ARFAD Ciudad de Siria que por lo general se menciona junto con Hamat y Damasco (2 R 18.34; 19.13; Is 36.19; Jer 49.23). Debido a su importancia, los asirios la atacaron varias veces y la tomó Tiglat-pileser (742–740 a.C.). Su caída fue indicio de lo poderosa que había llegado a ser Asiria (Is 10.9). Se hallaba a unos 30 km al noroeste de Alepo; hoy Tell Rifa’ad.
ARFAXAD Descendiente de Noé y antecesor directo de los hebreos (Gn 10.22–24; 11.10–13; cf. 1 Cr 1.17, 24). Aparece también en la genealogía de Cristo en Lc 3.36. Aquí Lucas interpone el nombre de Cainán entre Arfaxad y Sala, siguiendo en esto a algunos manuscritos de la LXX.
ARGOB (argob, probablemente de regeb, que significa terrón).
1. Región al este del Jordán que formaba parte del reino de Og, rey de Basán. Incluía 60 ciudades amuralladas y bien fortificadas (Dt 3.4–14; 1 R 4.13). Actualmente es incierta la ubicación precisa de esta región.
2. Cómplice de Peka en el asesinato de Pekaía, rey de Israel. Algunos opinan que Argob y Arie, juntamente con Pekaía, fueron víctimas de Peka más bien que cómplices suyos (2 R 15.25). El texto hebreo es dudoso: cf. Biblia de Jerusalén.
ARIEL (león de Dios, altar de Dios u hogar de Dios).
1. Palabra hebrea usada simbólicamente para referirse a la «ciudad donde habitó David» (Is 29.1, 2, 7); es decir, Jerusalén.
2. Nombre de uno de los enviados por Esdras en busca de sacerdotes para la restauración del culto después del cautiverio (Esd 8.16–18).
Hay diferentes traducciones sugeridas para esta palabra (véase arriba). A veces es difícil saber si se debe traducir o dejarla como nombre propio (p. ej., las traducciones de 2 S 23.20 y Ez 43.15, 16 en las diferentes versiones).
ARIETE Máquina de guerra usada al sitiar una ciudad para abrir una brecha en sus muros (2 S 20.15; Ez 4.2; 21.22; 26.9). La parte principal de la máquina era una viga larga, grande y fuerte con cabeza de metal (a veces en forma de cabeza de carnero), con que se arremetía contra el muro.
ARIMATEA «Ciudad de Judea» o, más exactamente, «ciudad de los judíos» (Lc 23.50). Aparte de su asociación con José, el noble consejero, discípulo secreto de Jesús, quien pidió el cuerpo del Señor a Pilato para darle honrosa sepultura en su propia tumba (Mt 27.57; Mc 15.43; Lc 23.50; Jn 19.38), la Biblia no menciona a Arimatea y su identificación es difícil. Su mención por todos los evangelistas puede indicar que José era ciudadano destacado del lugar.
ARISTARCO (gobernante destacado). Macedonio de Tesalónica y fiel compañero de Pablo. Recibió maltratos en el alboroto de Éfeso (Hch 19.29). Regresó a Jerusalén con Pablo (Hch 20.4) y más tarde embarcó con él en Cesarea para viajar a Roma (Hch 27.2). Allí le sirvió de «colaborador» (Flm 24) y «compañero de prisiones» (Col 4.10).
ARISTÓBULO (destacado en el consejo). Nombre de varios descendientes de los macabeos durante el siglo I a.C. (Josefo, Antigüedades XIII, XIV, XVI; → Herodes, el Grande.)
Nombre de un personaje mencionado en Ro 16.10. Pablo envía saludos a los de la «casa» de este, quienes probablemente eran sus esclavos convertidos al cristianismo.
ARMADURA Traducción de la palabra griega panoplia (Ef 6.11, 13), que significa todo el equipo de guerra que usaba el soldado común de la infantería en los tiempos bíblicos.
Las armas defensivas eran: el → Escudo (1 Cr 12.24; Ef 6.16), el → Yelmo o casco (1 S 17.5, 38; Ef 6.17), la → Coraza o cota de malla (1 S 17.5, 38; Ef 6.14; Ap 9.9), grebas y calzado (1 S 17.6), y → Cinturón o faja (Ef 6.14).
Foto de Howard Vos
Un soldado romano armado, demostrando algunas de las piezas de la «armadura espiritual» que el apóstol Pablo menciona (Ef 6.10–18).
Las armas ofensivas eran: → Espada (Neh 4.17; Ef 7.17; Heb 4.12), → Arco y flecha (1 Cr 12.2), → Honda (1 S 17.40; 1 Cr 12.2); → Lanza (1 S 17.7; 26.7; Hch 23.23).
Pablo compara al cristiano con un soldado y le insta a estar completamente armado para la lucha, que tiene carácter tanto ofensivo como defensivo (Ef 6.10–17; 1 Ts 5.8; cf. Is 59.17). Pero aclara que nuestra lucha no es «contra sangre y carne» sino de carácter espiritual (Ef 6.12). El reino por el que luchamos «no es según este mundo» (Jn 18.36). Por lo tanto, «las armas de nuestra milicia no son carnales» (2 Co 10.4). Están compuestas por la experiencia de la gracia de Dios y su misericordia. Este es el espíritu que impulsa al creyente a vivir según Dios, con amor y solidaridad. En este sentido, no se indica en el texto que el creyente deba desentenderse de sus responsabilidades históricas y civiles, pensando que está rodeado de poderes malignos invisibles que lo atormentan. Al contrario, la armadura del creyente está compuesta por la nueva forma de vida que se deriva de la experiencia de la gracia y que lo hace sentirse responsable de la vida de los demás y de la creación misma. (→ Principados.)
ARMAGEDÓN (Harmagedón en NC y BC; Harmaguedón en BJ). Lugar donde Dios reunirá a los reyes de todo el mundo «a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Ap 16.1, 14). (→ Meguido.)
En la Biblia no hay más referencia al lugar, pero la batalla se describe en Ap 19.11–21. Para los intérpretes que dan un valor simplemente simbólico a esta batalla no hay necesidad de ubicarla; para quienes creen que la batalla es literal y futura, es de interés saber que Armagedón puede señalar «la montaña de Meguido», o sea, la región montañosa que separa la llanura de Jezreel de la costa de Palestina, no lejos del Carmelo. Esta llanura es de gran importancia estratégica, y fue escenario de muchas batallas (Jue 4.2–16; 1 R 14.25; 22.29; y otras antes y después de los tiempos bíblicos).
Otros comentaristas conjeturan que Armagedón representa a Har-mo’ed (monte de la asamblea), donde según Is 14.13 los dioses se congregan y el blasfemo rey de Babilonia intenta escalar. Sería Armagedón, pues, la contraparte demoníaca de tal monte (cf. Ap 16.13, 14, donde espíritus malignos convidan a los reyes).
ARNÓN Río de aguas perennes, claras y turbulentas que desciende de los montes del este del mar Muerto, hacia el cual corre por una profunda hondonada. Durante el verano se le encuentra casi seco, pero en tiempo de lluvias se vuelve impetuoso (Nm 21.13). Era frontera entre Moab al sur y la tribu de Rubén al norte (Dt 3.8, 12, 16). En los tiempos de la peregrinación israelita ambas riberas del Arnón estaban fuertemente fortificadas.
AROER (enebro o desnudo).
1. Pueblo fronterizo situado sobre la margen norte del Arnón, a 23 km al este del mar Muerto. Moisés se lo quitó a los amorreos (Jos 12.2) y se lo entregó a Rubén (Jos 13.16). Más tarde, Gad lo reedificó (Nm 32.34). Fue el punto de partida del censo que ordenó David (2 S 24.5). Luego, bajo el reinado de Acab, Moab se rebeló y lo conquistó por un tiempo (según la piedra moabita). Durante el reinado de Jehú, Hazael de Siria conquistó Israel hasta Aroer (2 R 10.33).
2. Pueblo «enfrente de Rabá» (Jos 13.25; cf. Jue 11.33), sitio que aún no se ha localizado. Algunos creen que se hallaba al sur de Rabá, pero posiblemente sea el mismo Aroer del No 1.
3. Lugar en el Neguev adonde David envió el botín en vísperas de tomar posesión en Hebrón (1 S 30.28).
AROMAS Traducción de nekhoth, que se identifica posiblemente con el tragacanto, la goma extraída del astragalus tragacantha. Esta goma era muy estimada como incienso, así como por sus propiedades medicinales. Los mercaderes ismaelitas que llevaron a José a Egipto traficaban con ella (Gn 37.25). Jacob la consideró como «de lo mejor de la tierra» y la envió a José (Gn 43.11).
En dos ocasiones RV traduce también así bosem (Cnt 4.16; 8.14). (→ Especias.)
ARPA Primer instrumento musical mencionado en la Biblia (Gn 4.21) y el único de cuerdas nombrado en el Pentateuco. Fue uno de los instrumentos con que Labán hubiera deseado despedir a Jacob (Gn 31.27). A pesar de la referencia en 1 S 16.23, no es claro si se ejecutaba con un plectro o pequeña varilla de hierro, o se pulsaba directamente con los dedos.
Según el historiador Josefo, el arpa era de madera y tenía diez cuerdas. Tal vez la de David era de madera de haya (2 S 6.5) y de madera de → Sándalo las que Salomón hizo para el templo (1 R 10.12). Las arpas eran de variadas formas y tamaños, algunas lo bastante pequeñas como para poder tocarse mientras se caminaba (1 S 10.5).
Foto de Howard Vos
Lira reconstruida de Mesopotamia. Este era un instrumento musical popular de más o menos 2500 a.C., varios siglos antes del tiempo de Abraham.
De timbre dulce y melodioso, el arpa era símbolo de felicidad, muy popular en las demostraciones de júbilo. Los cautivos en Babilonia, sin ánimo para cantar, colgaron sus arpas sobre los sauces (Sal 137.1–4).
ARQUELAO → Herodes III.
ARQUEOLOGÍA Ciencia que estudia los restos del pasado humano, aunque limitada en cuanto a que los «restos» solo ofrecen una vista parcial de la antigüedad. Descubre evidencias materiales que han sobrevivido al paso del tiempo, pero no así las ideas, la organización social y la vida de los antiguos. Estas las infiere, sin ofrecer seguridad absoluta. No obstante, la arqueología ha brindado un valioso aporte al estudio de las Escrituras.
El Método Arqueológico
La arqueología científica data de la excavación de Tell-el-Hesi por Sir Flinders Petrie en 1890. Los años transcurridos han servido para perfeccionar el método arqueológico.
Anteriormente se excavaba en busca de piezas para museo y hallazgos espectaculares. Petrie por primera vez prestó atención al método, al detalle y a la conservación de la evidencia obtenida. Hoy se excava con precisión y meticuloso cuidado porque el hallazgo arqueológico solo tiene valor si se estudia en su contexto. Como la excavación destruye ese contexto, es imprescindible mantener registros exactos, junto con planos y fotografías que permitan reconstruir la situación original de cada hallazgo.
Las condiciones naturales hacen que ciertos lugares sean más apropiados para la ocupación humana. En estos sitios la ocupación repetida ha formado a lo largo de los siglos una colina en forma de cono truncado, que en ocasiones alcanza 25 e incluso más metros de altura sobre el nivel original del terreno. Al excavar esta colina o → Tell se presta especial atención a cada estrato o nivel de ocupación. La identificación del estrato a que corresponde cada piso, cada objeto, cada muro o pared es de vital importancia. Solo así se puede determinar la relación que existe entre los distintos hallazgos de un tell.
A cada estrato corresponden ciertos tipos de cerámica. La evolución en el estilo, decorado y método de fabricación permite distinguir distintos tipos. Debido a la fragilidad, ubicuidad y durabilidad de la cerámica, el estudio de sus tipos constituye hoy uno de los aspectos más importantes en la arqueología. Aunque son importantes la evolución tipológica del arte, la arquitectura, etc., nada es tan valioso como los cascos de cerámica que se encuentran por todas partes. Para los períodos precerámicos de la Edad de Piedra se estudia la industria pedernal. Las hachas, cuchillos y otros implementos de piedra presentan características de forma y estilo que permiten estudiar su evolución y la identificación de sus tipos.
Más que afortunado es el arqueólogo que encuentra alguna inscripción. Ya sea un ostracon (así se llama el casco de alfarería en que se ha escrito algo), una inscripción monumental, algunos trazos labrados en piedra, o un pedazo de papiro o pergamino tal como los rollos del mar Muerto. Epigrafía es la ciencia que descifra la inscripción y estudia la evolución de la escritura.
Foto de Gustav Jeeninga
Un arqueólogo saca cuidadosamente un esqueleto en una excavación cerca de la Cesarea marítima.
Resultados de La Arqueología
Cronología.
La primera edición del Diccionario de la Santa Biblia (1890) decía: «En esta obra se ha adoptado la cronología de Ussher, generalmente aceptada. Si bien es cierto que hay incertidumbre no pequeña en cuanto a algunas épocas antiguas, también lo es que las especulaciones científicas que pretenden aumentar en muchos miles de años las edades primitivas de la humanidad sobre la tierra no han sido de ningún modo confirmadas por las investigaciones ulteriores». La situación ha cambiado radicalmente desde entonces.
El análisis tipológico de los hallazgos arqueológicos, especialmente de la alfarería y de la industria pedernal, ha permitido la elaboración de una «cronología secuencial». Es decir, se ha podido establecer la posición relativa que corresponde a cada tipo. Esta → Cronología secuencial se convierte en «cronología absoluta» cuando, gracias a un descubrimiento epigráfico, por ejemplo, se logran identificar los tipos con períodos determinados.
Para la cronología absoluta de la Palestina en tiempos históricos se depende de los sincronismos entre Palestina, Egipto y Mesopotamia, ya que las cronologías de estos lugares se han fijado con bastante exactitud sobre las bases de cálculos astronómicos. Para los tiempos prehistóricos se depende de otros métodos, por ejemplo, el análisis del contenido de carbono 14 en la materia orgánica.
Como resultado de estas investigaciones, hoy sabemos de la presencia humana en la Tierra Santa desde fines del período Paleolítico. El Homo galilaeensis de Capernaum y Nazaret vivió durante la tercera época interglacial (Riss-Würm), ca. 180.000–120.000 a.C. Desde entonces la Palestina ha sido escenario de la actividad humana.
Trasfondo cultural de la Biblia.
Hubo tiempo en que la Biblia era nuestra principal fuente de conocimiento sobre la historia antigua, y por tanto no se relacionaba con su marco histórico. Ha sido en este campo donde la arqueología ha hecho su mayor contribución, iluminando los antecedentes históricos y culturales de la Biblia. Basten algunos ejemplos. Las tabletas de → Ras Sarma, halladas en el sitio de la antigua ciudad de Ugarit, al norte de Canaán, dan a conocer de primera mano la religión y cultura de los cananeos de la época preisraelita. Las tablas de → Nuzi, al norte de Mesopotamia, nos ayudan a entender las costumbres características del período de Bronce Medio, la era de los patriarcas, tales como el interés de → Raquel en los ídolos de Labán (estos transmitían el derecho de heredad) y la preocupación de Abram por el esclavo → Eliezer: Lo había adoptado para que le cuidase en el ocaso de su vida.
Las cartas de → Tell el Amarna reflejan las condiciones políticas de Palestina, con las rivalidades entre los monarcas vasallos del faraón que derrumbaron el Imperio Egipcio y permitieron la conquista de Canaán por los israelitas.
Foto de Gustav Jeeninga
La libreta de un arqueólogo con anotaciones detalladas de todo lo descubierto en una excavación.
La verdad de la Biblia y la arqueología.
A pesar de que la arqueología ilumina el marco bíblico de manera maravillosa, no puede decirse, como con frecuencia se hace, que «la arqueología prueba la verdad de la Biblia». Tal afirmación pasa por alto no solo la naturaleza de la arqueología, sino el carácter de la Biblia misma.
Usar la arqueología para «probar» la verdad de la Biblia es negarle a la arqueología su valor de ciencia independiente. La investigación arqueológica no puede hacerse con ideas preconcebidas, sino objetivamente, de modo que su contribución al estudio de las Escrituras sea válida. Por otra parte, si fuese posible, por ejemplo, probar arqueológicamente la migración de Abraham desde Ur hasta Canaán, todavía no se habría probado que «la Biblia tenía razón». La Biblia no se interesa por explicar la migración de Abraham como parte de los movimientos de pueblos ocurridos durante el Bronce Medio, sino que nos dice que Abraham dejó Mesopotamia y se fue a Canaán porque Dios lo había llamado. Tal afirmación no se puede probar ni refutar sobre bases arqueológicas; pero es precisamente esta declaración de fe, y no el simple hecho de que Abraham cambió su domicilio, lo que constituye la verdad bíblica.
Dicho todo lo anterior, hay que añadir que en multitud de casos las investigaciones arqueológicas, precisamente porque son hechas de manera objetiva, han comprobado la exactitud de muchas referencias geográficas, históricas y de otro tipo que los detractores de la Biblia habían tildado de erróneas.
La arqueología y las lenguas bíblicas.
La arqueología ha hecho accesible un número extraordinario de documentos e inscripciones en las lenguas del Oriente antiguo. Aparte del valor de estos escritos para esclarecer el marco histórico y cultural de la Biblia, el estudio de estas lenguas nos ha permitido comprender los idiomas bíblicos mucho mejor. Palabras y hasta frases cuyo significado había que adivinar más bien que traducir, hoy son inteligibles gracias al estudio comparativo de estas lenguas. De ahí que las nuevas versiones bíblicas se aproximen más al sentido real de los originales hebreo y griego.
Foto de Gustav Jeeninga
Un especialista en monedas limpia y clasifica antiguos artefactos de una excavación arqueológica.
La Arqueología Y La Biblia
Período preisraelita.
Hacia fines del período Paleolítico apareció en la zona del Carmelo el Homo carmelitanus, identificado como tipo intermedio entre el hombre de Neanderthal y el Homo sapiens. Desde entonces, debido a su situación geográfica, la Palestina se hizo puente de transición. El hombre natufiano del Mesolítico (8000–6000 a.C.), tipo fundamental de la raza semítica, manifestó los comienzos de la agricultura y de la cultura sedentaria. En el Neolítico (6000–4000 a.C.) apareció la primera ciudad, Jericó, y se introdujo la alfarería (ca. 5000 a.C.). El Calcolítico (4000–3000 a.C.) se caracterizó por el uso corriente del cobre. De este período viene la Estrella de Gassul, figura geométrica de fino gusto artístico y expresión de una cultura avanzada.
La Edad de Bronce se divide en Bronce Antiguo (3000–2100 a.C.), Bronce Medio (2100–1550 a.C.) y Bronce Reciente (1550–1200 a.C.). Durante el Bronce Antiguo la población de la Palestina aumentó considerablemente. Se establecieron numerosas ciudades amuralladas con calles bien trazadas y alcantarilladas. Se inventó el torno y el horno cerámico que mejoraron muchísimo la alfarería. En el Bronce Medio, la época de los patriarcas, la invasión de los amorreos destruyó la civilización del Bronce Antiguo. Los estratos dan muestra de repetidas destrucciones, evidencia de la inseguridad reinante. Egipto ejerció cierta influencia cultural y política de manera esporádica, hasta que con el advenimiento de las dinastías XVIII y XIX, durante el Bronce Reciente, estableció una vez más su autoridad en el área.
