencia a «Enoc séptimo desde Adán», que se encuentra en Jud 14, puede ser una referencia histórica a Gn 5, pero quizás es una forma técnica de referirse al libro de 1 Enoc del cual viene la cita de Jud 14, 15. (→ Mujer; Pecado; Pacto; Edén; Imagen de Dios.)
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982. E. Jenni y C. Westermann, Diccionario Teológico Manual del AT, 2 Vol., Cristiandad, Madrid, 1978. José Croato, Crear y amar en libertad, Editorial Aurora, Buenos Aires, 1986. Pierre Grelot, Hombre, ¿quién eres?, Verbo Divino, Navarra, 1983. Josef Schreiner, Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona, 1972.
ADAR (nublado). Nombre de un mes, un hombre y un pueblo.
1. Último mes del año litúrgico hebreo y sexto del año civil. Corresponde a febrero-marzo de nuestro año. La cosecha de frutas cítricas comenzaba en adar. La Fiesta de Purim se celebraba el 14 y 15 del mes (Est 3.7, 13; 8.12; 9.1, 15, 17, 19, 21). (→ Mes; Año.)
2. Hijo de Bela y nieto de Benjamín (1 Cr 8.3).
3. Pueblo de Judá, en la frontera (Jos 15.3).
ADIVINACIÓN Práctica supersticiosa, común en todas las sociedades, de buscar y discernir señales y revelaciones, sobre todo acerca del futuro, por medio de ídolos o hechiceros que se suponen que estén dotados de poderes sobrenaturales.
En la Biblia se mencionan varios medios de adivinación: la copa o el agua (Gn 44.5); los sueños (Dt 13.2, 3; Jue 7.13; Jer 23.32); la consulta de ídolos, las varas y los oráculos (1 S 15.23; Zac 10.2; Os 4.12; Is 41.21–24; 44.7); las flechas (Ez 21.21); el fuego (Dt 18.10); y la inspección del hígado (Ez 21.21).
La adivinación se condena como reliquia engañosa del paganismo y la prohíben estrictamente la ley y los profetas por ser abominación (Éx 22.18; Lv 19.26, 31; 20.27; Is 47.12, 15). Los profetas condenan a los adivinos, hechiceros, encantadores y a la gente que los busca (Is 8.19–22; Jer 27.9, 10; Ez 13.17–23; Miq 5.12). La razón se ve claramente en Dt 18.9–22.
La revelación no es augurio ni la profecía es prognosis. El adivino practica su profesión por lucro y siempre ajusta su mensaje a fines personales o políticos (2 Cr 18.4–26); Ez 13.15; Jer 6.13ss; Hch 8.9; 16.16). En cambio el profeta de Jehová profetiza bajo el impulso divino, nunca por remuneración, sino más bien a veces a riesgo de su vida (1 R 22.1–35; Is 7ss; Jer 2.36ss). No se puede engañar ni forzar a Jehová por medios ocultos. Cuando Él se revela, lo hace en términos claros, directos y comprensibles.
Esto no significa que no hubiera en Israel algún vestigio de superstición o práctica de adivinación. Al parecer, Dios se ajustó a la mentalidad popular y aprovechó en varias ocasiones estos medios para lograr su propósito, como en los casos de la adivinación por suerte (Lv 16.8; Hch 1.26), por vellón de lana (Jue 6.36–40) y por → Urim y Tumim (Esd 2.63; Neh 7.65). Pero el conocimiento de Jehová y su revelación destruyen la base de la superstición esotérica y mágica. Es la fe, y no la superstición, lo que exige Dios. (→ Magia.)
ADMA Ciudad del valle de Sidim, cubierta ahora por la parte meridional del mar Muerto. Según Dt 29.23 (cf. Gn 10.19; 19.24–29; Os 11.8), fue destruida por fuego del cielo junto con las ciudades de Zeboim, Sodoma y Gomorra.
ADOBE → Teja.
ADONÍAS (mi señor es Jehová). Cuarto hijo de David y Haguit (2 S 3.4; 1 Cr 3.2). Muerto Absalón, Adonías se consideraba heredero del trono (1 R 1.5ss). En esto le apoyaban el general Joab, el sacerdote Abiatar y muchos del pueblo. Mientras Adonías y sus partidarios hacían una fiesta, el profeta Natán y Betsabé, madre de Salomón, recibieron noticias de la rebelión. Avisaron al anciano rey David y le recordaron su promesa de dar el reino a Salomón (1 R 1.17, 30). David inmediatamente mandó coronar a este. Al enterarse, los partidarios de Adonías se dispersaron. Adonías se refugió asiéndose de los cuernos del altar en el templo. Salomón lo perdonó a condición de su lealtad. Después de la muerte de David, Adonías pidió por esposa a Abisag, la concubina de David. Esta petición, de acuerdo con las costumbres orientales, equivalía a un acto de traición. Por tanto, lo condenaron a muerte (1 R 2.13–25).
Otros dos hombres llevaron el nombre de Adonías (2 Cr 17.8; Neh 10.16).
ADONIRAM Alto funcionario bajo David, Salomón y Roboam (2 S 20.24; 1 R 4.6). Era cobrador de tributos y encargado de la leva de 30.000 hombres enviados a cortar maderas en el Líbano (1 R 5.14). Cuando Roboam lo envió a las diez tribus rebeldes, lo lapidaron y se inició la rebelión de Jeroboam, ca. 931 a.C. (1 R 12.18). Se le llama Adoram en 2 S 20.24; 1 R 12.18; 2 Cr 10.18.
ADORAM → Adoniram.
ADOPCIÓN Acto por el que una persona recibe como hijo a uno que no lo es, y le confiere todos los derechos y obligaciones de esa posición.
Aunque la adopción se conocía en tiempos antiguos (por ejemplo, en los archivos de → Nuzi), los judíos no la practicaban directamente. Por lo general, los casos en el Antiguo Testamento que se asemejan a la adopción formal sucedieron en países extranjeros y los adoptados de un israelita solían ser parientes cercanos (Gn 48.5; Éx 2.10; 1 R 11.20; Est 2.7).
En el Nuevo Testamento solo Pablo usa la palabra y da en cada una de las cinco referencias un sentido teológico. En el derecho romano, el término adoptio se usaba cuando un hombre tomaba como suyo al hijo de otro, en un acto que incluía una venta simbólica delante de testigos. Quizás Pablo se refiera a esta costumbre en Gl 4.5, 6.
La doctrina neotestamentaria de la adopción se presenta especialmente en Ro 8.15; Gl 4.5 y Ef 1.5. La posición de hijo se pone en contraste con la del esclavo (Ro 8.15; Gl 4.7) o la de un menor bajo tutela (Gl 3.25, 26). La adopción es un acto soberano y gratuito de Dios (Ef 1.5), por el que, sin mérito humano y en base a la redención consumada en la cruz (Gl 4.5), Él da al creyente en Cristo la posición de hijo suyo (Gl 3.26).
Usando adopción en un sentido algo distinto, Ro 9.4 habla de la relación especial que Dios estableció con la nación de Israel (cf. Éx 4.22). Romanos 8.23 se refiere a la futura realización completa o «promulgación pública» de nuestra posición como hijos (cf. 1 Jn 3.1–3).
Como adoptado, el creyente tiene confianza en Dios en vez de temor (Ro 8.15). La obra del Espíritu Santo es concientizarlo en su posición y encaminarlo en ella (Ro 8.14, 16) hacia una herencia juntamente con Cristo (Ro 8.17). Aunque la palabra adopción no aparece en otros pasajes, el concepto se encuentra a través del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de Juan (p. ej., Jn 1.12). (→ Hijo; Hijo de Dios.)
ADORACIÓN Culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras (Sal 92.1–5) y por ser quien es (Sal 100.1–4). Se expresa mediante → Oración (Gn 12.8; Neh 9), → Sacrificio (Gn 8.20), → Ofrenda (Gn 4.3, 4; 1 S 1.3; Dt 26.10; 1 Cr 16.29); → Alabanza (2 Cr 7.3; Sal 29.1, 2; 86.9; 138.1, 2), → Canto (Sal 66.4), ritos (Éx 12.26, 27), meditación (Sal 63.5, 6), → TEMOR (Sal 96.9), → Ayuno (Neh 9.1–3; Lc 2.37), → Fiesta y → Acción de gracias (2 Cr 30.21, 22), y sobre todo inclinación (Sal 95.6; 1 Cr 29.20) y servicio (Dt 11.13; Jos 22.27). Estos dos últimos conceptos se expresan en hebreo y en griego con palabras que también significan «adoración» (Dt 6.13; 10.12, 13; 2 R 5.18; cf. Mt 4.10; Ro 12.1), de modo que no se distingue entre «servir» y «adorar» ni entre «inclinarse» y «adorar».
La adoración externa y cultual debe nacer de una actitud interna (Is 29.13), que a su vez se expresa en obediencia y una vida dedicada por entero al servicio de Dios (1 S 15.22, 23; Miq 6.6–8; cf. Stg 1.27). El adorador debe ser bueno y justo (Sal 15; Am 5.21–26) para que su adoración sea aceptada (Sal 50.7–23; Is 1.11–20; cf. Mt 5.23, 24 y Jn 4.23), además de sincero (Sal 51.16–19).
En la adoración, los patriarcas invocaban el nombre de Jehová (Gn 13.4), celebraban el pacto (Gn 15.7–21) y la sustitución (Gn 22; cf. Lv 17.11), y practicaban los lavamientos y las purificaciones (Gn 35.2; cf. Éx 19.10), todo lo cual precede al culto más formal y complejo que se verá después en el → Tabernáculo y el → Templo (1 R 6–8; 2 Cr 20–31). A pesar de este desarrollo posterior, no se pierde el aspecto personal de la adoración (2 S 17.18–29; Sal 23; Is 55.6–9).
En el Nuevo Testamento, el culto de la → Sinagoga (Lc 4.16–21) se adapta a las necesidades de la → Iglesia. Incluye alabanzas, salmos, cánticos (Ef 5.19, 20), lectura bíblica, enseñanza, exhortación (Col 3.16; 4.16; 1 Ti 4.13), oración, ayuno, santa cena (Hch 2.46; 13.1–3; 1 Co 11.18–34), profecía (1 Co 14), doctrina, mensajes en lenguas e interpretación (1 Co 14.26).
En ambos testamentos el pueblo de Dios lo adora públicamente (Hch 20.7), en privado (Gn 24.26, 27; Dn 6.10; Mt 6.5, 6) y en familia (Gn 35.1–3; Hch 16.30–34).
Se prohíbe terminantemente la adoración de seres humanos (Hch 10.25, 26; 14.11–15; cf. Est 3.2, 5), ángeles (Col 2.18; Ap 19.10; 22.8, 9) u otra criatura (Mt 4.10; cf. Dt 6.13; Ap 14.9–11). La adoración de dioses falsos es una ofensa que trae las más terribles consecuencias en todo el Antiguo Testamento (Éx 20.3–6; 32.1–11, 30, 35; Dt 4.15–18; 8.19; etc.; cf. Ro 1.25). En el Nuevo Testamento la adoración se dirige a Jesucristo (Mt 14.33; Jn 5.22, 23; Heb 1.6; Ap 5.8–14), y se destaca que el culto ofrecido a Jehová en el Antiguo Testamento explícitamente pertenece a Jesús (Flp 2.10, 11 // Is 45.23). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Ap 4.6–11; 15.3, 4; 19.1–8).
ADRAMELEC (Adar es rey). Nombre de un dios pagano y un hombre en el Antiguo Testamento.
1. Deidad venerada por los habitantes de Sefarvaim, quienes, llevados por los asirios, poblaron Samaria después de 722 a.C. Nos informa 2 R 17.31 que quemaban a sus hijos en ofrenda a esta y otra deidad llamada Anamelec.
2. Hijo de → Senaquerib, rey de Asiria. Según 2 R 19.37 e Is 37.38, junto con su hermano → Sarezer, asesinó a su padre, mientras este adoraba en el templo a Nisroc. Esto sucedió cuando Senaquerib regresó a Nínive, después de su fallida campaña contra Ezequías, rey de Judá.
ADRAMITENA Perteneciente a Adramitio, antiguo puerto de Misia en la provincia romana de Asia, situado frente a la isla Lesbos (Hch 27.2).
ADRIÁTICO Mar entre Italia al oeste y Dalmacia y Acaya al este. En la época del Nuevo Testamento este nombre abarcaba también el mar Jónico, y las aguas entre Creta y Malta. Era un paso peligroso para la navegación durante los meses de noviembre a marzo; Pablo naufragó en este mar y pasó catorce días en la tormenta (Hch 27.27).
ADULAM (refugio). Nombre de una ciudad y de un conjunto de cuevas.
1. Probablemente Tel-es-seikh-Madhkur, a medio camino entre Laquis y Jerusalén. Josué la conquistó y cedió a Judá (Jos 12.15; 15.20, 35). Roboam la fortificó (2 Cr 11.7) y Nehemías la reedificó (11.30).
2. En las cuevas de Adulam se escondieron los 400 guerreros de David y toda su parentela (1 S 22.1; 2 S 23.13s). Es-seih-Madhkur no se presta a esto, pero sí las muchas cuevas de Khirbet’Id el-Ma.
ADULTERIO Relación sexual entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge legal. Sin embargo, en una cultura donde la poligamia se aceptaba, la unión sexual entre un hombre casado y sus concubinas no se consideraba adulterio.
Bajo la Ley de Moisés este pecado se castigaba con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (Lv 20.10; 21.9; Dt 22.22–24; Jn 8.5, 6). Debido a que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Nm 5.11–31). No obstante la Ley Mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2).
Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). En el Nuevo Testamento el Señor señala que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo pecado, está en el → Corazón (Mt 5.27, 28).
Nuestro Señor señala el adulterio como el único motivo de → Divorcio (Mt 5.32; 19.3–12). El término → Fornicación debe entenderse en estos pasajes como sinónimo de adulterio. Pablo parece dar otra causa en 1 Co 7.10–15.
El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar al que todo hombre está expuesto. Por esta razón, siempre se debe tener muy presente la advertencia de Cristo (Mt 5.27, 28) y elevar diariamente la oración de David (Sal 51.2, 10–12). (→ Sexualidad.)
ADUMÍN (rojura). Pasillo en el camino que sube de Jericó a Jerusalén, donde hoy está la «Posada del buen samaritano». Quedaba en la frontera entre Benjamín y Judá (Jos 15.7; 18.17).
ADVENEDIZO → Extranjero.
AFEC (fortaleza). Nombre de antiquísimos lugares y ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Lugar entre el territorio de los cananeos y el de los amorreos, que los israelitas no pudieron subyugar (Jos 13.4). Es probable que sea el moderno Afca en la falda noroeste del monte Líbano.
2. Ciudad real de los cananeos que Josué conquistó (Jos 12.18) y campamento militar de los filisteos (1 S 4.1; 29.1). Es el moderno Tell el-Muhmar junto a Ras el-Ain al nordeste de Tel Aviv.
3. Ciudad de Aser (Jos 19.30) que Israel no subyugó (Jue 1.31). Es el moderno Tell Kurdane en la llanura de Aco al nordeste de Haifa.
4. Lugar de Basán donde Israel, bajo Acab, derrotó a los sirios, dirigidos por Ben-adad II (1 R 20.26, 30) y donde Israel, bajo Joás, heriría a los sirios, según la profecía de Eliseo (2 R 13.17). Es el moderno Fik al este del mar de Galilea.
5. Lugar de Judá (Jos 15.53, BJ [RV, «Afeca»]) que se cree localizado al sudoeste de Hebrón.
AGABO Profeta cristiano de Jerusalén, activo también en Antioquía y Cesarea. Predijo el encarcelamiento de Pablo y también una gran hambre que hizo necesario enviar socorro a Judea (Hch 11.27–30). Para profetizar la prisión del Apóstol se valió de un gesto simbólico (Hch 21.10, 11). Existen pruebas de una tremenda escasez de alimentos (46–47 d.C.) en Grecia, Roma y especialmente Judea en tiempos del emperador Claudio.
AGAG (significado desconocido). Nombre de reyes del Antiguo Testamento.
1. Según parece, era el título del rey entre los → Amalecitas, como lo era «Faraón» entre los egipcios y «César» entre los romanos (Nm 24.7).
2. Rey en el Neguev en el tiempo de Samuel y Saúl. Era enemigo de Israel y se caracterizaba por su extrema crueldad (1 S 15.2, 32; Éx 17.8–14; Dt 25.17–19). A través de Samuel, Dios ordenó a Saúl aniquilarlo junto con su pueblo y ganado (1 S 15.3, 18). Saúl desobedeció: le perdonó la vida al rey Agag y dejó vivo lo mejor del ganado (1 S 15.7–9). Cuando Samuel llegó, juzgó a Saúl por su hipocresía y descuartizó a Agar (1 S 15.13–23, 32, 33).
ÁGAPE Una de las tres palabras griegas que se traducen → Amor. Designaba el amor que los creyentes sentían los unos por los otros, y de ahí que también se denominara así la cena fraternal que los primeros cristianos celebraban juntos. Es posible que Pablo mismo la haya instituido en Corinto (1 Co 11.17–34).
Es lamentable, pero con el tiempo surgieron excesos graves en estas fiestas: glotonería, embriaguez e inmoralidad. Primera de Corintios 11.20–22, 27–34 y Judas 12 se refieren a estos problemas y el texto más probable de 2 P 2.13, VM, reza «engaños» en vez de «ágapes». Sin embargo, el contexto habla siempre de comilonas. Precisamente debido a estos excesos ha ido desapareciendo esta fiesta, al menos como celebración al lado de la Santa Cena. No obstante, se sigue celebrando hasta el día de hoy entre algunos grupos cristianos.
AGAR Esclava egipcia de Sara. Esta, siendo estéril, se la dio a Abraham como concubina. Según las costumbres de la época, los hijos así engendrados serían descendencia legal de Sara. Cuando Agar se enorgulleció de estar encinta, Sara, afrentada, apeló a Abraham, puesto que la esclava ya era responsabilidad de él. Abraham terminó el concubinato y entregó a Agar de nuevo a Sara, quien la afligió de tal manera que la esclava huyó. Un ángel se le apareció a Agar en el desierto y le ordenó someterse a Sara y le anunció que el hijo que nacería, Ismael, sería hombre fuerte y padre de multitudes (Gn 16). La rivalidad prosiguió después del nacimiento de Isaac. Abraham, obedeciendo la voz de Dios, accedió a la petición de Sara y expulsó a Agar e Ismael. Con la ayuda de Dios sobrevivieron en el desierto e Ismael se crió allí (Gn 21).
Esta historia presenta una serie de detalles importantes. En primer lugar, observemos que Agar salió dos veces del lado de Abraham y Sara, la primera en Gn 16.6 y la segunda en 21.14. En ambos casos la falta de misericordia hacia ella y su hijo es clara. Sin embargo, esta falta de misericordia de Abraham y Sara ha tenido una contraparte: la abundancia de la promesa de Dios. Dios no desechó a esta mujer y su hijo, sino que les expresó su gracia salvadora. Por esta razón, el ángel le habla de su descendencia en 16.10 y en 21.18.
La falta de misericordia de Abraham que se relata en el cap. 21 prácticamente la condena a la muerte. Agar, sin agua y con poca comida, deambula en el desierto sin un lugar a donde ir, y acepta su muerte y la de su hijo con la única condición de «no ver cuando el muchacho muera». Es en este contexto en que Dios manifiesta su forma de ser con total transparencia. El niño llora «y oyó Dios la voz del muchacho y el ángel de Dios llamó a Agar ... No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está». Dios no los condenó a muerte como sí lo hizo Abraham. Dios los rescata, atento al dolor injusto del pequeño Ismael, y constituye a Agar en matriarca de una nueva nación que nacerá de ella.
Pablo menciona a Agar en Gl 5.21ss. Para mostrar la novedad de la promesa realizada en Jesús, Pablo relee alegóricamente la tradición sobre Sara y Agar (Gl 5.24).
AGARENOS Descendientes de Agar, y según algunos escritores judíos, parte de la tribu de los ismaelitas (Sal 83.6). Según 1 Cr 5.10, 18–22, las tribus de Rubén, Gad y Manasés los derrotaron definitivamente. Un agareno fue administrador de David (1 Cr 27.31).
ÁGATA (traducción del vocablo hebreo shebo). Piedra preciosa que se hallaba en la mitad de la tercera línea sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx 28.19; 39.12). Presenta bandas diversas y vivamente coloreadas, a veces concéntricas.
De acuerdo con la RV, el tercer cimiento de la muralla de la nueva Jerusalén es de ágata (Ap 21.19), pero la voz griega aquí es calquedón, palabra que puede referirse a varios tipos de cuarzo.
AGORERO → Hechicero; Magia.
AGRICULTURA A través de la historia bíblica la ocupación principal del pueblo de Israel fue la agricultura. Isaías dice que el Señor la estableció (28.23–29). Cuando Abraham y su familia llegaron a Palestina, imitaron los métodos del agricultor cananeo. Los campesinos vivían en aldeas cerca de sus campos y caminaban todos los días al trabajo. Respetaban las piedras limítrofes entre los terrenos.
Los territorios más fértiles en Israel eran las llanuras marítimas de Esdraelón y del Jordán. A Samaria se le conocía por sus plantaciones de olivos y las áreas más elevadas del valle del Jordán por su trigo.
Foto de Gustav Jeeninga
Sembrados cerca de Jabes de Galaad, en los que se ven los métodos progresivos de agricultura usados en la actualidad en la Tierra Santa.
La agricultura influyó grandemente en la religión de Canaán y también en la formación de las leyes de Israel. La industria y el comercio nunca dieron grandes ingresos a los habitantes de Israel. Más bien la agricultura era la fuente principal de sus ganancias. Por eso figura mucho en la literatura.
La agricultura nunca fue fácil en Palestina. La tierra era rocosa y montañosa. Había pocos valles fértiles, apenas los suficientes para producir alimentos para los habitantes. Pero los que había eran muy fértiles. Amós dice que podían producir dos cosechas de trigo al año (7.1).
El clima era otro serio problema para el agricultor hebreo. Había cinco meses de verano, desde mayo a octubre, en que no llovía. A veces, aun durante la época de lluvia no caía suficiente para producir la cosecha. Entonces había hambre en la tierra. El pueblo tomaba medidas para evitar esto. Se han descubierto muchas cisternas en Palestina (2 Cr 26.10; Neh 9.25) y algunas evidencias de riego artificial. (→ Estanque.)
Foto de Gustav Jeeninga
Árboles de limón en Tel Aviv, Israel, en un moderno cultivo de cítricos.
Además del clima, el agricultor hebreo tenía que enfrentar plagas de insectos y enfermedades de plantas. La amenaza más grave era la invasión de langostas que en pocos días consumían campos enteros de grano (Dt 28.42; 1 R 8.37; Jl 1.4). El pasto también sufría de una especie de tizoncillo que atacaba las hojas de las plantas.
Había tres cultivos principales: la viña, el olivo y el grano. De las muchas clases de uvas la mayor era el shorek, una uva roja, grande y deliciosa. La mayor parte de la cosecha se convertía en vino.
La oliva se usaba para extraerle aceite, elemento importante en la comida hebrea. El grano principal era el trigo, aunque también se cultivaba la cebada.
Foto de Gustav Jeeninga
La fuente de agua abundante era crucial para la supervivencia de una ciudad antigua. Esta gran cisterna en Gabaón se labró a través de más de nueve metros de roca sólida.
Toda la familia colaboraba en la agricultura y durante el día las aldeas se quedaban solas cuando todos se dirigían a sus respectivos terrenos.
La agricultura estaba íntimamente relacionada con la fe hebrea. Desde el comienzo Dios la estableció como un oficio digno (Gn 2.5): la tierra era regalo de Dios (Dt 11.9ss). Por eso las fiestas principales del Antiguo Testamento se relacionaban con las cosechas. El futuro glorioso de Israel se expresaba como un tiempo de viñas y huertos florecientes. El Antiguo Testamento contiene muchas figuras tomadas de la agricultura (Sal 65.9–13; 80.8–13; 128; Pr 10.5; 20.26; 24.30–34; Is 5.1–7). Jesús las empleaba muchas veces en sus parábolas (Mt 20.1–16; Mc 4.1–20; Lc 6.43, 44) por ser lenguaje que los judíos entendían.
AGRIPA → Herodes.
AGUA La posición geográfica de Palestina (entre las regiones climatológicas mediterráneas y las semidesérticas de los países que la limitan al este y al sur) determina la cantidad de agua disponible (→ Lluvia). Las rocas calíferas no retienen el agua con facilidad y los → Arroyos, caudalosos en el invierno, se convierten en cauces secos en verano (→ Wadi).
El Jordán es el único río de suministro permanente y por ello a menudo era necesario abrir → Pozos o conservar el agua en → Cisternas. La calidad del agua variaba de salobre a dulce (Éx 15.23–27; 2 R 2.19–22).
Foto de Gustav Jeeninga
Terrazas en las colinas, una técnica para prevenir la erosión del suelo, en las fincas que rodean a Belén.