Foto de Gustav Jeeninga
Aun las partículas diminutas, como estos huesos y micropedernales, deben ser cuidadosamente clasificadas y analizadas después que los arqueólogos las descubren.
Período israelita
Una nueva destrucción marca el comienzo de la Edad de Hierro. Los invasores llegaron en dos grupos. Desde el desierto los israelitas se apoderaron de la región montañosa y dejaron huellas de su destrucción en Bet-el, Laquis, Debir, Hazor y otras plazas fuertes. Desde el Mediterráneo los «Pueblos del Mar», entre ellos los filisteos, traían consigo el secreto de la siderurgia, aprendido de los heteos de la Anatolia.
Los períodos Hierro I (1200–900 a.C.) y Hierro II (900–600 a.C.) abarcan la conquista, la época de los jueces y la monarquía. Al principio los filisteos retuvieron el monopolio del hierro, obstaculizando así el desarrollo de Israel, pero en tiempos de David los israelitas aprendieron a trabajar ese metal.
De la época monárquica tenemos relativamente poca evidencia. Las excavaciones en Meguido y Samaria nos suministraron muestras del arte arquitectónico fenicio. La reciente expedición a Arad descubrió un templo israelita. Materiales de este tipo nos permiten inferir cómo debe haber sido la Jerusalén de Salomón.
El Hierro III (600–300 a.C.) se conoce también como Período Persa. De ahí en adelante los períodos reciben designación histórica: Helenista (300–63 a.C.), Romano (63 a.C.—323 d.C.), Bizantino (323–636 d.C.) e Islámico (636 d.C. hasta hoy).
Cada nueva excavación y cada nuevo descubrimiento arroja valiosísima luz sobre la Tierra Santa y las naciones vecinas, y nos permite así una mejor comprensión del mensaje eterno de Dios en el contexto histórico.
Bibliografía:
«Arqueología», «Excavaciones en Palestina», EBDM. W.F. Albright, Arqueología de la Palestina, Barcelona, 1962. W.F. Albright, De la edad de piedra al cristianismo, Santander, 1959. K.M. Kenyon, Arqueología en Tierra Santa, Barcelona, 1963.
ARQUIPO Cristiano de Colosas, que en ausencia de Epafras pastoreaba las iglesias en Colosas y Laodicea (Col 4.16s). Es uno de los tres destinatarios de la carta a Filemón (v. 2), tal vez hijo de Filemón y Apia. Es un joven como Timoteo, misionero activo, «compañero de milicia» y a veces poco cumplidor.
ARRAS Lo que se daba como prenda o en señal de algún contrato, o el primer abono dado como seguridad del pago de toda la deuda. Difería de una «prenda», propiamente dicha, en que era de la misma especie que la cosa prometida, mientras que la prenda podía ser algo de distinta naturaleza. Aparece tres veces en el Nuevo Testamento (2 Co 1.22; 5.5; Ef 1.14), siempre refiriéndose al Espíritu Santo dado por Dios al creyente como una garantía y anticipación de las bendiciones superiores del futuro.
ARRAYÁN Traducción del hebreo hadas (Neh 8.15; Is 41.19; 55.13). Pero en Zac 1.8, 10, 11 se traduce por «mirto». Son dos nombres para una misma planta. El arrayán es el myrtus communis, un arbusto de un metro de alto, de hojas perennes y de muchas ramas. Las hojas son de un verde lustroso, las flores blancas y el fruto una baya de color negro azulado. Para los hebreos, el arrayán era símbolo de paz y acción de gracias, y como tal es parte del simbolismo escatológico de Is 41.19; 55.13. El arrayán era una de las cuatro plantas con cuyas ramas se preparaban las enramadas de la Fiesta de los Tabernáculos (Neh 8.15).
ARREBATAMIENTO → Segunda Venida.
ARREPENTIMIENTO Traducción de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un repudio del pecado para volver a Dios.
En El Antiguo Testamento
Puesto que Israel debe a Dios obediencia absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía, solo por el arrepentimiento puede restablecer su relación favorable con Él. La nación puede apartar para este reconocimiento un día entero (Neh 9; cf. las liturgias del arrepentimiento conservadas en Is 63.7–64.12; Dn 9.4–19; Os 9 y 14). Como símbolo de su renuncia al pecado, el arrepentido rasga sus vestidos, ayuna, se viste de cilicio, o se sienta en cenizas. Los profetas recalcan el aspecto personal del arrepentimiento (p. ej., Acab, 1 R 21), al exigir una reorientación de todo el individuo que conduzca a la obediencia, confianza en Dios y rechazo total a ídolo y dependencia de lo humano. El arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón (Ez 18.31); esto es posible solo como consecuencia de la redención divina (Is 44.22; Jer 31.33; Ez 11.19; 36.26).
En lenguaje antropomórfico, se afirma que Dios también se arrepiente, con lo cual se señala simplemente un cambio en su relación con el ser humano (p. ej., Gn 6.6s).
En El Nuevo Testamento
Juan el Bautista continúa la demanda de arrepentimiento (Mt 3.8, 10) y asimismo Jesús (Mc 1.15; Lc 13.1ss), pero con mayor énfasis en la limpieza interior y la totalidad de la demanda divina (Lc 14.33; Mt 18.3; Lc 5.32). En un sentido nuevo Jesús hace posible el arrepentimiento, porque este se completa con la fe, con el discipulado cristiano.
En la predicación de la iglesia apostólica el arrepentimiento es básico (Hch 3.19; 2 Co 7.9; Heb 6.1; Ap 2.21; etc.; cf. Concordancia); se relaciona con el bautismo (Hch 2.38), la fe (Hch 20.21) y el perdón (Lc 24.47). Este regreso a Dios (1 P 2.25) se basa en la obra de Cristo (Hch 17.30); es a la vez una responsabilidad humana (Hch 8.22) y un don de Dios (Ro 2.4; 2 Ti 2.25) mediante el Espíritu (Hch 10.45).
En el Nuevo Testamento arrepentimiento, por lo general, es traducción de la voz griega metánoia, que significa «cambio de actitud o de propósito en la vida» y no solo «penitencia» como solía traducirse en las versiones catolicorromanas antiguas (TA, Sc.).
ARROYO Pequeña corriente de agua y su cauce. Este cauce se llama en árabe un → WADI. El arroyo es permanente cuando se alimenta de una fuente viva. Se seca al faltar las lluvias, pero cuando estas son abundantes suele convertirse en furioso torrente. La palabra hebrea najal puede traducirse por «arroyo», «río», «torrente» o simplemente «valle», según el agua que lleve: Dt 8.7; Lv 11.9, 10; Jer 47.2; Dt 21.4.
Foto de Willem A. VanGemeren
Un rebaño de cabras bebiendo del arroyo de Cedrón, que comienza al nordeste de Jerusalén y desemboca en el mar Muerto.
ARTAJERJES Nombre de varios reyes → Persas, entre los cuales se destaca Artajerjes I (Longimano), hijo de → Jerjes. Reinó durante 464–424 a.C. Tal vez sea este el rey persa que gobernaba cuando → ESDRAS (4.7ss; 6.14; 7.1ss; 8.1) y → Nehemías (2.1; 5.14; 13.6) llegaron a Jerusalén.
En la historia general, Artajerjes se conoce sobre todo por su carácter magnánimo pero débil. Sometido a la influencia perjudicial de su madre (Amestris) y de su esposa (Amistis) dejó en manos de sus generales las campañas principales contra Egipto y Grecia. La LXX pone a Artajerjes en lugar de Asuero en el libro de → Ester, lo cual ha hecho pensar a algunos que se trata del rey Artajerjes II (Mnemón, 404–358; → Persia).
Foto de Howard Vos
La tumba de Artajerjes, cavada en los desfiladeros sobre las ruinas de Persépolis, la antigua capital persa.
ARVAD Ciudad fenicia construida sobre una pequeña isla rocallosa, a 200 km al norte de Tiro y fundada en 761 a.C. por personas procedentes de Sidón. Como toda ciudad fenicia, Arvad se distinguió por sus marinos, que a menudo sirvieron en las fuerzas de otras ciudades (Ez 27.8, 11). Se menciona a los arvadeos en la genealogía de Gn 10.18 y 1 Cr 1.16.
ASA Tercer rey de Judá e hijo de Abiam. Reinó 41 años (1 R 15.9–24; 2 Cr 14–16). Los primeros diez años fueron de paz y prosperidad. Quitó a los sodomitas y también a los ídolos que habían puesto sus padres. Privó a Maaca de ser reina madre por haber erigido un ídolo a → Asera. Zera el etíope salió contra él con un gran ejército, pero Dios lo deshizo.
En el año 36 del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, y fortificó Ramá. Asa solicitó la ayuda de Ben-adad, rey de Siria, el cual atacó a Baasa y lo obligó a retirarse. El profeta Hanani reprochó a Asa el no haber confiado en Jehová, por lo cual Asa lo encarceló. Después Asa enfermó gravemente de los pies, pero no buscó a Jehová, sino a los médicos. Esta enfermedad causó su muerte.
ASAEL Hijo de Sarvia (hermana de David) y hermano de Joab y Abisai (1 Cr 2.16). Fue soldado valiente en el ejército de David y tenía fama de corredor velocísimo (1 Cr 27.7; 2 S 2.18; 23.24). Abner lo mató porque Asael no quería dejar de perseguirlo, por lo cual se produjo una contienda entre Abner y los hermanos de Asael (2 S 2.23).
Otras tres personas en el Antiguo Testamento llevan este nombre (2 Cr 17.8; 31.13; Esd 10.15).
ASAF Nombre de varias personas del Antiguo Testamento.
1. Descendiente de Gersón, hijo de Leví (1 Cr 6.39, 43). Padre de una familia escogida para el ministerio de la música y uno de los directores durante el reinado de David. Los levitas le designaron cantante y ejecutante de címbalos cuando se llevó el arca a Jerusalén (1 Cr 15.16–19). El mismo rey lo confirmó poniéndolo al frente de la alabanza coral e instrumental (1 Cr 16.5–7). No es seguro que estuviera presente en la consagración del templo de Salomón, pues 2 Cr 5.12 podría referirse a sus familiares. Sus descendientes pertenecieron al grupo que regresó del destierro con Zorobabel (Esd 2.41). Fue reconocido como vidente y autor de los salmos cantados cuando Ezequías restauró el culto del templo (2 Cr 29.30). Su nombre aparece en los títulos añadidos posteriormente a los Sal 50; 73–83.
2. Padre del canciller del rey Ezequías (2 R 18.18, 37; Is 36.3, 22).
3. Guardabosques del rey Artajerjes (Neh 2.8).
ASALARIADO → Jornalero.
ASCALÓN Una de las principales ciudades filisteas, situada a unos 20 km al nordeste de Gaza, en la costa mediterránea. En un principio estaba bajo el poder de Egipto, pero hacia 1200 a.C. la ocuparon los → Filisteos. Fue un centro de los más diversos cultos paganos, sobre todo egipcios y babilónicos.
Durante la época de la conquista israelita se vio de lleno en una serie de batallas fronterizas y, según Jue 1.18, Judá la tomó (aunque el texto de la LXX dice que no la tomaron). Durante el tiempo de los jueces, de Saúl y de David, Ascalón era una ciudad totalmente filistea (Jue 14.19; 1 S 6.17; 2 S 1.20). Después de la época persa, el helenismo la conquistó culturalmente. Jeremías (47.5–7), Amós (1.8) y Sofonías (2.4) profetizaron su ruina.
ASCENSIÓN El ascenso visible de Cristo al cielo, que puso fin a su ministerio terrenal. Varias frases en el Nuevo Testamento se refieren a este suceso: «fue alzado» (Hch 1.9), «ha sido tomado» (1.11), «subió a los cielos» (2.34). El relato más detallado de la ascensión se encuentra en Hch 1.9–11. Jesús guió a sus discípulos al monte de los Olivos y los bendijo, y luego subió en una nube que lo ocultó de la vista. Desde los cielos comenzó a reinar, sentado a la diestra del Padre (Ef 1.20; Heb 1.3). El significado teológico de esto es que el cuerpo de Cristo había sido resucitado y glorificado para pasar a una existencia espiritual como la que describe Pablo en 1 Co 15.44. La ascensión y exaltación son el fin natural de la presencia de Jesús en la tierra como el Mesías, que sufrió, murió y resucitó. La ascensión visible es, además, la primicia de la Segunda Venida (Hch 1.11).
La importancia de la ascensión se manifiesta en Jn 14–16; Ef y Heb. Llevó a su fin la presencia visible de Cristo entre los discípulos, lo cual fue el preludio de una relación nueva con ellos y de una actividad diferente en cuanto a todo el mundo. Así también se inicia un nuevo aspecto del ministerio del Espíritu Santo (Jn 16.7). El Cristo ascendido es Rey: todas las cosas están bajo su autoridad (Ef 1.20, 21; Flp 2.9–11). Es también Sumo Sacerdote: intercede por todos nosotros como uno que entiende, por experiencia propia, lo que es la tentación, el sufrimiento y la muerte (Heb 4.14–16; 7.23–25).
ASDOD Ciudad filistea, situada a unos 32 km al noroeste de Gaza y a unos 5 de la costa mediterránea. Los → Anaceos (Jos 11.22) la habitaron antes de que la ocuparan tribus filisteas en el siglo XII a.C. Los filisteos la consagraron al dios → Dagón, a cuyo templo condujeron el arca del pacto (1 S 5.1–8; 6.17).
Durante la conquista de Palestina, se le adjudicó a la tribu de Judá (Jos 15.46, 47), pero continuó siempre en manos de los filisteos (Jos 13.3). Los judíos la conquistaron (2 Cr 26.6) en tiempos del rey Uzías (ca. 783–742 a.C.). Logró independizarse al producirse una rebelión contra Sargón II en 711 a.C. (Is 20.1), pero poco después el faraón Semético I la destruyó casi por completo.
Durante el cautiverio de los judíos en Babilonia, la habitaron los amonitas y moabitas (Neh 13.24). Quedó parcialmente destruida (1 Mac 4.15; 5.68; 10.77–85; 11.4; 16.10) como consecuencia de la revolución de los macabeos (167–37 a.C.).
Los romanos la reconstruyeron ca. 55 a.C., después de lo cual se llamó «Azoto». Durante la predicación de Felipe, el diácono (Hch 8.40), Asdod recibió el evangelio y se convirtió poco a poco en un centro cristiano hasta el siglo V d.C. Hoy es puerto marítimo de la república de Israel.
ASENAT Voz egipcia que significa «perteneciente a Neit» (una diosa). Hija de Potifera, sacerdote de On, que Faraón dio por esposa a José (Gn 41.45). Madre de Manasés y Efraín (Gn 46.20).
ASER (feliz, bendito).
1. Hijo de Jacob y Zilpa la sierva de Lea (Gn 30.12, 13). Entró en Egipto con sus cinco hijos y la familia de Jacob (Gn 46.17), y allí este último le predijo prosperidad a él y su descendencia (Gn 49.20).
2. Tribu formada por la descendencia de Aser (Gn 49.28), con cinco familias principales (Nm 26.44–47). Experimentó con las demás tribus los sucesos del desierto (Nm 1.13; 2.27, 28; 7.72; 13.13, etc.) y recibió la bendición de Moisés (Dt 33.24). No eliminó a los cananeos de su tierra (Jue 1.31, 32). Aunque no formó parte del ejército de → Débora (Jue 5.17), sí ayudó a → Gedeón contra los madianitas (Jue 6.35; 7.23).
Algunos hombres de esta tribu asistieron a la Pascua que celebró Ezequías (2 Cr 30.11). La profetisa Ana, quien reconoció al niño Jesús en el templo, era de la tribu de Aser (Lc 2.36).
3. Territorio fértil, junto al Mediterráneo, que Josué concedió a la tribu de Aser (Jos 19.24–31). Comprendía desde el monte Carmelo hasta Sidón en el norte.
ASERA Diosa o imagen cananea. En algunas versiones antiguas este vocablo se traduce indebidamente por «bosque». Estudios recientes indican que Asera era la diosa de la fertilidad entre los fenicios y cananeos y que su culto se introdujo en Israel en los inicios de la historia israelita. Según Jue 3.7; 6.25, 28, había relación entre el culto de Asera y el de Baal. La imagen de Asera se hacía de madera: tronco, palo o vara.
El culto a Asera estaba prohibido a los israelitas (Éx 34.13; Dt 16.21; Is 17.8). No obstante, incurrían en este pecado durante épocas de decadencia espiritual (1 R 18.19; 2 R 23.4). En tiempos de avivamiento o reforma las imágenes de Asera se derribaban y destruían (1 R 15.13; 2 R 23.6). (→ Astoret.)
ASFALTO Sustancia bituminosa que se hallaba en pozos en Mesopotamia y en el bajo valle del Jordán (Gn 14.10). Servía para calafatear barcos (Éx 2.3) y para unir ladrillos en las construcciones (Gn 11.3). Químicamente se relaciona con la brea, que se obtiene por la destilación del alquitrán que, a su vez, procede del carbón o de ciertos tipos de madera.
ASIA Término geográfico de origen incierto. En la literatura apócrifa designa el Imperio Seléucida (1 Mac 8.6; 11.13; 12.39; 13.32; 2 Mac 3.3) y en el Nuevo Testamento, casi exclusivamente, la provincia proconsular romana de Asia (Hch passim; 1 Co 16.19; 2 Co 1.8; 2 Ti 1.15; 1 P 1.1; Ap 1.4, 11).
Los romanos conquistaron esta porción de Asia Menor arrebatándosela a Antíoco el Grande (189 a.C.) y la dieron a sus aliados los atalidas. Al morir Atalo III (133 a.C.) legó su reino a Roma. La nueva provincia abarcaba la parte oeste de Asia Menor, incluyendo a Misia, Lidia, Caria, partes de Frigia, las regiones costaneras y muchas de las islas del mar Egeo. Fue una de las primeras en pedir permiso para adorar al emperador romano reinante. El autor de Apocalipsis dirige sus siete cartas a congregaciones ubicadas en Asia. El libro refleja la persecución que asediaba a los cristianos a fines del siglo I d.C. al negarse estos a adorar al emperador.
Foto de Howard Vos
Los montes Tauro al norte de Tarso en Cilicia, en la provincia romana de Asia.
ASIENTO → Silla.
ASIRIA Imperio relacionado íntimamente con la historia de los pueblos de Israel y Judá. Ocupó la parte norte del actual Irak (entre los ríos Tigris y Éufrates) durante la mayor parte del período que abarca el Antiguo Testamento. Su nombre es la traducción de la voz hebrea Assur, palabra con la cual se señalaba tanto la divinidad pagana, la ciudad y el país, como el imperio, sobre todo en la literatura profética. Sin embargo, «Asiria» generalmente designa el país y el imperio; y «Asur», la ciudad y la divinidad.
Asur era el dios nacional de Asiria, y se pensaba que dominaba (junto al resto del panteón) todas las cosas. Cada ciudad tenía su propio templo para adorar al dios local, y en los días especiales los adoradores participaban en ceremonias y procesiones donde se exhibían las estatuas de la divinidad. Solían usar amuletos para ahuyentar los espíritus malignos que, de acuerdo a sus creencias, causaban daño y provocaban enfermedades. Además, consultaban adivinos y astrólogos para conocer el futuro, y ofrecían ofrendas a los muertos.
En sus comienzos, Asur era apenas la capital de un pequeño distrito codiciado por sus vecinos. Situada en la parte superior de Mesopotamia, sus linderos fueron variando con su importancia. En términos generales, iba desde el norte de Bagdad hasta los lagos Van y Urmia; y de este a oeste se extendía desde los montes Zagros hasta el valle de Habur. Debido a esta situación geográfica, Asiria estuvo siempre expuesta a infiltraciones tanto de los nómadas como de los montañeses. Asur data del tercer milenio a.C. y se encontraba en la margen derecha del Tigris. Cuando esta perdió importancia, la capital se trasladó a Nínive, frente a Mosul.
Los reyes asirios construyeron grandes palacios y templos en las ciudades más importantes del imperio (p. ej., Nínive, Asur y Cala). Las paredes estaban decoradas con planchas de piedra que mostraban al rey mientras cazaba o presentaba alguna victoria real.
Los esfuerzos arqueológicos para poner al descubierto este famoso imperio datan de hace más de un siglo. Botta descubrió el palacio de Sargón en Korsabad en 1843. Luego Layard trabajó en Nimrud (1845–47) y en Nínive (1849–51). No menos de seis enormes palacios y gran cantidad de esculturas, inscripciones y tablillas con escritura cuneiforme se encontraron en estas tres ciudades. Este tipo de escritura, hecha con signos y en forma de cuña, se imprimía en tabletas de barro con una especie de punzón. Gracias a Rawlinson, las escrituras cuneiformes quedaron descifradas durante la primera mitad de este siglo. Desde entonces las excavaciones y hallazgos han continuado en forma casi ininterrumpida hasta nuestros días. Hoy contamos con un gran cúmulo de literatura de todo género: crónicas militares, correspondencia diplomática y administrativa, listas cronológicas y diversos datos curiosos. Esto ha hecho posible reconstruir minuciosamente la historia y conocer detalladamente las costumbres, el arte, la religión y sobre todo las hazañas guerreras de este pueblo formidable.
Foto de Gustav Jeeninga
El rey Asurbanipal de Asiria es ungido por criaturas divinas en este relieve de la época.
Antiguo Imperio (Ca. 1950–1400 a.C.)
Este período va desde la caída de Ur III hasta el fin de su dominación por los hurritas. Aunque las listas mencionan a Irisum I como primer rey, ya el padre de este, Ilusuma, había conquistado Asur. Los asirios, aunque étnicamente eran el producto de diferentes razas, lingüísticamente eran semitas.
Durante el siglo XIX, Asiria se distingue sobre todo por su importancia comercial. Archivos encontrados en Capadocia demuestran que en ese siglo Asiria superaba a Babilonia en el aspecto socioeconómico. Sigue un período de decadencia que termina con el ascenso al trono de Samsi-Ada I, amorreo, quien conquista Asur y forma un poderoso imperio. Todo esto se conoce ampliamente gracias a los archivos de Mari. Este rey coloca a sus dos hijos en partes clave del imperio y mantiene así el equilibrio y grandeza del mismo. A su muerte le sucede Isme-Dagan, uno de sus hijos que, aunque sofoca varias rebeliones, al fin cae en manos del poderoso → Hammurabi juntamente con su imperio. De esta manera, Asiria desaparece por un tiempo de la historia, y permanece bajo los hurritas hasta su resurgimiento en 1400 a.C.
Foto de Howard Vos
El rey Asurbanipal de Asiria practica el deporte real de la caza de leones, en este relieve de su palacio en Nimrod.
Imperio Intermedio (Ca. 1400–970 a.C.)
La caída del Imperio Hurrita (ca. 1450) propicia el resurgimiento de Asiria. Assur-Uballit toma una buena parte de Mitani y es aclamado como «Rey de la Totalidad». No obstante, Supiluliuma, rey heteo, que se ha anexado todo el Imperio Hurrita, impide la expansión de los asirios hacia el norte, obligándolos a virar hacia Babilonia. Adad-Nirari I (ca. 1297–1266) emprende con buen éxito una campaña contra los mitani y se adueña de toda la Mesopotamia superior hasta Carquemis. Pero fue Tukulti-Ninurta I (ca. 1235–1198) quien llenó de gloria a Asiria conquistando Babilonia. Llega luego al trono, en 1116, el gran Tiglat-pileser I, guerrero incansable que se abre paso hasta el Mediterráneo, en donde las ciudades de Sidón, Biblos y Arvad le rinden tributo (cf. Ez 27.8, 9). Este período, que es de gran apogeo arquitectónico, legislativo y cultural, se viene abajo ca. 970, cuando termina el reinado de Assur-Rabi II.
Foto de Howard Vos
Guerreros asirios en batalla con una potencia enemiga sobre un bote de papiro, en esta talla del palacio de Senaquerib en Nínive.
Nuevo Imperio (932–612 a.C.)
Después de estos años difíciles, Asiria resurge con Assur-Dan II (932–910), y consolida su situación imperial con Adad-Nirari II (909–889). En adelante, cada nuevo rey no hará sino aumentar las conquistas y bañar de gloria el imperio. Los ejércitos asirios son ahora dueños y señores de todo el Cercano Oriente.
Con Salmanasar III (858–824) comienza lo que se podría llamar el intenso período bíblico de Asiria. Con este rey empiezan los dolores de cabeza para los reinos de Israel y Judá. En 853, Acab, rey de Israel, organiza una coalición contra Asiria, la cual tiene buen éxito y termina con la derrota de Salmanasar III en Karkar (1 R 20). Sin embargo, las siguientes intervenciones asirias iban a ser funestas para ambos reinos hebreos. Pero debido a que Asiria tenía que atender problemas internos, los reinados de Uzías en Judá y de Jeroboam II en Israel pudieron ser largos, pacíficos y prósperos (2 R 14.21ss).
Ya con Tiglat-pileser III (745–727), las cosas vuelven a cambiar en perjuicio de Israel y de Judá (2 R 15.14–23.37; Is 7.6). Salmanasar V y Sargón II sitian y destruyen a Samaria y provocan la ruina total de Israel en 722 a.C. Unos 27.000 habitantes de Samaria son llevados cautivos a las regiones montañosas del norte. Después de este triunfo, Sargón arremete contra Acaz y hace de Judá su tributario (2 R 17.3–6; 18.9). De ahí en adelante, hasta la caída definitiva de Nínive en 612 a.C., en todo el Cercano Oriente se impone lo que podría llamarse la «Paz Asiria». Abundante material bíblico encontramos sobre todo esto en 2 R 18–19; 2 Cr 32–33; Is 36–39 y la profecía de Nahum.
Foto de Howard Vos
Un gigantesco toro alado, símbolo del Imperio Asirio.
ASKENAZ Descendiente cercano de Noé (Gn 10.3; 1 Cr 1.6) y poblador del territorio al sur del mar Negro. Es conocido en la literatura cuneiforme por sus ataques contra Asiria, en alianza con los de Ararat y Mini (Jer 51.27). A los descendientes de Askenaz se les ha identificado con los temidos escitas de los tiempos grecorromanos (Col 3.11).
ASMONEOS → Macabeos.
ASNAPAR Asurbanipal de la historia secular. Esdras 4.10 lo relaciona con un «grande y glorioso» gobernante que transportó pueblos del norte y del nordeste a las tierras de Samaria. Algunos creen que se trata de Salmanasar y no de Asurbanipal, ya que Josefo (Antigüedades, XI.ii.1) menciona a aquel en este contexto y también la recensión griega luciana reza aquí Salmanasar en vez de Asnapar. Sin embargo, dado que varios reyes asirios hicieron tales transportaciones, este texto quizás se refiere a Asurbanipal.
ASNO Mamífero ungulado perisodáctilo muy usado entre los semitas seminómadas. En la Biblia se menciona por primera vez cuando Abraham estuvo en Egipto (Gn 12.16). Era el más común de los animales de montura (Éx 4.20; Nm 22.22; Jue 10.4; 12.14). En asno se podía viajar unos 30 km diarios y era insustituible en terreno montañoso. La riqueza de una persona podía medirse mediante el número de asnos que tuviera (Gn 12.16; 24.35; Job 1.3), por lo que constituían un regalo preciado (Gn 32.13–15).
Era, además, animal de carga (Gn 42.26; 1 S 16.20; 2 S 16.1). Se usaban en las faenas agrícolas, pero se prohibía uncirlo con el buey (Dt 22.10). La carne de asno era impura para alimentación (Lv 11.1–8), de modo que la referencia al precio de una cabeza de asno, en Samaria, durante una época de hambre, revela la gravedad de la situación (2 R 6.25).
Foto de Howard Vos
Aunque pequeño en tamaño, los burros eran lo suficientemente fuertes como para cargar viajeros y transportar cargas pesadas en tiempos bíblicos.
El asno blanco se consideraba como animal digno de personas importantes (Jue 5.10). Un escrito del siglo XVII a.C. indica que no era propio de gente real andar a caballo en vez de en asno. El caballo se introdujo más tarde, principalmente como animal de guerra. El hecho de que Jesús haya usado un asno para la entrada triunfal es, a la vez, símbolo de realeza mesiánica y de su misión pacífica (Zac 9.9; Mt 21.5).
ASÓN Puerto de Misia en la ribera norte del golfo de Adramicio, a unos 48 km de Troas por mar. Después de llegar a Troas a pie (la mitad de la distancia por mar), Pablo se embarcó en Asón para Mitilene (Hch 20.13s).
ÁSPID Término que se refiere a varias clases de culebras muy venenosas. Aparece seis veces en el Antiguo Testamento como traducción de la palabra hebrea peten, y una vez en el Nuevo Testamento como traducción de la palabra griega aspis. Se menciona en relación con encantadores (Sal 58.4) y se dice que vive en cuevas (Is 11.8). Muchos suponen que se refiere a la serpiente egipcia naja haje (de color verde amarillento con manchas pardas y cuello dilatable) que es similar a la cobra de la India, aunque más pequeña. Se usa figuradamente para representar la crueldad (Dt 32.33), la comida que se convierte en «hiel de áspides» (Job 20.14b) y la lengua venenosa de los malvados (Ro 3.13). En la visión apocalíptica, los niños juegan sin peligro sobre la cueva del áspid (Is 11.8).
ASTORET (en plural, Astarot). Diosa de la fertilidad y del amor sexual, deidad principal de los cananeos. A menudo se la presenta como el complemento femenino de Baal (Jue 2.13; 10.6; 1 S 7.3, 4; 12.10). Se conoce también con el nombre de Asera (Jue 6.25; 1 R 18.19). Parte esencial de su culto era la prostitución. Por eso se cree que el nombre Astoret es una forma hebrea del nombre Astarté, pronunciado por los judíos con las vocales de la palabra bosheth, es decir, «vergüenza».
El culto a Astoret, muy común entre los vecinos de Israel, pronto llegó a popularizarse también, según parece, entre los israelitas (Jue 2.13; 3.7; 1 S 7.3, 4; 1 R 11.5). Se luchó continuamente contra esta forma de idolatría. Se le quitó el reino a Salomón por haber transigido con este culto (1 R 11.33). En la reforma de Josías, todo lo relacionado con Astoret se arrancó y se quemó como primer paso hacia la purificación del templo (2 R 23.4–7). (→ Baal; Asera; Canaán.)
ASTRÓLOGO Entre los paganos muy pronto en la historia surgió la idea de que los movimientos de los astros afectaban el destino del ser humano. Los astrólogos eran, pues, personas que pretendían predecir los acontecimientos futuros mediante la observación de las estrellas. Los profesionales ocupaban altos puestos y ejercían mucha influencia entre los → Caldeos, asirios, egipcios, fenicios, árabes y en especial los babilonios (Dn 2.2, 27; 4.7).
Parece extraño que la astrología no se halle entre las cosas condenadas en Dt 18.10s, ni en las otras listas de prácticas esotéricas que se prohíben en el Pentateuco. Esto puede atribuirse al hecho de que quizás la astrología era entonces un equivalente de la astronomía moderna. Los antiguos utilizaron la astrología para determinar no solo lo referente a cultivos y crianza de animales, sino también su calendario y con él las fiestas y otras actividades cúlticas y culturales. Sin embargo, a finales de la historia del reino de Judá se ve que era una práctica que se condenaba (2 R 23.5, 12; Is 47.13; Jer 10.2; 19.13; Ez 8.16; Sof 1.5).
Foto de Howard Vos
Signos egipcios del zodíaco, de la tumba del faraón Seti I en Tebas.
Debemos distinguir entre el papel de la astrología de la antigüedad y las prácticas actuales (→ Hechicería; Mago).
ASUERO (→ Esdras).
1. Rey → Persa, mencionado en Esd 4.6, que en la historia profana se llama Jerjes (del griego). En el texto masorético un rey persa del mismo nombre es una figura principal en → Ester. Aunque la LXX lo traduce Artajerjes, los exégetas generalmente están de acuerdo en identificarlo con el Asuero de Esdras que reinó 485–465 a.C. Algunos, no obstante, identifican al Asuero de Esdras con Cambises, hijo de Ciro que sucedió a su padre y reinó 529–527 a.C. Asuero (Jerjes I) es conocido en la historia general por su expedición contra Egipto (485), la destrucción de Babilonia y su malograda campaña contra los griegos (480).
2. Padre de → Darío de Media (Dn 9.1).
ATALÍA (Jehová es exaltado). Hija de Acab, rey de Israel, y esposa de Joram rey de Judá. La intrusión del reino del norte en el del sur marcó el apogeo del culto a Baal en esta última región. Ejerció su perniciosa influencia durante el breve reinado de su hijo Ocozías. Cuando este murió, Atalía destruyó a todos los herederos (a excepción del pequeño Joás, a quien su tía Josabet escondió) y reinó por espacio de seis años (ca. 842–837 a.C.). El sumo sacerdote Joiada, cuya esposa fue esta misma Josabet, organizó una sublevación armada contra Atalía y coronó a Joás. Mientras Atalía trataba de recuperar el poder, fue muerta cerca del templo (2 R 8.16–27; 11.1–20; 2 Cr 22–23).
ATALIA Puerto de Panfilia, situado en la desembocadura del río Catarractes, por la costa sudoeste del Asia Menor. Fue fundado por el rey Atalo Filadelfo de Pérgamo (159–138 a.C.) y Pablo lo visitó en su primer viaje (Hch 14.24–26). Hoy día las ruinas de los tiempos romanos atestiguan ampliamente su antigua grandeza.
ATAR Y DESATAR Pedro (Mt 16.19) y la asamblea de los discípulos (Mt 18.18) recibieron de Jesús el poder de «sujetar» y «libertar» en la tierra, porque Dios ata y desata en los cielos. Es difícil, sin embargo, interpretar con exactitud el sentido de lo anterior. En Israel, la expresión figurada se refería a la autoridad de los maestros en cuestiones de doctrina y disciplina de la Ley (Mt 23.13; Lc 11.52), pero Jesús cambió el significado de la comparación. En Jn 20.23 autoriza a los discípulos para remitir y retener los pecados por el poder del Espíritu Santo.
La proclamación del evangelio de la salvación, que liberta a los oprimidos, ata los poderes demoníacos y desata el poder del Reino de Dios (Mt 12.28, 29). Desata de la enfermedad a una hija de Abraham después de dieciocho años de estar atada por Satanás (Lc 13.16). Ahora la expresión se refiere a la acción libertadora de Jesús y el testimonio de su Iglesia.
ATAROT (literalmente, coronas).
1. Una de las ciudades pedidas por las tribus de Rubén y Gad, situada al este del mar Muerto (Nm 32.3, 34); hoy es Khirbet-Attarus. No se sabe si Atarot-sofán de Nm 32.35 es la misma.
2. Aldea en el límite este de Efraín (Jos 16.7) que Glueck identifica con Tell el-Mazar.
3. Atarot-adar (Jos 16.2, 6; 18.13). Ciudad situada en el límite entre Efraín y Benjamín. Posiblemente la actual Tell en-Nasbeh, 11 km al norte de Jerusalén.
4. Atrot-bet-joab (1 Cr 2.54). Puede traducirse por «coronas de la casa de Joab» y así referirse a Belén y a los «netofatitas».
ATENAS Ciudad capital de Ática, en Grecia, situada en el golfo Sarónico, a 74 km de Corinto y a unos 8 km de la costa. La unía con su puerto principal, El Pireo, una calle ancha y amurallada. Fue construida en una pequeña llanura alrededor de la Acrópolis, colina de unos 156 m de alto, donde en tiempos antiguos se edificaban los templos a los dioses. Había en la Acrópolis una estatua de bronce de Atenea (Minerva), de 21, 3 m de alto, y allí estaba el Partenón, considerado el más noble triunfo de la arquitectura griega.
Atenas era famosa por su devoción a los dioses (Hch 17.16, 22) y allí había abundancia de templos, estatuas y altares. Todavía no hay confirmación arqueológica de una estatua «al dios no conocido» (Hch 17.23); sin embargo, un devoto no muy seguro de cuál de los muchos dioses le había ayudado, bien pudo haber edificado semejante altar.
El hermoso Partenón en Atenas, dedicado a la diosa griega Atenea.
En tiempos de San Pablo se conocía el deseo que tenían los atenienses de oír novedades (Hch 17.21), pero los pensadores se dividían en dos escuelas de filosofía muy importantes: → Estoicos y → Epicúreos. Epicuro fue materialista y casi ateo. Su dios estaba muy retirado de los asuntos humanos y no era el gobernador moral del universo. Para los epicúreos el placer era el sumo bien de la vida. Zenón, fundador de la filosofía estoica (denominada así por haberse originado en los pórticos [en griego, stoa] de Atenas), enseñaba que la virtud y no el placer debía ser el sumo bien. Por su énfasis en la razón como la ley suprema de la vida y su enseñanza del panteísmo, el estoicismo no tenía mucho en común con la doctrina de Pablo.
Cuando Pablo, entonces, presentó su mensaje en medio del → Areópago, tuvo muy poco éxito (Hch 17.18–34; cf. 1 Ts 3.1), a pesar de haber preparado el camino con polémicas en la sinagoga y en la plaza. Tanto habló de la resurrección que los burladores le acusaron de haberles traído una nueva pareja de dioses: Jesús y Anástasis (resurrección).
Foto de Gustav Jeeninga
El pórtico de las cariátides, relacionado al templo conocido como Erecteón en Atenas.
ATRIO Patio que rodeaba el tabernáculo (Éx 27.9–19) y el templo (1 R 6.36; 7.12), dentro del cual se hallaban el altar del holocausto (Éx 29.42), el lavatorio (Éx 30.18) o «mar» de bronce (1 R 7.23–29; 2 Cr 4.6) y el altar del incienso (Éx 30.1–10). En el templo de Salomón había dos atrios: el interior (1 R 6.36), donde estaba el altar y el «mar», y el gran atrio (1 R 7.12), donde se encontraban el templo y el palacio de Salomón.
En el atrio se hacían los sacrificios cotidianos y allí se daba asilo a los prófugos (1 R 1.50–53; 2.28–30).
El templo de Herodes tenía varios atrios: el de los sacerdotes, el de los hombres israelitas, el de las mujeres israelitas y el de los gentiles.
AUGUSTO (digno de reverencia). Título latino que el Senado Romano otorgó a Gayo Octavio César, el primer emperador romano (27 a.C.—14 d.C.), y que llevaron varios de sus sucesores así como sus esposas, hermanas, madres e hijos (→ César).
Busto de Augusto César, primer emperador del Imperio Romano.
Puesto que algunos emperadores ostentaron el título con la pretensión de merecer honores divinos (Ap 13.1; 17.3) habla del «nombre blasfemo» de la bestia.