Con razón al agua se le llama «don de Dios» en las regiones donde hay escasez de ella (Jn 4.10). Su falta es algo grave (1 R 17.1ss; Jl 1.20), así como su contaminación (Éx 7.17ss; cf. 15.23). En tiempos de guerra era común cortar las fuentes que abastecían una ciudad (2 R 3.19, 25; 2 Cr 32.30) para obligarla a racionar el agua (Lm 5.4; Ez 4.11, 16).
Tanto ayer como hoy, la vida de las personas, los animales y las plantas depende en gran parte del agua. Proporciona vida, refrigerio, crecimiento y fruto (Sal 1.3; 23.2; 65.9). Su escasez aniquila con ardiente sed (Éx 17.3; Jue 15.18; Is 5.13; Jn 19.28). Por esto, se usa también en sentido figurado para representar las bendiciones que Dios derrama y que el creyente anhela. Dios, revelado en el Antiguo Testamento y manifestado en Cristo, es fuente del agua espiritual (Sal 63.1; Is 32.2; Jer 2.13; Jn 4.13s; 7.37–39), agua que se derramará en abundancia sobre su pueblo en el futuro (Is 35.6, 7).
Aun en el presente, el Espíritu Santo que se derramó cuando Cristo fue glorificado (Jn 7.39) nos bautiza en un cuerpo (1 Co 12.13; cf. Jn 3.5). A veces el simbolismo del agua incluye la Palabra de Dios (Is 55.10s; Am 8.11s) o de Cristo (Jn 15.3). Todo el sistema ceremonial da importancia a los lavamientos. No solo sacerdotes y levitas (Éx 29.4; Nm 8.7), sino las personas en general, practicaban diferentes abluciones (Lv 11.40; 15.5ss). Con este trasfondo apareció Juan el Bautista predicando un → Bautismo de arrepentimiento. En el Nuevo Testamento, este aspecto del perdón de pecados ocupa un lugar prominente en varias referencias al agua (p. ej., Ef 5.26; Heb 10.22).
Las aguas del caos primitivo (Gn 1.2), aunque Dios las colocó en su lugar (sobre los cielos, Gn 1.7; Sal 148.4; o debajo de la tierra, Éx 20.4; Sal 136.6), siguen como posible instrumento de muerte en sus manos (Gn 7.10s; Éx 14.26s). Los judíos que rechazaron «las aguas del Siloé, que corren mansamente» (las bendiciones de la Palabra de Dios en Jerusalén), serían asolados por «aguas de ríos, impetuosas y muchas», figura de la invasión asiria (Is 8.6s). Pero aun en medio de esta tribulación o juicio divino, el rescate del creyente no está lejos debido a la misericordia de Dios (Is 43.2; 59.19; Mt 7.26s; 1 P 3.20s).
La inestabilidad de carácter se simboliza a veces como aguas turbulentas y volubles (Gn 49.4; Stg 1.6).
AGUAS DE CELO Aguas tomadas quizás de la fuente de bronce y usadas en el rito cuando el marido sospechaba de su mujer sin poder comprobar la infidelidad (Nm 5.11–31). El sacerdote escribía en un rollo la maldición de Dios sobre el adulterio y luego borraba las letras con aguas en que había echado polvo del suelo del tabernáculo. El polvo representaba la santidad de Jehová que moraba en el tabernáculo y la tinta su ira contra el adulterio. Se mecía la ofrenda de un efa de harina de cebada y se quemaba un puñado de ella sobre el altar. Luego, las aguas de celo preparadas, que simbolizaban la afrenta de la mujer, se les daban a beber ante el Santo Israel, quien la juzgaría.
AGUIJÓN Término para indicar todo objeto punzante (1 Co 15.55ss), como por ejemplo el aguijón de los escorpiones (Ap 9.10). En Jue 3.31 y 1 S 13.21 es una punta de hierro que servía para castigar a los bueyes, de donde, en lenguaje figurado, se originó el proverbio «dar coces contra el aguijón», que indica resistencia inútil a una fuerza superior. Pablo escuchó este proverbio de labios del Señor (Hch 26.14).
ÁGUILA Ave rapaz de 80 a 90 cm de altura, que en algunas especies puede alcanzar 1 m de longitud y 2, 5 m de envergadura. Posee pico recto en la base y curvo en la punta, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo. En la Tierra Santa viven unas ocho variedades de águilas y cuatro de buitres. A estos últimos parece referirse la Biblia cuando menciona la calvicie del águila (Miq 1.16) y su alimentación a base de carroñas (Pr 30.17; Mt 24.28; Lc 17.37). Por esto último figura entre los animales prohibidos (Lv 11.13; Dt 14.12).
Las costumbres del águila sirven en la Biblia para diversas comparaciones. El hábito de hacer su nido en las alturas (Job 39.27) simboliza la soberbia de Edom (Jer 49.16; Abd 4). La rapidez de su vuelo (Job 9.26; 2 S 1.23; Lm 4.19) representa la ligereza de un ejército para invadir pueblos extraños como Moab (Jer 48.40) y Edom (Jer 49.22), o al propio pueblo de Israel (Dt 28.49; Jer 4.13; Os 8.1; Hab 1.8). Ilustra también la prontitud con que se disipan las riquezas (Pr 23.5).
Para proteger sus crías y enseñarles a volar, el águila las obliga a salir del nido y vuela por debajo y al lado de ellas vigilando el primer vuelo. Esta figura ilustra en Éx 19.4, 5 y Dt 32.11 el cuidado amoroso de Dios con su pueblo. Es probable que sirva de base también a Ap 12.14.
En la visión de Ezequiel de la gloria divina hay una semejanza de águila, de significado discutido (Ez 1.10; 10.14), que vuelve a mencionarse en Ap 4.7. En la parábola de Ez 17, Babilonia y Egipto están simbolizadas por un águila.
AGUJA → Camello.
AGUR Persona que compiló las máximas de Proverbios 30. No se sabe quién era, pero algunos creen que era natural del norte de Arabia, porque massa, traducida «profecía» en Pr 30.1 y 31.1, podría referirse al sitio denominado Massa (cf. Gn 25.14; 1 Cr 1.30).
AHAVA Población de Babilonia en la que Esdras reunió a quienes le acompañarían en su viaje a Jerusalén (Esd 8.15). Había también un río del mismo nombre (Esd 8.21, 31).
AHÍAS (mi hermano es el Señor). Nombre de nueve personas en el Antiguo Testamento.
1. Sacerdote (quizás sumo sacerdote), bisnieto de Elí (1 S 14.3, 18). Posiblemente debe identificársele con Abimelec (21.1; 22.9).
2. Profeta que protestó contra la idolatría de Salomón y profetizó, simbólicamente, la división consecuente del reino de Israel. Rasgó su capa en doce pedazos y entregó diez a Jeroboam (1 R 11.30–39), quien para evadir la ira de Salomón se refugió con Sisac, rey de Egipto (11.40). Cuando Jeroboam también se volvió idólatra, Ahías profetizó el exterminio de la casa de este y el cautiverio de Israel (1 R 14.6–16).
3. Otros siete personajes llevaron este nombre: 1 R 4.3; 15.27; 1 Cr 2.25; 8.7; 11.36; 26.20; Neh 10.26.
AHICAM (mi hermano se ha levantado). Funcionario de Josías (2 R 22.12, 14; 2 Cr 34.20). Protegió a Jeremías cuando los sacerdotes y profetas demandaban su muerte (Jer 26.24). Fue padre de Gedalías, a quien Nabucodonosor nombró gobernador de Judá (2 R 25.22).
AHIMAAS (hermano poderoso).
1. Padre de Ahinoam, esposa de Saúl (1 S 14.50).
2.Hijo de Sadoc. Corredor veloz (2 S 18.27) que, junto con su padre, sirvió a David como espía en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.27, 36). Ahimaas y Jonatán, hijo de Abiatar, llevaron a David la noticia de la victoria sobre Absalón. No le informaron, sin embargo, que Absalón había muerto (2 S 18.19–23).
3. Funcionario de Salomón (1 R 4.15).
AHIMELEC (mi hermano es rey). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Sumo sacerdote, hijo de Ahitob, y bisnieto de Elí. Fue el sacerdote de Nob que dio a David el pan de la proposición y la espada de Goliat cuando David huía de Saúl. (Cristo aprovechó este incidente para reprimir el legalismo de los fariseos [Mc 2.26]). Por haber ayudado al enemigo del rey, este mandó matar a Ahimelec y a 85 sacerdotes de Nob (1 S 21; 22).
2. Hijo de Abiatar, tal vez nieto del Ahimelec hijo de Ahitob. En algunos pasajes de Crónicas se llama «Abimelec» (1 Cr 18.16). Fue sumo sacerdote durante el reinado de David (2 S 8.17).
3. Heteo que fue compañero de David durante el tiempo en que Saúl lo perseguía (1 S 26.6).
AHINOAM (mi hermano es gozo). Nombre de dos mujeres en el Antiguo Testamento.
1. Esposa de Saúl e hija de Ahimaas (1 S 14.50).
2. Mujer de Jezreel, esposa de David y madre de Amnón, primogénito de David (1 S 25.43; 2 S 3.2).
AHITOB (hermano del bien). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Hijo de Finees, nieto de Elí y padre de Ahías (1 S 14.3). Ejerció el sacerdocio en tiempo de Saúl.
2. Padre de Ahimelec. Tal vez se identifique con el anterior (1 S 22.9).
3. Padre de Sadoc (2 S 8.17; 1 Cr 6.7,
. Hijo de Amarías, del linaje de Leví (1 Cr 18.16; Esd 7.2).
AHITOFEL (hermano de la locura). Natural de Gilo en Judá (2 S 15.12). Al principio fue uno de los más íntimos consejeros de David (2 S 16.23). No obstante, cuando se rebeló Absalón, abrazó la causa de este y se convirtió en enemigo del rey. Aconsejó a Absalón que atacara a David inmediatamente, pero Husai, amigo de David, desbarató su plan. Previendo la inminente derrota que iba a sufrir Absalón, Ahitofel volvió a su casa y se ahorcó (2 S 15–17).
AHOGADO Levítico 17.13 prohíbe comer la carne de un animal sin que antes se derrame su → Sangre, ya que esta es el vehículo y símbolo de la vida del animal (v. 14) y por lo tanto desempeña un papel muy importante en el ritual de los judíos. Solo Dios, dador de la vida, puede disponer de la sangre.
Para quienes observaban la Ley, entonces, beber o comer sangre era repugnante. Los animales sacrificados en un matadero que solo ahogaban las víctimas, en vez de degollarlas y vaciarlas de su sangre, se consideraban inmundos. Era natural, por tanto, que el partido judaizante dentro de la iglesia primitiva sugiriera en el → Concilio de Jerusalén que los recién convertidos del paganismo se abstuvieran de ahogado (Hch 15.20, 29; 21.25, pasajes no muy seguros textualmente). Tal concesión a los escrúpulos judíos facilitaría el compañerismo de mesa entre los cristianos.
AHOLA, AHOLIBA Nombres de las dos mujeres simbólicas de Ez 23. Ahola (la que posee un tabernáculo) representa a Samaria, el reino del norte, y Aholiba (mi tabernáculo en ella), a Jerusalén, el reino del sur. Aunque Samaria tenía un lugar de adoración, el verdadero santuario de Jehová (mi tabernáculo) estaba en Jerusalén.
AHOLIBAMA (tienda del lugar alto). Nombre de un hombre y una mujer en el Antiguo Testamento.
1. Hevea, una de las esposas de Esaú, y madre de tres jefes de tribu en Edom (Gn 36.2, 18).
2. Uno de los jefes de la tribu edomita (Gn 36.41; 1 Cr 1.52).
AHORCADURA Acción de ahorcar o ahorcarse. Probablemente, los israelitas no aplicaban la horca como pena de muerte, pero a veces colgaban de un árbol o poste los cadáveres de los condenados (Dt 21.22; 2 S 4.12) para mostrar que habían sido ejecutados. Al privarles de sepultura, y dejarles a merced de los animales de rapiña, se agravaba el castigo de los culpables. Más tarde, la ley deuteronómica prohibió que el delincuente colgara del madero después de la puesta del sol (Dt 21.23; Jos 10.27; Gl 3.13).
AÍN (ojo, fuente). Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Ciudad asignada primeramente a Judá (Jos 15.32) y después a Simeón (Jos 19.7; 1 Cr 4.32). Era ciudad de los sacerdotes (Jos 21.16). Se llamaba Asán en 1 Cr 6.59. Quedaba 15 km al nordeste de Beerseba.
2. Lugar en el límite norte de Canaán, al oeste de Ribla (Nm 34.11).
AINÓN → Enón.
AIRE Término que en la Biblia se usa de varias maneras:
1. Para referirse al vacío que media entre tierra y firmamento. Es la región de las aves (Dt 4.17; Dn 4.12, 21), muy susceptible a plagas que afectan el ambiente humano (Ap 9.1–3; 16.17, 18). El hebreo no tenía otra expresión que «bajo el cielo» para designar lo que nosotros llamamos atmósfera. La expresión «lanzar al aire» (Hch 22.23) equivale a «lanzar hacia arriba».
2. Para referirse a la habitación de los espíritus malos, según la creencia popular griega, que influyó en el judaísmo tardío. El príncipe de tal «potestad» (Ef 2.2) es Satanás, quien opera en las personas desobedientes. Es en esta misma esfera donde aparecerá Jesucristo en su gloriosa venida (1 Ts 4.17).
3. En el sentido de viento. El aire puede ser la brisa fresca de la tarde (Gn 3.8) o el bochorno destructor (Is 27.8).
4. En el sentido de «nada». «Golpear el aire» (1 Co 9.26) significa «lidiar en vano». «Hablar al aire» (1 Co 14.9) es hablar en lenguas que los oyentes no comprenden.
AJALÓN (lugar de ciervo). Nombre de dos ciudades en Isarael.
1. Aldea situada unos 20 km al noroeste de Jerusalén (Jos 10.12; 2 Cr 28.18) que se repartió entre la tribu de Dan (Jue 1.34, 35). Luego se designó ciudad levítica para los coatitas (Jos 21.20, 24; 1 Cr 6.69). Después de la separación entre Israel y Judá, quedó como parte de Benjamín. Roboam la fortificó para proteger a Jerusalén, pero los filisteos la ocuparon en días de Acaz (2 Cr 11.10; 28.18). Hoy se llama Yalo.
2. Lugar en Zabulón donde enterraron al juez → Elón (Jue 12.12).
AJELET-SAHAR (en hebreo, cierva del amanecer). Nombre de una melodía de caza con la que se cantaba el Salmo 22. Quizás aludía a la victoria después de la noche de aflicción.
AJO Vegetal bulboso de olor y sabor intensos. Es muy estimado en el Oriente. En la Biblia aparece solamente en Nm 11.5.
ALABANZA Aspecto de la → Adoración en que se le rinde honor a Dios (2 Cr 7.3). Producto de la alegría santa (Sal 9.1, 2; 63.5; 100). La alabanza se expresa a veces con cánticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).
Dios exige la alabanza (Sal 50.14; Ap 19.5) y es digno de ella (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3) porque es único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113), bueno (Sal 106.1; Jer 33.11), grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2), poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13), misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2) y justo (Dn 4.37; Sal 7.17). Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37) y por su Palabra (Sal 56.4, 10). La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).
Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16). Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6). La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal 30.12; 79.13; 84.4).
ALABASTRO Piedra blanda de color crema claro con venas visibles. Aunque en el Antilíbano se ha hallado un yacimiento de alabastro, el material no se menciona en el Antiguo Testamento. Todos los objetos de alabastro hallados en Palestina se importaban de Egipto (la mayoría) o se producían localmente según modelos egipcios. En otras partes el alabastro se empleaba en columnas y diversos adornos en los templos.
En Mc 14.3, «alabastro» se refiere, según se entendía en griego, a un vaso de ungüento sin asas y de cualquier material. Eran comunes en ese período pequeños frascos de vidrio, cuyo largo cuello tenía que romperse para que el dueño tuviera acceso al contenido.
ÁLAMO (en hebreo libne, blanco). Es el estoraque, arbusto de 3 m de alto, de hojas blanquecinas por el envés y flores blancas (Gn 30.37; Os 4.13). Es muy común en el Mediterráneo oriental. (→ Estacte.)
ALAMOT (en hebreo, vı́rgenes). Término musical de significado incierto, que tal vez se refería a música para voces femeninas, instrumentos de tonos agudos o instrumentos ejecutados por vírgenes (1 Cr 15.20; Sal 46, título).
ALDEA Denota una agrupación de casas que no constituye un municipio y está agregada a un pueblo mayor. A veces se refiere a los barrios que se encontraban fuera de las murallas de una ciudad principal (Nm 21.25, 32; 32.42; 2 Cr 28.18; Neh 11.25–31).
ALEGORÍA Metáfora extendida o continuada, que puede prolongarse desde dos ideas hasta todo un volumen completo, como en el caso de La Divina Comedia de Dante Alighieri. En la Biblia encontramos alegorías tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Por ejemplo: Sal 80.8–16; Mt 13.1–10, 31, 32; Mc 4.21, etc; Jn 10.1–16; Ef 6.13–17. Aunque por siglos el → Cantar de los cantares se consideró una alegoría, hoy en día se aprecia más su aplicación histórica. La expresión paulina «lo cual es una alegoría» (Gl 4.24) significa que los sucesos de la vida de estos personajes del Antiguo Testamento se han aplicado alegóricamente.
En la apologética cristiana de los primeros siglos hubo una fuerte tendencia a la «alegorización» de muchos pasajes bíblicos, y esto ocultaba su mensaje directo a los no iniciados. Las alegorías pueden ser útiles para ilustrar conceptos difíciles, pero su uso indiscriminado suele impedir que la Palabra de Dios llegue a nuestros corazones con toda su claridad.
ALEGRÍA → Gozo.
ALEJANDRÍA Ciudad fundada en 331 a.C. por → Alejandro Magno, en una estrecha franja de terreno al oeste de la desembocadura del Nilo, entre el lago Mareotis y el mar Mediterráneo. Al desmembrarse el Imperio de Alejandro, Alejandría pasó a ser la capital de Egipto bajo los → Tolomeos. En 30 a.C., Egipto, y Alejandría con él, quedaron anexados al Imperio Romano.
Puesto que Alejandría surgió después del período veterotestamentario y que los viajes de Pablo nunca le llevaron a Egipto, las referencias bíblicas a la ciudad son escasas. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los judíos alejandrinos que poseían una sinagoga propia en Jerusalén (Hch 6.9); según parece emigraron a Palestina debido a las persecuciones a los judíos en Alejandría. Por sus disputas con → Esteban, concluimos que eran muy apegados a la Ley y al templo. Hay referencias también al origen alejandrino de → Apolos (Hch 18.24) y a las dos ocasiones en que Pablo tomó barcos de la flotilla alejandrina (Hch 27.6; 28.11).
Vista aérea de la localización costera de Alejandría, Egipto. Se muestra la localización de la antigua ciudad dentro de las líneas blancas.
Alejandría fue una ciudad de gran importancia durante el período intertestamentario y los primeros siglos del cristianismo. Económicamente, su envidiable situación geográfica hacía de ella el eje del comercio entre el Oriente y el Occidente. En lo cultural y religioso, esa misma posición geográfica daba lugar a que en Alejandría se diesen cita diversas corrientes de pensamiento, así como diferentes religiones, y a que todo esto se mezclase y confundiese en sistemas filosóficos eclécticos y doctrinas religiosas de carácter sincretista.
Allí estaba el famoso museo, o templo de las musas, centro de estudios superiores en el que se reunían las más preclaras mentes de la época para dedicarse a estudios, no solo de filosofía, sino también de matemáticas, astronomía, zoología y otras ciencias. El aspecto más importante de este museo era su enorme biblioteca que junto con la otra que se encontraba en el templo de Serapis, constituía la mayor colección de libros de la antigüedad. Alejandría, pues, fue el principal centro del pensamiento filosófico y teológico original, tanto entre creyentes de otras religiones como entre judíos y cristianos.
Desde muy temprano, hubo aquí una colonia judía que poseía su barrio propio y que alcanzó el número de un millón, según Filón. Muchos de estos judíos olvidaron la lengua hebrea y por ello fue necesario producir la traducción del Antiguo Testamento al griego llamada → Septuaginta (LXX). Entre estos judíos se destacó Filón de Alejandría, quien hizo todo lo posible por armonizar la religión hebrea con el pensamiento filosófico griego, valiéndose de la interpretación alegórica de las Escrituras.
No sabemos cómo llegó el cristianismo a Alejandría, aunque Eusebio, afirma en su Historia Eclesiástica (ii, 16) que fue San Marcos el que lo llevó. En todo caso, la influencia del ambiente alejandrino se hizo sentir desde muy temprano en ciertos círculos cristianos, como ejemplifican la Epístola a los → Hebreos y la seudónima Epístola de Bernabé (compuesta en Alejandría por algún cristiano del siglo II).
ALEJANDRO (defensor de hombres). Nombre helénico común, adoptado por muchos judíos.
1. Hijo de Simón de Cirene el que llevó la cruz de Cristo (Mc 15.21). Probablemente él y su hermano Rufo eran cristianos prominentes cuando se escribió Marcos (Ro 16.13).
2. Miembro saduceo del consejo que condenó a Pedro y a Juan (Hch 4.6).
3. Judío que trató en vano de apaciguar el alboroto en Éfeso (Hch 19.33s). La conmoción se inició como una protesta contra Pablo, pero se volvió una manifestación antisemita.
4. Maestro pernicioso que con → Himeneo trastornó la fe de algunos (2 Ti 1.20; cf. 2 Ti 2.17s). Pablo lo «entregó a Satanás» como castigo por sus blasfemias.
5. Calderero de Éfeso que se oponía a Pablo (2 Ti 4.14s). Es posible que este Alejandro y el No. 4 sean idénticos. Algunos también identifican al No. 3 con este.
ALEJANDRO MAGNO Nombre por el que se conoce a Alejandro III de Macedonia (356–323 a.C.), hijo de Felipe II. Durante su juventud fue discípulo de Aristóteles, por quien siempre sintió gran estima. En 336 a.C. heredó el trono de Macedonia y dos años después se lanzó a la gran empresa de conquistar el Oriente. Tras derrotar a los ejércitos de Darío en las batallas de Gránico e Iso, atravesó el Asia Menor, Siria y Palestina, y en 331 conquistó a Egipto. La batalla de Gaugamela vio la derrota final de Darío y con ella Alejandro quedó como dueño del Imperio Persa. Su avance hacia el Oriente le llevó allende las fronteras de la India, pero cuando iba de vuelta hacia su patria murió en Babilonia debido a una fiebre. En seguida, sus generales se disputaron y dividieron el enorme imperio que se forjó en el transcurso de once años.
Foto de Howard Vos
Busto de Alejandro Magno, conquistador militar griego.
Los historiadores concuerdan en que Alejandro trató bien a los judíos. Era parte de su política de conquista ganarse la simpatía de los pueblos conquistados, a fin de defender su retaguardia y la integridad de su imperio. Aparte de las referencias de 1 Mac 1.1–8 y 6.2, todas las referencias del Antiguo Testamento a su persona se hacen de manera velada. Entre estas se cuentan: Dn 2.32, 39 (piernas de hierro de la estatua); 7.6, 17 (la tercera bestia); 8.5, 8, 21s (el macho cabrío); 11.3s (el rey valiente). También es posible que Zac 9.1–18 se refiera a la conquista de Palestina por parte de Alejandro.
Sus conquistas, que unificaron buena parte del mundo conocido y extendieron el uso de la lengua griega, abrieron el camino al helenismo y, más tarde, a la expansión del cristianismo.
ALELUYA (termino hebreo load a Jah, forma abreviada de → Jehová). Antigua exclamación litúrgica de regocijo y alabanza, con la que 24 salmos comienzan, terminan o ambas cosas (p. ej., 106; 111–113; 115–117; 146–150). Originalmente la pronunciaba el cantor, el sacerdote y los levitas, y luego la repetía el pueblo. Se cree que llegó a ser un llamado habitual a la adoración en el culto del templo.
En el Nuevo Testamento solo aparece en Ap 19.1–6, como grito de júbilo. Los salmos aleluyáticos ocuparon un importante lugar en la sinagoga, y entre ellos especialmente el Gran Hallel (Sal 113–118) que se piensa que Jesús y los apóstoles lo entonaron después de la última cena (Mc 14.26//).
ALFA Y OMEGA Término que presenta a Dios como causa y fin de todas las cosas. Se deriva de las letras primera y última del alfabeto griego y, en última instancia, de especulaciones místicas sobre el nombre de Dios. Destaca la acción divina no solo en la creación y en la consumación, sino en un presente continuo (los tres elementos: «que es y que era y que ha de venir», Ap 1.8; cf. Éx 3.14; Is 44.6). En Apocalipsis esta frase se aplica no solo al Padre (1.8), sino también al Hijo (21.6; 22.13; los mejores manuscritos la omiten en 1.11); cf. Ap 2.8; Ro 11.36; Ef 1.10.
ALFABETO Nombre que se da al conjunto de letras que se emplean en la escritura. El término mismo se deriva del nombre de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta, de igual modo que en español se dice también «abecedario» porque las tres primeras letras se llaman «a», «be» y «ce».