En Hch 25.21, 25 «Augusto» se refiere a Nerón.
Octavio (n. 63 a.C.), para quien este título se usa también como sobrenombre, era sobrino y más adelante hijo adoptivo de Julio César. Se destacó como militar, consolidando el imperio, y como administrador, estableciendo el sistema de gobierno que el imperio siguió por 300 años. Era emperador cuando nació Jesús (Lc 2.1).
AUTORIDAD «Toda autoridad viene de Dios» (Ro 13.1) y su ejercicio en la tierra debe someterse a las exigencias de la voluntad divina (Sal 62.11; Jn 19.10s). Tanto la autoridad del hombre sobre la naturaleza (Gn 1.28) como la del marido sobre la mujer (Gn 3.16), o la de los padres sobre los hijos (Lv 19.3), proceden del Juez que demanda → Justicia de todos. Confiere poderes gubernamentales a paganos (1 R 19.15; Jer 27.6) y a su pueblo (→ Moisés; Rey), no sin limitarlos por las obligaciones morales.
En el Nuevo Testamento Jesucristo es depositario de la autoridad (en griego, exusı́a). La manifiesta en su predicación (Mc 1.22; //), su poder para perdonar pecados (Mc 2.10//) y al disponer del sábado (Mc 2.28//). Jesús no responde directamente a la pregunta que le plantean los líderes judíos sobre su autoridad (Mt 21.23//), pero sus hechos son una elocuente respuesta: tiene autoridad sobre la enfermedad (Mt 8.8s//), sobre los elementos naturales (Mc 4.41//) y sobre los demonios (Mt 12.28//). La potestad que rehusó aceptar de Satanás (Lc 4.6) la recibirá de su Padre. Debido a su abnegación en el servicio (Mc 10.42ss), Jesús murió en la cruz y luego, resucitado, se le otorgó «toda potestad [exusı́a] en el cielo y en la tierra» (Mt 28.18). En su → Segunda Venida será evidente la autoridad de Cristo.
Los apóstoles continúan el ejercicio del poder de su Señor (Mc 3.14s; Lc 10.16s; Hch 3.6; 2 Co 10.8), a veces en forma disciplinaria (1 Co 5.4s), pero siempre en aras del servicio a Cristo y a los seres humanos (1 Ts 2.6–10).
En el plural, exusı́ai puede referirse a poderes sobrenaturales (Ef 3.10; Col 1.15s) que a veces se representan como seductores, o como ayudadores, de los seres humanos (→ Rudimentos).
AVARICIA Traducción de un término griego cuya raíz significa «desear más». La malicia de la avaricia radica en el hecho de que el deseo de más bienes conduce a la violación de los derechos ajenos (Jer 22.17; Ez 22.27). El avaro busca ganancias ilícitas y para ello se aprovecha de los otros (Pr 1.19; Jer 6.13; 8.10; Ez 7.11; 22.12).
En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra los pecados de posesión fue importante (cf. Hch 5.1–11). Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano (Ro 1.29; 1 Co 5.10s; Ef 5.3, 5; Col 3.5).
AVE (pájaro). En la Biblia se usa el término ave para designar a las de rapiña en Gn 15.11; Job 28.7; Is 18.6; a las de corral en Neh 5.18; 1 R 4.23; y a los pájaros en general en Gn 1.20; Lc 12.24.
Moisés dividió las aves en limpias e inmundas, usando como criterio el tipo de alimentación de cada una: a las aves rapaces que se alimentan de carroña o de presas vivas las declaró inmundas; no se podían comer ni presentar en los sacrificios. Por eso figuran en la visión de Pedro en Jope (Hch 10.11–14).
Foto de Bernice Jhonson
El dios pagano Horus de los antiguos egipcios lo representaban como un halcón, un pájaro común del Cercano Oriente antiguo.
La lista de aves inmundas se encuentra en Lv 11.13–19 y Dt 14.11-20. Las tórtolas, los palominos y quizás alguna otra especie fueron prescritos en la Ley de Moisés como aptos para el holocausto (Lv 5.7–10; 14.4–7; Lc 2.24), provisión que permitía a los pobres cumplir con el ritual.
Algunas características propias de las aves se mencionan en la Biblia: sus migraciones (Pr 27.8; Jer 8.7); su aguda visión (Job 28.7, 21), su canto (Ec 12.4; Cnt 2.12), etc. La caza de las aves se presta para ilustrar verdades abstractas (Sal 124.7; Pr 6.5; 7.23; Ec 9.12).
Con las costumbres de las aves se ilustran las más variadas circunstancias de la vida humana y de la fe: la felicidad de estar en la casa de Dios, Sal 84.3; la seguridad del creyente, Sal 11.1; la providencia de Dios, Mt 6.26; Lc 12.6, 7; la obra de Satanás, Mt 13.4, 19; //.
AVÉN (vacío, nada).
1. Nombre que Ezequiel dio a la ciudad egipcia de → On (30.17).
2. Nombre con que Oseas se refirió a → Bet-el, para dar a entender que ya no era «casa de Dios», sino casa de idolatría (Os 10.8).
3. Pueblo en un valle entre el Líbano y el Antilíbano en la región de Damasco (Am 1.5).
AVENA → Centeno.
AVENTADOR Especie de bieldo largo y de madera, en forma de pala dentada, que se usaba para arrojar el grano al viento después de trillarlo, para asegurar el tamo (Is 30.24; Jer 15.7).
Al levantarse la brisa en el mes de junio, los campesinos llevaban su grano a la era y lo aventaban. Por extensión el verbo «aventar» adquirió un sentido escatológico y figurado para indicar el juicio de Dios (Ez 5.10–12). Juan el Bautista usó esta figura para ilustrar la obra de Cristo que vendría para separar a los buenos de los malos (Mt 3.12; Lc 3.17). (→ Trillar.)
AVEOS Descendientes de Canaán, en el sudeste de Palestina. Los filisteos los expulsaron (Dt 2.23); pero estaban allí en tiempos de Josué (Jos 13.3).
AVESTRUZ La mayor de las aves corredoras conocidas en la actualidad: llega a 2, 5 m de altura. El plumaje de la hembra es gris; el del macho es negro. Ambos sexos carecen casi por completo de plumas en el cuello y la cabeza. Sus alas no son aptas para el vuelo, pero sí útiles como auxiliares en la veloz carrera típica del animal (Job 39.18).
Las referencias al avestruz en Job 39.14, 15 y Lm 4.3 aluden a la manera en que incuba sus huevos. El avestruz es polígamo. Tres o cuatro hembras ponen sus huevos en un nido común apenas excavado en la arena. Durante el día, el calor del sol incuba estos huevos. Al llegar la noche el avestruz los incuba con su calor. Deja sin incubar algunos huevos al borde del nido, para que sirvan de alimento a los recién nacidos.
Miqueas 1.8 y Job 30.29 se refieren a su grito plañidero. Los árabes tienen una expresión: «Estúpido como un avestruz» con la que concuerda Job 39.17. Para los hebreos era un animal inmundo (Lv 11.16; Dt 14.15).
AVISPA Insecto himenóptero que vive en grandes enjambres. Es peligroso por su aguijón, con el que inyecta una sustancia irritante. Abundaban tanto en Palestina que llegaron a ser una plaga. «Zora» significa lugar de avispas (Jos 15.33). Su miel se usa como la de las abejas. Hay en Palestina cuatro especies: dos que hacen nidos entre las piedras y dos bajo tierra. Atacan al ser humano como al ganado y a los caballos. En Éx 23.28 y Dt 7.20, se ve que Dios las usó para castigar a los pueblos cananeos, a no ser que estas citas se entiendan en sentido metafórico.
En Dt 1.44 la voz hebrea que se traduce por avispas debe traducirse por «abeja», y la que en Jos 24.12 se traduce por «tábano» debe traducirse por avispa.
AY Exclamación muy común que expresa lástima, pena, o conmiseración. A juzgar por Lc 6.20–26, «ay de...» es lo opuesto a una → Bienaventuranza; colocarlos juntos es una aleccionadora paradoja.
Aunque Jesús parece amenazar con sus ayes, no se trata tanto de un juicio final como de una descripción de un infortunio (Mt 11.21). El vidente de Patmos llama ay a las tres últimas de las siete trompetas (Ap 8.13; 9.12; 11.14).
AYO Traducción de la voz griega paidagogós, que significa «el que guía a los niños», pero que no alude a la figura del maestro (didáskalos).
En el mundo grecorromano, los primeros años del niño transcurrían en el «gineceo», bajo la vigilancia de la madre y de la «nutricia». Pero a los 7 años el niño abandonaba el control femenino para pasar a manos del ayo, cuya función era acompañar a su joven amo en las salidas diarias, cuando iba a la escuela, a la palestra o a cualquier ceremonia pública. Le llevaba su equipo escolar y por la calle cuidaba de que el niño observara una conducta decente, caminara con los ojos bajos y cediera el paso a las personas mayores.
En los dos pasajes en que Pablo utiliza esta palabra (1 Co 4.15; Gl 3.24), le da un sentido peyorativo. En el primero, establece un contraste entre su propio papel como padre espiritual y el de los muchos «ayos». En el segundo no quiere decirnos que la Ley educa a las personas para Cristo (esto sería labor del didáskalos), sino que la Ley ocasiona las transgresiones y conduce a las personas a la situación en la que la gracia de Dios quiere salirles al encuentro. Una vez confiados a tal gracia, sería ilógico volver atrás a la etapa inmadura del ayo.
AYUNO, AYUNAR Ejercicio espiritual en el que un individuo o una comunidad se abstienen de comida. Aunque la práctica bíblica era que durara generalmente un día (hasta el anochecer), la Biblia cita ayunos de tres días, siete días, tres semanas y cuarenta días.
Las personas ayunaban por diversas razones. Lo hacían, por ejemplo, para prepararse antes de recibir un mensaje de Dios y antes de ir a cumplir una misión especial de Dios. Pero lo hacían también con motivo de la muerte de un ser querido o para conmemorar catástrofes nacionales; y para implorar la ayuda de Dios, discernimiento o perdón.
El Ayuno En El Antiguo Testamento
La revisión detallada de textos en el Antiguo Testamento nos ofrece el siguiente cuadro:
1. La mayoría de los pasajes del precautiverio presentan el ayuno en un contexto de luto, tristeza y humillación (Jue 20.26; 1 S 31.13; 2 S 1.12; 12.16–23).
2. Hay algunos pasajes que presentan el estado de tristeza y humillación en el contexto de la penitencia por el pecado (1 S 7.6; 1 R 21.9–27).
3. En los textos del cautiverio y especialmente en los del poscautiverio (donde se encuentran la mayoría de textos), el ayuno por lo general se presenta en el contexto de la penitencia y la humillación y como señal de conversión (Jer 14.12; Jon 3.5; Esd 8.23; Neh 9.1; 2 Cr 20.3; Jl 1.14; 2.12; 2.15; Dn 9.3; Sal 35.13; 69.10; 109.24)
4. En Est 4.3 la reina pide a sus paisanos que ayunen como un acto de solidaridad. Así el pueblo haría simbólicamente lo que Ester estaba haciendo literalmente: exponiendo su vida en favor de su pueblo.
5. Llama la atención la reinterpretación profética de Is 58 y Zac 7. En ambos pasajes, lo que Dios quiere es la justicia social. Mientras que el pueblo practica el ayuno como obediencia a una exigencia ritual, el profeta coloca el ayuno en el contexto total de la vida y donde Dios quiere que tenga su contexto más feliz. En el caso de Zac 7 la pregunta que hizo el pueblo está mal hecha; el asunto no es si se celebra o no el ayuno, sino a qué acción o actitud del pueblo responde esa práctica.
Isaías presenta al ayuno como una acción de solidaridad. Con este tipo de ayuno surge la posibilidad de que las personas acomodadas y solventes experimenten lo que día a día viven los pobres y hambrientos.
En el ayuno, sugiere Is 58, el que tiene se hace vulnerable y débil y puede mirar a Dios como fuente de vida y de sustento. En el ayuno, el rico aprende a ser pobre en espíritu; y el pobre imparte al rico la actitud de humilde espera delante de Dios. Podríamos decir que toda acción litúrgica o cultual apunta al bien del ser humano y a la gloria de Dios (véase Mc 12.28–34).
6. Hay dos casos, semejantes al de Jesús, en los que Moisés (Éx 34.28 ) y Elías (1 R 19.8) ayunan durante cuarenta días, en el desierto.
El Ayuno En El Judaísmo
La ley de Moisés específicamente mandó ayunar en el → Día de Expiación. Esto llevó a que el día se conociera también como «día del ayuno» (Jer 36.6) o «el ayuno» Hechos 27.9. Después del cautiverio se establecieron intervalos regulares para la celebración del ayuno. Según Zac 8.19, en el cuarto, en el quinto, en el séptimo y en el décimo mes habría de observarse otros cuatro ayunos que recordaban desastres en la historia de los judíos. Y está también el ayuno antes de la celebración del Purim, que se instituyó en los días de Ester (Est 9.31).
El Ayuno En El Nuevo Testamento
El ayuno se menciona también en el Nuevo Testamento. Los judíos devotos ayunaban (Hch 27.9). Algunos ayunaban los lunes y los jueves (Lc 18.12). Otros, como Ana, que servía a Dios en el templo con «ayunos y oraciones» (Lc 2.37), lo hacían más a menudo. Los discípulos de Juan el Bautista ayunaban (Mc 2.18). Jesucristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches antes de la tentación (Mt 3.2). Asimismo, se menciona el ayuno de Cornelio (Hch 10.30), de los cristianos de Antioquía (Hch 13.2–3), de Pablo y Bernabé (Hch 14.23), y se registra la recomendación de Pablo a los matrimonios (1 Co 7.5).
Algunos opinan que pasajes como Mt 17.21, Mc 9.29, Hch 10.30 y 1 Co 7.5 no deben tomarse en cuenta porque no se encuentran en los manuscritos más antiguos, pero la existencia de estos versículos en muchos manuscritos demuestra por lo menos que la iglesia primitiva creía en el valor del ayuno.
Jesús no canceló la práctica, pero pidió que sus seguidores lo hicieran con la mirada fija en Dios, no en los hombres (Mt 6.16–18).
AZAFRÁN Planta mencionada en Cnt 4.14. Tal vez el crocus sativus, planta pequeña de la familia de las iridáceas. Los estilos y estigmas de sus flores se secan y se usan como condimento y también en medicina y perfumería.
AZARÍAS (el Señor ha ayudado). Nombre de 24 personajes en la Biblia, entre los que se cuentan sacerdotes, capitanes, siervos y un profeta. (Cf. Concordancia.)
Llevaba este nombre el décimo rey de Judá, que también se llamaba Uzías (2 R 15.1–7; 2 Cr 26). Escogido por el pueblo a la edad de 16 años para suceder a su padre asesinado, reinó cincuenta y dos años e hizo lo recto ante Jehová. Durante su reinado hubo un gran terremoto (Am 1.1; Zac 14.5). Dirigió victoriosas campañas militares contra los filisteos, los árabes y los amonitas, y reedificó la ciudad de Jerusalén y edificó torres en los muros. También promovió la agricultura. Durante los días de Zacarías, un profeta piadoso, Azarías persistió en los caminos de Dios.
Sin embargo, «cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina». Entró en el templo para ofrecer incienso en el altar, lo cual era exclusividad sacerdotal. Pero el sumo sacerdote y ochenta sacerdotes se le opusieron.
El rey, pese a la oposición, intentó realizar su propósito, por lo que Dios le hirió con lepra y el rey tuvo que retirarse apresuradamente. Quedó leproso hasta su muerte y su hijo Jotam se encargó del gobierno (2 Cr 26.16–22).
AZAZEL El ritual levítico establecía que el sumo sacerdote debía presentar delante de Jehová, en el Día de Expiación, dos machos cabríos, sobre los cuales echaría suertes: una suerte por Jehová y otra por Azazel. Después que el sacerdote ponía las manos en la cabeza del macho cabrío por Azazel y confesaba sobre este todos los pecados del pueblo, el animal era llevado al desierto. La única mención que la Biblia hace de Azazel está en Lv 16.8, 10, 26. (En la época de Cristo, se dejaba caer a este macho cabrío, desde una roca alta, a un precipicio distante 19 km de Jerusalén.)
No ha sido posible identificar exactamente a Azazel. Según la etimología del nombre, el significado principal es «quitar», «conducir hacia un lugar desierto» o el mismo sitio desierto (Lv 16.21, 22). Hay algunos, sin embargo, para quienes Azazel significa el macho cabrío y otros que lo interpretan como un demonio o Satanás mismo. En todo caso, la enseñanza de purificar el pueblo, alejando simbólicamente sus rebeliones para facilitar de ese modo la reconciliación con Dios (Lv 16.10), se cumple satisfactoriamente en Cristo, de quien Juan el Bautista dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1.29). (→ Día de Expiación.)
AZECA Ciudad cananea de la Sefela, a 24 km al noroeste de Hebrón, hasta donde Josué persiguió a los cananeos (Jos 10.10, 11). En la partición correspondió a Judá (Jos 15.35). Como fortificación se menciona en relación con Saúl (1 S 17.1) y Roboam (2 Cr 11.9). Nabucodonosor la asedió y destruyó (Jer 34.7). Nehemías la rehabilitó (11.30).
AZOTE Pena prevista en Dt 25.1–3, pero limitada «a cuarenta azotes, no más» para que «tu hermano no quede envilecido delante de tus ojos».
Este castigo no parecía muy deshonroso en sí mismo, pero llegaba a serlo cuando ponía al castigado en estado lamentable. La legislación posterior, para estar segura de no sobrepasar el número de cuarenta, más bien que por sentimientos de piedad, ordenó que se dieran treinta y nueve azotes. Se administraba esta pena con un flagelo de tres correas. Y, así, cada golpe equivalía a tres. Se daba, por tanto, trece golpes (3 x 13 = 39). La ley asiria administraba este castigo con mayor prodigalidad.
Por el Talmud y por el Nuevo Testamento se sabe que este castigo se ejecutaba a menudo en la sinagoga (Mt 10.17; 23.34; Mc 13.9; Hch 5.40; 22.19). La flagelación judía debió de irse sustituyendo poco a poco por la flagelación romana. Así se deduce probablemente de 2 Co 11.24, 25, donde Pablo distingue entre los treinta y nueve golpes recibidos cinco veces de los judíos y las tres veces que lo azotaron.
La Lex Porcia prohibía azotar a un ciudadano romano (Hch 16.37). Sin duda, a Jesús se le aplicó la flagelación romana, mucho más cruel que la judía y quizás dentro del pretorio (Mc 15.15 y //).
AZOTO → Asdod.
AZUFRE Metaloide amarillo, inflamable. Se encuentra puro y en combinación con otros metales con los que forma sulfuros. Como al inflamarse se derrite, los antiguos se aterrorizaban ante estos ríos de fuego. Abunda en la región del mar Muerto, y la destrucción de Sodoma y Gomorra se atribuye a una lluvia de azufre (Gn 19.24, 25). Por las características del azufre, se usa en sentido metafórico para referirse a los juicios de Dios sobre los rebeldes. A menudo se relata la desolación resultante (Dt 29.23; Sal 11.6; Ez 38.22; Ap 9.17).