No todas las formas de escritura emplean un alfabeto pues hay sistemas de escritura silábica e ideográfica (→ Escritura). Lo que caracteriza a la escritura alfabética es que cada sonido se representa con un símbolo distinto, llamado «letra», y que combinando tales símbolos se forman sílabas, palabras y oraciones.
Los primeros indicios de un alfabeto se encuentran entre 1800 y 1500 a.C. en Siria Palestina. Hay semejanzas entre ese alfabeto semítico y ciertos jeroglíficos egipcios, pero el alfabeto representa un gran adelanto sobre los complicados sistemas de escritura usados desde ca. 3000 a.C. en Egipto y Mesopotamia. Ninguno de los pueblos de los alrededores concibió la idea de dividir las palabras en sus sonidos básicos y representar cada sonido con un símbolo. Luego, los semitas han aportado al desarrollo de la humanidad no solo su religión, sino también el alfabeto, pues todos los alfabetos modernos se derivan del semítico, bien por adaptación o bien por imitación.
Posiblemente el orden de las letras fue desde el principio muy parecido al que conocemos hoy, pues se han encontrado textos escritos ca. 1500 a.C. en los que ese orden es básicamente el mismo. Los fenicios y los hebreos ordenaban las letras de un mismo modo, como puede verse por ejemplo en el Sal 119. Es más, los nombres griegos de las letras alfa y beta se derivan de los nombres semíticos de esas mismas letras alef («buey») y beth («casa»), que eran también las dos primeras del alfabeto semítico.
De los fenicios, el alfabeto pasó a los griegos, quienes lo mejoraron al cambiar el sentido de algunos símbolos para representar las vocales. Los semitas solo tenían letras consonantes.
Con ciertos cambios en la forma de las letras, la inclusión de algunas y la eliminación de otras, nuestro alfabeto es el mismo de los griegos.
ALFARERO Artesano que con el barro humedecido elabora toda suerte de vasijas. El oficio se conoció desde los más remotos tiempos. Algunas antiguas pinturas egipcias representan al alfarero amasando, torneando y dando forma al barro (Is 41.25).
Entre los israelitas la alfarería se popularizó rápidamente (1 R 17.12; Sal 60.8). Algunas vasijas se usaban para actos rituales (Lv 14.50).
Foto: Colección fotográfica Matson
Un alfarero mueve con el pie una plataforma giratoria al moldear una jarra de barro.
El arte del alfarero dio al lenguaje bíblico muchas de sus imágenes, símiles y metáforas; p. ej. la fragilidad del barro para recordar las debilidades humanas (Sal 2.9; Is 30.14; 41.25), el dominio del alfarero sobre el barro como símil de la soberanía de Dios (Is 29.16; Jer 18.1–6; 64.8; Ro 9.20), etc.
ALFEO (del arameo Jalfai, de significado dudoso).
1. Padre de → Leví, el cobrador de tributos en Capernaum (Mc 2.14).
2. Padre del apóstol Jacobo «el menor» (Mt 10.3; Mc 3.18; Lc 6.15; Hch 1.13). La mención de «hijo de Alfeo», distingue a este segundo Jacobo de su compañero en el apostolado, Jacobo hijo de Zebedeo. Una antigua tradición pretende identificar a Alfeo con el → Cleofas, esposo de María, de Jn 19.25, ya que en Mt 27.56, al referirse al grupo de mujeres cerca de la cruz, se menciona una «María madre de Jacobo y José». Tal tradición supone un nombre doble, Alfeo (arameo) y Cleofas (griego). Pero María era un nombre tan común, que no puede asegurarse que se tratara de la esposa de Cleofas (en griego, Klope) y a la vez la madre de Jacobo, aun suponiendo que este Jacobo sea «el menor» del colegio apostólico. (Para el Kleopas [Kleópatros] de Lc 24.18, → Cleofas.) Su identificación con Alfeo es igualmente precaria.
ALFOLÍ → Granero.
ALGA Planta acuática de diversidad de especies. En la Biblia, el nombre es una de las varias traducciones del hebreo suf, pero solamente se usa en Jon 2.5.
En la experiencia del profeta se destaca que se trata de una especie particularmente submarina.
ALGARROBAS Fruto del algarrobo (ceratonia siliquia), árbol leguminoso, siempre verde, de 8 a 10 m de altura, abundante en los países mediterráneos, y de hojas lustrosas y flores purpúreas agrupadas en racimos. Las algarrobas son en forma de vainas, de unos 15 a 30 cm de largo y 2 ó 3 de ancho. A la vaina, por su forma curva, se le llamaba keration (en griego, pequeño cuerno). Contiene varias semillas aplastadas, envueltas en una pulpa dulce y se usa como forraje para el ganado porcino (Lc 15.16) y vacuno. A base de su pulpa se prepara un jarabe que algunos investigadores indentifican con la «miel» bíblica.
ALGUACIL Término usado en dos sentidos en RV:
1. En el sentido de «policía» (en griego, rabdújos; en latín, lictor). La mayoría de las versiones castellanas usan en este caso el tecnicismo lictor (BJ, NC, BC). En Hechos 16.35–38 se narra que los magistrados romanos de Filipos enviaron sus dos lictores (oficiales subalternos) para liberar a Pablo y a Silas de la cárcel.
2. En el sentido de «criado» o «guardia» (en griego, hyperetes, práktor, Mt 5.25; Mc 14.65; Lc 12.58; Jn 7.32). Se trata de gente asalariada que estaba al servicio de personas que ejercían alguna clase de autoridad.
ALHEÑA Arbusto aromático que aún hoy crece en En-gadi (Cnt 4.14). Sus flores, blancas y amarillas, de olor fragante, crecen en racimos. Las hojas de la alheña se trituran y se mezclan con agua para producir un tinte rojo usado como cosmético por los árabes de hoy y los antiguos egipcios. Tal vez Cnt 7.5 se refiere a la práctica de teñir los cabellos con alheña.
ALIANZA En la RV se traduce dieciséis veces la voz hebrea berit por «alianza» en vez de → Pacto. Esto ocurre generalmente cuando se habla de un pacto puramente humano, pero nunca tratándose de un pacto con Dios. En 1 S. 11.2; 22.8; Dn 2.43; 11.6, «alianza» es traducción de otras expresiones hebreas y arameas.
ALIMENTOS Desde los tiempos más remotos el hombre recibió leyes exactas en relación con los alimentos que habría de consumir. En las referencias bíblicas más antiguas se prescribe una alimentación a base de verduras y frutas (Gn 1.29s); luego se incluyen carnes (Gn 9.3). Pero siempre Dios como creador se reservó el derecho de establecer tabúes. Prohibió ora una fruta particular (Gn 2.16s), ora la → Sangre (Gn 9.4, → Ahogado). La lista de prohibiciones (de carnes contaminadas, de frutas de árboles jóvenes, de víctimas ofrecidas a Dios, etc.) fue aumentando a tal punto que casi se necesitaba un curso especial para conocer los alimentos que debían consumirse o no.
En el Antiguo Testamento los alimentos se dividen en → Puros e → Inmundos. La Ley contiene fuertes sanciones para quien consuma alimentos prohibidos (Lv 17.10, 14). Los judíos que se mantenían celosamente fieles a estas leyes evitaban incluir alimentos que no estuvieren catalogados en las leyes alimentarias (Lv 11; Dt 14). El caso mejor conocido es el de → Daniel, contenido en el libro del mismo nombre.
Foto: Oficina de prensa gubernamental, Israel
En los tiempos bíblicos, muchas veces el alimento se almacenaba bajo el suelo. Los arqueólogos descubrieron restos de grano, frijoles y uvas en estos silos de almacenaje subterráneo que datan más o menos del 4000 a.C.
El Nuevo Testamento se desarrolla en un contexto en donde esas regulaciones alimentarias están vigentes. Jesús mismo y gran parte de sus discípulos respetaban esta legislación. Al extenderse el cristianismo, las iglesias gentiles o mixtas tuvieron fuertes tensiones alrededor de esta problemática (como lo indica Gl 2.11ss; véanse también Hch 10–11; 1 Co 10; 11.17ss). Esto llevó a la celebración de un → Concilio en Jerusalén en el que se declaró que el nuevo pueblo era libre de tales costumbres (Hch 15.24–29). San Pablo se constituyó en abanderado de la nueva doctrina, basada en la conciencia educada por el amor. Sin embargo, las tensiones entre los líderes al respecto no acabaron ahí.
Entre los alimentos puros más utilizados por los judíos en los tiempos bíblicos se destacan los vegetales: frijoles, lentejas, cebollas, uvas, higos y dátiles (Gn 25.29–34; 2 R 4.38–44). También se utilizaban pepinos, melones, puerros y pescado (Nm 11.5). Desde los días de los patriarcas, los judíos preparaban banquetes para sus amigos (→ Hospitalidad) utilizando especialmente carne de cabritos y carneros (Gn 18.7; 1 S 16.20; 1 R 4.22s; Lc 15.23, 27). Este tipo de alimentación era muy diferen
Reservados todos los rechos.
Prohibida la reproducción total or parcial de esta obra sin la debida autorización escrita de los editores.
PREFACIO
Es con sumo placer que presentamos al lector una nueva edición revisada y aumentada de una obra que a través de varias décadas ha sido pilar en el estudio serio de las Sagradas Escrituras: el Diccionario Ilustrado de la Biblia, obra cumbre de ese gran siervo de Dios que fue el Dr. Wilton M. Nelson.
Varias cosas se han tratado de lograr en esta edición. Hemos tratado de preservar al máximo la integridad de la obra del finado Dr. Wilton M. Nelson. Sin embargo, cada uno de los artículos fue revisado cuidadosamente en busca de asuntos que debían incluirse o quizás corregirse a la luz de los descubrimientos arqueológicos más recientes o el desarrollo del pensamiento teológico. Algunos, como los relativos a cada libro de la Biblia, fueron ampliados, reorganizados y uniformados en su presentación para facilitar el estudio de los mismos. Y desde luego, el lector encontrará un sinfín de artículos nuevos que satisfacen las inquietudes de muchos de los que se acercan a la Biblia para estudiarla.
Desde luego, esta obra se ve altamente beneficiada por al nueva presentación gráfica. Hemos incluido más de cuatrocientas fotos en colores que, ademas de situar al lector en el ambiente mismo que está estudiando, embellecen el libro.
Es nuestro mayor anhelo que esta obra sea de bendición a todos los que aman la Palabra de Dios.
Los editores
PREFACIO
(A la primera edición)
Este nuevo y magnífico Diccionario ilustrado de la Biblia llega a nuestras manos en una hora perfecatamente propicia. Este es el siglo de la Biblia en las Américas y España. Numerosos millares de creyentes necesitamos de este volumen saturado de información bíblica e história para conocer a fondo lo que Dios enseña en la Biblia, que es su revelación especial («la Escritura … fue traída … por los santos hombres de Dios que hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo». 2 P. 1.20, 21).
Sin la Biblia, el cristianismo se torna anémico y está a un paso de la extinción. El honrar a Jesucristo—el Verbo viviente de Dios—y el honrar las Sagradas Escrituras—el Verbo escrito de Dios—marchan paralelamente. Quien en verdad ama a Cristo, ama también con devoción su Palabra inspirada. El Señor Jesús afirmó: «el que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama» (Jn 14.21).
Pero tenemos que conocer toda la Escritura, y no exclusivamente algunos trozos favoritos de la misma. Lo que propiament deber llamarse «la Palabra de Dios», es la totalidad de la revelacíon bíblica. En los Salmos leemos: «la exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples … La suma de tus palabras es verdad» (Sal 119:130, 160). Sin embargo, ha múltiples pasajes bíblicos que no siempre son fáciles de comprender sin un marco de conocimientos lingüísticos, históricos, geográficos y culturales.
Este nuevo Diccionario ilustrado de la Biblia llena ese vacío. Suple en gran parte las necesarias respuestas a miles de preguntas que surgen al analizar las páginas escriturales y al procurar estudiarlas exegéticamente.
Por cuanto creo que los cristianos de las Américas y de España necesitamos, hoy más que nunca, conocer y vivir la Palabra de Dios, es que recomiendo a todo el mundo que tenga a la mano un ejemplar del Diccionario ilustrado de la Biblia. ¡Vale la pena (cualquier sacrificio personal) para adquirirlo!
Es mi mayor deseo que nos transformemos todos en «hombres y mujeres de la biblia». Solamenta así veremos un despertamiento moral y espiritual de consecuencias transformadoras en los países de habla española.
Luis Palau
México, D.F.
Enero de 1974
LISTA DE COLABORADORES
(Se señalan los estudios y cargos que tenín en el momento de la primera edicíion.
José M. Abreu
Lic. Lit., Licenciatura en Teología (L.T.). Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Ismael E. Amaya
Bachiller en Divinidades (B.D.) y candidato al doctorado en Teología (D.T.). Profesor de Filosofía y Religión, Pasadena College, California
Justo C. Anderson
Licenciatura en Artes (L.A.) y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica
y Homilética, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Buenos Aires
Eduardo Aparicio T.
Bachiller en Teología (B.T.). Candidato a la L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Nazareno Centroamericano, San José
Victorio Araya G.
L.T. y licenciatura en Filosofía (L.F.). Profesor de Filosofía
e Historia del Pensamiento Cristiano, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Gerardo de Ávila
Pastor y Evangelista, Miami
A. Benjamín Bedford
B.D. y D.T. Profesor de trabajo práctico y Administración Pastoral, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Jorge B. Biddulph
M.R.E. Rector y Profesor de Literatura Bíblica y Teología, Seminario Bíblico Unido
de Colombia
José M. Blanch
L.T. y doctor en Filosofía (D.F.). Profesor de Sociología, Universidad de Costa Rica y Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Juan M. Boice
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
J. Mervin Breneman
L.A. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Buenos Aires
Santiago Canclini
Capellán y Profesor de Evangelismo, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Emilio E. Castro
L.T. Director Ejecutivo de la División de Misión Mundial y Evangelismo del Consejo Mundial de Iglesias, Ginebra
A. Clark Scanlon
B.D. y D.T. Director y profesor de Teología, Ética y Evangelismo, Instituto Teológico Superior Bautista, Guatemala
Stanley D. Clark
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento y Griego, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Samuel Cuadra C.
Profesor del Instituto de Lengua Española, San José
W. Dayton Roberts
B.D. y Litt. D. Ex Secretario General Comunidad Latinoamericana de Ministerios Evangélico (CLAME), San José
Carlos E. Derr
L.T. Profesor de Nuevo Testamento y Evangelismo, Centro Bíblico del Caribe, Sincelejo
Jorge E. Díaz
L.T. Profesor de Teología e Historia Eclesiástica, Instituto Superior Teológico Bautista, Guatemala
W. Douglas Smith
M.S., L.A. y L.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminarios Teológicos Jorge. Allen y Bautista
Héctor Espinoza Treviño
L.A. Director del Instituto Evangelístico de México, D.F.
Manuel V. Flores
M.R.E. y doctorado en Divinidades (D.D.). Rector, Seminario Evangélico Unido, México, D.F.
Ricardo Foulkes B.
L.T. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Carlos T. Gattinoni
L.T. Obispo de la Iglesia Evangélica Metodista de Argentina, Buenos Aires
Jorge Gay C.
L.T. y D.F. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
James E. Giles
B.D. y D.T. Profesor de Teología Práctica, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Andrés J. Glaze
B.D., D.T. Rector y Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Ananías P. González
L.T. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Internacional Teológico Bautista,
Buenos Aires
Jorge A. González
S.T.B. y D.F. Profesor de Antiguo Testamento, Berry College, Mt. Berry, Georgia
Justo L. González
L.A., S.T.M. y D.F. Profesor de Teología Histórica, Candler School of Theology, Emory University, Atlanta
José Grau Balcells
Director de Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona
Enrique Guang T.
L.T. Rector y Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Alianza, Guayaquil
Tomás D. Hanks
L.A. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Robert T. Hoeferkamp
S.T.M. Profesor de Teología y Nuevo Testamento, Seminario Luterano Ausbufgo, México, D.F.
David M. Howard
L.A. Director Misionero de Inter- Varsity Christian Fellowship, WI
Juan E. Huegel
L.T. Profesor de Teología Práctica y Hermenéutica, Seminario Unido Evangélico, México, D.F.
Juan C. Huffman
B.D. y L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
David James-Morse
Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Evangélico de Lima
Jean-Daniel Kaestli
L.T. Director del Centro Universitario Protestante,
Ginebra
Juan A. Kirk
L.A. y B.D. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios
Teológicos, Buenos Aires
Federico Lange
B.T. Profesor de Antiguo Testamento y Liturgia, Seminario Concordia, Buenos Aires
Alfonso Lloreda B.
L.T. y D.D. Candidato al
D.F. Rector de la facultad Latinoamericana de Teología Reformada, México, D.F.
Rubén Lores
Lic. Fil. Rector, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Guidoberto Mahecha
L.T. Pastor de la Iglesia Presbiteriana, Girardot
Kenneth L. Mahler
Licenciatura en Divinidades (L.D.). Presidente, Consejo de Iglesias Luteranas en Centroamérica
Joyce Main de Hanks
L.A. y candidata a D.F. Profesora de Francés, Universidad de
Costa Rica, San José
Jorge Maldonado Rivera
B.T. y S.T.M. Director del Departamento de Educación Teológica Iglesia del Pacto
Werner G. Marx
S.T.M. y D.D. Ex director del Instituto Bíblico Moravo, Bilwaskarma
Oscar Mas Herrera
D.F. Profesor de Filosofía, Universidad de Costa Rica e Instituto de Teología de América Central, San José
Luis F. Mercado
D.T. Secretario Ejecutivo de la Convención Bautista de Puerto Rico, Hato Rey
José Míguez Bonino
D.T. Director de Estudios Posgraduados, Instituto
Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Otto R. Minera
B.T. Redactor de Editorial Caribe
Víctor Monterroso R.
B.D. y candidato al D. Miss. Profesor de Teología Práctica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
José A. Morales
Secretario Ejecutivo, Sociedades Bíblicas de Costa Rica y Panamá, San José
Kenneth B. Mulholland
S.T.M. y D.T.P. Ex rector, Instituto Teológico de la Iglesia Evangélica y Reformada, San Pedro Sula
Reynaldo Murazzi S.
M.R.E. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Alan P. Neely
B.D. y D.T. Profesor de Filosofía de Religión y Misiones, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Pedro Nelson A.
B.D. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME,
San José
Wilton M. Nelson
L.T. y D.T. Profesor de Historia Eclesiástica, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Emilio A. Núñez
L.T. y D.T. Rector y profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Rodolfo Obermuller
D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, Buenos Aires
Tapani Ojasti L.
L.T. y L.F. Pastor Luterano y candidato a los doctorados en Filosofía y Teología, Estrasburgo
Juan H. Orme
L.T. y candidato al D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jetty Otárola de De la Vega
B.T. Colaboradora del Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Euclides Padilla C.
B.T. Pastor del Templo Bíblico, San José
Federico J. Pagura
L.T. Obispo de la Iglesia Metodista en Costa Rica y Panamá, San José
Jerry Parkerson
L.T. Asociado del Evangelismo
en Acción, Misión Centroamericana, Bilbao
Russell A. Patrick
B.D. y D.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Internacional Teológico
Bautista, Cali
Pablo R. Peaslee
B.D. Decano del Instituto y Seminario Bíblico, Puebla
Héctor Pina C.
B.T. y doctor en Ed. Rector
del Seminario Evangélico
de Lima
Alberto T. Platt
L.T. y D.T. Director General y Profesor de Teología y Biblia, Seminario Centroamericano, Guatemala
Aristómeno Porras P.
Secretario de Información y Promoción de las Sociedades Bíblicas en América Latina y Director de La Biblia en América Latina, México, D.F.
Alejo Quijada G.
B.T. Candidato a la Licenciatura
en Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Antonio Rengifo T.
B.T. y L.A. Miembro del Personal de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos,
Lima
Adolfo Robleto D.
B.T. Secretario del Departamento de Materiales Generales para Iglesias, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, TX
Víctor Rodríguez
L.T. Colaborador, Ministerio al Mundo Estudiantil de CLAME, Bogotá
Ramón Rojas L.
Bach. Hum. Secretario General del Movimiento Universitario Evangélico Venezolano, Caracas
Raymond S. Rosales
L.T. Director del Departamento de Extensión, Seminario Luterano Ausburgo, México, D.F.
F. Ross Kinsler
B.D. y D.F. Profesor del Seminario Teológico Presbiteriano,
Guatemala
Constantino Ruiz-Garrido
Lic. Fil. Traductor, editor y profesor de griego, Escuela Bíblica de Madrid
Laverne A. Rutschman
D.T. Profesor de Teología y Antiguo Testamento, Seminario Teológico Menonita, Montevideo
Robert S. Sabean
L.D. y M.S. Director de Campamentos, Ministerio al Mundo Estudiantil, CLAME,
San José
Dalton Said Henríquez
L.T. Profesor de Lenguas Bíblicas y del Antiguo Testamento, Seminario Teológico Evangélico
de Brasil, Belo Horizonte
Edesio Sánchez C.
D.T. Profesor del Seminario Bíblico Latinoamericano,
San José
Pedro Savage
B.D. Rector del Seminario Teológico Jorge Allan, Cochabamba
Luis A. Seggiari
L.D. Médico Cirujano, Profesor de la Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, y de la Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
Juan E. Stam
L.A., B.D. y D.T. Profesor de Teología, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
L. Stanford Orth
L.T. y D.T. Vicerrector y profesor de Nuevo Testamento, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Pablo E. Sywulka
L.T. Profesor de Teología, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Guillermo D. Taylor
L.T. y candidato al D.F. Profesor de Educación Cristiana, Seminario Teológico Centroamericano, Guatemala
Jorge J. Taylor
S.T.B. y D.F. Decano y Profesor de Sicología y Consejo, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
Lincoln H. Toalombo
B.T. Pastor de la Iglesia Bíblica, Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica
Ernesto H. Trenchard
Bachiller en Artes (B.A.). Director de «Curso de Estudio Bíblico» y de la Editorial Literatura Bíblica, Madrid
Floreal Ureta
L.T. Profesor de Filosofía y Biblia, Seminario Internacional Teológico Bautista, Buenos Aires
Virgilio F. Vangioni
L.T. y Mus. M. Secretario, Sociedad Bíblica, Madrid
Pedro Vega R.
L.T. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Reformado Presbiteriano, Barcelona
C. Pedro Wagner
L.T. Profesor de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Misiones Mundiales, Seminario Teológico Fuller, Pasadena
Wayne C. Weld
L.A. y D. Miss. Profesor Seminario Bíblico Unido de Colombia, Medellín
Irene Westling de Foulkes
L.A. Profesora de Griego, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
John H. Will
B.D. Pastor, Faith United Church, Woodsboro, TX
Roy B. Wyatt
B.D. y D.T. Profesor de Antiguo Testamento, Seminario Internacional Teológico Bautista, Cali
Miguel A. Zandrino
Dr. en Bioquímica. Presidente, Escuela Bíblica Evangélica, Villa María, Córdoba
C. Hugo Zorrilla
B.T. y L.A. Profesor de Nuevo Testamento, Seminario Bíblico Latinoamericano, San José
INTRODUCCION
(A la primera edición)
Desde que los valientes colportores de las Sociedades Bíblicas abrieron brecha en Iberoamérica para el movimiento evangélico, este se ha caracterizado por su decidido énfasis en las Sagradas Escrituras. Por otra parte, muchos católicos romanos están dando ahora una importancia semejante a la biblia, debido a un avivamiento bíblico impulsado por el Concilio Vaticano II. De ahí la necesidad de ayudas idóneas para el número creciente de estudiantes de las Escrituras.
Hasta fechas recientes contábamos con pocas ayudas literarias en castellano para los estudiantes de la Biblia. Para los evangélicos, las do más importantes han sido el Diccionaro del a Santa Biblia (1901, que lo reemplazó la Concordancia de las Sagradas Escrituras, basada en la revisión de 1960 de la versión RV). Estas dos obras las publicaron en castellano la Sociedad Americana de Tratados hasta 1948 y desde esa fecha la Editorial Caribe. Han tenido una circulación enorme y han prestado un servicio de incalculable valor a pastores, maestros de Escuela Dominical y estudiantes de las Escrituras en general.
El Diccionario era la traducción del Dictionary of the Bible (1886) editado por el Rvdo. William W. Rand, pastor del a Iglesia Reformada en Estados Unidos de América. Huelga decir, que hace años el Diccionario iba a caducar. Indicio notorio de esto es el hecho de que, según su artículo sobre «Jerusalén», ¡la santa ciudad está en manos de los turcos! Desde 1886 ha transcurrido mucha historia, con grandes adelantos en las ciencias que contribuyen en la mejor comprensión de las Escrituras, especialmente en la filología y la arquelogía (por ejemplo, el descubrimiento de los papiros de Oxyrhynchus y Chester Beatty, las tabillas de Tell-el-Amarna, Mati, Ras Samra y Nuzi, y últimamente los famosos «Rollos del Mar Muerto»).