ARFAD Ciudad de Siria que por lo general se menciona junto con Hamat y Damasco (2 R 18.34; 19.13; Is 36.19; Jer 49.23). Debido a su importancia, los asirios la atacaron varias veces y la tomó Tiglat-pileser (742–740 a.C.). Su caída fue indicio de lo poderosa que había llegado a ser Asiria (Is 10.9). Se hallaba a unos 30 km al noroeste de Alepo; hoy Tell Rifa’ad.
ARFAXAD Descendiente de Noé y antecesor directo de los hebreos (Gn 10.22–24; 11.10–13; cf. 1 Cr 1.17, 24). Aparece también en la genealogía de Cristo en Lc 3.36. Aquí Lucas interpone el nombre de Cainán entre Arfaxad y Sala, siguiendo en esto a algunos manuscritos de la LXX.
ARGOB (argob, probablemente de regeb, que significa terrón).
1. Región al este del Jordán que formaba parte del reino de Og, rey de Basán. Incluía 60 ciudades amuralladas y bien fortificadas (Dt 3.4–14; 1 R 4.13). Actualmente es incierta la ubicación precisa de esta región.
2. Cómplice de Peka en el asesinato de Pekaía, rey de Israel. Algunos opinan que Argob y Arie, juntamente con Pekaía, fueron víctimas de Peka más bien que cómplices suyos (2 R 15.25). El texto hebreo es dudoso: cf. Biblia de Jerusalén.
ARIEL (león de Dios, altar de Dios u hogar de Dios).
1. Palabra hebrea usada simbólicamente para referirse a la «ciudad donde habitó David» (Is 29.1, 2, 7); es decir, Jerusalén.
2. Nombre de uno de los enviados por Esdras en busca de sacerdotes para la restauración del culto después del cautiverio (Esd 8.16–18).
Hay diferentes traducciones sugeridas para esta palabra (véase arriba). A veces es difícil saber si se debe traducir o dejarla como nombre propio (p. ej., las traducciones de 2 S 23.20 y Ez 43.15, 16 en las diferentes versiones).
ARIETE Máquina de guerra usada al sitiar una ciudad para abrir una brecha en sus muros (2 S 20.15; Ez 4.2; 21.22; 26.9). La parte principal de la máquina era una viga larga, grande y fuerte con cabeza de metal (a veces en forma de cabeza de carnero), con que se arremetía contra el muro.
ARIMATEA «Ciudad de Judea» o, más exactamente, «ciudad de los judíos» (Lc 23.50). Aparte de su asociación con José, el noble consejero, discípulo secreto de Jesús, quien pidió el cuerpo del Señor a Pilato para darle honrosa sepultura en su propia tumba (Mt 27.57; Mc 15.43; Lc 23.50; Jn 19.38), la Biblia no menciona a Arimatea y su identificación es difícil. Su mención por todos los evangelistas puede indicar que José era ciudadano destacado del lugar.
ARISTARCO (gobernante destacado). Macedonio de Tesalónica y fiel compañero de Pablo. Recibió maltratos en el alboroto de Éfeso (Hch 19.29). Regresó a Jerusalén con Pablo (Hch 20.4) y más tarde embarcó con él en Cesarea para viajar a Roma (Hch 27.2). Allí le sirvió de «colaborador» (Flm 24) y «compañero de prisiones» (Col 4.10).
ARISTÓBULO (destacado en el consejo). Nombre de varios descendientes de los macabeos durante el siglo I a.C. (Josefo, Antigüedades XIII, XIV, XVI; → Herodes, el Grande.)
Nombre de un personaje mencionado en Ro 16.10. Pablo envía saludos a los de la «casa» de este, quienes probablemente eran sus esclavos convertidos al cristianismo.
ARMADURA Traducción de la palabra griega panoplia (Ef 6.11, 13), que significa todo el equipo de guerra que usaba el soldado común de la infantería en los tiempos bíblicos.
Las armas defensivas eran: el → Escudo (1 Cr 12.24; Ef 6.16), el → Yelmo o casco (1 S 17.5, 38; Ef 6.17), la → Coraza o cota de malla (1 S 17.5, 38; Ef 6.14; Ap 9.9), grebas y calzado (1 S 17.6), y → Cinturón o faja (Ef 6.14).
Foto de Howard Vos
Un soldado romano armado, demostrando algunas de las piezas de la «armadura espiritual» que el apóstol Pablo menciona (Ef 6.10–18).
Las armas ofensivas eran: → Espada (Neh 4.17; Ef 7.17; Heb 4.12), → Arco y flecha (1 Cr 12.2), → Honda (1 S 17.40; 1 Cr 12.2); → Lanza (1 S 17.7; 26.7; Hch 23.23).
Pablo compara al cristiano con un soldado y le insta a estar completamente armado para la lucha, que tiene carácter tanto ofensivo como defensivo (Ef 6.10–17; 1 Ts 5.8; cf. Is 59.17). Pero aclara que nuestra lucha no es «contra sangre y carne» sino de carácter espiritual (Ef 6.12). El reino por el que luchamos «no es según este mundo» (Jn 18.36). Por lo tanto, «las armas de nuestra milicia no son carnales» (2 Co 10.4). Están compuestas por la experiencia de la gracia de Dios y su misericordia. Este es el espíritu que impulsa al creyente a vivir según Dios, con amor y solidaridad. En este sentido, no se indica en el texto que el creyente deba desentenderse de sus responsabilidades históricas y civiles, pensando que está rodeado de poderes malignos invisibles que lo atormentan. Al contrario, la armadura del creyente está compuesta por la nueva forma de vida que se deriva de la experiencia de la gracia y que lo hace sentirse responsable de la vida de los demás y de la creación misma. (→ Principados.)
ARMAGEDÓN (Harmagedón en NC y BC; Harmaguedón en BJ). Lugar donde Dios reunirá a los reyes de todo el mundo «a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Ap 16.1, 14). (→ Meguido.)
En la Biblia no hay más referencia al lugar, pero la batalla se describe en Ap 19.11–21. Para los intérpretes que dan un valor simplemente simbólico a esta batalla no hay necesidad de ubicarla; para quienes creen que la batalla es literal y futura, es de interés saber que Armagedón puede señalar «la montaña de Meguido», o sea, la región montañosa que separa la llanura de Jezreel de la costa de Palestina, no lejos del Carmelo. Esta llanura es de gran importancia estratégica, y fue escenario de muchas batallas (Jue 4.2–16; 1 R 14.25; 22.29; y otras antes y después de los tiempos bíblicos).
Otros comentaristas conjeturan que Armagedón representa a Har-mo’ed (monte de la asamblea), donde según Is 14.13 los dioses se congregan y el blasfemo rey de Babilonia intenta escalar. Sería Armagedón, pues, la contraparte demoníaca de tal monte (cf. Ap 16.13, 14, donde espíritus malignos convidan a los reyes).
ARNÓN Río de aguas perennes, claras y turbulentas que desciende de los montes del este del mar Muerto, hacia el cual corre por una profunda hondonada. Durante el verano se le encuentra casi seco, pero en tiempo de lluvias se vuelve impetuoso (Nm 21.13). Era frontera entre Moab al sur y la tribu de Rubén al norte (Dt 3.8, 12, 16). En los tiempos de la peregrinación israelita ambas riberas del Arnón estaban fuertemente fortificadas.
AROER (enebro o desnudo).
1. Pueblo fronterizo situado sobre la margen norte del Arnón, a 23 km al este del mar Muerto. Moisés se lo quitó a los amorreos (Jos 12.2) y se lo entregó a Rubén (Jos 13.16). Más tarde, Gad lo reedificó (Nm 32.34). Fue el punto de partida del censo que ordenó David (2 S 24.5). Luego, bajo el reinado de Acab, Moab se rebeló y lo conquistó por un tiempo (según la piedra moabita). Durante el reinado de Jehú, Hazael de Siria conquistó Israel hasta Aroer (2 R 10.33).
2. Pueblo «enfrente de Rabá» (Jos 13.25; cf. Jue 11.33), sitio que aún no se ha localizado. Algunos creen que se hallaba al sur de Rabá, pero posiblemente sea el mismo Aroer del No 1.
3. Lugar en el Neguev adonde David envió el botín en vísperas de tomar posesión en Hebrón (1 S 30.28).
AROMAS Traducción de nekhoth, que se identifica posiblemente con el tragacanto, la goma extraída del astragalus tragacantha. Esta goma era muy estimada como incienso, así como por sus propiedades medicinales. Los mercaderes ismaelitas que llevaron a José a Egipto traficaban con ella (Gn 37.25). Jacob la consideró como «de lo mejor de la tierra» y la envió a José (Gn 43.11).
En dos ocasiones RV traduce también así bosem (Cnt 4.16; 8.14). (→ Especias.)
ARPA Primer instrumento musical mencionado en la Biblia (Gn 4.21) y el único de cuerdas nombrado en el Pentateuco. Fue uno de los instrumentos con que Labán hubiera deseado despedir a Jacob (Gn 31.27). A pesar de la referencia en 1 S 16.23, no es claro si se ejecutaba con un plectro o pequeña varilla de hierro, o se pulsaba directamente con los dedos.
Según el historiador Josefo, el arpa era de madera y tenía diez cuerdas. Tal vez la de David era de madera de haya (2 S 6.5) y de madera de → Sándalo las que Salomón hizo para el templo (1 R 10.12). Las arpas eran de variadas formas y tamaños, algunas lo bastante pequeñas como para poder tocarse mientras se caminaba (1 S 10.5).
Foto de Howard Vos
Lira reconstruida de Mesopotamia. Este era un instrumento musical popular de más o menos 2500 a.C., varios siglos antes del tiempo de Abraham.
De timbre dulce y melodioso, el arpa era símbolo de felicidad, muy popular en las demostraciones de júbilo. Los cautivos en Babilonia, sin ánimo para cantar, colgaron sus arpas sobre los sauces (Sal 137.1–4).
ARQUELAO → Herodes III.
ARQUEOLOGÍA Ciencia que estudia los restos del pasado humano, aunque limitada en cuanto a que los «restos» solo ofrecen una vista parcial de la antigüedad. Descubre evidencias materiales que han sobrevivido al paso del tiempo, pero no así las ideas, la organización social y la vida de los antiguos. Estas las infiere, sin ofrecer seguridad absoluta. No obstante, la arqueología ha brindado un valioso aporte al estudio de las Escrituras.
El Método Arqueológico
La arqueología científica data de la excavación de Tell-el-Hesi por Sir Flinders Petrie en 1890. Los años transcurridos han servido para perfeccionar el método arqueológico.
Anteriormente se excavaba en busca de piezas para museo y hallazgos espectaculares. Petrie por primera vez prestó atención al método, al detalle y a la conservación de la evidencia obtenida. Hoy se excava con precisión y meticuloso cuidado porque el hallazgo arqueológico solo tiene valor si se estudia en su contexto. Como la excavación destruye ese contexto, es imprescindible mantener registros exactos, junto con planos y fotografías que permitan reconstruir la situación original de cada hallazgo.
Las condiciones naturales hacen que ciertos lugares sean más apropiados para la ocupación humana. En estos sitios la ocupación repetida ha formado a lo largo de los siglos una colina en forma de cono truncado, que en ocasiones alcanza 25 e incluso más metros de altura sobre el nivel original del terreno. Al excavar esta colina o → Tell se presta especial atención a cada estrato o nivel de ocupación. La identificación del estrato a que corresponde cada piso, cada objeto, cada muro o pared es de vital importancia. Solo así se puede determinar la relación que existe entre los distintos hallazgos de un tell.
A cada estrato corresponden ciertos tipos de cerámica. La evolución en el estilo, decorado y método de fabricación permite distinguir distintos tipos. Debido a la fragilidad, ubicuidad y durabilidad de la cerámica, el estudio de sus tipos constituye hoy uno de los aspectos más importantes en la arqueología. Aunque son importantes la evolución tipológica del arte, la arquitectura, etc., nada es tan valioso como los cascos de cerámica que se encuentran por todas partes. Para los períodos precerámicos de la Edad de Piedra se estudia la industria pedernal. Las hachas, cuchillos y otros implementos de piedra presentan características de forma y estilo que permiten estudiar su evolución y la identificación de sus tipos.
Más que afortunado es el arqueólogo que encuentra alguna inscripción. Ya sea un ostracon (así se llama el casco de alfarería en que se ha escrito algo), una inscripción monumental, algunos trazos labrados en piedra, o un pedazo de papiro o pergamino tal como los rollos del mar Muerto. Epigrafía es la ciencia que descifra la inscripción y estudia la evolución de la escritura.
Foto de Gustav Jeeninga
Un arqueólogo saca cuidadosamente un esqueleto en una excavación cerca de la Cesarea marítima.
Resultados de La Arqueología
Cronología.
La primera edición del Diccionario de la Santa Biblia (1890) decía: «En esta obra se ha adoptado la cronología de Ussher, generalmente aceptada. Si bien es cierto que hay incertidumbre no pequeña en cuanto a algunas épocas antiguas, también lo es que las especulaciones científicas que pretenden aumentar en muchos miles de años las edades primitivas de la humanidad sobre la tierra no han sido de ningún modo confirmadas por las investigaciones ulteriores». La situación ha cambiado radicalmente desde entonces.
El análisis tipológico de los hallazgos arqueológicos, especialmente de la alfarería y de la industria pedernal, ha permitido la elaboración de una «cronología secuencial». Es decir, se ha podido establecer la posición relativa que corresponde a cada tipo. Esta → Cronología secuencial se convierte en «cronología absoluta» cuando, gracias a un descubrimiento epigráfico, por ejemplo, se logran identificar los tipos con períodos determinados.
Para la cronología absoluta de la Palestina en tiempos históricos se depende de los sincronismos entre Palestina, Egipto y Mesopotamia, ya que las cronologías de estos lugares se han fijado con bastante exactitud sobre las bases de cálculos astronómicos. Para los tiempos prehistóricos se depende de otros métodos, por ejemplo, el análisis del contenido de carbono 14 en la materia orgánica.
Como resultado de estas investigaciones, hoy sabemos de la presencia humana en la Tierra Santa desde fines del período Paleolítico. El Homo galilaeensis de Capernaum y Nazaret vivió durante la tercera época interglacial (Riss-Würm), ca. 180.000–120.000 a.C. Desde entonces la Palestina ha sido escenario de la actividad humana.
Trasfondo cultural de la Biblia.
Hubo tiempo en que la Biblia era nuestra principal fuente de conocimiento sobre la historia antigua, y por tanto no se relacionaba con su marco histórico. Ha sido en este campo donde la arqueología ha hecho su mayor contribución, iluminando los antecedentes históricos y culturales de la Biblia. Basten algunos ejemplos. Las tabletas de → Ras Sarma, halladas en el sitio de la antigua ciudad de Ugarit, al norte de Canaán, dan a conocer de primera mano la religión y cultura de los cananeos de la época preisraelita. Las tablas de → Nuzi, al norte de Mesopotamia, nos ayudan a entender las costumbres características del período de Bronce Medio, la era de los patriarcas, tales como el interés de → Raquel en los ídolos de Labán (estos transmitían el derecho de heredad) y la preocupación de Abram por el esclavo → Eliezer: Lo había adoptado para que le cuidase en el ocaso de su vida.
Las cartas de → Tell el Amarna reflejan las condiciones políticas de Palestina, con las rivalidades entre los monarcas vasallos del faraón que derrumbaron el Imperio Egipcio y permitieron la conquista de Canaán por los israelitas.
Foto de Gustav Jeeninga
La libreta de un arqueólogo con anotaciones detalladas de todo lo descubierto en una excavación.
La verdad de la Biblia y la arqueología.
A pesar de que la arqueología ilumina el marco bíblico de manera maravillosa, no puede decirse, como con frecuencia se hace, que «la arqueología prueba la verdad de la Biblia». Tal afirmación pasa por alto no solo la naturaleza de la arqueología, sino el carácter de la Biblia misma.
Usar la arqueología para «probar» la verdad de la Biblia es negarle a la arqueología su valor de ciencia independiente. La investigación arqueológica no puede hacerse con ideas preconcebidas, sino objetivamente, de modo que su contribución al estudio de las Escrituras sea válida. Por otra parte, si fuese posible, por ejemplo, probar arqueológicamente la migración de Abraham desde Ur hasta Canaán, todavía no se habría probado que «la Biblia tenía razón». La Biblia no se interesa por explicar la migración de Abraham como parte de los movimientos de pueblos ocurridos durante el Bronce Medio, sino que nos dice que Abraham dejó Mesopotamia y se fue a Canaán porque Dios lo había llamado. Tal afirmación no se puede probar ni refutar sobre bases arqueológicas; pero es precisamente esta declaración de fe, y no el simple hecho de que Abraham cambió su domicilio, lo que constituye la verdad bíblica.
Dicho todo lo anterior, hay que añadir que en multitud de casos las investigaciones arqueológicas, precisamente porque son hechas de manera objetiva, han comprobado la exactitud de muchas referencias geográficas, históricas y de otro tipo que los detractores de la Biblia habían tildado de erróneas.
La arqueología y las lenguas bíblicas.
La arqueología ha hecho accesible un número extraordinario de documentos e inscripciones en las lenguas del Oriente antiguo. Aparte del valor de estos escritos para esclarecer el marco histórico y cultural de la Biblia, el estudio de estas lenguas nos ha permitido comprender los idiomas bíblicos mucho mejor. Palabras y hasta frases cuyo significado había que adivinar más bien que traducir, hoy son inteligibles gracias al estudio comparativo de estas lenguas. De ahí que las nuevas versiones bíblicas se aproximen más al sentido real de los originales hebreo y griego.
Foto de Gustav Jeeninga
Un especialista en monedas limpia y clasifica antiguos artefactos de una excavación arqueológica.
La Arqueología Y La Biblia
Período preisraelita.
Hacia fines del período Paleolítico apareció en la zona del Carmelo el Homo carmelitanus, identificado como tipo intermedio entre el hombre de Neanderthal y el Homo sapiens. Desde entonces, debido a su situación geográfica, la Palestina se hizo puente de transición. El hombre natufiano del Mesolítico (8000–6000 a.C.), tipo fundamental de la raza semítica, manifestó los comienzos de la agricultura y de la cultura sedentaria. En el Neolítico (6000–4000 a.C.) apareció la primera ciudad, Jericó, y se introdujo la alfarería (ca. 5000 a.C.). El Calcolítico (4000–3000 a.C.) se caracterizó por el uso corriente del cobre. De este período viene la Estrella de Gassul, figura geométrica de fino gusto artístico y expresión de una cultura avanzada.
La Edad de Bronce se divide en Bronce Antiguo (3000–2100 a.C.), Bronce Medio (2100–1550 a.C.) y Bronce Reciente (1550–1200 a.C.). Durante el Bronce Antiguo la población de la Palestina aumentó considerablemente. Se establecieron numerosas ciudades amuralladas con calles bien trazadas y alcantarilladas. Se inventó el torno y el horno cerámico que mejoraron muchísimo la alfarería. En el Bronce Medio, la época de los patriarcas, la invasión de los amorreos destruyó la civilización del Bronce Antiguo. Los estratos dan muestra de repetidas destrucciones, evidencia de la inseguridad reinante. Egipto ejerció cierta influencia cultural y política de manera esporádica, hasta que con el advenimiento de las dinastías XVIII y XIX, durante el Bronce Reciente, estableció una vez más su autoridad en el área.
Foto de Gustav Jeeninga
Aun las partículas diminutas, como estos huesos y micropedernales, deben ser cuidadosamente clasificadas y analizadas después que los arqueólogos las descubren.