Por el año 1960 empezaba a sentirse la imperiosa necesidad de poner al día el viejo Diccionario. Se inció una revisión de los artículos existentes, pero este plan se rechazó por inadecuado. Se resolvió entonces editar un nuevo diccionario y darle carácter hispanoamericano. La tarea se encomendó a algunos profesores de Seminario Bíblico Latinoamericano. Luego los encargados pedimos la colaboración de distintas personas, especialmente a profesores de seminarios e institutos bíblicos de Iberoamérica y algunos de España y América del Norte.
Así es que han participado en la preparación del Diccionario ilustrado de la Biblia más de cien colaboradores residentes en tierras que van desde Españ hast Texas y desde México hast Argentina. Representan una gran fariedad de confesiones cristianas; pero todos aman la Palabra de Dios y desean auydar o otros a comprenderla mejor.
Los que auspiciamos la publicación del presente Diccionario creemos que las Escrituras son inspiradas por el Espíritu Santo (2 Ti 3.15–17; 2 P 1.20, 21) y constituyen la revelación especial de Dios que nos conduce a la persona de Jesucristo. Esta postura ha sido norma orientadora para los editores sin coartar la debida libertad académica. En asuntos secundarios los colaboradores no siempre han estado de acuerdo entre sí, y los editores no hemos pretendido armonizar todos los criterios.
Al confeccionar este Diccionario, hemos pensado no solo en los teólogos eruditos, sino también en los predicadores, obreros laicos, maestros de Escuela Dominical y todos los estudientes de las Escrituras para entregarles una herramienta que les aude en sus esfuerzos de «exponer bien la palabra de verdad» (2 Ti 2.15 HA). Para los que desean profundizar más en el estudio de la biblia, ofrecemos al final de este volumen un compendio anotado de «Ayudas bibliográficas para el estudio de la Biblia».
El editor general quiere manifestar por este medio su sincera y sentida gratitud hacia todos los que prestaron su valiosa cooperación, especialmente hacia los colegas editores asociados, los doctores Ricardo Foulkes, Dayton Roberts, Mervin Breneman, Tomás Hanks y Juan Huffman, a quienes les tocó la labor importante, y a veces tediosa, de revisar el contenido de aproximadamente 2100 artículos quie componen el Diccionario.
Además, desea hacer mención especial de ciertos contribuyentes que hicieron aportes extraordinarios. El que hizo la contribución mayor (80 artículos, 30.000 palabras) fue el doctor Foulkes. Después sigue el doctor Justo L. González (hijo) que escribió 61 artículos (23.500 palabras). Los siguientes colaboradores contribuyeron con más de 15.000 palabras cada uno: doctor José Míguez Bonito, doctor Alfonso Lloreda, doctor Tomás Hanks, licenciado José María Abreu, el doctor Werner G. Marx y el Rvdo. Aristómeno Porras.
Durante los años de la preparación del Diccionario, murió uno de los colaboradores, el profesor Ernesto H. Trenchard. Don Ernesto había dedicado casi 50 años a la causa evangélica en España. Fue director de «Cursos de Estudio Bíblico» y autor de varios libros de exposición bíblica. Escribió 46 artículos para el Diccionaria ilustrado de la Biblia.
Una vez pasados por el proceso editorial, los artículos se sometieron a varias redacciones. Agradecemos a los redactores, señores Otto Minera, Rolando Ross, Juan Rojas y Pedro Vega su importantísimo trabajo; también a la mecanógrafa Srta. Marta González, que sacó en limpio los artículos editados y redactos. Agradecemos también la hermosa obra del dibujante cartógrafo, Edwin Morris.
Finalmente, el editor general da gracias a la compañera de su vida, Thelma Agnew de Nelson, quien estuvo a su lado los siete años de la confección del Diccionario, fortaleciéndole y ayudándole en diversas maneras.
Sobre todo la gracias al Dios que inspiró a los profetas y apóstoles para que pusieran en forma escrita su revelación a los hombres. Quiera Él usar esta Diccionario para hacer que la Escritura sea más «útil para ensenñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y bien preparado para hacer toda clase de bien» (2 Ti 3.16, 17 VP).
Wilton M. Nelson
Editor General
San José, Costa Rica
Enero de 1974
AARÓN Hijo de Amram y Jocabed, de la tribu de Leví (Éx 6.20), hermano mayor de Moisés (Éx 7.7) y de María (Nm 26.59; 1 Cr 6.3). Su esposa fue Elisabet y sus cuatro hijos fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.
En las narraciones más antiguas del Pentateuco se presenta a Aarón como «boca» de Moisés (Éx 4.16) ante Faraón. Parece que Aarón tenía fama de orador, mientras que Moisés se sentía «torpe de lengua» (Éx 4.10, 14). Por tanto, Dios lo escogió para ayudar a Moisés en el proceso de liberación de Egipto al pueblo de Israel (Éx 4.27). Al principio siempre acompaña a Moisés (Éx 5.1, 4, 20; 6.13; 7.6, 10, 20; 8.5, 12, 16, 25; 9.8, 27; 10.13, 16; 11.10; 12.1, 31; 17.10–12). Pero después del cruce del mar Rojo parece dejar esta responsabilidad y Moisés habla directamente al pueblo (Éx 14.13).
Foto: Museo bíblico, Amsterdam
Figura de Aarón vestido de sumo sacerdote, incluyendo el efod con doce piedras preciosas que representan las tribus de Israel. (Nm 17)
Aarón figuró entre los líderes de Israel (Éx 19.24; 24.9; 34.31) y estuvo con ellos cuando vieron a Dios. Sin embargo, no tuvo cualidades de líder. Cuando sustituyó a su hermano al subir este al monte Sinaí, no supo mantener el orden (Éx 32.25) ni pudo resistir las exigencias del pueblo de Israel. Para complacerlos hizo un becerro de oro. Es posible que tuviera en mente al sagrado buey Apis de Egipto o al toro de los cananeos.
El momento cumbre de la vida de Aarón fue cuando se le nombró sumo sacerdote (Éx 28.1; Lv 8.2). Se confeccionaron vestidos especiales para este servicio (Éx 28.2ss; 39.1ss), como señal de su autoridad religiosa y de su representación de Israel ante Dios. El relato de su consagración es minucioso (Éx 29.1–37; Lv
. El punto central de su ministerio fue el Día de Expiación, al entrar en el Lugar Santísimo como único representante del pueblo de Israel (Lv 16.13, 14). Dios sostuvo la autoridad de su sacerdocio frente a una rebelión (Nm 16) y la confirmó con el milagro de la vara que floreció (Nm 17).
El oficio sacerdotal que ejercía no evitó una lucha por el poder contra Moisés. Quiso justificar sus proyectos alegando que Moisés había tomado una mujer cusita (Nm 12.1, 2). Sin embargo, Jehová intervino para reafirmar que escogió a Moisés para ser «boca» de Dios.
Por su falta de fe, no se le permitió entrar en la tierra prometida (Nm 20.12). Entregó el sumo sacerdocio a su hijo Eleazar en el monte Hor (Nm 20.26; Dt 10.6), donde murió siendo anciano (Nm 33.38, 39). (→ Sumo sacerdote.)
ABADÓN (en hebreo, perdición). Nombre poético del mundo de abajo. En Job, Salmos y Proverbios denota simplemente la morada de los muertos (→ Seol). Sin embargo, en la literatura rabínica designa específicamente el lugar de condenación y castigo, o sea, un departamento de las regiones infernales reservado para los inicuos. Este matiz se refleja en su empleo como nombre del ángel del abismo en Ap 9.11; Juan lo traduce Apolión (destructor).
ABANA Y FARFAR Ríos de Siria que Naamán menciona en 2 R 5.12. Son ríos claros y Naamán sostenía que eran mejores que «todas las aguas de Israel», y en nada comparables con el → Jordán. Tenía razón. Tal vez el Abana es el actual río Barada, que nace en el Antilíbano, unos 30 km al noroeste de Damasco. Pasa por la ciudad hacia el sudeste y desemboca en un lago pantanoso 30 km al este. Riega los llanos y brinda agua a la ciudad de Damasco. Por eso Naamán habló de su grandeza.
El río Farfar probablemente es el moderno Awaj, que nace en el monte Hermón y corre unos 14 km al sur de Damasco; fluye de oeste a este. Es perenne y riega la región entera.
ABARIM (más allá o del otro lado). Monte situado al este del mar Muerto y del bajo Jordán, frente a Jericó, en el territorio de Moab y en la tribu de Benjamín (Nm 33.48; Dt 32.49). El uso del plural (Nm 33.47, 48) sugiere una cadena de montañas. Los montes Nebo, Pisga y Peor formaban parte del Abarim (Nm 27.12; 33.47, 48; Dt 32.49; 34.1). Los israelitas acamparon dos veces en Ije-abarim (Nm 21.11; 33.44).
ABBA Forma enfática del arameo ab (padre), usada por lo general para expresar una relación filial íntima. Raras veces se usa para referirse a Dios y mucho menos en oración, como lo hace Jesús en Mc 14.36 (donde se añade la traducción griega). Tal vez se dirigió así a Dios, no solo en la ocasión citada, sino también en otras en que los evangelistas tradujeron abba como «padre», «padre mío» o «mi padre». Abba expresa la relación única de plena comunión y confianza del Hijo con el Padre y, según parece, la iglesia primitiva adoptó el término sobre todo en la oración (Ro 8.15; Gl 4.6), pues «el Espíritu de adopción» incorpora al cristiano en esa nueva relación.
Desde el punto de vista hermenéutico el concepto «padre» ha sufrido, hacia finales del siglo XX, un profundo deterioro. En primer lugar, la mujer parece ser la nueva cabeza del hogar. Esto significa que las nuevas generaciones saben que existe algo denominado «padre», pero no tienen un vínculo real entre el significado de «padre» y la vida cotidiana. El concepto del hombre como proveedor de la familia también ha sufrido. Por ejemplo, en Costa Rica, el 52% de las mujeres son cabeza de hogar y responsables directas de la manutención de los hijos.
Sin embargo, el aspecto más doloroso de este deterioro tiene que ver con las acciones violentas de los hombres contra sus compañeras e hijos. Dentro de esa violencia debemos contar la agresión física, sicológica y sexual. Esto nos obliga a preguntarnos: ¿Qué comunicamos cuando le llamamos Padre a Dios? ¿Somos padres al estilo de Dios?
ABDÍAS (siervo de Jehová). Nombre hebreo de por lo menos 12 hombres del Antiguo Testamento. Entre los personajes veterotestamentarios que llevan este nombre se encuentran:
1. El mayordomo de Acab (1 R 18.3–16) que salvó de la furia de Jezabel a 100 profetas de Jehová.
2. El cuarto de los profetas menores (Abd 1), aunque en este caso quizás no sea un nombre propio.
3. Los restantes se mencionan en 1 Cr 3.21; 7.3; 8.38 (cf. 9.44); 9.16 (cf. Neh 11.17; 12.25); 12.9; 27.19; 2 Cr 17.7; 34.12; Esd 8.9; Neh 10.5.
Bibliografía:
J.D. Douglas, et al., New Bible Dictionary, Tyndale House Publishers, Inc., Wheaton, IL, 1988.
ABDÍAS, LIBRO DE Es el libro más breve del AT y uno de los más descuidados por la erudición. Presenta múltiples desafíos en lo que respecta a autoría, fecha, lugar/contexto de composición e interpretación. Se atribuye a Abdías (nombre que significa siervo de Jehová), pero no hay información adicional que permita determinar si se trata de un nombre propio o de un término descriptivo (p. ej., «visión de un siervo de Jehová»).
Autor Y Fecha
No se sabe con certeza la fecha de esta profecía. Se ha sugerido que se escribió durante el reinado de Joram (ca. 848–841 a.C.), cuando los filisteos y los árabes saquearon a Jerusalén (2 Cr 21.16, 17; Jl 3.3–6; Am 1.6). En aquel tiempo los idumeos eran enemigos acérrimos de Judá (2 R 8.20–22; 2 Cr 21.8–10; cf. Éx 15.15; Nm 20.14ss; Sal 83.6; Is 63.1–6; Jl 3.19), lo que bien pudo deberse, como dicen los vv. 10–14, a la rivalidad de Esaú y Jacob.
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ABDÍAS:
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I. Predicciones de juicio sobre Edom 1–9
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II. Razones para el juicio de Edom 10–14
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Un bosquejo para el estudio y la enseñanza
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III. Resultados del juicio sobre Edom 5–16
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IV. Israel toma posesión de Edom 17–21
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Marco Histórico
Sin embargo, muchos eruditos ven en Abd 10–14 una descripción de hechos acontecidos en ocasión de la destrucción de Jerusalén, en 586 a.C., y creen que Abdías quizás se escribió después de aquel suceso; sin embargo, la existencia de lagunas en la información disponible dificulta una conclusión definitiva al respecto.
Es importante considerar las relaciones literarias que existen entre Abdías y otros escritos del Antiguo Testamento. La asociación literaria más notable es con Jeremías (cf. v. 1a y Jer 49.7; v. 1b–4 y Jer 49.14–16; 5–6 y Jer 49.9–10a). También existen relaciones literarias con Joel y Ezequiel (cf. 11 y Jl 3.3; v. 15 y Jl 1.15; v. 16 y Jl 3.17; v. 18 y Jl 2.5; Ez 25.12–14). Es probable que cada una de estas colecciones proféticas se sirviera de una fuente común de materiales para sus respectivos fines.
Esta fuente común tal vez se originó en el contexto litúrgico que proclamaba a Jehová como guerrero poderoso que castiga tanto a sus enemigos como a su propio pueblo.
Estructura Del Libro
El tema principal es el juicio divino que caería sobre Edom, descendientes de Esaú, por su malévola actitud hacia los hijos de Judá. La primera parte del libro (vv. 1–14) describe la soberbia de Edom, su falsa confianza en la posición estratégica que disfrutaba su capital (→ Sela) y su falta de misericordia hacia los habitantes de Judá cuando el enemigo los humilló. Por estas razones, los edomitas sufrirían el juicio de Dios (vv. 4, 8, 9).
En la segunda sección (vv. 15–21) se anuncia la llegada del día de Jehová, que significará juicio sobre todas las naciones y exaltación para el pueblo de Israel. El v. 21 festeja el reinado de Jehová implícito en el triunfo del monte Sion sobre el monte de Esaú.
Otros Puntos Importantes
A medida que se desarrolla el argumento de Abdías, queda claro que Edom es una metáfora que trasciende el contexto inmediato y que se refiere a los pueblos que se oponen a Jehová y a los suyos. Edom no entiende de solidaridad, de compasión ni de fidelidad a un pueblo hermano. Edom confía en la condición propia de un pueblo de tradición sapiencial venerada (→ Temán), con poderío militar, estratégica ubicación geográfica y relaciones sociopolíticas importantes con los poderosos de la región. No se le ocurre que el pueblo santo «que ha sido rescatado/liberado» (remanente) en última instancia trasciende y es vindicado. No entiende que triunfe la visión alternativa del monte de Sion sobre la sabiduría establecida de los montes de Esaú.
Abdías, pues, nos recuerda que desde el monte Sion las cosas se ven desde la óptica de un pueblo que, en virtud de haber sido liberado por Dios, vive bajo su dominio.
Bibliografía:
Richard J. Coggins y S. Paul Re’emi, Nahum, Obadiah, Esther: Israel Among the Nations, Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1985. Andrew Hill y John Walton, A Survey of the Old Testament, Zondervan, Grand Rapids, MI, 1991. Washington Padilla, Amós/Abdías, Editorial Caribe. Alonso Schökel, 2 Vol., Los profetas, Editorial Cristiandad, Madrid, 1982.
ABED-NEGO Nombre babilónico de Azarías, uno de los tres compañeros de Daniel en Babilonia (Dn 1.7). Junto con Sadrac y Mesac, lo nombraron para el servicio real de Nabucodonosor (Dn 2.49). Cuando los tres rehusaron adorar la estatua de oro que este levantó, se les condenó a morir en un horno de fuego (Dn 3.13–22). Dios intervino para salvarlos (Dn 3.24–26), y sus puestos les fueron restituidos (Dn 3.30). Su fe ha sido ejemplo para los judíos (1 Mac 2.59) y para los cristianos (Heb 11.33, 34).
ABEJA Insecto himenóptero, muy común en Tierra Santa dada la abundancia de flores. Había tantas flores que era natural que Palestina se llamara «tierra que fluye leche y miel» (Éx 3.8; Dt 6.3), y que se usaran frases como: «Me rodearon como abejas» (Sal 118.12), o se aludiera a las abejas en enigmas, como en el caso de Sansón (Jue 14.8).
El nombre → Débora significa abeja (Gn 35.8; Jue 4.5).
ABEL (hálito o lo transitorio).
1. Segundo hijo de Adán y Eva (Gn 4.2). Era pastor de ganado menor (R. de Vaux) y su trabajo lo vincula con la vida nómada, contrario a su hermano Caín, que era agricultor y apunta a la vida sedentaria. El Nuevo Testamento lo presenta como justo (Mt 23.35).
Con Caín, su hermano mayor, hizo sacrificio a Jehová. Su ofrenda fue bien recibida, pero la de Caín no (Gn 4.3–10). Según Heb 11.4, la fe de Abel valoró su sacrificio.
El biblista alemán Gerhard von Rad dice sobre la aceptación del sacrificio de Abel: «No se nos dice que Dios no miró con agrado ambos sacrificios, sino solo el de Abel. Encarecidamente se ha buscado una explicación a esta preferencia, pero el motivo de la misma no está ni en el ritual, ni en el ánimo de Caín. A nada de eso alude el texto. El único punto de apoyo que podemos colegir del relato es que a Jehová le agradó más el sacrifico cruento. Visiblemente el narrador quiere dejar a la libre voluntad de Dios la aceptación del sacrificio. Renuncia a hacer comprensiblemente lógica la decisión contraria a Caín y favorable a Abel («Yo hago merced a quien hago merced, y muestro compasión a aquel de quien me compadezco», Éx 33.19). El relato es tan conciso y corre tan impetuoso hacia la catástrofe, que no deja margen para explicaciones, necesarias sin embargo. Y así, no sabemos siquiera cómo fue que Caín conoció este juicio de Dios. En todo el Oriente Antiguo aceptar o rechazar un sacrificio dependía del aspecto de lo ofrecido por la víctima; en eso hemos de pensar aquí también. Pero en este pasaje, nada se indica al respecto» (Gerhard von Rad, pp. 125–126)
En Génesis, la narración de la vida de Abel es muy breve. En 4.8 se describe su muerte, la que planificó y ejecutó su hermano.
Se recomienda que este artículo se lea junto con el de → Caín.
2. Prefijo de algunos nombres toponímicos. En tales casos Abel significa «prado» o «valle». Por ejemplo, Abel-sitim (Nm 33.49), Abel-mehola (Jue 7.22), Abel-bet-maaca (1 R 15.20), Abel-main (2 Cr 16.4), Abel-mizraim (Gn 50.11). Se usa como voz independiente en 2 S 20.18.
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982.
ABEL-BET-MAACA (prado de la casa de opresión). Ciudad en el norte de Palestina, en la latitud de Tiro, que en 2 Cr 16.4 se llama «Abel-maim». Tiene importancia histórica por ser el lugar adonde huyó Seba al rebelarse contra David (2 S 20.13–22). Ochenta años después la tomó Ben-adad, rey de Asiria (1 R 15.20). Tiglat-pileser, rey de Asiria, la incorporó a su imperio 200 años después (2 R 15.29). En la antigüedad se conoció por su fidelidad a las costumbres israelitas (2 S 20.18). Actualmente se identifica con Tel-abil, cerca del pantano Hulé.
Foto de Willem A. VanGemeren
Promontorio de Abel-bet-maaca en la parte norte de Neftalí.
ABEL-MEHOLA Ciudad natal de Eliseo (1 R 19.26), situada cerca del lugar donde Gedeón derrotó a los madianitas (Jue 7.22). Es común identificarla con la actual Tel Abu Sifri, al lado oeste del Jordán, a media distancia entre el mar Muerto y el mar de Galilea.
ABEL-MIZRAIM (prado o lamento de los egipcios). Nombre que se dio a la era de Atad, donde José y sus acompañantes lloraron a Jacob durante siete días en camino a Mamre y donde tuvieron que sepultarlo. Hoy es un lugar desconocido. Génesis 50.10s lo sitúa «al otro lado del Jordán», pero algunos exégetas opinan que una mejor traducción de esta pasaje sería «en la región del Jordán».
ABEL-SITIM (Nm 33.49). → Sitim.
ABI → Abías No. 8.
ABIAM → Abías No. 6.
ABÍAS (el Señor es mi padre).
1. Séptimo hijo de Bequer, hijo a su vez de Benjamín (1 Cr 7.8).
2. Esposa de Hezrón, nieto de Judá (1 Cr 2.24).
3. Segundo hijo de Samuel, nombrado juez con su hermano Joel. Su corrupción dio pretexto para que el pueblo pidiera rey (1 S 8.1–5; 1 Cr 6.28).
4. Padre de una familia sacerdotal que formó la octava clase cuando David dividió a los sacerdotes en 24 clases para desempeñar el servicio del templo (1 Cr 24.10). Zacarías, padre de Juan el Bautista, fue de esta clase (Lc 1.5).
5. Hijo de Jeroboam, primer rey de Israel. Murió joven y muy llorado conforme a la profecía que el profeta Ahías le dio a su madre (1 R 14.1–18).
6. Hijo y sucesor de Roboam, primer rey de Judá. Reinó durante tres años. Ganó una victoria notable sobre Jeroboam, rey de Israel (2 Cr 13). Se llama «Abiam» en 1 R 14.31; 15.1, 7, 8.
7. Sacerdote de la época de Nehemías; firmó el pacto (Neh 10.7; 12.4, 17).
8. Madre de Ezequías, rey de Judá (2 Cr 29.1). Llamada «Abi» en 2 R 18.2.
ABIATAR Hijo de Ahimelec, sacerdote de Nob. Escapó cuando Saúl asesinó a su padre y se unió a David (1 S 22.20–22). Llevó consigo el efod que le ayudó a conocer la voluntad de Dios (1 S 23.6–12). Después que David subió al trono, sirvió como uno de sus oficiales (1 Cr 27.34). Ayudó a llevar el arca a Jerusalén (1 Cr 15.11, 12). Él y su hijo Jonatán sirvieron de espías para David en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.35ss). Ayudados por Husai, comunicaron a David los planes de Absalón (2 S 17.15–17). Al final del reinado de David, Abiatar cooperó en el intento fallido de coronar a Adonías (1 R 1), por lo cual Salomón lo destituyó (1 R 2.26, 27). Con este acto se cumplió lo que Dios dijo respecto a la casa de Elí (1 S 2.27–36).
Durante el reinado de David hubo dos sumos sacerdotes, Sadoc y Abiatar (1 Cr 15.11), aunque parece que Abiatar tenía un rango mayor que Sadoc (1 R 2.35). Después de la destitución de Abiatar, quedó solamente el linaje de Sadoc.
ABIB (espigas maduras). Primer mes del año litúrgico hebreo y séptimo del año civil. Su nombre se deriva del palestino local, y se llama así porque en ese tiempo se maduraba el grano. Especialmente la cebada se espigaba en este mes. La Fiesta de las Primicias se ofrecía el 16 del mes. El día 10 de Abib se iniciaba la preparación de la Pascua. Se mataba la víctima el día 14, hacia la puesta del sol, y se comía esa misma noche al comenzar el día 15. Los días 15 al 21 eran el tiempo de la Fiesta de los Panes sin Levadura que terminaba con una convocación solemne (Éx 12.1, 2; 13.4, 6; 23.15; 34.18; Dt 16.1). Su nombre después del cautiverio es Nisán. Corresponde a marzo-abril. (→ Mes.)
ABIEZER (mi padre es ayuda).
1. Hijo de Galaad, nieto de Maquir y bisnieto de Manasés (1 Cr 7.14–18), llamado también Jezer (Nm 26.30). Sus descendientes, los abiezeritas, fueron los que primero se reunieron con Gedeón, cuando este buscaba hombres para luchar en Jezreel contra los madianitas y amalecitas (Jue 6.33, 34).
2. Uno de los valientes de David (1 Cr 11.28). Era benjamita (1 Cr 27.12), natural de Anatot (2 S 23.27).
ABIGAIL (mi padre es gozo).
1. Hermosa y prudente esposa de Nabal, el de Carmel, la cual intervino con su sabio razonamiento y regalos cuando David iba a vengarse de Nabal por su torpe mezquindad. David acató el consejo de Abigail y a los diez días Nabal murió sin que David derramara sangre. Abigail pasó a ser esposa de David, y fue madre de Quileab o Daniel (1 S 25; 2 S 3.3; 1 Cr 3.1).
2. Hermana de David y madre de Amasa (2 S 17.25; 1 Cr 2.16, 17).
ABILINIA Tetrarquía gobernada por → Lisanias en el año 15 de Tiberio (Lc 3.1), y situada en el Antilíbano. Las ruinas de su capital, Abila, se hallan 30 km al noroeste de Damasco, sobre la línea del ferrocarril de Beirut, en un lugar llamado Es-suk. Se le llama Abilina de Lisanias para distinguirla de otras.