Período israelita
Una nueva destrucción marca el comienzo de la Edad de Hierro. Los invasores llegaron en dos grupos. Desde el desierto los israelitas se apoderaron de la región montañosa y dejaron huellas de su destrucción en Bet-el, Laquis, Debir, Hazor y otras plazas fuertes. Desde el Mediterráneo los «Pueblos del Mar», entre ellos los filisteos, traían consigo el secreto de la siderurgia, aprendido de los heteos de la Anatolia.
Los períodos Hierro I (1200–900 a.C.) y Hierro II (900–600 a.C.) abarcan la conquista, la época de los jueces y la monarquía. Al principio los filisteos retuvieron el monopolio del hierro, obstaculizando así el desarrollo de Israel, pero en tiempos de David los israelitas aprendieron a trabajar ese metal.
De la época monárquica tenemos relativamente poca evidencia. Las excavaciones en Meguido y Samaria nos suministraron muestras del arte arquitectónico fenicio. La reciente expedición a Arad descubrió un templo israelita. Materiales de este tipo nos permiten inferir cómo debe haber sido la Jerusalén de Salomón.
El Hierro III (600–300 a.C.) se conoce también como Período Persa. De ahí en adelante los períodos reciben designación histórica: Helenista (300–63 a.C.), Romano (63 a.C.—323 d.C.), Bizantino (323–636 d.C.) e Islámico (636 d.C. hasta hoy).
Cada nueva excavación y cada nuevo descubrimiento arroja valiosísima luz sobre la Tierra Santa y las naciones vecinas, y nos permite así una mejor comprensión del mensaje eterno de Dios en el contexto histórico.
Bibliografía:
«Arqueología», «Excavaciones en Palestina», EBDM. W.F. Albright, Arqueología de la Palestina, Barcelona, 1962. W.F. Albright, De la edad de piedra al cristianismo, Santander, 1959. K.M. Kenyon, Arqueología en Tierra Santa, Barcelona, 1963.
ARQUIPO Cristiano de Colosas, que en ausencia de Epafras pastoreaba las iglesias en Colosas y Laodicea (Col 4.16s). Es uno de los tres destinatarios de la carta a Filemón (v. 2), tal vez hijo de Filemón y Apia. Es un joven como Timoteo, misionero activo, «compañero de milicia» y a veces poco cumplidor.
ARRAS Lo que se daba como prenda o en señal de algún contrato, o el primer abono dado como seguridad del pago de toda la deuda. Difería de una «prenda», propiamente dicha, en que era de la misma especie que la cosa prometida, mientras que la prenda podía ser algo de distinta naturaleza. Aparece tres veces en el Nuevo Testamento (2 Co 1.22; 5.5; Ef 1.14), siempre refiriéndose al Espíritu Santo dado por Dios al creyente como una garantía y anticipación de las bendiciones superiores del futuro.
ARRAYÁN Traducción del hebreo hadas (Neh 8.15; Is 41.19; 55.13). Pero en Zac 1.8, 10, 11 se traduce por «mirto». Son dos nombres para una misma planta. El arrayán es el myrtus communis, un arbusto de un metro de alto, de hojas perennes y de muchas ramas. Las hojas son de un verde lustroso, las flores blancas y el fruto una baya de color negro azulado. Para los hebreos, el arrayán era símbolo de paz y acción de gracias, y como tal es parte del simbolismo escatológico de Is 41.19; 55.13. El arrayán era una de las cuatro plantas con cuyas ramas se preparaban las enramadas de la Fiesta de los Tabernáculos (Neh 8.15).
ARREBATAMIENTO → Segunda Venida.
ARREPENTIMIENTO Traducción de una familia de palabras que indican un regreso, un cambio de parecer, o un repudio del pecado para volver a Dios.
En El Antiguo Testamento
Puesto que Israel debe a Dios obediencia absoluta y cae bajo juicio cuando se desvía, solo por el arrepentimiento puede restablecer su relación favorable con Él. La nación puede apartar para este reconocimiento un día entero (Neh 9; cf. las liturgias del arrepentimiento conservadas en Is 63.7–64.12; Dn 9.4–19; Os 9 y 14). Como símbolo de su renuncia al pecado, el arrepentido rasga sus vestidos, ayuna, se viste de cilicio, o se sienta en cenizas. Los profetas recalcan el aspecto personal del arrepentimiento (p. ej., Acab, 1 R 21), al exigir una reorientación de todo el individuo que conduzca a la obediencia, confianza en Dios y rechazo total a ídolo y dependencia de lo humano. El arrepentimiento demanda una renovación del espíritu y del corazón (Ez 18.31); esto es posible solo como consecuencia de la redención divina (Is 44.22; Jer 31.33; Ez 11.19; 36.26).
En lenguaje antropomórfico, se afirma que Dios también se arrepiente, con lo cual se señala simplemente un cambio en su relación con el ser humano (p. ej., Gn 6.6s).
En El Nuevo Testamento
Juan el Bautista continúa la demanda de arrepentimiento (Mt 3.8, 10) y asimismo Jesús (Mc 1.15; Lc 13.1ss), pero con mayor énfasis en la limpieza interior y la totalidad de la demanda divina (Lc 14.33; Mt 18.3; Lc 5.32). En un sentido nuevo Jesús hace posible el arrepentimiento, porque este se completa con la fe, con el discipulado cristiano.
En la predicación de la iglesia apostólica el arrepentimiento es básico (Hch 3.19; 2 Co 7.9; Heb 6.1; Ap 2.21; etc.; cf. Concordancia); se relaciona con el bautismo (Hch 2.38), la fe (Hch 20.21) y el perdón (Lc 24.47). Este regreso a Dios (1 P 2.25) se basa en la obra de Cristo (Hch 17.30); es a la vez una responsabilidad humana (Hch 8.22) y un don de Dios (Ro 2.4; 2 Ti 2.25) mediante el Espíritu (Hch 10.45).
En el Nuevo Testamento arrepentimiento, por lo general, es traducción de la voz griega metánoia, que significa «cambio de actitud o de propósito en la vida» y no solo «penitencia» como solía traducirse en las versiones catolicorromanas antiguas (TA, Sc.).
ARROYO Pequeña corriente de agua y su cauce. Este cauce se llama en árabe un → WADI. El arroyo es permanente cuando se alimenta de una fuente viva. Se seca al faltar las lluvias, pero cuando estas son abundantes suele convertirse en furioso torrente. La palabra hebrea najal puede traducirse por «arroyo», «río», «torrente» o simplemente «valle», según el agua que lleve: Dt 8.7; Lv 11.9, 10; Jer 47.2; Dt 21.4.
Foto de Willem A. VanGemeren
Un rebaño de cabras bebiendo del arroyo de Cedrón, que comienza al nordeste de Jerusalén y desemboca en el mar Muerto.
ARTAJERJES Nombre de varios reyes → Persas, entre los cuales se destaca Artajerjes I (Longimano), hijo de → Jerjes. Reinó durante 464–424 a.C. Tal vez sea este el rey persa que gobernaba cuando → ESDRAS (4.7ss; 6.14; 7.1ss; 8.1) y → Nehemías (2.1; 5.14; 13.6) llegaron a Jerusalén.
En la historia general, Artajerjes se conoce sobre todo por su carácter magnánimo pero débil. Sometido a la influencia perjudicial de su madre (Amestris) y de su esposa (Amistis) dejó en manos de sus generales las campañas principales contra Egipto y Grecia. La LXX pone a Artajerjes en lugar de Asuero en el libro de → Ester, lo cual ha hecho pensar a algunos que se trata del rey Artajerjes II (Mnemón, 404–358; → Persia).
Foto de Howard Vos
La tumba de Artajerjes, cavada en los desfiladeros sobre las ruinas de Persépolis, la antigua capital persa.
ARVAD Ciudad fenicia construida sobre una pequeña isla rocallosa, a 200 km al norte de Tiro y fundada en 761 a.C. por personas procedentes de Sidón. Como toda ciudad fenicia, Arvad se distinguió por sus marinos, que a menudo sirvieron en las fuerzas de otras ciudades (Ez 27.8, 11). Se menciona a los arvadeos en la genealogía de Gn 10.18 y 1 Cr 1.16.
ASA Tercer rey de Judá e hijo de Abiam. Reinó 41 años (1 R 15.9–24; 2 Cr 14–16). Los primeros diez años fueron de paz y prosperidad. Quitó a los sodomitas y también a los ídolos que habían puesto sus padres. Privó a Maaca de ser reina madre por haber erigido un ídolo a → Asera. Zera el etíope salió contra él con un gran ejército, pero Dios lo deshizo.
En el año 36 del reinado de Asa, subió Baasa, rey de Israel, y fortificó Ramá. Asa solicitó la ayuda de Ben-adad, rey de Siria, el cual atacó a Baasa y lo obligó a retirarse. El profeta Hanani reprochó a Asa el no haber confiado en Jehová, por lo cual Asa lo encarceló. Después Asa enfermó gravemente de los pies, pero no buscó a Jehová, sino a los médicos. Esta enfermedad causó su muerte.
ASAEL Hijo de Sarvia (hermana de David) y hermano de Joab y Abisai (1 Cr 2.16). Fue soldado valiente en el ejército de David y tenía fama de corredor velocísimo (1 Cr 27.7; 2 S 2.18; 23.24). Abner lo mató porque Asael no quería dejar de perseguirlo, por lo cual se produjo una contienda entre Abner y los hermanos de Asael (2 S 2.23).
Otras tres personas en el Antiguo Testamento llevan este nombre (2 Cr 17.8; 31.13; Esd 10.15).
ASAF Nombre de varias personas del Antiguo Testamento.
1. Descendiente de Gersón, hijo de Leví (1 Cr 6.39, 43). Padre de una familia escogida para el ministerio de la música y uno de los directores durante el reinado de David. Los levitas le designaron cantante y ejecutante de címbalos cuando se llevó el arca a Jerusalén (1 Cr 15.16–19). El mismo rey lo confirmó poniéndolo al frente de la alabanza coral e instrumental (1 Cr 16.5–7). No es seguro que estuviera presente en la consagración del templo de Salomón, pues 2 Cr 5.12 podría referirse a sus familiares. Sus descendientes pertenecieron al grupo que regresó del destierro con Zorobabel (Esd 2.41). Fue reconocido como vidente y autor de los salmos cantados cuando Ezequías restauró el culto del templo (2 Cr 29.30). Su nombre aparece en los títulos añadidos posteriormente a los Sal 50; 73–83.
2. Padre del canciller del rey Ezequías (2 R 18.18, 37; Is 36.3, 22).
3. Guardabosques del rey Artajerjes (Neh 2.8).
ASALARIADO → Jornalero.
ASCALÓN Una de las principales ciudades filisteas, situada a unos 20 km al nordeste de Gaza, en la costa mediterránea. En un principio estaba bajo el poder de Egipto, pero hacia 1200 a.C. la ocuparon los → Filisteos. Fue un centro de los más diversos cultos paganos, sobre todo egipcios y babilónicos.
Durante la época de la conquista israelita se vio de lleno en una serie de batallas fronterizas y, según Jue 1.18, Judá la tomó (aunque el texto de la LXX dice que no la tomaron). Durante el tiempo de los jueces, de Saúl y de David, Ascalón era una ciudad totalmente filistea (Jue 14.19; 1 S 6.17; 2 S 1.20). Después de la época persa, el helenismo la conquistó culturalmente. Jeremías (47.5–7), Amós (1.8) y Sofonías (2.4) profetizaron su ruina.
ASCENSIÓN El ascenso visible de Cristo al cielo, que puso fin a su ministerio terrenal. Varias frases en el Nuevo Testamento se refieren a este suceso: «fue alzado» (Hch 1.9), «ha sido tomado» (1.11), «subió a los cielos» (2.34). El relato más detallado de la ascensión se encuentra en Hch 1.9–11. Jesús guió a sus discípulos al monte de los Olivos y los bendijo, y luego subió en una nube que lo ocultó de la vista. Desde los cielos comenzó a reinar, sentado a la diestra del Padre (Ef 1.20; Heb 1.3). El significado teológico de esto es que el cuerpo de Cristo había sido resucitado y glorificado para pasar a una existencia espiritual como la que describe Pablo en 1 Co 15.44. La ascensión y exaltación son el fin natural de la presencia de Jesús en la tierra como el Mesías, que sufrió, murió y resucitó. La ascensión visible es, además, la primicia de la Segunda Venida (Hch 1.11).
La importancia de la ascensión se manifiesta en Jn 14–16; Ef y Heb. Llevó a su fin la presencia visible de Cristo entre los discípulos, lo cual fue el preludio de una relación nueva con ellos y de una actividad diferente en cuanto a todo el mundo. Así también se inicia un nuevo aspecto del ministerio del Espíritu Santo (Jn 16.7). El Cristo ascendido es Rey: todas las cosas están bajo su autoridad (Ef 1.20, 21; Flp 2.9–11). Es también Sumo Sacerdote: intercede por todos nosotros como uno que entiende, por experiencia propia, lo que es la tentación, el sufrimiento y la muerte (Heb 4.14–16; 7.23–25).
ASDOD Ciudad filistea, situada a unos 32 km al noroeste de Gaza y a unos 5 de la costa mediterránea. Los → Anaceos (Jos 11.22) la habitaron antes de que la ocuparan tribus filisteas en el siglo XII a.C. Los filisteos la consagraron al dios → Dagón, a cuyo templo condujeron el arca del pacto (1 S 5.1–8; 6.17).
Durante la conquista de Palestina, se le adjudicó a la tribu de Judá (Jos 15.46, 47), pero continuó siempre en manos de los filisteos (Jos 13.3). Los judíos la conquistaron (2 Cr 26.6) en tiempos del rey Uzías (ca. 783–742 a.C.). Logró independizarse al producirse una rebelión contra Sargón II en 711 a.C. (Is 20.1), pero poco después el faraón Semético I la destruyó casi por completo.
Durante el cautiverio de los judíos en Babilonia, la habitaron los amonitas y moabitas (Neh 13.24). Quedó parcialmente destruida (1 Mac 4.15; 5.68; 10.77–85; 11.4; 16.10) como consecuencia de la revolución de los macabeos (167–37 a.C.).
Los romanos la reconstruyeron ca. 55 a.C., después de lo cual se llamó «Azoto». Durante la predicación de Felipe, el diácono (Hch 8.40), Asdod recibió el evangelio y se convirtió poco a poco en un centro cristiano hasta el siglo V d.C. Hoy es puerto marítimo de la república de Israel.
ASENAT Voz egipcia que significa «perteneciente a Neit» (una diosa). Hija de Potifera, sacerdote de On, que Faraón dio por esposa a José (Gn 41.45). Madre de Manasés y Efraín (Gn 46.20).
ASER (feliz, bendito).
1. Hijo de Jacob y Zilpa la sierva de Lea (Gn 30.12, 13). Entró en Egipto con sus cinco hijos y la familia de Jacob (Gn 46.17), y allí este último le predijo prosperidad a él y su descendencia (Gn 49.20).
2. Tribu formada por la descendencia de Aser (Gn 49.28), con cinco familias principales (Nm 26.44–47). Experimentó con las demás tribus los sucesos del desierto (Nm 1.13; 2.27, 28; 7.72; 13.13, etc.) y recibió la bendición de Moisés (Dt 33.24). No eliminó a los cananeos de su tierra (Jue 1.31, 32). Aunque no formó parte del ejército de → Débora (Jue 5.17), sí ayudó a → Gedeón contra los madianitas (Jue 6.35; 7.23).
Algunos hombres de esta tribu asistieron a la Pascua que celebró Ezequías (2 Cr 30.11). La profetisa Ana, quien reconoció al niño Jesús en el templo, era de la tribu de Aser (Lc 2.36).
3. Territorio fértil, junto al Mediterráneo, que Josué concedió a la tribu de Aser (Jos 19.24–31). Comprendía desde el monte Carmelo hasta Sidón en el norte.
ASERA Diosa o imagen cananea. En algunas versiones antiguas este vocablo se traduce indebidamente por «bosque». Estudios recientes indican que Asera era la diosa de la fertilidad entre los fenicios y cananeos y que su culto se introdujo en Israel en los inicios de la historia israelita. Según Jue 3.7; 6.25, 28, había relación entre el culto de Asera y el de Baal. La imagen de Asera se hacía de madera: tronco, palo o vara.
El culto a Asera estaba prohibido a los israelitas (Éx 34.13; Dt 16.21; Is 17.8). No obstante, incurrían en este pecado durante épocas de decadencia espiritual (1 R 18.19; 2 R 23.4). En tiempos de avivamiento o reforma las imágenes de Asera se derribaban y destruían (1 R 15.13; 2 R 23.6). (→ Astoret.)
ASFALTO Sustancia bituminosa que se hallaba en pozos en Mesopotamia y en el bajo valle del Jordán (Gn 14.10). Servía para calafatear barcos (Éx 2.3) y para unir ladrillos en las construcciones (Gn 11.3). Químicamente se relaciona con la brea, que se obtiene por la destilación del alquitrán que, a su vez, procede del carbón o de ciertos tipos de madera.
ASIA Término geográfico de origen incierto. En la literatura apócrifa designa el Imperio Seléucida (1 Mac 8.6; 11.13; 12.39; 13.32; 2 Mac 3.3) y en el Nuevo Testamento, casi exclusivamente, la provincia proconsular romana de Asia (Hch passim; 1 Co 16.19; 2 Co 1.8; 2 Ti 1.15; 1 P 1.1; Ap 1.4, 11).
Los romanos conquistaron esta porción de Asia Menor arrebatándosela a Antíoco el Grande (189 a.C.) y la dieron a sus aliados los atalidas. Al morir Atalo III (133 a.C.) legó su reino a Roma. La nueva provincia abarcaba la parte oeste de Asia Menor, incluyendo a Misia, Lidia, Caria, partes de Frigia, las regiones costaneras y muchas de las islas del mar Egeo. Fue una de las primeras en pedir permiso para adorar al emperador romano reinante. El autor de Apocalipsis dirige sus siete cartas a congregaciones ubicadas en Asia. El libro refleja la persecución que asediaba a los cristianos a fines del siglo I d.C. al negarse estos a adorar al emperador.
Foto de Howard Vos
Los montes Tauro al norte de Tarso en Cilicia, en la provincia romana de Asia.
ASIENTO → Silla.
ASIRIA Imperio relacionado íntimamente con la historia de los pueblos de Israel y Judá. Ocupó la parte norte del actual Irak (entre los ríos Tigris y Éufrates) durante la mayor parte del período que abarca el Antiguo Testamento. Su nombre es la traducción de la voz hebrea Assur, palabra con la cual se señalaba tanto la divinidad pagana, la ciudad y el país, como el imperio, sobre todo en la literatura profética. Sin embargo, «Asiria» generalmente designa el país y el imperio; y «Asur», la ciudad y la divinidad.
Asur era el dios nacional de Asiria, y se pensaba que dominaba (junto al resto del panteón) todas las cosas. Cada ciudad tenía su propio templo para adorar al dios local, y en los días especiales los adoradores participaban en ceremonias y procesiones donde se exhibían las estatuas de la divinidad. Solían usar amuletos para ahuyentar los espíritus malignos que, de acuerdo a sus creencias, causaban daño y provocaban enfermedades. Además, consultaban adivinos y astrólogos para conocer el futuro, y ofrecían ofrendas a los muertos.
En sus comienzos, Asur era apenas la capital de un pequeño distrito codiciado por sus vecinos. Situada en la parte superior de Mesopotamia, sus linderos fueron variando con su importancia. En términos generales, iba desde el norte de Bagdad hasta los lagos Van y Urmia; y de este a oeste se extendía desde los montes Zagros hasta el valle de Habur. Debido a esta situación geográfica, Asiria estuvo siempre expuesta a infiltraciones tanto de los nómadas como de los montañeses. Asur data del tercer milenio a.C. y se encontraba en la margen derecha del Tigris. Cuando esta perdió importancia, la capital se trasladó a Nínive, frente a Mosul.
Los reyes asirios construyeron grandes palacios y templos en las ciudades más importantes del imperio (p. ej., Nínive, Asur y Cala). Las paredes estaban decoradas con planchas de piedra que mostraban al rey mientras cazaba o presentaba alguna victoria real.
Los esfuerzos arqueológicos para poner al descubierto este famoso imperio datan de hace más de un siglo. Botta descubrió el palacio de Sargón en Korsabad en 1843. Luego Layard trabajó en Nimrud (1845–47) y en Nínive (1849–51). No menos de seis enormes palacios y gran cantidad de esculturas, inscripciones y tablillas con escritura cuneiforme se encontraron en estas tres ciudades. Este tipo de escritura, hecha con signos y en forma de cuña, se imprimía en tabletas de barro con una especie de punzón. Gracias a Rawlinson, las escrituras cuneiformes quedaron descifradas durante la primera mitad de este siglo. Desde entonces las excavaciones y hallazgos han continuado en forma casi ininterrumpida hasta nuestros días. Hoy contamos con un gran cúmulo de literatura de todo género: crónicas militares, correspondencia diplomática y administrativa, listas cronológicas y diversos datos curiosos. Esto ha hecho posible reconstruir minuciosamente la historia y conocer detalladamente las costumbres, el arte, la religión y sobre todo las hazañas guerreras de este pueblo formidable.
Foto de Gustav Jeeninga
El rey Asurbanipal de Asiria es ungido por criaturas divinas en este relieve de la época.
Antiguo Imperio (Ca. 1950–1400 a.C.)
Este período va desde la caída de Ur III hasta el fin de su dominación por los hurritas. Aunque las listas mencionan a Irisum I como primer rey, ya el padre de este, Ilusuma, había conquistado Asur. Los asirios, aunque étnicamente eran el producto de diferentes razas, lingüísticamente eran semitas.
Durante el siglo XIX, Asiria se distingue sobre todo por su importancia comercial. Archivos encontrados en Capadocia demuestran que en ese siglo Asiria superaba a Babilonia en el aspecto socioeconómico. Sigue un período de decadencia que termina con el ascenso al trono de Samsi-Ada I, amorreo, quien conquista Asur y forma un poderoso imperio. Todo esto se conoce ampliamente gracias a los archivos de Mari. Este rey coloca a sus dos hijos en partes clave del imperio y mantiene así el equilibrio y grandeza del mismo. A su muerte le sucede Isme-Dagan, uno de sus hijos que, aunque sofoca varias rebeliones, al fin cae en manos del poderoso → Hammurabi juntamente con su imperio. De esta manera, Asiria desaparece por un tiempo de la historia, y permanece bajo los hurritas hasta su resurgimiento en 1400 a.C.
Foto de Howard Vos
El rey Asurbanipal de Asiria practica el deporte real de la caza de leones, en este relieve de su palacio en Nimrod.
Imperio Intermedio (Ca. 1400–970 a.C.)
La caída del Imperio Hurrita (ca. 1450) propicia el resurgimiento de Asiria. Assur-Uballit toma una buena parte de Mitani y es aclamado como «Rey de la Totalidad». No obstante, Supiluliuma, rey heteo, que se ha anexado todo el Imperio Hurrita, impide la expansión de los asirios hacia el norte, obligándolos a virar hacia Babilonia. Adad-Nirari I (ca. 1297–1266) emprende con buen éxito una campaña contra los mitani y se adueña de toda la Mesopotamia superior hasta Carquemis. Pero fue Tukulti-Ninurta I (ca. 1235–1198) quien llenó de gloria a Asiria conquistando Babilonia. Llega luego al trono, en 1116, el gran Tiglat-pileser I, guerrero incansable que se abre paso hasta el Mediterráneo, en donde las ciudades de Sidón, Biblos y Arvad le rinden tributo (cf. Ez 27.8, 9). Este período, que es de gran apogeo arquitectónico, legislativo y cultural, se viene abajo ca. 970, cuando termina el reinado de Assur-Rabi II.
Foto de Howard Vos
Guerreros asirios en batalla con una potencia enemiga sobre un bote de papiro, en esta talla del palacio de Senaquerib en Nínive.
Nuevo Imperio (932–612 a.C.)
Después de estos años difíciles, Asiria resurge con Assur-Dan II (932–910), y consolida su situación imperial con Adad-Nirari II (909–889). En adelante, cada nuevo rey no hará sino aumentar las conquistas y bañar de gloria el imperio. Los ejércitos asirios son ahora dueños y señores de todo el Cercano Oriente.
Con Salmanasar III (858–824) comienza lo que se podría llamar el intenso período bíblico de Asiria. Con este rey empiezan los dolores de cabeza para los reinos de Israel y Judá. En 853, Acab, rey de Israel, organiza una coalición contra Asiria, la cual tiene buen éxito y termina con la derrota de Salmanasar III en Karkar (1 R 20). Sin embargo, las siguientes intervenciones asirias iban a ser funestas para ambos reinos hebreos. Pero debido a que Asiria tenía que atender problemas internos, los reinados de Uzías en Judá y de Jeroboam II en Israel pudieron ser largos, pacíficos y prósperos (2 R 14.21ss).
Ya con Tiglat-pileser III (745–727), las cosas vuelven a cambiar en perjuicio de Israel y de Judá (2 R 15.14–23.37; Is 7.6). Salmanasar V y Sargón II sitian y destruyen a Samaria y provocan la ruina total de Israel en 722 a.C. Unos 27.000 habitantes de Samaria son llevados cautivos a las regiones montañosas del norte. Después de este triunfo, Sargón arremete contra Acaz y hace de Judá su tributario (2 R 17.3–6; 18.9). De ahí en adelante, hasta la caída definitiva de Nínive en 612 a.C., en todo el Cercano Oriente se impone lo que podría llamarse la «Paz Asiria». Abundante material bíblico encontramos sobre todo esto en 2 R 18–19; 2 Cr 32–33; Is 36–39 y la profecía de Nahum.
Foto de Howard Vos
Un gigantesco toro alado, símbolo del Imperio Asirio.
ASKENAZ Descendiente cercano de Noé (Gn 10.3; 1 Cr 1.6) y poblador del territorio al sur del mar Negro. Es conocido en la literatura cuneiforme por sus ataques contra Asiria, en alianza con los de Ararat y Mini (Jer 51.27). A los descendientes de Askenaz se les ha identificado con los temidos escitas de los tiempos grecorromanos (Col 3.11).
ASMONEOS → Macabeos.
ASNAPAR Asurbanipal de la historia secular. Esdras 4.10 lo relaciona con un «grande y glorioso» gobernante que transportó pueblos del norte y del nordeste a las tierras de Samaria. Algunos creen que se trata de Salmanasar y no de Asurbanipal, ya que Josefo (Antigüedades, XI.ii.1) menciona a aquel en este contexto y también la recensión griega luciana reza aquí Salmanasar en vez de Asnapar. Sin embargo, dado que varios reyes asirios hicieron tales transportaciones, este texto quizás se refiere a Asurbanipal.
ASNO Mamífero ungulado perisodáctilo muy usado entre los semitas seminómadas. En la Biblia se menciona por primera vez cuando Abraham estuvo en Egipto (Gn 12.16). Era el más común de los animales de montura (Éx 4.20; Nm 22.22; Jue 10.4; 12.14). En asno se podía viajar unos 30 km diarios y era insustituible en terreno montañoso. La riqueza de una persona podía medirse mediante el número de asnos que tuviera (Gn 12.16; 24.35; Job 1.3), por lo que constituían un regalo preciado (Gn 32.13–15).
Era, además, animal de carga (Gn 42.26; 1 S 16.20; 2 S 16.1). Se usaban en las faenas agrícolas, pero se prohibía uncirlo con el buey (Dt 22.10). La carne de asno era impura para alimentación (Lv 11.1–8), de modo que la referencia al precio de una cabeza de asno, en Samaria, durante una época de hambre, revela la gravedad de la situación (2 R 6.25).
Foto de Howard Vos
Aunque pequeño en tamaño, los burros eran lo suficientemente fuertes como para cargar viajeros y transportar cargas pesadas en tiempos bíblicos.
El asno blanco se consideraba como animal digno de personas importantes (Jue 5.10). Un escrito del siglo XVII a.C. indica que no era propio de gente real andar a caballo en vez de en asno. El caballo se introdujo más tarde, principalmente como animal de guerra. El hecho de que Jesús haya usado un asno para la entrada triunfal es, a la vez, símbolo de realeza mesiánica y de su misión pacífica (Zac 9.9; Mt 21.5).
ASÓN Puerto de Misia en la ribera norte del golfo de Adramicio, a unos 48 km de Troas por mar. Después de llegar a Troas a pie (la mitad de la distancia por mar), Pablo se embarcó en Asón para Mitilene (Hch 20.13s).
ÁSPID Término que se refiere a varias clases de culebras muy venenosas. Aparece seis veces en el Antiguo Testamento como traducción de la palabra hebrea peten, y una vez en el Nuevo Testamento como traducción de la palabra griega aspis. Se menciona en relación con encantadores (Sal 58.4) y se dice que vive en cuevas (Is 11.8). Muchos suponen que se refiere a la serpiente egipcia naja haje (de color verde amarillento con manchas pardas y cuello dilatable) que es similar a la cobra de la India, aunque más pequeña. Se usa figuradamente para representar la crueldad (Dt 32.33), la comida que se convierte en «hiel de áspides» (Job 20.14b) y la lengua venenosa de los malvados (Ro 3.13). En la visión apocalíptica, los niños juegan sin peligro sobre la cueva del áspid (Is 11.8).
ASTORET (en plural, Astarot). Diosa de la fertilidad y del amor sexual, deidad principal de los cananeos. A menudo se la presenta como el complemento femenino de Baal (Jue 2.13; 10.6; 1 S 7.3, 4; 12.10). Se conoce también con el nombre de Asera (Jue 6.25; 1 R 18.19). Parte esencial de su culto era la prostitución. Por eso se cree que el nombre Astoret es una forma hebrea del nombre Astarté, pronunciado por los judíos con las vocales de la palabra bosheth, es decir, «vergüenza».
El culto a Astoret, muy común entre los vecinos de Israel, pronto llegó a popularizarse también, según parece, entre los israelitas (Jue 2.13; 3.7; 1 S 7.3, 4; 1 R 11.5). Se luchó continuamente contra esta forma de idolatría. Se le quitó el reino a Salomón por haber transigido con este culto (1 R 11.33). En la reforma de Josías, todo lo relacionado con Astoret se arrancó y se quemó como primer paso hacia la purificación del templo (2 R 23.4–7). (→ Baal; Asera; Canaán.)
ASTRÓLOGO Entre los paganos muy pronto en la historia surgió la idea de que los movimientos de los astros afectaban el destino del ser humano. Los astrólogos eran, pues, personas que pretendían predecir los acontecimientos futuros mediante la observación de las estrellas. Los profesionales ocupaban altos puestos y ejercían mucha influencia entre los → Caldeos, asirios, egipcios, fenicios, árabes y en especial los babilonios (Dn 2.2, 27; 4.7).
Parece extraño que la astrología no se halle entre las cosas condenadas en Dt 18.10s, ni en las otras listas de prácticas esotéricas que se prohíben en el Pentateuco. Esto puede atribuirse al hecho de que quizás la astrología era entonces un equivalente de la astronomía moderna. Los antiguos utilizaron la astrología para determinar no solo lo referente a cultivos y crianza de animales, sino también su calendario y con él las fiestas y otras actividades cúlticas y culturales. Sin embargo, a finales de la historia del reino de Judá se ve que era una práctica que se condenaba (2 R 23.5, 12; Is 47.13; Jer 10.2; 19.13; Ez 8.16; Sof 1.5).
Foto de Howard Vos
Signos egipcios del zodíaco, de la tumba del faraón Seti I en Tebas.
Debemos distinguir entre el papel de la astrología de la antigüedad y las prácticas actuales (→ Hechicería; Mago).
ASUERO (→ Esdras).
1. Rey → Persa, mencionado en Esd 4.6, que en la historia profana se llama Jerjes (del griego). En el texto masorético un rey persa del mismo nombre es una figura principal en → Ester. Aunque la LXX lo traduce Artajerjes, los exégetas generalmente están de acuerdo en identificarlo con el Asuero de Esdras que reinó 485–465 a.C. Algunos, no obstante, identifican al Asuero de Esdras con Cambises, hijo de Ciro que sucedió a su padre y reinó 529–527 a.C. Asuero (Jerjes I) es conocido en la historia general por su expedición contra Egipto (485), la destrucción de Babilonia y su malograda campaña contra los griegos (480).
2. Padre de → Darío de Media (Dn 9.1).
ATALÍA (Jehová es exaltado). Hija de Acab, rey de Israel, y esposa de Joram rey de Judá. La intrusión del reino del norte en el del sur marcó el apogeo del culto a Baal en esta última región. Ejerció su perniciosa influencia durante el breve reinado de su hijo Ocozías. Cuando este murió, Atalía destruyó a todos los herederos (a excepción del pequeño Joás, a quien su tía Josabet escondió) y reinó por espacio de seis años (ca. 842–837 a.C.). El sumo sacerdote Joiada, cuya esposa fue esta misma Josabet, organizó una sublevación armada contra Atalía y coronó a Joás. Mientras Atalía trataba de recuperar el poder, fue muerta cerca del templo (2 R 8.16–27; 11.1–20; 2 Cr 22–23).
ATALIA Puerto de Panfilia, situado en la desembocadura del río Catarractes, por la costa sudoeste del Asia Menor. Fue fundado por el rey Atalo Filadelfo de Pérgamo (159–138 a.C.) y Pablo lo visitó en su primer viaje (Hch 14.24–26). Hoy día las ruinas de los tiempos romanos atestiguan ampliamente su antigua grandeza.
ATAR Y DESATAR Pedro (Mt 16.19) y la asamblea de los discípulos (Mt 18.18) recibieron de Jesús el poder de «sujetar» y «libertar» en la tierra, porque Dios ata y desata en los cielos. Es difícil, sin embargo, interpretar con exactitud el sentido de lo anterior. En Israel, la expresión figurada se refería a la autoridad de los maestros en cuestiones de doctrina y disciplina de la Ley (Mt 23.13; Lc 11.52), pero Jesús cambió el significado de la comparación. En Jn 20.23 autoriza a los discípulos para remitir y retener los pecados por el poder del Espíritu Santo.
La proclamación del evangelio de la salvación, que liberta a los oprimidos, ata los poderes demoníacos y desata el poder del Reino de Dios (Mt 12.28, 29). Desata de la enfermedad a una hija de Abraham después de dieciocho años de estar atada por Satanás (Lc 13.16). Ahora la expresión se refiere a la acción libertadora de Jesús y el testimonio de su Iglesia.
ATAROT (literalmente, coronas).
1. Una de las ciudades pedidas por las tribus de Rubén y Gad, situada al este del mar Muerto (Nm 32.3, 34); hoy es Khirbet-Attarus. No se sabe si Atarot-sofán de Nm 32.35 es la misma.
2. Aldea en el límite este de Efraín (Jos 16.7) que Glueck identifica con Tell el-Mazar.
3. Atarot-adar (Jos 16.2, 6; 18.13). Ciudad situada en el límite entre Efraín y Benjamín. Posiblemente la actual Tell en-Nasbeh, 11 km al norte de Jerusalén.
4. Atrot-bet-joab (1 Cr 2.54). Puede traducirse por «coronas de la casa de Joab» y así referirse a Belén y a los «netofatitas».
ATENAS Ciudad capital de Ática, en Grecia, situada en el golfo Sarónico, a 74 km de Corinto y a unos 8 km de la costa. La unía con su puerto principal, El Pireo, una calle ancha y amurallada. Fue construida en una pequeña llanura alrededor de la Acrópolis, colina de unos 156 m de alto, donde en tiempos antiguos se edificaban los templos a los dioses. Había en la Acrópolis una estatua de bronce de Atenea (Minerva), de 21, 3 m de alto, y allí estaba el Partenón, considerado el más noble triunfo de la arquitectura griega.
Atenas era famosa por su devoción a los dioses (Hch 17.16, 22) y allí había abundancia de templos, estatuas y altares. Todavía no hay confirmación arqueológica de una estatua «al dios no conocido» (Hch 17.23); sin embargo, un devoto no muy seguro de cuál de los muchos dioses le había ayudado, bien pudo haber edificado semejante altar.
El hermoso Partenón en Atenas, dedicado a la diosa griega Atenea.
En tiempos de San Pablo se conocía el deseo que tenían los atenienses de oír novedades (Hch 17.21), pero los pensadores se dividían en dos escuelas de filosofía muy importantes: → Estoicos y → Epicúreos. Epicuro fue materialista y casi ateo. Su dios estaba muy retirado de los asuntos humanos y no era el gobernador moral del universo. Para los epicúreos el placer era el sumo bien de la vida. Zenón, fundador de la filosofía estoica (denominada así por haberse originado en los pórticos [en griego, stoa] de Atenas), enseñaba que la virtud y no el placer debía ser el sumo bien. Por su énfasis en la razón como la ley suprema de la vida y su enseñanza del panteísmo, el estoicismo no tenía mucho en común con la doctrina de Pablo.
Cuando Pablo, entonces, presentó su mensaje en medio del → Areópago, tuvo muy poco éxito (Hch 17.18–34; cf. 1 Ts 3.1), a pesar de haber preparado el camino con polémicas en la sinagoga y en la plaza. Tanto habló de la resurrección que los burladores le acusaron de haberles traído una nueva pareja de dioses: Jesús y Anástasis (resurrección).
Foto de Gustav Jeeninga
El pórtico de las cariátides, relacionado al templo conocido como Erecteón en Atenas.
ATRIO Patio que rodeaba el tabernáculo (Éx 27.9–19) y el templo (1 R 6.36; 7.12), dentro del cual se hallaban el altar del holocausto (Éx 29.42), el lavatorio (Éx 30.18) o «mar» de bronce (1 R 7.23–29; 2 Cr 4.6) y el altar del incienso (Éx 30.1–10). En el templo de Salomón había dos atrios: el interior (1 R 6.36), donde estaba el altar y el «mar», y el gran atrio (1 R 7.12), donde se encontraban el templo y el palacio de Salomón.
En el atrio se hacían los sacrificios cotidianos y allí se daba asilo a los prófugos (1 R 1.50–53; 2.28–30).
El templo de Herodes tenía varios atrios: el de los sacerdotes, el de los hombres israelitas, el de las mujeres israelitas y el de los gentiles.
AUGUSTO (digno de reverencia). Título latino que el Senado Romano otorgó a Gayo Octavio César, el primer emperador romano (27 a.C.—14 d.C.), y que llevaron varios de sus sucesores así como sus esposas, hermanas, madres e hijos (→ César).
Busto de Augusto César, primer emperador del Imperio Romano.
Puesto que algunos emperadores ostentaron el título con la pretensión de merecer honores divinos (Ap 13.1; 17.3) habla del «nombre blasfemo» de la bestia.