ABIMELEC (mi padre es rey).
1. Rey de los filisteos en Gerar. Llevó a Sara a su harén porque Abraham había dicho que era su hermana. Reprendido por Dios en sueños, se la devolvió a Abraham después de reconvenirlo por el engaño (Gn 20.1–18). Más tarde Abimelec y Abraham hicieron un pacto (Gn 21.22–34).
2. Otro rey de Gerar, tal vez hijo del anterior, a quien Isaac le dijo la misma mentira con respecto a su esposa, Rebeca. Aunque los filisteos no la tomaron, cuando Abimelec descubrió el embuste, reprendió a Isaac (Gn 26.1–13). Sin embargo, siguieron en buenas relaciones (Gn 26.26–33).
3. Hijo de Gedeón y su concubina (Jue 8.31). Se hizo rey de Siquem después de la muerte de su padre y mató a 70 hijos de este. Solo se salvó Jotam, el hijo menor, que se escapó. Abimelec murió ignominiosamente cuando una mujer le dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza (Jue 9.50ss).
4. El título del Salmo 34 menciona a un Abimelec. Evidentemente se refiere a Aquis, rey de Gat (1 S 21.10–15). Es probable que Abimelec se use aquí como título real y no como nombre propio.
ABINADAB (mi padre es generoso).
1. Hombre (quizás levita) de Quiriat-jearim en cuya casa permaneció el arca de Jehová desde que los filisteos la devolvieron hasta el reinado de David (1 S 7.1; 2 S 6.3ss; 1 Cr 13.7).
2. Segundo hijo de Isaí y uno de los tres que fueron con Saúl a la guerra contra los filisteos (1 S 16.8; 17.13; 1 Cr 2.13).
3. Uno de los cuatro hijos de Saúl. Murió con dos hermanos y su padre en la batalla de Gilboa (1 S 31.2; 1 Cr 8.33; 9.39; 10.2).
4. Padre de un yerno de Salomón, gobernador de la región de Dor (1 R 4.11).
ABIRAM (mi padre es el excelso).
1. Bisnieto de Rubén que se levantó con Datán, Coré y otros contra Moisés y Aarón. Perecieron juntamente con sus familiares cuando la tierra se los tragó por castigo de Dios (Nm 16.1–32; 26.9; Dt 11.6; Sal 106.17).
2. Primogénito de Hiel. Murió en cumplimiento parcial de la maldición de Josué (Jos 6.26) cuando Hiel reedificó Jericó, ca. 870 a.C. (1 R 16.34).
ABISAG (mi padre es errante). Hermosa virgen de Sunem escogida para cuidar a David en su vejez (1 R 1.1–4). Cuando → Adonías la solicitó como esposa, el nuevo rey Salomón mandó matarlo por haber pretendido el trono, pues las concubinas del muerto debían pasar a su heredero (1 R 2.13–25).
ABISAI (mi padre es Isaí). Primer hijo de Sarvia, hermana de David; hermano de Joab y de Asael (1 Cr 2.16), y uno de los más valientes soldados de David (2 S 23.18, 19). Solo él entró con David en el campamento de Saúl en Zif (1 S 26.5–12). Con Joab siguió tras Abner, general del ejército de Isboset (2 S 2.18, 24). Derrotó a los edomitas (1 Cr 18.12); dirigió parte del ejército de Joab contra los amonitas (2 S 10.10, 14); libró a David y mató al gigante filisteo Isbi-benob (2 S 21.16, 17). Era guerrero cruel (2 S 16.9; 19.21), pero se destacaba siempre por su valor, su intrepidez y su lealtad a David, aun durante las rebeliones de Absalón y Seba (2 S 16.9–11; 20.6, 7).
ABISMO (del griego abyssos, sin fondo). Término con que la LXX traduce la palabra hebrea que denota océano inicial (Gn 1.2), aguas abismales (Sal 42.8) y mundo de los muertos (Sal 71.20).
En el Antiguo Testamento expresa el concepto antiguo del océano, una vasta masa de agua sobre la que flotaba el mundo (Gn 1.2; 7.11) y alude a un elemento del caos primitivo (Job 28.14).
En el Nuevo Testamento se presenta como morada o calabozo de los demonios (Lc 8.31; Ap 9.1ss; 11.7; 17.8; 20.1–3) y lugar de los muertos (Ro 10.7; → Seol).
ABIÚ Segundo hijo de Aarón y Elisabet (Éx 6.23). Por ser miembro de esta familia lo consagraron al sacerdocio (Éx 28.1). Acompañó a su padre, los ancianos de Israel y Moisés cuando subieron al monte Sinaí y vieron la gloria de Dios (Éx 24.1, 9, 10). Se le recuerda como desobediente, porque ofreció «fuego extraño delante de Jehová» y recibió un drástico castigo (Lv 10).
ABNER Hijo de Ner, primo de Saúl y general de los ejércitos de este y de Is-boset (1 S 14.50; 26.5; 2 S 2.8).
Estaba junto a Saúl cuando David salió al encuentro de Goliat (1 S 17.55, 56) y fue el que más tarde presentó a David ante el rey (1 S 17.57). Estaba sentado a la mesa cerca de Saúl cuando este intentó matar a Jonatán en un arranque de furia (1 S 20.25, 33). Acompañó a Saúl mientras perseguía a David (1 S 26.5ss). Sin embargo, David lo reprendió severamente por no cuidar bien al rey (1 S 26.15). Muerto Saúl, Abner se encargó del cuidado del hijo que aquel dejó, Is-boset, y lo proclamó rey (2 S 2.8, 9). Reprendido por Is-boset debido a su conducta con Rizpa, concubina de Saúl, hizo un pacto con David para que este reinase sobre todo Israel (2 S 3.6–21). Joab lo asesinó a traición, en venganza de la muerte de su hermano Asael. David lamentó su muerte y compuso una elegía a su memoria (2 S 3.33, 34).
ABOGADO Hoy entendemos por abogado al profesional que en un tribunal defiende la causa de otro. En la época de Cristo, dentro del sistema político religioso judío, no se ejercía la profesión en el sentido clásico, salvo en casos como el de → Tértulo, quien acusó a Pablo delante de Félix (Hch 24.1). Pero sí había «doctores» e «intérpretes de la ley» que compartían con los → Escribas las funciones de abogado (cf. Lc 7.30; 11.45s,52). No se sabe si → Zenas (Tit 3.13) era experto en la ley judía o en la romana.
Con la palabra abogado se traduce el vocablo griego parákletos, que denota «uno llamado al lado de otro para ayudar y consolar». En tal sentido se aplica al Espíritu Santo en el Evangelio de Juan (14.16, 26; 15.26; 16.17) y a Cristo en las Epístolas (1 Jn 2.1; cf. Ro 8.34; Heb 7.25). (→ Paracleto; Intercesión; Oración.)
ABOMINACIÓN Término que traduce cuatro vocablos hebreos en el Antiguo Testamento, y en resumen señala la repugnancia que produce un objeto, una persona o una práctica que violenta los postulados religiosos del sistema dominante.
Podía Aplicarse a Varias Cosas
A la violación de un tabú
«Los egipcios no pueden comer pan con los hebreos, lo cual es abominación a los egipcios» (Gn 43.32; cf. 46.34; Éx 8.26).
A los ídolos
Los ídolos de los gentiles eran abominación por excelencia frente a Jehová, Dios único y verdadero. Astoret era la abominación de los sidonios; Quemos, abominación de Moab, etc. (2 R 23.13).
A las prácticas idolátricas
Eran abominación por sus implicaciones religiosas y éticas (pues combinaban la deslealtad a Jehová con prácticas que reñían con la santidad, 2 R 21.2–7) y porque incluían adivinación, magia, etc. (Dt 18.9–14).
A los pecados y actitudes ajenos
al pacto de Dios con Israel
Véanse cómo en Proverbios se mencionan cosas que son abominación, como los «labios mentirosos» (12.22).
A los actos rituales y sacrificios ofrecidos sin humildad ni espíritu
de adoración (Is 1.11–14)
Los mismos conceptos pasan al Nuevo Testamento bajo el término griego bdelygma. Según Lucas, Jesús declaró que a veces aun «lo que los seres humanos tienen por sublime, delante de Dios es abominación» (Lc 16.15).
La Abominación Desoladora
Según dos evangelistas, Jesucristo hace referencia a una funesta señal futura, ya predicha por el libro de Daniel (el profeta), y la llaman to bdelygma tes eremóseos (Mt 24.15; Mc 13.14), o sea, la abominación desoladora o que causa devastación, que se colocaría en el «lugar santo». En Daniel la frase (con variantes) se halla en 9.27; 11.31 y 12.11. Daniel 11.31 se refiere a la profanación del altar de los holocaustos por orden de Antíoco Epífanes (167 a.C., período de los macabeos).
En su Evangelio, Lucas omite referencias a la abominación, pero dice: «Cuando vean a Jerusalén rodeada de ejércitos, sepan que pronto será destruida» (Lc 21.20), referencia clara a la destrucción de Jerusalén en el año 70. Otros autores del Nuevo Testamento tienden a ver en los últimos tiempos antes de la venida gloriosa de Jesús una época dominada por el → Anticristo (1 Jn 2.18; 4.3; Ap 11.1–2 y cap. 13). La versión paulina (2 Ts 2.3ss) habla del «hombre malvado» que «llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios».
Bibliografía:
V. Taylor, El Evangelio según San Marcos, Cristiandad, Madrid, 1980, p. 511.
ABORRECIMIENTO Emoción caracterizada por una gran aversión o disgusto profundo. Es un sentimiento complejo que puede incluir ira, temor, disgusto, enemistad, odio, rencor, desprecio y mala voluntad, junto con el deseo de perjudicar el objeto o la persona.
Como tal, la palabra no es muy común en la Biblia, pero entre sus más de 16 sinónimos, los más importantes son odio, desprecio y rencor. El aborrecimiento o rencor al hermano o al prójimo causa distanciamiento y enemistad (Gn 27.41; 37.4ss; Lv 19.17; 2 S 13.22). Por lo mismo, la Biblia distingue entre el asesinato accidental y el malicioso o intencional (Dt 4.42; 19.4, 6, 11; Jos 20.5). El rencor es uno de los cuatro pecados de Edom que colman la paciencia de Dios y por lo que Él no revoca su castigo (Am 1.11).
Al que aborrecía a su mujer, alegando falsas causas, debía recibir castigo y no podía abandonarla (Dt 22.13–19; 24.3). El amor basado en cualquier tipo de obsesión puede convertirse en aborrecimiento (2 S 13.15).
A menudo en las Escrituras el aborrecimiento es lo contrario del amor, o un grado menor de amor (Sal 109.5; Pr 10.12; ). El aborrecimiento u odio es tan fuerte que se utiliza como analogía para expresar la actitud de Dios respecto a los pensamientos, los caminos pecaminosos y el carácter de los pecadores (Sal 5.5, 6; Jer 44.4).
ABRAM (mi padre es exaltado). Según Génesis, nombre con que primero se conoce a Abraham (padre de multitudes, Gn 17.5). Descendiente de Sem e hijo de Taré, se le atribuye la fundación de la nación judía, de los ismaelitas y de otras tribus árabes. La historia de su vida se relata en Gn 11.16–25.10, y hay una sinopsis de ella en Hch 7.2–8. Tres grupos religiosos lo reconocen como patriarca: judíos, cristianos y mahometanos.
Nació en Ur, ciudad caldea, donde vivió con su padre y sus hermanos, Nacor y Harán, y donde se casó son Sarai. Al llamado de Dios, abandonó a su parentela (Jos 24.2) y se trasladó a Harán, en Mesopotamia, donde murió su padre (Gn 11.26–32). A la edad de 75 años se fue a Canaán con su esposa y Lot, pasando por Siquem y Bet-el (Gn 12.1–9). Obligado por el hambre, fue a Egipto donde hizo pasar a Sarai por hermana suya. Volvió enriquecido a Canaán y con espíritu generoso dio a Lot el fértil valle del bajo Jordán. Luego se estableció en Mamre (Gn 13.1–18). Entonces Dios renovó su promesa a Abram (Gn 13.15–18). Al volver de rescatar a Lot de manos del rey elamita (Gn 14.1–16), Melquisedec, sacerdote-rey, le salió al encuentro y le dio su bendición (Gn 14.17–24).
A pesar de que Dios le había prometido un hijo (Gn 15.4), cuando tenía 86 años, Abram tomó a la esclava Agar y de ella nació Ismael (Gn 16). Trece años después Dios reconfirmó su pacto con él; estableció la circuncisión como señal y a Abram le puso por nombre «Abraham» (Gn 17). Abraham intercedió por Sodoma (Gn 19), viajó por el Neguev y se estableció en Cades y Gerar (Gn 20). Allí nació Isaac, cuando Abraham tenía 100 años de edad. Luego Agar e Ismael fueron echados de la casa. Por ese mismo tiempo Abraham hizo un pacto con Abimelec en que se aseguraban los derechos de este en Beerseba (Gn 21).
Foto de Howard Vos
Pozo tradicional de Abraham en las llanuras de Mamre (Gn 21.22–32).
Después de veinticinco años, Dios probó la fe de Abraham ordenándole que sacrificara a Isaac, su hijo y heredero de la promesa (Gn 22). Doce años después Sara murió y fue enterrada en Hebrón. Rebeca, nieta de Nacor, el hermano de Abraham, fue escogida como esposa de Isaac. Abraham tomó también otra esposa, Cetura, de quien tuvo seis hijos. Regaló «todo lo que tenía» a Isaac, dio dones a los hijos de sus concubinas y murió a los 175 años.
La fe de Abraham estaba depositada en un solo Dios (en contraste con el politeísmo de sus antepasados, Jos 24.2) que es el creador de los cielos y la tierra (Gn 14.22), juez justo y soberano de las naciones y toda la tierra (Gn 15.14; 18.25), eterno (Gn 21.33) y exaltado (Gn 14.22). Atribuía a Jehová justicia y misericordia (Gn 19.19). Aceptó el juicio de Jehová (Gn 18.17; 20.11) y sin embargo intercedió por Ismael (Gn 17.20) y Lot (Gn 18.33; 24.40) y se distinguió por ser «amigo de Dios» (Stg 2.23). Su fe se demuestra por la obediencia al mandato divino al: (1) salir de Ur (Gn 11.31; 15.7; Hch 7.2–4); (2) trasladarse de Harán a la tierra de promisión (Gn 12.1–4); (3) sacrificar a su único hijo, confiado en que Dios podía incluso levantarlo de los muertos (Gn 22.12, 18; Heb 11.19). Su amor a los demás se ve en su generosidad (Gn 13.9; 14.23), su fidelidad y su hospitalidad (Gn 18.2–8; 21.8). Mostró valor ante sus enemigos (Gn 14.15), pero cobardía al anteponer su seguridad personal al honor de su esposa (Gn 12.11–13; 20.2–11).
El lugar que Abraham ocupa en la historia bíblica es único. Jehová se reveló a Moisés como «El Dios de Abraham» y esta expresión se usa en las Escrituras desde Isaac en adelante. En el Nuevo Testamento es antecesor reverenciado de Israel (Hch 13.26), del sacerdocio levítico (Hch 7.5) y del mismo Mesías (Mt 1.1). Todo lo que recibió por elección divina lo hereda su simiente: la promesa (Ro 4.13), la bendición (Gl 3.14), la misericordia (Lc 1.54), el juramento (Lc 1.73) y el pacto (Hch 3.25). La unidad de los hebreos como hijos de Abraham se presenta como analogía de la unidad de los creyentes en Cristo (Gl 3.16, 29), pero Juan el Bautista (Mt 3.9) y Pablo (Ro 9.7) refutan la idea de que la descendencia racial garantiza la bendición espiritual.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos, la mayoría de los expertos aceptan la historicidad de lo que narra el libro de Génesis referente a la vida y época de Abraham. Los acontecimientos concuerdan con los tiempos del segundo milenio a.C. y Albright y de Vaux opinan que Abraham vivió entre 1900 y 1700 a.C., y Rowley 1800–1600 a.C. (→ Pacto; Fe; Justificación; Seno de Abraham.)
ABROJOS → Cardos.
ABSALÓN (padre de la paz). Tercer hijo de David y el único que tuvo con la extranjera Maaca, hija de Talmai (2 S 3.3). Se destacó por su hermosura y por su cabello (14.25, 26). Ammón, otro hijo de David, violó a Tamar, hermana de Absalón, y este, para vengarse, lo mató (13.1–29). Luego huyó a Gesur, donde su abuelo era rey (13.37–39).
Después de tres años de destierro, regresó a Jerusalén por la intervención de Joab, pero no vio a su padre David sino hasta dos años después (14.28). Una vez reconciliado con su padre, Absalón, heredero evidente del trono, comenzó a conspirar para usurpar el trono (15.1–6). Lo proclamaron rey en Hebrón (15.7–13), donde David comenzó su reinado. David huyó de Jerusalén y Absalón tomó posesión de la ciudad.
Foto de E. B. Trovillion
A esta tumba en el valle de Cedrón se le designa erróneamente como la tumba de Absalón. Probablemente se construyó varios siglos después del tiempo de Absalón
Con la ayuda de Husai y Joab, David reorganizó sus fuerzas y se preparó para reconquistar Jerusalén. Derrotó a Absalón en el bosque de Efraín (al este del Jordán). Cuando Absalón huía en un mulo, se le enredó el cabello en una encina, y Joab y sus escuderos lo alcanzaron y lo mataron (18.8–18). David, aunque la victoria le restituyó el reino, lamentó amargamente la muerte de este hijo amado (18.32–19.8).
Absalón tuvo tres hijos y una hija llamada Tamar (14.27), la cual fue madre de Maaca, esposa de Roboam (2 Cr 11.20, 21).
ABUBILLA Ave migratoria, del tamaño de un tordo grande, que llega durante la primavera a Palestina. Tiene plumas largas en la cabeza que forman una cresta semicircular eréctil típica. Anida en huecos de árboles y paredes. Por la suciedad de su nido y por alimentarse de gusanos, insectos y larvas, se consideraba inmunda (Lv 11.19; Dt 14.18). Entre los egipcios era emblema de piedad filial y figura en relatos populares del Talmud.
ACAB (padre es hermano). Nombre de dos hombres en el Antiguo Testamento.
1. Séptimo rey de Israel, hijo y sucesor de Omri. Reinó en Samaria durante veintidós años (ca. 870–850 a.C.). Fue contemporáneo de Asa y Josafat, reyes de Judá, e hizo lo malo «más que todos los que reinaron antes de él», según juzga el libro de Reyes su gobierno (1 R 16.29–33).
Se alió con los fenicios al tomar por esposa a la hija de Et-baal (rey de los sidonios), la impía → Jezabel, quien lo indujo a la idolatría (1 R 16.29–33). Acab edificó en Samaria un altar a → Baal (1 R 16.32).
La esposa de Acab, Jezabel, es símbolo de idolatría, aunque muchos con cierta razón pretendan justificarla. El biblista alemán, Herrmann, dice: «Acab construyó en Samaria un templo de Baal como santuario oficial, no solo para la familia real, sino para una parte de su verdadera liga de estados. Esto fue el reconocimiento oficial de la religión de Baal en Israel. No podía dejar de producirse el contramovimiento de los círculos fieles a Jehová» (Historia de Israel, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1979, p. 272). Y Siegfried Herrmann señala que la estabilización de la monarquía dependía de la tolerancia religiosa. «No la erradicación, sino la tolerancia de la religión de Baal en el territorio israelítico era lo que prometía a la larga el éxito de la política exterior» (Ibid., p. 270).
Se debe destacar la capacidad de liderazgo de la esposa de Acab. Jezabel parece vencer a Acab en cuanto al modelo político religioso dominante que rigió a los israelitas en su época. Esto es lo que encontramos en el episodio de la viña de Nabot (1 R 21). El rey renuncia a su tradición que, fundamentada en la Ley de Jehová, facilita cierto tipo de democracia, garantiza el derecho y la justicia para los pobres y condiciona el poder del rey.
Las Escrituras mencionan también la alianza de Acab con Ben-adad rey de Siria (1 R 20.1–21), la cual tampoco agradó a Jehová (1 R 20.22–34). La inscripción monolítica de Salmanasar III, rey de Asiria, revela que Acab se unió a Ben-adad contra los asirios en la batalla de Karkar, al norte de Hamat, en 853 a.C.
Acab hizo además una alianza familiar y militar con Josafat. Joram, hijo de Josafat, tomó por esposa a Atalía, hija de Acab (2 R 8.18, 26; 2 Cr 18.1; 21.6; 22.2). A pesar de que Micaías había profetizado la derrota de Israel y Judá (1 R 22.13–28), Acab y Josafat persistieron en su plan de pelear contra los sirios para recuperar a Ramot de Galaad. Acab se disfrazó antes de entrar en la batalla, pero una flecha lo hirió mortalmente (1 R 22.29–40).
Como gobernante, gozó de buen éxito económico y político. A través de sus alianzas logró que Israel fuese en aquel tiempo una nación próspera y respetable. Pero la experiencia del reinado de Acab debe llevarnos a reflexionar sobre el significado amplio y profundo de la idolatría. Además de rendir culto a otros dioses, la idolatría se ensaña muchas veces contra la única imagen de Dios en el mundo: el hombre (Gn 1.26; Stg 3.9). Y no solo esto, sino que se ensaña sobre todo contra los más débiles, pues son los pobres, los que no tienen acceso al poder, quienes padecen de especial manera.
2. Falso profeta en el tiempo de Jeremías (Jer 29.21).
ACACIA Árbol de la familia de las mimosáceas, de cuya madera se construyeron el tabernáculo y su mobiliario (Éx 25–27; 30; 35–38; Dt 10.3). Hay varias especies de acacia. Tal vez Moisés usó la acacia addiana, variedad muy común en la península sinaítica. Esta alcanza unos 5 m de altura, es de tronco grueso y follaje copioso. Sus hojas, pinadas pequeñas, presentan estípulas en forma de espinas largas y agudas. Las florecillas amarillas se agrupan en racimos. El fruto es una vaina torcida en espiral, de muchas semillas. De su nombre hebreo, sitim, se derivan los nombres de varias localidades mencionadas en el Antiguo Testamento. De algunas variedades de acacia se extrae la goma arábiga.
ACAD Ciudad fundada por Nimrod (Gn 10.10), cuya ubicación exacta se ignora. Fue capital de Babilonia durante el reinado de Sargón I, conquistador semítico que fundó la dinastía acádica en el siglo XXIV a.C. en la baja Mesopotamia.
Situada cerca de Ur, su civilización se unía con la de Sumer, que ocupaba la ribera opuesta del río Éufrates. Su alto nivel cultural destaca el medio social que heredó Abram y que después decidió abandonar.
El idioma acádico persistió como lengua franca varios siglos después del fin político de Acad. Se han encontrado escritos acádicos en Meguido y Jericó.
ACAICO (de Acaya). Miembro de la iglesia en Corinto que acompañó a → Estéfanas y → Fortunato en una comisión que alegró al apóstol Pablo en Éfeso (1 Co 16.17). Tal vez llevaron la carta mencionada en 1 Co 7.1 y volvieron a Corinto llevando 1 Corintios. El nombre Acaico sugiere que era oriundo de Acaya, ex esclavo o esclavo quizás al servicio de la familia que fundó esta provincia.
ACÁN (perturbador). Hijo de Carmi, de la tribu de Judá. Violó el mandamiento divino al tomar para sí de los despojos de Jericó (Jos 6.18, 19; 7.1–26). Este pecado tuvo consecuencias inmediatas para maldición de todo el pueblo. Dios ordenó que se castigara con severidad al culpable. Acán y toda su familia fueron apedreados y sus cadáveres quemados (Jos 22.20; 1 Cr 2.7).
ACAYA Región que abarca la porción de Grecia al sur de Macedonia. En 146 a.C., los romanos la conquistaron y gobernaron desde Macedonia, hasta su establecimiento como provincia aparte bajo Augusto en 27 a.C. Después la gobernó un procónsul, desde la capital → Corinto, con la cual se asocia íntimamente en el Nuevo Testamento (2 Co 1.1; cf. 1 Co 16.15).
Cuando Pablo llegó a Corinto, el procónsul romano era Galión (Hch 18.12), pero en 67 Nerón retiró al procónsul y otorgó autonomía a Acaya. Las primeras iglesias acaicas se encontraban en Atenas (Hch 17.34) y Cencrea (Ro 16.1).
ACAZ Duodécimo rey de Judá, hijo y sucesor de Jotam. Reinó de ca. 735 a 715 a.C. (→ Cronología Del Antiguo Testamento). Se le recuerda por su idolatría y por haber hecho pasar por fuego a sus hijos (2 Cr 28.1–4; 2 R 16.1–4). Como castigo de su rebelión contra Dios, recibió el ataque de Rezín, rey de Siria, y Peka, rey de Israel, quienes mataron a muchos judíos y llevaron cautivos a otros. Debido a la intervención del profeta Obed recibieron liberación (2 Cr 28.5–15). Sufrió otros reveses a manos de los edomitas y los filisteos (2 Cr 28.16–20).
El profeta Isaías lo exhortó a volver a Jehová (Is 7.1–12), pero Acaz no le hizo caso; más bien solicitó ayuda de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Con esto se convirtió en tributario suyo y quedó reducido a gran estrechez. Se sumergió más bien en la idolatría y construyó un gran altar al estilo asirio. Profanó el altar de Salomón y cerró el templo (2 R 16.10–16; 2 Cr 28.22–25). Su nombre aparece en una inscripción de Tiglat-pileser como uno de sus vasallos.
ACCIÓN DE GRACIAS Gratitud del pueblo de Dios, expresada en el culto público (1 Cr 23.30; Neh 12.46; Sal 100.4) o particular (Dn 6.10). En Israel se ofrecían → Sacrificios en acción de gracias (Lv 7.12ss; 22.29).
En el Nuevo Testamento la gratitud es parte de la fe (Lc 17.15–19; Ro 1.21) y de la alabanza (Ap 4.9; 7.12). La motivan los actos de Dios a través de Jesucristo (1 Co 15.55–57; 2 Co 2.14), principalmente por la salvación (Ro 6.17; Col 1.12; etc.), pero también por la respuesta a la oración (Jn 11.41), la evidencia de la gracia en otros creyentes (Ro 1.8), el amor de los hermanos (Hch 28.15; 2 Co 8.16), la comida (Mt 15.36), el ministerio (1 Ti 1.12), los → Dones del Espíritu (1 Co 14.18) y la dirección de Dios (1 Co 1.14). Debe practicarse en la oración (Flp 4.6). El cristiano debe dar gracias en todo (Ef 5.4, 20) porque glorifica a Dios (2 Co 4.15; 9.11–13) y porque es la voluntad divina (1 Ts 5.18).
ACEITE Grasa líquida, comúnmente vegetal.
El aceite más común en tiempos bíblicos era el de oliva. El más puro se obtenía del fruto aún verde en noviembre, que se echaba en receptáculos y se machacaba ligeramente (Éx 27.20). El fruto maduro, de diciembre a febrero, producía aceite más abundante pero menos estimable. Las olivas se exprimían en cilindros de piedra, o se sometían a presión en un molino. Getsemaní (de las palabras hebreas gat-semen, que significan prensa de aceite) debe su nombre al hecho de que había algunas prensas de aceite en sus cercanías.
En los ritos de Israel se usaba el aceite de varias maneras: en la consagración de los sacerdotes (Éx 29.1–7; Lv 8.12), en ciertas ofrendas y sacrificios (Lv 2.1ss; Nm 7.19), en la consagración del tabernáculo (Éx 30.22–29; 40.9, 10), en la purificación de leprosos (Lv 14.10–18), en las lámparas del tabernáculo (Éx 25.6; Lv 24.2) y en la consagración del rey (1 S 10.1; 1 R 1.39). En la época del Nuevo Testamento se ungía a los enfermos con aceite (Stg 5.14).
El aceite dulce y fresco se prefería a la manteca animal como sazón para el alimento. Servía como combustible para las lámparas (Mt 25.1–13; Lc 12.35). Se utilizaba como medicina tanto externa como interna (Is 1.6; Mc 6.13; Lc 10.34). Como cosmético se empleaba después del baño (Rt 3.3; 2 S 12.20; Est 2.12; Lc 7.46).
Se usaba también como medio de cambio y se vendía como mercancía (1 R 5.11; Ez 27.17; Os 12.1; Lc 16.6; Ap 18.13).
El aceite simboliza alegría (Sal 45.7; Is 61.3; Heb 1.9), prosperidad y abundancia (Dt 32.13; 33.24; 2 R 18.32; Job 29.6; Jl 2.19, 24). La falta de aceite denotaba pobreza (Jl 1.10; Hag 1.11). Se ungía a los sacerdotes y reyes con aceite (véase arriba) para simbolizar la unción del Espíritu Santo a fin de poder desempeñar el oficio con el poder de Dios.
ACEITUNA → Oliva.
ACÉLDAMA (campo de sangre). Terreno pequeño, que antes se llamaba «campo del alfarero» (Jer 19). Los sacerdotes lo compraron con las treinta piezas de plata que Judas recibió como precio de la sangre de Jesucristo, y lo reservaron para la sepultura de extranjeros (Mt 27.7,
. Hechos 1.18, 19 atribuye la compra a Judas porque el terreno se adquirió con su dinero. La tradición lo sitúa en un lugar plano en el lado sur del valle de Hinom. Tuvo importancia en la Edad Media porque en tiempo de las Cruzadas se usó como cementerio de los peregrinos y porque de allí llevaron tierra para los camposantos de Roma y Pisa. Allí se han encontrado tumbas, trincheras y una casa de entierros con una acumulación de varios metros de huesos.
ACEPCIÓN DE PERSONAS La raíz griega de este término tiene como base las palabras «rostro» y «recibir», con el sentido literal de recibir a alguien según el rostro, es decir, por lo que aparenta y con parcialidad.
La Biblia es clara en cuanto a este tema. Dios es un juez imparcial que aplica un solo y verdadero criterio sin distinción de raza, religión (Hch 10.34; Ro 2.6–11) o posición social (Pr 28.21; Stg 2.1–9, Jud 16). Para dar testimonio de la justicia divina, el pueblo de Dios debe vivir de acuerdo con ella, no concediendo privilegios a los pudientes ni aprovechándose de los indefensos.
En la Ley Mosaica y entre los profetas de Israel se previene contra el soborno de jueces por gente influyente (Lv 19.15; Dt 16.19; Am 2.6; Pr 24.23). Jesús mantiene esta norma en su juicio sobre los hombres (Mt 6.2–4; Mc 10.42–44; Jn 2.24s).
ACMETA (nombre arameo equivalente a «Ecbátana», en la BJ, de uso griego y romano). Fue la capital de Media desde ca. 700 a.C. En 550 a.C. cayó ante los persas bajo Ciro II, para luego servir de residencia de verano a los nuevos monarcas. Es la moderna Hamadán al sudoeste de Teherán, Irán. Se menciona únicamente en Esd 6.2, pero aparece varias veces en los libros apócrifos.
ACO → Tolemaida.
ACOR (aflicción en extremo). Valle seco donde los israelitas apedrearon a Acán y a su familia (Jos 7.24–26). Estaba al sudeste de Jericó, entre Debir y Bet-arabá, y al norte de Wadi Qumram (Jos 15.6, 7). Es el primer nombre en el Rollo de Cobre de → Qumrán.
En sentido figurado (Is 65.10 y Os 2.15), Acor simboliza el «portón de esperanza», la abundante gracia de Dios que puede hasta reverdecer un valle como Acor.
ACRABIM (escorpiones). Pendiente en el Neguev en la misma latitud que el extremo sur del mar Muerto, por donde el camino del Arabá subía a los montes de Judá (Nm 34.4; Jos 15.3; Jue 1.36). En tiempo de los macabeos se llamaba Akrabattine y fue escenario de una furiosa batalla (1 Mac 5.3).
ACSAF Ciudad real de los cananeos, conquistada por los israelitas. Se repartió entre la tribu de → Aser (Jos 11.1; 12.20; 19.25). Quedaba cerca de → Aczib y Aco, quizás donde hoy se encuentra Tell Kesan.
ACZIB (mentira o engaño).
1. Pueblo en la costa del territorio repartido entre la tribu de → Aser, de donde no se echaron a los cananeos en los días de la conquista (Jos 19.29; Jue 1.31). Quedaba 17 km al norte de Aco (Acre); hoy es Ez-zib.
2. Pueblo de Judá (Jos 15.44; Miq 1.14), probablemente el Quezib de Gn 38.5. Estaba en la Sefela cerca de Laquis y Gat. Tal vez se pueda identificar con Cozeba de 1 Cr 4.22. Hoy es Tell el-Beda.
ADAM Ciudad al este del Jordán, cerca de → Saretán, donde las aguas del Jordán se detuvieron para dar paso a los israelitas que iban rumbo a la tierra prometida (Jos 3.16; cf. BJ).
Actualmente se identifica con Tel-ed-Damiyeh, situada cerca de la desembocadura del río → Jaboc en el Jordán.
ADÁN La palabra hebrea adam aparece más de 560 veces en el Antiguo Testamento y casi siempre significa «hombre» o «ser humano» (Gn 7.23; 9.5, 6). Aunque la etimología de la palabra adam (forma masculina) no está del todo clara (véase el análisis que hace el DTMAT), la narración de la creación (Gn 2.4ss) la asocia con `âdama, tierra (forma femenina). De esta manera, establece un vínculo fundamental entre el ser humano y su medio. Más tarde, cuando se crea a la mujer, se usarán otros dos términos con la misma relación (Gn 2.22) `is, hombre (forma masculina), `issa, mujer (forma femenina).
La importancia del término Adán está en que se usa como designación de los seres humanos en los relatos de la creación. Lo relevante de esos relatos no es que se puedan verificar en la historia, sino su contenido teológico y antropológico. En Gn 1–3 tanto los judíos como los cristianos encontramos la primera piedra de nuestra identidad humana y, al mismo tiempo, el punto de partida que posibilita la reflexión teológica: somos sus criaturas.
Tomar el término adam y traducirlo el hombre no es adecuado en todos los pasajes donde aparece. Mucho mejor es traducirlo ser humano, humanidad. La Nueva Biblia de Jerusalén traduce así Gn 1.27: «Creó, pues, Dios al ser humano, a imagen suya le creó, macho y hembra los creó». La mujer es también creación de Dios y por lo tanto sujeto, persona. Aun cuando Adán se use en sentido personal refiriéndose al hombre compañero de Eva, tanto Adán como Eva son también nombres genéricos e indican a toda la humanidad.
Con estas aclaraciones podemos plantear algunas cuestiones de fondo que se derivan de Gn 1–3 y le dan contenido al término Adán.
El «Adam» Es Tierra Y Aliento
Génesis 2.7 podría decir así: «Entonces Jehová Dios formó al [ser humano] con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el [ser humano] un ser viviente». Según este pasaje, el ser humano comparte la misma sustancia de la tierra, pero no se convierte en ser vivo hasta que recibe el divino aliento en la cara: nesama (aliento), que corresponde a nuestro aliento, hálito, resuello.
El «Adam» Es Imagen de Dios
«Y creó Dios el hombre a su imagen, a imagen de Dios le creó; varón y hembra los creó», dice Gn 1.27. Esto bien pudiera entenderse como una afirmación global de majestad y perfección. El ser humano, al igual que Dios y al contrario de los animales (a los que el hebreo llama behemah, mudo), posee un lenguaje y una conciencia para meditar sobre sí mismo y sobre sus relaciones con el mundo que lo rodea. El ser humano puede actuar y responsabilizarse ante Dios, entrar en un contrato con el Altísimo y hacer alianza con Él.
El biblista francés Pierre Grelot, en su libro Hombre, ¿quién eres?, aporta otro aspecto sobre el tema: «El universo es, en cierto modo, un templo gigantesco que Dios eleva para su gloria. Cuando el templo está preparado, coloca allí al ser humano como “una imagen, según su semejanza” ... La única imagen de Dios permitida es el rostro humano. Pero si Dios se representa por la imagen de una persona viva, de un ser humano que habla, para hacer existir las cosas (“Dios dice...”), no por ello queda divinizado el ser humano: “la imagen de Dios” tiene que volverse hacia aquel cuyos rasgos refleja» (p. 30).
El «Adam» Es Comunidad
Durante siglos la tradición cristiana ha visto en Adán una persona concreta de sexo masculino, un hombre. Sin embargo, Adán es un sustantivo masculino pero no necesariamente equivale a hombre. Para comprender mejor el significado de Adán debemos entender que Adán supone ambos sexos y más importante aun, supone una relación entre personas. Adán es comunidad; esto es lo fundamental. Claus Westermann dice: «En Gn 2.4b–24 esta comunidad (hombre-mujer) constituye la finalidad de la narración: el ser humano formado por Dios de la tierra (2.7) no es todavía la criatura que Dios quería (“no está bien...”); solo tras la creación de la mujer se ha conseguido de verdad la creación del ser humano» (DTMAT, p. 97).
Podemos dar un paso más y decir que el ser humano alcanza su condición de tal en el proceso de las relaciones comunitarias. Es en la dinámica de la relacionalidad de los individuos donde cada uno desarrolla su identidad particular y aprende a amar. El amor es el vínculo fundante que posibilita lo humano. En otras palabras, la capacidad de los seres humanos de amarse es una manifestación, quizás la más importante, de la presencia del Espíritu de Dios en el mundo.
Así que Adán es unidad, no parcialidad. No se puede deducir desde este pasaje una norma mayor para el hombre y una menor para la mujer. Nuestra responsabilidad es estudiar el texto con un espíritu de respeto, aceptar las diferencias y luchar contra las desigualdades.
El «Adam» Como Señor de La Creación
Según la Biblia, el Señor le dijo a la primera pareja: «Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar» (Gn 1.28, BJ). De este pasaje se ha elaborado una perspectiva teológica que podemos caracterizar como «el señorío del ser humano sobre la creación». Es evidente que el pasaje apoya la visión del ser humano como corona de la creación, como señor. Así lo indican los verbos usados: sometedla, dominad. Pero jamás hemos de olvidar que la responsabilidad del señorío del ser humano sobre la creación le obliga, entre otras cosas, a protegerla de la destrucción.
Dios Acoge Al «Adam»
Génesis 3 es una narración profundamente dramática. El ser humano decide actuar por su cuenta al desobedecer a Dios y rompe con una forma de vida ideal. Como consecuencia, Adán tiene que aprender a vivir con la limitación propia de cualquier criatura: el dolor y la muerte. El ser humano está solo frente a su destino y debe escoger la calidad de su vida. Es en este punto en que descubre a Dios. Él le llama, lo invita y lo acoge. Dios se le muestra como gracia. Adán puede comprender estas nuevas formas de ser de Dios porque ahora está enfrentado al dolor y a la conciencia de su fragilidad.
El «Adam» Fuera Del Antiguo Testamento
Después del cautiverio, en medio de la opresión de sus enemigos, los judíos empezaron a teologizar sobre lo que significaba la caída de Adán. Se echaba a él y a su pecado la culpa de la muerte, y de la existencia de los males en toda la creación terrestre (2 Baruc 17.3; Jubileo 3.28, 29). Incluso algunos rabinos le culparon más tarde de varios desórdenes cósmicos.
El Nuevo Testamento nos da el verdadero significado teológico de Adán. Frente a las varias posturas modernas que ponen en tela de duda su historicidad, en el Nuevo Testamento se le considera un ser histórico. Lucas 3.38 lo menciona como antepasado de Jesús. Pablo afirma que Adán fue el primer hombre (1 Co 15.45–47; 1 Ti 2.13, 14), y por todas partes el paralelismo entre Adán y Cristo implica que aquel era en verdad un ser real (Ro 5.12–21).
Pablo nos enseña que el → Pecado y la Muerte entraron por medio de Adán y que en él todos morimos, ya que hay tal tipo de solidaridad entre Adán y la humanidad que nos involucra a cada uno en su pecado y castigo. En varias de sus cartas, Pablo presenta a Cristo como «el postrer Adán» o «el segundo hombre» (1 Co 15.45–47) en quien todos los hombres pueden disfrutar de abundante gracia, justificación y vida eterna, de la misma manera que, aparte de Cristo, comparten el juicio, la condenación y la muerte en el primer Adán.
La referencia a «Enoc séptimo desde Adán», que se encuentra en Jud 14, puede ser una referencia histórica a Gn 5, pero quizás es una forma técnica de referirse al libro de 1 Enoc del cual viene la cita de Jud 14, 15. (→ Mujer; Pecado; Pacto; Edén; Imagen de Dios.)
Bibliografía:
Gerhard von Rad, El libro de Génesis, Sígueme, Salamanca, 1982. E. Jenni y C. Westermann, Diccionario Teológico Manual del AT, 2 Vol., Cristiandad, Madrid, 1978. José Croato, Crear y amar en libertad, Editorial Aurora, Buenos Aires, 1986. Pierre Grelot, Hombre, ¿quién eres?, Verbo Divino, Navarra, 1983. Josef Schreiner, Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona, 1972.
ADAR (nublado). Nombre de un mes, un hombre y un pueblo.
1. Último mes del año litúrgico hebreo y sexto del año civil. Corresponde a febrero-marzo de nuestro año. La cosecha de frutas cítricas comenzaba en adar. La Fiesta de Purim se celebraba el 14 y 15 del mes (Est 3.7, 13; 8.12; 9.1, 15, 17, 19, 21). (→ Mes; Año.)
2. Hijo de Bela y nieto de Benjamín (1 Cr 8.3).
3. Pueblo de Judá, en la frontera (Jos 15.3).
ADIVINACIÓN Práctica supersticiosa, común en todas las sociedades, de buscar y discernir señales y revelaciones, sobre todo acerca del futuro, por medio de ídolos o hechiceros que se suponen que estén dotados de poderes sobrenaturales.
En la Biblia se mencionan varios medios de adivinación: la copa o el agua (Gn 44.5); los sueños (Dt 13.2, 3; Jue 7.13; Jer 23.32); la consulta de ídolos, las varas y los oráculos (1 S 15.23; Zac 10.2; Os 4.12; Is 41.21–24; 44.7); las flechas (Ez 21.21); el fuego (Dt 18.10); y la inspección del hígado (Ez 21.21).
La adivinación se condena como reliquia engañosa del paganismo y la prohíben estrictamente la ley y los profetas por ser abominación (Éx 22.18; Lv 19.26, 31; 20.27; Is 47.12, 15). Los profetas condenan a los adivinos, hechiceros, encantadores y a la gente que los busca (Is 8.19–22; Jer 27.9, 10; Ez 13.17–23; Miq 5.12). La razón se ve claramente en Dt 18.9–22.
La revelación no es augurio ni la profecía es prognosis. El adivino practica su profesión por lucro y siempre ajusta su mensaje a fines personales o políticos (2 Cr 18.4–26); Ez 13.15; Jer 6.13ss; Hch 8.9; 16.16). En cambio el profeta de Jehová profetiza bajo el impulso divino, nunca por remuneración, sino más bien a veces a riesgo de su vida (1 R 22.1–35; Is 7ss; Jer 2.36ss). No se puede engañar ni forzar a Jehová por medios ocultos. Cuando Él se revela, lo hace en términos claros, directos y comprensibles.
Esto no significa que no hubiera en Israel algún vestigio de superstición o práctica de adivinación. Al parecer, Dios se ajustó a la mentalidad popular y aprovechó en varias ocasiones estos medios para lograr su propósito, como en los casos de la adivinación por suerte (Lv 16.8; Hch 1.26), por vellón de lana (Jue 6.36–40) y por → Urim y Tumim (Esd 2.63; Neh 7.65). Pero el conocimiento de Jehová y su revelación destruyen la base de la superstición esotérica y mágica. Es la fe, y no la superstición, lo que exige Dios. (→ Magia.)
ADMA Ciudad del valle de Sidim, cubierta ahora por la parte meridional del mar Muerto. Según Dt 29.23 (cf. Gn 10.19; 19.24–29; Os 11.8), fue destruida por fuego del cielo junto con las ciudades de Zeboim, Sodoma y Gomorra.
ADOBE → Teja.
ADONÍAS (mi señor es Jehová). Cuarto hijo de David y Haguit (2 S 3.4; 1 Cr 3.2). Muerto Absalón, Adonías se consideraba heredero del trono (1 R 1.5ss). En esto le apoyaban el general Joab, el sacerdote Abiatar y muchos del pueblo. Mientras Adonías y sus partidarios hacían una fiesta, el profeta Natán y Betsabé, madre de Salomón, recibieron noticias de la rebelión. Avisaron al anciano rey David y le recordaron su promesa de dar el reino a Salomón (1 R 1.17, 30). David inmediatamente mandó coronar a este. Al enterarse, los partidarios de Adonías se dispersaron. Adonías se refugió asiéndose de los cuernos del altar en el templo. Salomón lo perdonó a condición de su lealtad. Después de la muerte de David, Adonías pidió por esposa a Abisag, la concubina de David. Esta petición, de acuerdo con las costumbres orientales, equivalía a un acto de traición. Por tanto, lo condenaron a muerte (1 R 2.13–25).
Otros dos hombres llevaron el nombre de Adonías (2 Cr 17.8; Neh 10.16).
ADONIRAM Alto funcionario bajo David, Salomón y Roboam (2 S 20.24; 1 R 4.6). Era cobrador de tributos y encargado de la leva de 30.000 hombres enviados a cortar maderas en el Líbano (1 R 5.14). Cuando Roboam lo envió a las diez tribus rebeldes, lo lapidaron y se inició la rebelión de Jeroboam, ca. 931 a.C. (1 R 12.18). Se le llama Adoram en 2 S 20.24; 1 R 12.18; 2 Cr 10.18.
ADORAM → Adoniram.
ADOPCIÓN Acto por el que una persona recibe como hijo a uno que no lo es, y le confiere todos los derechos y obligaciones de esa posición.
Aunque la adopción se conocía en tiempos antiguos (por ejemplo, en los archivos de → Nuzi), los judíos no la practicaban directamente. Por lo general, los casos en el Antiguo Testamento que se asemejan a la adopción formal sucedieron en países extranjeros y los adoptados de un israelita solían ser parientes cercanos (Gn 48.5; Éx 2.10; 1 R 11.20; Est 2.7).
En el Nuevo Testamento solo Pablo usa la palabra y da en cada una de las cinco referencias un sentido teológico. En el derecho romano, el término adoptio se usaba cuando un hombre tomaba como suyo al hijo de otro, en un acto que incluía una venta simbólica delante de testigos. Quizás Pablo se refiera a esta costumbre en Gl 4.5, 6.
La doctrina neotestamentaria de la adopción se presenta especialmente en Ro 8.15; Gl 4.5 y Ef 1.5. La posición de hijo se pone en contraste con la del esclavo (Ro 8.15; Gl 4.7) o la de un menor bajo tutela (Gl 3.25, 26). La adopción es un acto soberano y gratuito de Dios (Ef 1.5), por el que, sin mérito humano y en base a la redención consumada en la cruz (Gl 4.5), Él da al creyente en Cristo la posición de hijo suyo (Gl 3.26).
Usando adopción en un sentido algo distinto, Ro 9.4 habla de la relación especial que Dios estableció con la nación de Israel (cf. Éx 4.22). Romanos 8.23 se refiere a la futura realización completa o «promulgación pública» de nuestra posición como hijos (cf. 1 Jn 3.1–3).
Como adoptado, el creyente tiene confianza en Dios en vez de temor (Ro 8.15). La obra del Espíritu Santo es concientizarlo en su posición y encaminarlo en ella (Ro 8.14, 16) hacia una herencia juntamente con Cristo (Ro 8.17). Aunque la palabra adopción no aparece en otros pasajes, el concepto se encuentra a través del Nuevo Testamento, sobre todo en los escritos de Juan (p. ej., Jn 1.12). (→ Hijo; Hijo de Dios.)
ADORACIÓN Culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras (Sal 92.1–5) y por ser quien es (Sal 100.1–4). Se expresa mediante → Oración (Gn 12.8; Neh 9), → Sacrificio (Gn 8.20), → Ofrenda (Gn 4.3, 4; 1 S 1.3; Dt 26.10; 1 Cr 16.29); → Alabanza (2 Cr 7.3; Sal 29.1, 2; 86.9; 138.1, 2), → Canto (Sal 66.4), ritos (Éx 12.26, 27), meditación (Sal 63.5, 6), → TEMOR (Sal 96.9), → Ayuno (Neh 9.1–3; Lc 2.37), → Fiesta y → Acción de gracias (2 Cr 30.21, 22), y sobre todo inclinación (Sal 95.6; 1 Cr 29.20) y servicio (Dt 11.13; Jos 22.27). Estos dos últimos conceptos se expresan en hebreo y en griego con palabras que también significan «adoración» (Dt 6.13; 10.12, 13; 2 R 5.18; cf. Mt 4.10; Ro 12.1), de modo que no se distingue entre «servir» y «adorar» ni entre «inclinarse» y «adorar».
La adoración externa y cultual debe nacer de una actitud interna (Is 29.13), que a su vez se expresa en obediencia y una vida dedicada por entero al servicio de Dios (1 S 15.22, 23; Miq 6.6–8; cf. Stg 1.27). El adorador debe ser bueno y justo (Sal 15; Am 5.21–26) para que su adoración sea aceptada (Sal 50.7–23; Is 1.11–20; cf. Mt 5.23, 24 y Jn 4.23), además de sincero (Sal 51.16–19).
En la adoración, los patriarcas invocaban el nombre de Jehová (Gn 13.4), celebraban el pacto (Gn 15.7–21) y la sustitución (Gn 22; cf. Lv 17.11), y practicaban los lavamientos y las purificaciones (Gn 35.2; cf. Éx 19.10), todo lo cual precede al culto más formal y complejo que se verá después en el → Tabernáculo y el → Templo (1 R 6–8; 2 Cr 20–31). A pesar de este desarrollo posterior, no se pierde el aspecto personal de la adoración (2 S 17.18–29; Sal 23; Is 55.6–9).