En Hch 25.21, 25 «Augusto» se refiere a Nerón.
Octavio (n. 63 a.C.), para quien este título se usa también como sobrenombre, era sobrino y más adelante hijo adoptivo de Julio César. Se destacó como militar, consolidando el imperio, y como administrador, estableciendo el sistema de gobierno que el imperio siguió por 300 años. Era emperador cuando nació Jesús (Lc 2.1).
AUTORIDAD «Toda autoridad viene de Dios» (Ro 13.1) y su ejercicio en la tierra debe someterse a las exigencias de la voluntad divina (Sal 62.11; Jn 19.10s). Tanto la autoridad del hombre sobre la naturaleza (Gn 1.28) como la del marido sobre la mujer (Gn 3.16), o la de los padres sobre los hijos (Lv 19.3), proceden del Juez que demanda → Justicia de todos. Confiere poderes gubernamentales a paganos (1 R 19.15; Jer 27.6) y a su pueblo (→ Moisés; Rey), no sin limitarlos por las obligaciones morales.
En el Nuevo Testamento Jesucristo es depositario de la autoridad (en griego, exusı́a). La manifiesta en su predicación (Mc 1.22; //), su poder para perdonar pecados (Mc 2.10//) y al disponer del sábado (Mc 2.28//). Jesús no responde directamente a la pregunta que le plantean los líderes judíos sobre su autoridad (Mt 21.23//), pero sus hechos son una elocuente respuesta: tiene autoridad sobre la enfermedad (Mt 8.8s//), sobre los elementos naturales (Mc 4.41//) y sobre los demonios (Mt 12.28//). La potestad que rehusó aceptar de Satanás (Lc 4.6) la recibirá de su Padre. Debido a su abnegación en el servicio (Mc 10.42ss), Jesús murió en la cruz y luego, resucitado, se le otorgó «toda potestad [exusı́a] en el cielo y en la tierra» (Mt 28.18). En su → Segunda Venida será evidente la autoridad de Cristo.
Los apóstoles continúan el ejercicio del poder de su Señor (Mc 3.14s; Lc 10.16s; Hch 3.6; 2 Co 10.8), a veces en forma disciplinaria (1 Co 5.4s), pero siempre en aras del servicio a Cristo y a los seres humanos (1 Ts 2.6–10).
En el plural, exusı́ai puede referirse a poderes sobrenaturales (Ef 3.10; Col 1.15s) que a veces se representan como seductores, o como ayudadores, de los seres humanos (→ Rudimentos).
AVARICIA Traducción de un término griego cuya raíz significa «desear más». La malicia de la avaricia radica en el hecho de que el deseo de más bienes conduce a la violación de los derechos ajenos (Jer 22.17; Ez 22.27). El avaro busca ganancias ilícitas y para ello se aprovecha de los otros (Pr 1.19; Jer 6.13; 8.10; Ez 7.11; 22.12).
En la comunidad cristiana primitiva, la lucha contra los pecados de posesión fue importante (cf. Hch 5.1–11). Junto con el deseo sensual, el ansia de adquisición constituye una amenaza especial para la vida nueva del cristiano (Ro 1.29; 1 Co 5.10s; Ef 5.3, 5; Col 3.5).
AVE (pájaro). En la Biblia se usa el término ave para designar a las de rapiña en Gn 15.11; Job 28.7; Is 18.6; a las de corral en Neh 5.18; 1 R 4.23; y a los pájaros en general en Gn 1.20; Lc 12.24.
Moisés dividió las aves en limpias e inmundas, usando como criterio el tipo de alimentación de cada una: a las aves rapaces que se alimentan de carroña o de presas vivas las declaró inmundas; no se podían comer ni presentar en los sacrificios. Por eso figuran en la visión de Pedro en Jope (Hch 10.11–14).
Foto de Bernice Jhonson
El dios pagano Horus de los antiguos egipcios lo representaban como un halcón, un pájaro común del Cercano Oriente antiguo.
La lista de aves inmundas se encuentra en Lv 11.13–19 y Dt 14.11-20. Las tórtolas, los palominos y quizás alguna otra especie fueron prescritos en la Ley de Moisés como aptos para el holocausto (Lv 5.7–10; 14.4–7; Lc 2.24), provisión que permitía a los pobres cumplir con el ritual.
Algunas características propias de las aves se mencionan en la Biblia: sus migraciones (Pr 27.8; Jer 8.7); su aguda visión (Job 28.7, 21), su canto (Ec 12.4; Cnt 2.12), etc. La caza de las aves se presta para ilustrar verdades abstractas (Sal 124.7; Pr 6.5; 7.23; Ec 9.12).
Con las costumbres de las aves se ilustran las más variadas circunstancias de la vida humana y de la fe: la felicidad de estar en la casa de Dios, Sal 84.3; la seguridad del creyente, Sal 11.1; la providencia de Dios, Mt 6.26; Lc 12.6, 7; la obra de Satanás, Mt 13.4, 19; //.
AVÉN (vacío, nada).
1. Nombre que Ezequiel dio a la ciudad egipcia de → On (30.17).
2. Nombre con que Oseas se refirió a → Bet-el, para dar a entender que ya no era «casa de Dios», sino casa de idolatría (Os 10.8).
3. Pueblo en un valle entre el Líbano y el Antilíbano en la región de Damasco (Am 1.5).
AVENA → Centeno.
AVENTADOR Especie de bieldo largo y de madera, en forma de pala dentada, que se usaba para arrojar el grano al viento después de trillarlo, para asegurar el tamo (Is 30.24; Jer 15.7).
Al levantarse la brisa en el mes de junio, los campesinos llevaban su grano a la era y lo aventaban. Por extensión el verbo «aventar» adquirió un sentido escatológico y figurado para indicar el juicio de Dios (Ez 5.10–12). Juan el Bautista usó esta figura para ilustrar la obra de Cristo que vendría para separar a los buenos de los malos (Mt 3.12; Lc 3.17). (→ Trillar.)
AVEOS Descendientes de Canaán, en el sudeste de Palestina. Los filisteos los expulsaron (Dt 2.23); pero estaban allí en tiempos de Josué (Jos 13.3).
AVESTRUZ La mayor de las aves corredoras conocidas en la actualidad: llega a 2, 5 m de altura. El plumaje de la hembra es gris; el del macho es negro. Ambos sexos carecen casi por completo de plumas en el cuello y la cabeza. Sus alas no son aptas para el vuelo, pero sí útiles como auxiliares en la veloz carrera típica del animal (Job 39.18).
Las referencias al avestruz en Job 39.14, 15 y Lm 4.3 aluden a la manera en que incuba sus huevos. El avestruz es polígamo. Tres o cuatro hembras ponen sus huevos en un nido común apenas excavado en la arena. Durante el día, el calor del sol incuba estos huevos. Al llegar la noche el avestruz los incuba con su calor. Deja sin incubar algunos huevos al borde del nido, para que sirvan de alimento a los recién nacidos.
Miqueas 1.8 y Job 30.29 se refieren a su grito plañidero. Los árabes tienen una expresión: «Estúpido como un avestruz» con la que concuerda Job 39.17. Para los hebreos era un animal inmundo (Lv 11.16; Dt 14.15).
AVISPA Insecto himenóptero que vive en grandes enjambres. Es peligroso por su aguijón, con el que inyecta una sustancia irritante. Abundaban tanto en Palestina que llegaron a ser una plaga. «Zora» significa lugar de avispas (Jos 15.33). Su miel se usa como la de las abejas. Hay en Palestina cuatro especies: dos que hacen nidos entre las piedras y dos bajo tierra. Atacan al ser humano como al ganado y a los caballos. En Éx 23.28 y Dt 7.20, se ve que Dios las usó para castigar a los pueblos cananeos, a no ser que estas citas se entiendan en sentido metafórico.
En Dt 1.44 la voz hebrea que se traduce por avispas debe traducirse por «abeja», y la que en Jos 24.12 se traduce por «tábano» debe traducirse por avispa.
AY Exclamación muy común que expresa lástima, pena, o conmiseración. A juzgar por Lc 6.20–26, «ay de...» es lo opuesto a una → Bienaventuranza; colocarlos juntos es una aleccionadora paradoja.
Aunque Jesús parece amenazar con sus ayes, no se trata tanto de un juicio final como de una descripción de un infortunio (Mt 11.21). El vidente de Patmos llama ay a las tres últimas de las siete trompetas (Ap 8.13; 9.12; 11.14).
AYO Traducción de la voz griega paidagogós, que significa «el que guía a los niños», pero que no alude a la figura del maestro (didáskalos).
En el mundo grecorromano, los primeros años del niño transcurrían en el «gineceo», bajo la vigilancia de la madre y de la «nutricia». Pero a los 7 años el niño abandonaba el control femenino para pasar a manos del ayo, cuya función era acompañar a su joven amo en las salidas diarias, cuando iba a la escuela, a la palestra o a cualquier ceremonia pública. Le llevaba su equipo escolar y por la calle cuidaba de que el niño observara una conducta decente, caminara con los ojos bajos y cediera el paso a las personas mayores.
En los dos pasajes en que Pablo utiliza esta palabra (1 Co 4.15; Gl 3.24), le da un sentido peyorativo. En el primero, establece un contraste entre su propio papel como padre espiritual y el de los muchos «ayos». En el segundo no quiere decirnos que la Ley educa a las personas para Cristo (esto sería labor del didáskalos), sino que la Ley ocasiona las transgresiones y conduce a las personas a la situación en la que la gracia de Dios quiere salirles al encuentro. Una vez confiados a tal gracia, sería ilógico volver atrás a la etapa inmadura del ayo.
AYUNO, AYUNAR Ejercicio espiritual en el que un individuo o una comunidad se abstienen de comida. Aunque la práctica bíblica era que durara generalmente un día (hasta el anochecer), la Biblia cita ayunos de tres días, siete días, tres semanas y cuarenta días.
Las personas ayunaban por diversas razones. Lo hacían, por ejemplo, para prepararse antes de recibir un mensaje de Dios y antes de ir a cumplir una misión especial de Dios. Pero lo hacían también con motivo de la muerte de un ser querido o para conmemorar catástrofes nacionales; y para implorar la ayuda de Dios, discernimiento o perdón.
El Ayuno En El Antiguo Testamento
La revisión detallada de textos en el Antiguo Testamento nos ofrece el siguiente cuadro:
1. La mayoría de los pasajes del precautiverio presentan el ayuno en un contexto de luto, tristeza y humillación (Jue 20.26; 1 S 31.13; 2 S 1.12; 12.16–23).
2. Hay algunos pasajes que presentan el estado de tristeza y humillación en el contexto de la penitencia por el pecado (1 S 7.6; 1 R 21.9–27).
3. En los textos del cautiverio y especialmente en los del poscautiverio (donde se encuentran la mayoría de textos), el ayuno por lo general se presenta en el contexto de la penitencia y la humillación y como señal de conversión (Jer 14.12; Jon 3.5; Esd 8.23; Neh 9.1; 2 Cr 20.3; Jl 1.14; 2.12; 2.15; Dn 9.3; Sal 35.13; 69.10; 109.24)
4. En Est 4.3 la reina pide a sus paisanos que ayunen como un acto de solidaridad. Así el pueblo haría simbólicamente lo que Ester estaba haciendo literalmente: exponiendo su vida en favor de su pueblo.
5. Llama la atención la reinterpretación profética de Is 58 y Zac 7. En ambos pasajes, lo que Dios quiere es la justicia social. Mientras que el pueblo practica el ayuno como obediencia a una exigencia ritual, el profeta coloca el ayuno en el contexto total de la vida y donde Dios quiere que tenga su contexto más feliz. En el caso de Zac 7 la pregunta que hizo el pueblo está mal hecha; el asunto no es si se celebra o no el ayuno, sino a qué acción o actitud del pueblo responde esa práctica.
Isaías presenta al ayuno como una acción de solidaridad. Con este tipo de ayuno surge la posibilidad de que las personas acomodadas y solventes experimenten lo que día a día viven los pobres y hambrientos.
En el ayuno, sugiere Is 58, el que tiene se hace vulnerable y débil y puede mirar a Dios como fuente de vida y de sustento. En el ayuno, el rico aprende a ser pobre en espíritu; y el pobre imparte al rico la actitud de humilde espera delante de Dios. Podríamos decir que toda acción litúrgica o cultual apunta al bien del ser humano y a la gloria de Dios (véase Mc 12.28–34).
6. Hay dos casos, semejantes al de Jesús, en los que Moisés (Éx 34.28 ) y Elías (1 R 19.8) ayunan durante cuarenta días, en el desierto.
El Ayuno En El Judaísmo
La ley de Moisés específicamente mandó ayunar en el → Día de Expiación. Esto llevó a que el día se conociera también como «día del ayuno» (Jer 36.6) o «el ayuno» Hechos 27.9. Después del cautiverio se establecieron intervalos regulares para la celebración del ayuno. Según Zac 8.19, en el cuarto, en el quinto, en el séptimo y en el décimo mes habría de observarse otros cuatro ayunos que recordaban desastres en la historia de los judíos. Y está también el ayuno antes de la celebración del Purim, que se instituyó en los días de Ester (Est 9.31).
El Ayuno En El Nuevo Testamento
El ayuno se menciona también en el Nuevo Testamento. Los judíos devotos ayunaban (Hch 27.9). Algunos ayunaban los lunes y los jueves (Lc 18.12). Otros, como Ana, que servía a Dios en el templo con «ayunos y oraciones» (Lc 2.37), lo hacían más a menudo. Los discípulos de Juan el Bautista ayunaban (Mc 2.18). Jesucristo ayunó cuarenta días y cuarenta noches antes de la tentación (Mt 3.2). Asimismo, se menciona el ayuno de Cornelio (Hch 10.30), de los cristianos de Antioquía (Hch 13.2–3), de Pablo y Bernabé (Hch 14.23), y se registra la recomendación de Pablo a los matrimonios (1 Co 7.5).
Algunos opinan que pasajes como Mt 17.21, Mc 9.29, Hch 10.30 y 1 Co 7.5 no deben tomarse en cuenta porque no se encuentran en los manuscritos más antiguos, pero la existencia de estos versículos en muchos manuscritos demuestra por lo menos que la iglesia primitiva creía en el valor del ayuno.
Jesús no canceló la práctica, pero pidió que sus seguidores lo hicieran con la mirada fija en Dios, no en los hombres (Mt 6.16–18).
AZAFRÁN Planta mencionada en Cnt 4.14. Tal vez el crocus sativus, planta pequeña de la familia de las iridáceas. Los estilos y estigmas de sus flores se secan y se usan como condimento y también en medicina y perfumería.
AZARÍAS (el Señor ha ayudado). Nombre de 24 personajes en la Biblia, entre los que se cuentan sacerdotes, capitanes, siervos y un profeta. (Cf. Concordancia.)
Llevaba este nombre el décimo rey de Judá, que también se llamaba Uzías (2 R 15.1–7; 2 Cr 26). Escogido por el pueblo a la edad de 16 años para suceder a su padre asesinado, reinó cincuenta y dos años e hizo lo recto ante Jehová. Durante su reinado hubo un gran terremoto (Am 1.1; Zac 14.5). Dirigió victoriosas campañas militares contra los filisteos, los árabes y los amonitas, y reedificó la ciudad de Jerusalén y edificó torres en los muros. También promovió la agricultura. Durante los días de Zacarías, un profeta piadoso, Azarías persistió en los caminos de Dios.
Sin embargo, «cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina». Entró en el templo para ofrecer incienso en el altar, lo cual era exclusividad sacerdotal. Pero el sumo sacerdote y ochenta sacerdotes se le opusieron.
El rey, pese a la oposición, intentó realizar su propósito, por lo que Dios le hirió con lepra y el rey tuvo que retirarse apresuradamente. Quedó leproso hasta su muerte y su hijo Jotam se encargó del gobierno (2 Cr 26.16–22).
AZAZEL El ritual levítico establecía que el sumo sacerdote debía presentar delante de Jehová, en el Día de Expiación, dos machos cabríos, sobre los cuales echaría suertes: una suerte por Jehová y otra por Azazel. Después que el sacerdote ponía las manos en la cabeza del macho cabrío por Azazel y confesaba sobre este todos los pecados del pueblo, el animal era llevado al desierto. La única mención que la Biblia hace de Azazel está en Lv 16.8, 10, 26. (En la época de Cristo, se dejaba caer a este macho cabrío, desde una roca alta, a un precipicio distante 19 km de Jerusalén.)
No ha sido posible identificar exactamente a Azazel. Según la etimología del nombre, el significado principal es «quitar», «conducir hacia un lugar desierto» o el mismo sitio desierto (Lv 16.21, 22). Hay algunos, sin embargo, para quienes Azazel significa el macho cabrío y otros que lo interpretan como un demonio o Satanás mismo. En todo caso, la enseñanza de purificar el pueblo, alejando simbólicamente sus rebeliones para facilitar de ese modo la reconciliación con Dios (Lv 16.10), se cumple satisfactoriamente en Cristo, de quien Juan el Bautista dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1.29). (→ Día de Expiación.)
AZECA Ciudad cananea de la Sefela, a 24 km al noroeste de Hebrón, hasta donde Josué persiguió a los cananeos (Jos 10.10, 11). En la partición correspondió a Judá (Jos 15.35). Como fortificación se menciona en relación con Saúl (1 S 17.1) y Roboam (2 Cr 11.9). Nabucodonosor la asedió y destruyó (Jer 34.7). Nehemías la rehabilitó (11.30).
AZOTE Pena prevista en Dt 25.1–3, pero limitada «a cuarenta azotes, no más» para que «tu hermano no quede envilecido delante de tus ojos».
Este castigo no parecía muy deshonroso en sí mismo, pero llegaba a serlo cuando ponía al castigado en estado lamentable. La legislación posterior, para estar segura de no sobrepasar el número de cuarenta, más bien que por sentimientos de piedad, ordenó que se dieran treinta y nueve azotes. Se administraba esta pena con un flagelo de tres correas. Y, así, cada golpe equivalía a tres. Se daba, por tanto, trece golpes (3 x 13 = 39). La ley asiria administraba este castigo con mayor prodigalidad.
Por el Talmud y por el Nuevo Testamento se sabe que este castigo se ejecutaba a menudo en la sinagoga (Mt 10.17; 23.34; Mc 13.9; Hch 5.40; 22.19). La flagelación judía debió de irse sustituyendo poco a poco por la flagelación romana. Así se deduce probablemente de 2 Co 11.24, 25, donde Pablo distingue entre los treinta y nueve golpes recibidos cinco veces de los judíos y las tres veces que lo azotaron.
La Lex Porcia prohibía azotar a un ciudadano romano (Hch 16.37). Sin duda, a Jesús se le aplicó la flagelación romana, mucho más cruel que la judía y quizás dentro del pretorio (Mc 15.15 y //).
AZOTO → Asdod.
AZUFRE Metaloide amarillo, inflamable. Se encuentra puro y en combinación con otros metales con los que forma sulfuros. Como al inflamarse se derrite, los antiguos se aterrorizaban ante estos ríos de fuego. Abunda en la región del mar Muerto, y la destrucción de Sodoma y Gomorra se atribuye a una lluvia de azufre (Gn 19.24, 25). Por las características del azufre, se usa en sentido metafórico para referirse a los juicios de Dios sobre los rebeldes. A menudo se relata la desolación resultante (Dt 29.23; Sal 11.6; Ez 38.22; Ap 9.17).
[1]Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
[2]Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.