En el Nuevo Testamento, el culto de la → Sinagoga (Lc 4.16–21) se adapta a las necesidades de la → Iglesia. Incluye alabanzas, salmos, cánticos (Ef 5.19, 20), lectura bíblica, enseñanza, exhortación (Col 3.16; 4.16; 1 Ti 4.13), oración, ayuno, santa cena (Hch 2.46; 13.1–3; 1 Co 11.18–34), profecía (1 Co 14), doctrina, mensajes en lenguas e interpretación (1 Co 14.26).
En ambos testamentos el pueblo de Dios lo adora públicamente (Hch 20.7), en privado (Gn 24.26, 27; Dn 6.10; Mt 6.5, 6) y en familia (Gn 35.1–3; Hch 16.30–34).
Se prohíbe terminantemente la adoración de seres humanos (Hch 10.25, 26; 14.11–15; cf. Est 3.2, 5), ángeles (Col 2.18; Ap 19.10; 22.8, 9) u otra criatura (Mt 4.10; cf. Dt 6.13; Ap 14.9–11). La adoración de dioses falsos es una ofensa que trae las más terribles consecuencias en todo el Antiguo Testamento (Éx 20.3–6; 32.1–11, 30, 35; Dt 4.15–18; 8.19; etc.; cf. Ro 1.25). En el Nuevo Testamento la adoración se dirige a Jesucristo (Mt 14.33; Jn 5.22, 23; Heb 1.6; Ap 5.8–14), y se destaca que el culto ofrecido a Jehová en el Antiguo Testamento explícitamente pertenece a Jesús (Flp 2.10, 11 // Is 45.23). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Ap 4.6–11; 15.3, 4; 19.1–8).
ADRAMELEC (Adar es rey). Nombre de un dios pagano y un hombre en el Antiguo Testamento.
1. Deidad venerada por los habitantes de Sefarvaim, quienes, llevados por los asirios, poblaron Samaria después de 722 a.C. Nos informa 2 R 17.31 que quemaban a sus hijos en ofrenda a esta y otra deidad llamada Anamelec.
2. Hijo de → Senaquerib, rey de Asiria. Según 2 R 19.37 e Is 37.38, junto con su hermano → Sarezer, asesinó a su padre, mientras este adoraba en el templo a Nisroc. Esto sucedió cuando Senaquerib regresó a Nínive, después de su fallida campaña contra Ezequías, rey de Judá.
ADRAMITENA Perteneciente a Adramitio, antiguo puerto de Misia en la provincia romana de Asia, situado frente a la isla Lesbos (Hch 27.2).
ADRIÁTICO Mar entre Italia al oeste y Dalmacia y Acaya al este. En la época del Nuevo Testamento este nombre abarcaba también el mar Jónico, y las aguas entre Creta y Malta. Era un paso peligroso para la navegación durante los meses de noviembre a marzo; Pablo naufragó en este mar y pasó catorce días en la tormenta (Hch 27.27).
ADULAM (refugio). Nombre de una ciudad y de un conjunto de cuevas.
1. Probablemente Tel-es-seikh-Madhkur, a medio camino entre Laquis y Jerusalén. Josué la conquistó y cedió a Judá (Jos 12.15; 15.20, 35). Roboam la fortificó (2 Cr 11.7) y Nehemías la reedificó (11.30).
2. En las cuevas de Adulam se escondieron los 400 guerreros de David y toda su parentela (1 S 22.1; 2 S 23.13s). Es-seih-Madhkur no se presta a esto, pero sí las muchas cuevas de Khirbet’Id el-Ma.
ADULTERIO Relación sexual entre una persona casada y otra que no sea su cónyuge legal. Sin embargo, en una cultura donde la poligamia se aceptaba, la unión sexual entre un hombre casado y sus concubinas no se consideraba adulterio.
Bajo la Ley de Moisés este pecado se castigaba con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego (Lv 20.10; 21.9; Dt 22.22–24; Jn 8.5, 6). Debido a que la pena de muerte solo se podía aplicar en el caso de que se sorprendiera a la persona en el acto mismo (Jn 8.4), el cónyuge acusado tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia (Nm 5.11–31). No obstante la Ley Mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó (2 S 11.2–5; Sal 51.1, 2).
Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin obviar la gravedad del cargo (Jn 8.11). En el Nuevo Testamento el Señor señala que al adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer para codiciarla, dando a entender que la sed de este, como de todo pecado, está en el → Corazón (Mt 5.27, 28).
Nuestro Señor señala el adulterio como el único motivo de → Divorcio (Mt 5.32; 19.3–12). El término → Fornicación debe entenderse en estos pasajes como sinónimo de adulterio. Pablo parece dar otra causa en 1 Co 7.10–15.
El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar al que todo hombre está expuesto. Por esta razón, siempre se debe tener muy presente la advertencia de Cristo (Mt 5.27, 28) y elevar diariamente la oración de David (Sal 51.2, 10–12). (→ Sexualidad.)
ADUMÍN (rojura). Pasillo en el camino que sube de Jericó a Jerusalén, donde hoy está la «Posada del buen samaritano». Quedaba en la frontera entre Benjamín y Judá (Jos 15.7; 18.17).
ADVENEDIZO → Extranjero.
AFEC (fortaleza). Nombre de antiquísimos lugares y ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Lugar entre el territorio de los cananeos y el de los amorreos, que los israelitas no pudieron subyugar (Jos 13.4). Es probable que sea el moderno Afca en la falda noroeste del monte Líbano.
2. Ciudad real de los cananeos que Josué conquistó (Jos 12.18) y campamento militar de los filisteos (1 S 4.1; 29.1). Es el moderno Tell el-Muhmar junto a Ras el-Ain al nordeste de Tel Aviv.
3. Ciudad de Aser (Jos 19.30) que Israel no subyugó (Jue 1.31). Es el moderno Tell Kurdane en la llanura de Aco al nordeste de Haifa.
4. Lugar de Basán donde Israel, bajo Acab, derrotó a los sirios, dirigidos por Ben-adad II (1 R 20.26, 30) y donde Israel, bajo Joás, heriría a los sirios, según la profecía de Eliseo (2 R 13.17). Es el moderno Fik al este del mar de Galilea.
5. Lugar de Judá (Jos 15.53, BJ [RV, «Afeca»]) que se cree localizado al sudoeste de Hebrón.
AGABO Profeta cristiano de Jerusalén, activo también en Antioquía y Cesarea. Predijo el encarcelamiento de Pablo y también una gran hambre que hizo necesario enviar socorro a Judea (Hch 11.27–30). Para profetizar la prisión del Apóstol se valió de un gesto simbólico (Hch 21.10, 11). Existen pruebas de una tremenda escasez de alimentos (46–47 d.C.) en Grecia, Roma y especialmente Judea en tiempos del emperador Claudio.
AGAG (significado desconocido). Nombre de reyes del Antiguo Testamento.
1. Según parece, era el título del rey entre los → Amalecitas, como lo era «Faraón» entre los egipcios y «César» entre los romanos (Nm 24.7).
2. Rey en el Neguev en el tiempo de Samuel y Saúl. Era enemigo de Israel y se caracterizaba por su extrema crueldad (1 S 15.2, 32; Éx 17.8–14; Dt 25.17–19). A través de Samuel, Dios ordenó a Saúl aniquilarlo junto con su pueblo y ganado (1 S 15.3, 18). Saúl desobedeció: le perdonó la vida al rey Agag y dejó vivo lo mejor del ganado (1 S 15.7–9). Cuando Samuel llegó, juzgó a Saúl por su hipocresía y descuartizó a Agar (1 S 15.13–23, 32, 33).
ÁGAPE Una de las tres palabras griegas que se traducen → Amor. Designaba el amor que los creyentes sentían los unos por los otros, y de ahí que también se denominara así la cena fraternal que los primeros cristianos celebraban juntos. Es posible que Pablo mismo la haya instituido en Corinto (1 Co 11.17–34).
Es lamentable, pero con el tiempo surgieron excesos graves en estas fiestas: glotonería, embriaguez e inmoralidad. Primera de Corintios 11.20–22, 27–34 y Judas 12 se refieren a estos problemas y el texto más probable de 2 P 2.13, VM, reza «engaños» en vez de «ágapes». Sin embargo, el contexto habla siempre de comilonas. Precisamente debido a estos excesos ha ido desapareciendo esta fiesta, al menos como celebración al lado de la Santa Cena. No obstante, se sigue celebrando hasta el día de hoy entre algunos grupos cristianos.
AGAR Esclava egipcia de Sara. Esta, siendo estéril, se la dio a Abraham como concubina. Según las costumbres de la época, los hijos así engendrados serían descendencia legal de Sara. Cuando Agar se enorgulleció de estar encinta, Sara, afrentada, apeló a Abraham, puesto que la esclava ya era responsabilidad de él. Abraham terminó el concubinato y entregó a Agar de nuevo a Sara, quien la afligió de tal manera que la esclava huyó. Un ángel se le apareció a Agar en el desierto y le ordenó someterse a Sara y le anunció que el hijo que nacería, Ismael, sería hombre fuerte y padre de multitudes (Gn 16). La rivalidad prosiguió después del nacimiento de Isaac. Abraham, obedeciendo la voz de Dios, accedió a la petición de Sara y expulsó a Agar e Ismael. Con la ayuda de Dios sobrevivieron en el desierto e Ismael se crió allí (Gn 21).
Esta historia presenta una serie de detalles importantes. En primer lugar, observemos que Agar salió dos veces del lado de Abraham y Sara, la primera en Gn 16.6 y la segunda en 21.14. En ambos casos la falta de misericordia hacia ella y su hijo es clara. Sin embargo, esta falta de misericordia de Abraham y Sara ha tenido una contraparte: la abundancia de la promesa de Dios. Dios no desechó a esta mujer y su hijo, sino que les expresó su gracia salvadora. Por esta razón, el ángel le habla de su descendencia en 16.10 y en 21.18.
La falta de misericordia de Abraham que se relata en el cap. 21 prácticamente la condena a la muerte. Agar, sin agua y con poca comida, deambula en el desierto sin un lugar a donde ir, y acepta su muerte y la de su hijo con la única condición de «no ver cuando el muchacho muera». Es en este contexto en que Dios manifiesta su forma de ser con total transparencia. El niño llora «y oyó Dios la voz del muchacho y el ángel de Dios llamó a Agar ... No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está». Dios no los condenó a muerte como sí lo hizo Abraham. Dios los rescata, atento al dolor injusto del pequeño Ismael, y constituye a Agar en matriarca de una nueva nación que nacerá de ella.
Pablo menciona a Agar en Gl 5.21ss. Para mostrar la novedad de la promesa realizada en Jesús, Pablo relee alegóricamente la tradición sobre Sara y Agar (Gl 5.24).
AGARENOS Descendientes de Agar, y según algunos escritores judíos, parte de la tribu de los ismaelitas (Sal 83.6). Según 1 Cr 5.10, 18–22, las tribus de Rubén, Gad y Manasés los derrotaron definitivamente. Un agareno fue administrador de David (1 Cr 27.31).
ÁGATA (traducción del vocablo hebreo shebo). Piedra preciosa que se hallaba en la mitad de la tercera línea sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx 28.19; 39.12). Presenta bandas diversas y vivamente coloreadas, a veces concéntricas.
De acuerdo con la RV, el tercer cimiento de la muralla de la nueva Jerusalén es de ágata (Ap 21.19), pero la voz griega aquí es calquedón, palabra que puede referirse a varios tipos de cuarzo.
AGORERO → Hechicero; Magia.
AGRICULTURA A través de la historia bíblica la ocupación principal del pueblo de Israel fue la agricultura. Isaías dice que el Señor la estableció (28.23–29). Cuando Abraham y su familia llegaron a Palestina, imitaron los métodos del agricultor cananeo. Los campesinos vivían en aldeas cerca de sus campos y caminaban todos los días al trabajo. Respetaban las piedras limítrofes entre los terrenos.
Los territorios más fértiles en Israel eran las llanuras marítimas de Esdraelón y del Jordán. A Samaria se le conocía por sus plantaciones de olivos y las áreas más elevadas del valle del Jordán por su trigo.
Foto de Gustav Jeeninga
Sembrados cerca de Jabes de Galaad, en los que se ven los métodos progresivos de agricultura usados en la actualidad en la Tierra Santa.
La agricultura influyó grandemente en la religión de Canaán y también en la formación de las leyes de Israel. La industria y el comercio nunca dieron grandes ingresos a los habitantes de Israel. Más bien la agricultura era la fuente principal de sus ganancias. Por eso figura mucho en la literatura.
La agricultura nunca fue fácil en Palestina. La tierra era rocosa y montañosa. Había pocos valles fértiles, apenas los suficientes para producir alimentos para los habitantes. Pero los que había eran muy fértiles. Amós dice que podían producir dos cosechas de trigo al año (7.1).
El clima era otro serio problema para el agricultor hebreo. Había cinco meses de verano, desde mayo a octubre, en que no llovía. A veces, aun durante la época de lluvia no caía suficiente para producir la cosecha. Entonces había hambre en la tierra. El pueblo tomaba medidas para evitar esto. Se han descubierto muchas cisternas en Palestina (2 Cr 26.10; Neh 9.25) y algunas evidencias de riego artificial. (→ Estanque.)
Foto de Gustav Jeeninga
Árboles de limón en Tel Aviv, Israel, en un moderno cultivo de cítricos.
Además del clima, el agricultor hebreo tenía que enfrentar plagas de insectos y enfermedades de plantas. La amenaza más grave era la invasión de langostas que en pocos días consumían campos enteros de grano (Dt 28.42; 1 R 8.37; Jl 1.4). El pasto también sufría de una especie de tizoncillo que atacaba las hojas de las plantas.
Había tres cultivos principales: la viña, el olivo y el grano. De las muchas clases de uvas la mayor era el shorek, una uva roja, grande y deliciosa. La mayor parte de la cosecha se convertía en vino.
La oliva se usaba para extraerle aceite, elemento importante en la comida hebrea. El grano principal era el trigo, aunque también se cultivaba la cebada.
Foto de Gustav Jeeninga
La fuente de agua abundante era crucial para la supervivencia de una ciudad antigua. Esta gran cisterna en Gabaón se labró a través de más de nueve metros de roca sólida.
Toda la familia colaboraba en la agricultura y durante el día las aldeas se quedaban solas cuando todos se dirigían a sus respectivos terrenos.
La agricultura estaba íntimamente relacionada con la fe hebrea. Desde el comienzo Dios la estableció como un oficio digno (Gn 2.5): la tierra era regalo de Dios (Dt 11.9ss). Por eso las fiestas principales del Antiguo Testamento se relacionaban con las cosechas. El futuro glorioso de Israel se expresaba como un tiempo de viñas y huertos florecientes. El Antiguo Testamento contiene muchas figuras tomadas de la agricultura (Sal 65.9–13; 80.8–13; 128; Pr 10.5; 20.26; 24.30–34; Is 5.1–7). Jesús las empleaba muchas veces en sus parábolas (Mt 20.1–16; Mc 4.1–20; Lc 6.43, 44) por ser lenguaje que los judíos entendían.
AGRIPA → Herodes.
AGUA La posición geográfica de Palestina (entre las regiones climatológicas mediterráneas y las semidesérticas de los países que la limitan al este y al sur) determina la cantidad de agua disponible (→ Lluvia). Las rocas calíferas no retienen el agua con facilidad y los → Arroyos, caudalosos en el invierno, se convierten en cauces secos en verano (→ Wadi).
El Jordán es el único río de suministro permanente y por ello a menudo era necesario abrir → Pozos o conservar el agua en → Cisternas. La calidad del agua variaba de salobre a dulce (Éx 15.23–27; 2 R 2.19–22).
Foto de Gustav Jeeninga
Terrazas en las colinas, una técnica para prevenir la erosión del suelo, en las fincas que rodean a Belén.
Con razón al agua se le llama «don de Dios» en las regiones donde hay escasez de ella (Jn 4.10). Su falta es algo grave (1 R 17.1ss; Jl 1.20), así como su contaminación (Éx 7.17ss; cf. 15.23). En tiempos de guerra era común cortar las fuentes que abastecían una ciudad (2 R 3.19, 25; 2 Cr 32.30) para obligarla a racionar el agua (Lm 5.4; Ez 4.11, 16).
Tanto ayer como hoy, la vida de las personas, los animales y las plantas depende en gran parte del agua. Proporciona vida, refrigerio, crecimiento y fruto (Sal 1.3; 23.2; 65.9). Su escasez aniquila con ardiente sed (Éx 17.3; Jue 15.18; Is 5.13; Jn 19.28). Por esto, se usa también en sentido figurado para representar las bendiciones que Dios derrama y que el creyente anhela. Dios, revelado en el Antiguo Testamento y manifestado en Cristo, es fuente del agua espiritual (Sal 63.1; Is 32.2; Jer 2.13; Jn 4.13s; 7.37–39), agua que se derramará en abundancia sobre su pueblo en el futuro (Is 35.6, 7).
Aun en el presente, el Espíritu Santo que se derramó cuando Cristo fue glorificado (Jn 7.39) nos bautiza en un cuerpo (1 Co 12.13; cf. Jn 3.5). A veces el simbolismo del agua incluye la Palabra de Dios (Is 55.10s; Am 8.11s) o de Cristo (Jn 15.3). Todo el sistema ceremonial da importancia a los lavamientos. No solo sacerdotes y levitas (Éx 29.4; Nm 8.7), sino las personas en general, practicaban diferentes abluciones (Lv 11.40; 15.5ss). Con este trasfondo apareció Juan el Bautista predicando un → Bautismo de arrepentimiento. En el Nuevo Testamento, este aspecto del perdón de pecados ocupa un lugar prominente en varias referencias al agua (p. ej., Ef 5.26; Heb 10.22).
Las aguas del caos primitivo (Gn 1.2), aunque Dios las colocó en su lugar (sobre los cielos, Gn 1.7; Sal 148.4; o debajo de la tierra, Éx 20.4; Sal 136.6), siguen como posible instrumento de muerte en sus manos (Gn 7.10s; Éx 14.26s). Los judíos que rechazaron «las aguas del Siloé, que corren mansamente» (las bendiciones de la Palabra de Dios en Jerusalén), serían asolados por «aguas de ríos, impetuosas y muchas», figura de la invasión asiria (Is 8.6s). Pero aun en medio de esta tribulación o juicio divino, el rescate del creyente no está lejos debido a la misericordia de Dios (Is 43.2; 59.19; Mt 7.26s; 1 P 3.20s).
La inestabilidad de carácter se simboliza a veces como aguas turbulentas y volubles (Gn 49.4; Stg 1.6).
AGUAS DE CELO Aguas tomadas quizás de la fuente de bronce y usadas en el rito cuando el marido sospechaba de su mujer sin poder comprobar la infidelidad (Nm 5.11–31). El sacerdote escribía en un rollo la maldición de Dios sobre el adulterio y luego borraba las letras con aguas en que había echado polvo del suelo del tabernáculo. El polvo representaba la santidad de Jehová que moraba en el tabernáculo y la tinta su ira contra el adulterio. Se mecía la ofrenda de un efa de harina de cebada y se quemaba un puñado de ella sobre el altar. Luego, las aguas de celo preparadas, que simbolizaban la afrenta de la mujer, se les daban a beber ante el Santo Israel, quien la juzgaría.
AGUIJÓN Término para indicar todo objeto punzante (1 Co 15.55ss), como por ejemplo el aguijón de los escorpiones (Ap 9.10). En Jue 3.31 y 1 S 13.21 es una punta de hierro que servía para castigar a los bueyes, de donde, en lenguaje figurado, se originó el proverbio «dar coces contra el aguijón», que indica resistencia inútil a una fuerza superior. Pablo escuchó este proverbio de labios del Señor (Hch 26.14).
ÁGUILA Ave rapaz de 80 a 90 cm de altura, que en algunas especies puede alcanzar 1 m de longitud y 2, 5 m de envergadura. Posee pico recto en la base y curvo en la punta, fuerte musculatura y vuelo rapidísimo. En la Tierra Santa viven unas ocho variedades de águilas y cuatro de buitres. A estos últimos parece referirse la Biblia cuando menciona la calvicie del águila (Miq 1.16) y su alimentación a base de carroñas (Pr 30.17; Mt 24.28; Lc 17.37). Por esto último figura entre los animales prohibidos (Lv 11.13; Dt 14.12).
Las costumbres del águila sirven en la Biblia para diversas comparaciones. El hábito de hacer su nido en las alturas (Job 39.27) simboliza la soberbia de Edom (Jer 49.16; Abd 4). La rapidez de su vuelo (Job 9.26; 2 S 1.23; Lm 4.19) representa la ligereza de un ejército para invadir pueblos extraños como Moab (Jer 48.40) y Edom (Jer 49.22), o al propio pueblo de Israel (Dt 28.49; Jer 4.13; Os 8.1; Hab 1.8). Ilustra también la prontitud con que se disipan las riquezas (Pr 23.5).
Para proteger sus crías y enseñarles a volar, el águila las obliga a salir del nido y vuela por debajo y al lado de ellas vigilando el primer vuelo. Esta figura ilustra en Éx 19.4, 5 y Dt 32.11 el cuidado amoroso de Dios con su pueblo. Es probable que sirva de base también a Ap 12.14.
En la visión de Ezequiel de la gloria divina hay una semejanza de águila, de significado discutido (Ez 1.10; 10.14), que vuelve a mencionarse en Ap 4.7. En la parábola de Ez 17, Babilonia y Egipto están simbolizadas por un águila.
AGUJA → Camello.
AGUR Persona que compiló las máximas de Proverbios 30. No se sabe quién era, pero algunos creen que era natural del norte de Arabia, porque massa, traducida «profecía» en Pr 30.1 y 31.1, podría referirse al sitio denominado Massa (cf. Gn 25.14; 1 Cr 1.30).
AHAVA Población de Babilonia en la que Esdras reunió a quienes le acompañarían en su viaje a Jerusalén (Esd 8.15). Había también un río del mismo nombre (Esd 8.21, 31).
AHÍAS (mi hermano es el Señor). Nombre de nueve personas en el Antiguo Testamento.
1. Sacerdote (quizás sumo sacerdote), bisnieto de Elí (1 S 14.3, 18). Posiblemente debe identificársele con Abimelec (21.1; 22.9).
2. Profeta que protestó contra la idolatría de Salomón y profetizó, simbólicamente, la división consecuente del reino de Israel. Rasgó su capa en doce pedazos y entregó diez a Jeroboam (1 R 11.30–39), quien para evadir la ira de Salomón se refugió con Sisac, rey de Egipto (11.40). Cuando Jeroboam también se volvió idólatra, Ahías profetizó el exterminio de la casa de este y el cautiverio de Israel (1 R 14.6–16).
3. Otros siete personajes llevaron este nombre: 1 R 4.3; 15.27; 1 Cr 2.25; 8.7; 11.36; 26.20; Neh 10.26.
AHICAM (mi hermano se ha levantado). Funcionario de Josías (2 R 22.12, 14; 2 Cr 34.20). Protegió a Jeremías cuando los sacerdotes y profetas demandaban su muerte (Jer 26.24). Fue padre de Gedalías, a quien Nabucodonosor nombró gobernador de Judá (2 R 25.22).
AHIMAAS (hermano poderoso).
1. Padre de Ahinoam, esposa de Saúl (1 S 14.50).
2.Hijo de Sadoc. Corredor veloz (2 S 18.27) que, junto con su padre, sirvió a David como espía en Jerusalén durante la sublevación de Absalón (2 S 15.27, 36). Ahimaas y Jonatán, hijo de Abiatar, llevaron a David la noticia de la victoria sobre Absalón. No le informaron, sin embargo, que Absalón había muerto (2 S 18.19–23).
3. Funcionario de Salomón (1 R 4.15).
AHIMELEC (mi hermano es rey). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Sumo sacerdote, hijo de Ahitob, y bisnieto de Elí. Fue el sacerdote de Nob que dio a David el pan de la proposición y la espada de Goliat cuando David huía de Saúl. (Cristo aprovechó este incidente para reprimir el legalismo de los fariseos [Mc 2.26]). Por haber ayudado al enemigo del rey, este mandó matar a Ahimelec y a 85 sacerdotes de Nob (1 S 21; 22).
2. Hijo de Abiatar, tal vez nieto del Ahimelec hijo de Ahitob. En algunos pasajes de Crónicas se llama «Abimelec» (1 Cr 18.16). Fue sumo sacerdote durante el reinado de David (2 S 8.17).
3. Heteo que fue compañero de David durante el tiempo en que Saúl lo perseguía (1 S 26.6).
AHINOAM (mi hermano es gozo). Nombre de dos mujeres en el Antiguo Testamento.
1. Esposa de Saúl e hija de Ahimaas (1 S 14.50).
2. Mujer de Jezreel, esposa de David y madre de Amnón, primogénito de David (1 S 25.43; 2 S 3.2).
AHITOB (hermano del bien). Nombre de tres hombres en el Antiguo Testamento.
1. Hijo de Finees, nieto de Elí y padre de Ahías (1 S 14.3). Ejerció el sacerdocio en tiempo de Saúl.
2. Padre de Ahimelec. Tal vez se identifique con el anterior (1 S 22.9).
3. Padre de Sadoc (2 S 8.17; 1 Cr 6.7,
. Hijo de Amarías, del linaje de Leví (1 Cr 18.16; Esd 7.2).
AHITOFEL (hermano de la locura). Natural de Gilo en Judá (2 S 15.12). Al principio fue uno de los más íntimos consejeros de David (2 S 16.23). No obstante, cuando se rebeló Absalón, abrazó la causa de este y se convirtió en enemigo del rey. Aconsejó a Absalón que atacara a David inmediatamente, pero Husai, amigo de David, desbarató su plan. Previendo la inminente derrota que iba a sufrir Absalón, Ahitofel volvió a su casa y se ahorcó (2 S 15–17).
AHOGADO Levítico 17.13 prohíbe comer la carne de un animal sin que antes se derrame su → Sangre, ya que esta es el vehículo y símbolo de la vida del animal (v. 14) y por lo tanto desempeña un papel muy importante en el ritual de los judíos. Solo Dios, dador de la vida, puede disponer de la sangre.
Para quienes observaban la Ley, entonces, beber o comer sangre era repugnante. Los animales sacrificados en un matadero que solo ahogaban las víctimas, en vez de degollarlas y vaciarlas de su sangre, se consideraban inmundos. Era natural, por tanto, que el partido judaizante dentro de la iglesia primitiva sugiriera en el → Concilio de Jerusalén que los recién convertidos del paganismo se abstuvieran de ahogado (Hch 15.20, 29; 21.25, pasajes no muy seguros textualmente). Tal concesión a los escrúpulos judíos facilitaría el compañerismo de mesa entre los cristianos.
AHOLA, AHOLIBA Nombres de las dos mujeres simbólicas de Ez 23. Ahola (la que posee un tabernáculo) representa a Samaria, el reino del norte, y Aholiba (mi tabernáculo en ella), a Jerusalén, el reino del sur. Aunque Samaria tenía un lugar de adoración, el verdadero santuario de Jehová (mi tabernáculo) estaba en Jerusalén.
AHOLIBAMA (tienda del lugar alto). Nombre de un hombre y una mujer en el Antiguo Testamento.
1. Hevea, una de las esposas de Esaú, y madre de tres jefes de tribu en Edom (Gn 36.2, 18).
2. Uno de los jefes de la tribu edomita (Gn 36.41; 1 Cr 1.52).
AHORCADURA Acción de ahorcar o ahorcarse. Probablemente, los israelitas no aplicaban la horca como pena de muerte, pero a veces colgaban de un árbol o poste los cadáveres de los condenados (Dt 21.22; 2 S 4.12) para mostrar que habían sido ejecutados. Al privarles de sepultura, y dejarles a merced de los animales de rapiña, se agravaba el castigo de los culpables. Más tarde, la ley deuteronómica prohibió que el delincuente colgara del madero después de la puesta del sol (Dt 21.23; Jos 10.27; Gl 3.13).
AÍN (ojo, fuente). Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Ciudad asignada primeramente a Judá (Jos 15.32) y después a Simeón (Jos 19.7; 1 Cr 4.32). Era ciudad de los sacerdotes (Jos 21.16). Se llamaba Asán en 1 Cr 6.59. Quedaba 15 km al nordeste de Beerseba.
2. Lugar en el límite norte de Canaán, al oeste de Ribla (Nm 34.11).
AINÓN → Enón.
AIRE Término que en la Biblia se usa de varias maneras:
1. Para referirse al vacío que media entre tierra y firmamento. Es la región de las aves (Dt 4.17; Dn 4.12, 21), muy susceptible a plagas que afectan el ambiente humano (Ap 9.1–3; 16.17, 18). El hebreo no tenía otra expresión que «bajo el cielo» para designar lo que nosotros llamamos atmósfera. La expresión «lanzar al aire» (Hch 22.23) equivale a «lanzar hacia arriba».
2. Para referirse a la habitación de los espíritus malos, según la creencia popular griega, que influyó en el judaísmo tardío. El príncipe de tal «potestad» (Ef 2.2) es Satanás, quien opera en las personas desobedientes. Es en esta misma esfera donde aparecerá Jesucristo en su gloriosa venida (1 Ts 4.17).
3. En el sentido de viento. El aire puede ser la brisa fresca de la tarde (Gn 3.8) o el bochorno destructor (Is 27.8).
4. En el sentido de «nada». «Golpear el aire» (1 Co 9.26) significa «lidiar en vano». «Hablar al aire» (1 Co 14.9) es hablar en lenguas que los oyentes no comprenden.
AJALÓN (lugar de ciervo). Nombre de dos ciudades en Isarael.
1. Aldea situada unos 20 km al noroeste de Jerusalén (Jos 10.12; 2 Cr 28.18) que se repartió entre la tribu de Dan (Jue 1.34, 35). Luego se designó ciudad levítica para los coatitas (Jos 21.20, 24; 1 Cr 6.69). Después de la separación entre Israel y Judá, quedó como parte de Benjamín. Roboam la fortificó para proteger a Jerusalén, pero los filisteos la ocuparon en días de Acaz (2 Cr 11.10; 28.18). Hoy se llama Yalo.
2. Lugar en Zabulón donde enterraron al juez → Elón (Jue 12.12).
AJELET-SAHAR (en hebreo, cierva del amanecer). Nombre de una melodía de caza con la que se cantaba el Salmo 22. Quizás aludía a la victoria después de la noche de aflicción.
AJO Vegetal bulboso de olor y sabor intensos. Es muy estimado en el Oriente. En la Biblia aparece solamente en Nm 11.5.
ALABANZA Aspecto de la → Adoración en que se le rinde honor a Dios (2 Cr 7.3). Producto de la alegría santa (Sal 9.1, 2; 63.5; 100). La alabanza se expresa a veces con cánticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).
Dios exige la alabanza (Sal 50.14; Ap 19.5) y es digno de ella (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3) porque es único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113), bueno (Sal 106.1; Jer 33.11), grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2), poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13), misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2) y justo (Dn 4.37; Sal 7.17). Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37) y por su Palabra (Sal 56.4, 10). La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).
Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16). Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6). La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal 30.12; 79.13; 84.4).
ALABASTRO Piedra blanda de color crema claro con venas visibles. Aunque en el Antilíbano se ha hallado un yacimiento de alabastro, el material no se menciona en el Antiguo Testamento. Todos los objetos de alabastro hallados en Palestina se importaban de Egipto (la mayoría) o se producían localmente según modelos egipcios. En otras partes el alabastro se empleaba en columnas y diversos adornos en los templos.
En Mc 14.3, «alabastro» se refiere, según se entendía en griego, a un vaso de ungüento sin asas y de cualquier material. Eran comunes en ese período pequeños frascos de vidrio, cuyo largo cuello tenía que romperse para que el dueño tuviera acceso al contenido.
ÁLAMO (en hebreo libne, blanco). Es el estoraque, arbusto de 3 m de alto, de hojas blanquecinas por el envés y flores blancas (Gn 30.37; Os 4.13). Es muy común en el Mediterráneo oriental. (→ Estacte.)
ALAMOT (en hebreo, vı́rgenes). Término musical de significado incierto, que tal vez se refería a música para voces femeninas, instrumentos de tonos agudos o instrumentos ejecutados por vírgenes (1 Cr 15.20; Sal 46, título).
ALDEA Denota una agrupación de casas que no constituye un municipio y está agregada a un pueblo mayor. A veces se refiere a los barrios que se encontraban fuera de las murallas de una ciudad principal (Nm 21.25, 32; 32.42; 2 Cr 28.18; Neh 11.25–31).
ALEGORÍA Metáfora extendida o continuada, que puede prolongarse desde dos ideas hasta todo un volumen completo, como en el caso de La Divina Comedia de Dante Alighieri. En la Biblia encontramos alegorías tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Por ejemplo: Sal 80.8–16; Mt 13.1–10, 31, 32; Mc 4.21, etc; Jn 10.1–16; Ef 6.13–17. Aunque por siglos el → Cantar de los cantares se consideró una alegoría, hoy en día se aprecia más su aplicación histórica. La expresión paulina «lo cual es una alegoría» (Gl 4.24) significa que los sucesos de la vida de estos personajes del Antiguo Testamento se han aplicado alegóricamente.
En la apologética cristiana de los primeros siglos hubo una fuerte tendencia a la «alegorización» de muchos pasajes bíblicos, y esto ocultaba su mensaje directo a los no iniciados. Las alegorías pueden ser útiles para ilustrar conceptos difíciles, pero su uso indiscriminado suele impedir que la Palabra de Dios llegue a nuestros corazones con toda su claridad.
ALEGRÍA → Gozo.
ALEJANDRÍA Ciudad fundada en 331 a.C. por → Alejandro Magno, en una estrecha franja de terreno al oeste de la desembocadura del Nilo, entre el lago Mareotis y el mar Mediterráneo. Al desmembrarse el Imperio de Alejandro, Alejandría pasó a ser la capital de Egipto bajo los → Tolomeos. En 30 a.C., Egipto, y Alejandría con él, quedaron anexados al Imperio Romano.
Puesto que Alejandría surgió después del período veterotestamentario y que los viajes de Pablo nunca le llevaron a Egipto, las referencias bíblicas a la ciudad son escasas. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los judíos alejandrinos que poseían una sinagoga propia en Jerusalén (Hch 6.9); según parece emigraron a Palestina debido a las persecuciones a los judíos en Alejandría. Por sus disputas con → Esteban, concluimos que eran muy apegados a la Ley y al templo. Hay referencias también al origen alejandrino de → Apolos (Hch 18.24) y a las dos ocasiones en que Pablo tomó barcos de la flotilla alejandrina (Hch 27.6; 28.11).
Vista aérea de la localización costera de Alejandría, Egipto. Se muestra la localización de la antigua ciudad dentro de las líneas blancas.
Alejandría fue una ciudad de gran importancia durante el período intertestamentario y los primeros siglos del cristianismo. Económicamente, su envidiable situación geográfica hacía de ella el eje del comercio entre el Oriente y el Occidente. En lo cultural y religioso, esa misma posición geográfica daba lugar a que en Alejandría se diesen cita diversas corrientes de pensamiento, así como diferentes religiones, y a que todo esto se mezclase y confundiese en sistemas filosóficos eclécticos y doctrinas religiosas de carácter sincretista.
Allí estaba el famoso museo, o templo de las musas, centro de estudios superiores en el que se reunían las más preclaras mentes de la época para dedicarse a estudios, no solo de filosofía, sino también de matemáticas, astronomía, zoología y otras ciencias. El aspecto más importante de este museo era su enorme biblioteca que junto con la otra que se encontraba en el templo de Serapis, constituía la mayor colección de libros de la antigüedad. Alejandría, pues, fue el principal centro del pensamiento filosófico y teológico original, tanto entre creyentes de otras religiones como entre judíos y cristianos.
Desde muy temprano, hubo aquí una colonia judía que poseía su barrio propio y que alcanzó el número de un millón, según Filón. Muchos de estos judíos olvidaron la lengua hebrea y por ello fue necesario producir la traducción del Antiguo Testamento al griego llamada → Septuaginta (LXX). Entre estos judíos se destacó Filón de Alejandría, quien hizo todo lo posible por armonizar la religión hebrea con el pensamiento filosófico griego, valiéndose de la interpretación alegórica de las Escrituras.
No sabemos cómo llegó el cristianismo a Alejandría, aunque Eusebio, afirma en su Historia Eclesiástica (ii, 16) que fue San Marcos el que lo llevó. En todo caso, la influencia del ambiente alejandrino se hizo sentir desde muy temprano en ciertos círculos cristianos, como ejemplifican la Epístola a los → Hebreos y la seudónima Epístola de Bernabé (compuesta en Alejandría por algún cristiano del siglo II).
ALEJANDRO (defensor de hombres). Nombre helénico común, adoptado por muchos judíos.
1. Hijo de Simón de Cirene el que llevó la cruz de Cristo (Mc 15.21). Probablemente él y su hermano Rufo eran cristianos prominentes cuando se escribió Marcos (Ro 16.13).
2. Miembro saduceo del consejo que condenó a Pedro y a Juan (Hch 4.6).
3. Judío que trató en vano de apaciguar el alboroto en Éfeso (Hch 19.33s). La conmoción se inició como una protesta contra Pablo, pero se volvió una manifestación antisemita.
4. Maestro pernicioso que con → Himeneo trastornó la fe de algunos (2 Ti 1.20; cf. 2 Ti 2.17s). Pablo lo «entregó a Satanás» como castigo por sus blasfemias.
5. Calderero de Éfeso que se oponía a Pablo (2 Ti 4.14s). Es posible que este Alejandro y el No. 4 sean idénticos. Algunos también identifican al No. 3 con este.
ALEJANDRO MAGNO Nombre por el que se conoce a Alejandro III de Macedonia (356–323 a.C.), hijo de Felipe II. Durante su juventud fue discípulo de Aristóteles, por quien siempre sintió gran estima. En 336 a.C. heredó el trono de Macedonia y dos años después se lanzó a la gran empresa de conquistar el Oriente. Tras derrotar a los ejércitos de Darío en las batallas de Gránico e Iso, atravesó el Asia Menor, Siria y Palestina, y en 331 conquistó a Egipto. La batalla de Gaugamela vio la derrota final de Darío y con ella Alejandro quedó como dueño del Imperio Persa. Su avance hacia el Oriente le llevó allende las fronteras de la India, pero cuando iba de vuelta hacia su patria murió en Babilonia debido a una fiebre. En seguida, sus generales se disputaron y dividieron el enorme imperio que se forjó en el transcurso de once años.
Foto de Howard Vos
Busto de Alejandro Magno, conquistador militar griego.
Los historiadores concuerdan en que Alejandro trató bien a los judíos. Era parte de su política de conquista ganarse la simpatía de los pueblos conquistados, a fin de defender su retaguardia y la integridad de su imperio. Aparte de las referencias de 1 Mac 1.1–8 y 6.2, todas las referencias del Antiguo Testamento a su persona se hacen de manera velada. Entre estas se cuentan: Dn 2.32, 39 (piernas de hierro de la estatua); 7.6, 17 (la tercera bestia); 8.5, 8, 21s (el macho cabrío); 11.3s (el rey valiente). También es posible que Zac 9.1–18 se refiera a la conquista de Palestina por parte de Alejandro.
Sus conquistas, que unificaron buena parte del mundo conocido y extendieron el uso de la lengua griega, abrieron el camino al helenismo y, más tarde, a la expansión del cristianismo.
ALELUYA (termino hebreo load a Jah, forma abreviada de → Jehová). Antigua exclamación litúrgica de regocijo y alabanza, con la que 24 salmos comienzan, terminan o ambas cosas (p. ej., 106; 111–113; 115–117; 146–150). Originalmente la pronunciaba el cantor, el sacerdote y los levitas, y luego la repetía el pueblo. Se cree que llegó a ser un llamado habitual a la adoración en el culto del templo.
En el Nuevo Testamento solo aparece en Ap 19.1–6, como grito de júbilo. Los salmos aleluyáticos ocuparon un importante lugar en la sinagoga, y entre ellos especialmente el Gran Hallel (Sal 113–118) que se piensa que Jesús y los apóstoles lo entonaron después de la última cena (Mc 14.26//).
ALFA Y OMEGA Término que presenta a Dios como causa y fin de todas las cosas. Se deriva de las letras primera y última del alfabeto griego y, en última instancia, de especulaciones místicas sobre el nombre de Dios. Destaca la acción divina no solo en la creación y en la consumación, sino en un presente continuo (los tres elementos: «que es y que era y que ha de venir», Ap 1.8; cf. Éx 3.14; Is 44.6). En Apocalipsis esta frase se aplica no solo al Padre (1.8), sino también al Hijo (21.6; 22.13; los mejores manuscritos la omiten en 1.11); cf. Ap 2.8; Ro 11.36; Ef 1.10.
ALFABETO Nombre que se da al conjunto de letras que se emplean en la escritura. El término mismo se deriva del nombre de las dos primeras letras del alfabeto griego, alfa y beta, de igual modo que en español se dice también «abecedario» porque las tres primeras letras se llaman «a», «be» y «ce».
No todas las formas de escritura emplean un alfabeto pues hay sistemas de escritura silábica e ideográfica (→ Escritura). Lo que caracteriza a la escritura alfabética es que cada sonido se representa con un símbolo distinto, llamado «letra», y que combinando tales símbolos se forman sílabas, palabras y oraciones.
Los primeros indicios de un alfabeto se encuentran entre 1800 y 1500 a.C. en Siria Palestina. Hay semejanzas entre ese alfabeto semítico y ciertos jeroglíficos egipcios, pero el alfabeto representa un gran adelanto sobre los complicados sistemas de escritura usados desde ca. 3000 a.C. en Egipto y Mesopotamia. Ninguno de los pueblos de los alrededores concibió la idea de dividir las palabras en sus sonidos básicos y representar cada sonido con un símbolo. Luego, los semitas han aportado al desarrollo de la humanidad no solo su religión, sino también el alfabeto, pues todos los alfabetos modernos se derivan del semítico, bien por adaptación o bien por imitación.
Posiblemente el orden de las letras fue desde el principio muy parecido al que conocemos hoy, pues se han encontrado textos escritos ca. 1500 a.C. en los que ese orden es básicamente el mismo. Los fenicios y los hebreos ordenaban las letras de un mismo modo, como puede verse por ejemplo en el Sal 119. Es más, los nombres griegos de las letras alfa y beta se derivan de los nombres semíticos de esas mismas letras alef («buey») y beth («casa»), que eran también las dos primeras del alfabeto semítico.
De los fenicios, el alfabeto pasó a los griegos, quienes lo mejoraron al cambiar el sentido de algunos símbolos para representar las vocales. Los semitas solo tenían letras consonantes.
Con ciertos cambios en la forma de las letras, la inclusión de algunas y la eliminación de otras, nuestro alfabeto es el mismo de los griegos.
ALFARERO Artesano que con el barro humedecido elabora toda suerte de vasijas. El oficio se conoció desde los más remotos tiempos. Algunas antiguas pinturas egipcias representan al alfarero amasando, torneando y dando forma al barro (Is 41.25).
Entre los israelitas la alfarería se popularizó rápidamente (1 R 17.12; Sal 60.8). Algunas vasijas se usaban para actos rituales (Lv 14.50).
Foto: Colección fotográfica Matson
Un alfarero mueve con el pie una plataforma giratoria al moldear una jarra de barro.
El arte del alfarero dio al lenguaje bíblico muchas de sus imágenes, símiles y metáforas; p. ej. la fragilidad del barro para recordar las debilidades humanas (Sal 2.9; Is 30.14; 41.25), el dominio del alfarero sobre el barro como símil de la soberanía de Dios (Is 29.16; Jer 18.1–6; 64.8; Ro 9.20), etc.
ALFEO (del arameo Jalfai, de significado dudoso).
1. Padre de → Leví, el cobrador de tributos en Capernaum (Mc 2.14).
2. Padre del apóstol Jacobo «el menor» (Mt 10.3; Mc 3.18; Lc 6.15; Hch 1.13). La mención de «hijo de Alfeo», distingue a este segundo Jacobo de su compañero en el apostolado, Jacobo hijo de Zebedeo. Una antigua tradición pretende identificar a Alfeo con el → Cleofas, esposo de María, de Jn 19.25, ya que en Mt 27.56, al referirse al grupo de mujeres cerca de la cruz, se menciona una «María madre de Jacobo y José». Tal tradición supone un nombre doble, Alfeo (arameo) y Cleofas (griego). Pero María era un nombre tan común, que no puede asegurarse que se tratara de la esposa de Cleofas (en griego, Klope) y a la vez la madre de Jacobo, aun suponiendo que este Jacobo sea «el menor» del colegio apostólico. (Para el Kleopas [Kleópatros] de Lc 24.18, → Cleofas.) Su identificación con Alfeo es igualmente precaria.
ALFOLÍ → Granero.
ALGA Planta acuática de diversidad de especies. En la Biblia, el nombre es una de las varias traducciones del hebreo suf, pero solamente se usa en Jon 2.5.
En la experiencia del profeta se destaca que se trata de una especie particularmente submarina.
ALGARROBAS Fruto del algarrobo (ceratonia siliquia), árbol leguminoso, siempre verde, de 8 a 10 m de altura, abundante en los países mediterráneos, y de hojas lustrosas y flores purpúreas agrupadas en racimos. Las algarrobas son en forma de vainas, de unos 15 a 30 cm de largo y 2 ó 3 de ancho. A la vaina, por su forma curva, se le llamaba keration (en griego, pequeño cuerno). Contiene varias semillas aplastadas, envueltas en una pulpa dulce y se usa como forraje para el ganado porcino (Lc 15.16) y vacuno. A base de su pulpa se prepara un jarabe que algunos investigadores indentifican con la «miel» bíblica.
ALGUACIL Término usado en dos sentidos en RV:
1. En el sentido de «policía» (en griego, rabdújos; en latín, lictor). La mayoría de las versiones castellanas usan en este caso el tecnicismo lictor (BJ, NC, BC). En Hechos 16.35–38 se narra que los magistrados romanos de Filipos enviaron sus dos lictores (oficiales subalternos) para liberar a Pablo y a Silas de la cárcel.
2. En el sentido de «criado» o «guardia» (en griego, hyperetes, práktor, Mt 5.25; Mc 14.65; Lc 12.58; Jn 7.32). Se trata de gente asalariada que estaba al servicio de personas que ejercían alguna clase de autoridad.
ALHEÑA Arbusto aromático que aún hoy crece en En-gadi (Cnt 4.14). Sus flores, blancas y amarillas, de olor fragante, crecen en racimos. Las hojas de la alheña se trituran y se mezclan con agua para producir un tinte rojo usado como cosmético por los árabes de hoy y los antiguos egipcios. Tal vez Cnt 7.5 se refiere a la práctica de teñir los cabellos con alheña.
ALIANZA En la RV se traduce dieciséis veces la voz hebrea berit por «alianza» en vez de → Pacto. Esto ocurre generalmente cuando se habla de un pacto puramente humano, pero nunca tratándose de un pacto con Dios. En 1 S. 11.2; 22.8; Dn 2.43; 11.6, «alianza» es traducción de otras expresiones hebreas y arameas.
ALIMENTOS Desde los tiempos más remotos el hombre recibió leyes exactas en relación con los alimentos que habría de consumir. En las referencias bíblicas más antiguas se prescribe una alimentación a base de verduras y frutas (Gn 1.29s); luego se incluyen carnes (Gn 9.3). Pero siempre Dios como creador se reservó el derecho de establecer tabúes. Prohibió ora una fruta particular (Gn 2.16s), ora la → Sangre (Gn 9.4, → Ahogado). La lista de prohibiciones (de carnes contaminadas, de frutas de árboles jóvenes, de víctimas ofrecidas a Dios, etc.) fue aumentando a tal punto que casi se necesitaba un curso especial para conocer los alimentos que debían consumirse o no.
En el Antiguo Testamento los alimentos se dividen en → Puros e → Inmundos. La Ley contiene fuertes sanciones para quien consuma alimentos prohibidos (Lv 17.10, 14). Los judíos que se mantenían celosamente fieles a estas leyes evitaban incluir alimentos que no estuvieren catalogados en las leyes alimentarias (Lv 11; Dt 14). El caso mejor conocido es el de → Daniel, contenido en el libro del mismo nombre.
Foto: Oficina de prensa gubernamental, Israel
En los tiempos bíblicos, muchas veces el alimento se almacenaba bajo el suelo. Los arqueólogos descubrieron restos de grano, frijoles y uvas en estos silos de almacenaje subterráneo que datan más o menos del 4000 a.C.
El Nuevo Testamento se desarrolla en un contexto en donde esas regulaciones alimentarias están vigentes. Jesús mismo y gran parte de sus discípulos respetaban esta legislación. Al extenderse el cristianismo, las iglesias gentiles o mixtas tuvieron fuertes tensiones alrededor de esta problemática (como lo indica Gl 2.11ss; véanse también Hch 10–11; 1 Co 10; 11.17ss). Esto llevó a la celebración de un → Concilio en Jerusalén en el que se declaró que el nuevo pueblo era libre de tales costumbres (Hch 15.24–29). San Pablo se constituyó en abanderado de la nueva doctrina, basada en la conciencia educada por el amor. Sin embargo, las tensiones entre los líderes al respecto no acabaron ahí.
Entre los alimentos puros más utilizados por los judíos en los tiempos bíblicos se destacan los vegetales: frijoles, lentejas, cebollas, uvas, higos y dátiles (Gn 25.29–34; 2 R 4.38–44). También se utilizaban pepinos, melones, puerros y pescado (Nm 11.5). Desde los días de los patriarcas, los judíos preparaban banquetes para sus amigos (→ Hospitalidad) utilizando especialmente carne de cabritos y carneros (Gn 18.7; 1 S 16.20; 1 R 4.22s; Lc 15.23, 27). Este tipo de alimentación era muy diferen
[1]Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
[2]Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
[3]Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.