chalino
  DICCIONARIO B
 
 
BAAL (poseedor o señor). Nombre usado en el Antiguo Testamento principalmente para referirse al dios de la fertilidad de los → Cananeos, cuyo culto se introdujo entre los hebreos (Nm 22.41; Jue 2.13; 6.28–32). Durante el reinado de Acab y Jezabel, 450 profetas de Baal y 400 sacerdotes de Astoret vivieron en el palacio; se puso gran empeño en erradicar el culto a Jehová (1 R 18). Cuando Elías mató a todos los profetas de Baal, no destruyó este culto (2 R 10.18–28). Siguió la lucha contra la tendencia de los israelitas hacia el culto a Baal y la promoción de la idolatría (2 Cr 21.5, 6, 11; 22.3). Joiada se opuso firmemente al culto a Baal. Destruyó los ídolos y altares, y dio muerte a los sacerdotes (2 R 11.17, 18). Sin embargo, una vez tras otra las imágenes y la adoración de Baal reaparecieron en Israel, sobre todo bajo el patrocinio de los reyes (2 Cr 28.2; 2 R 21.3). Con la reforma del rey Josías se eliminaron todos los vestigios de la idolatría (2 R 23.4, 5).
Los templos y altares de Baal se construían por lo general sobre lugares altos (Nm 22.41; Jer 19.5), rodeados a veces de numerosas imágenes de este dios, su esposa, Anat, y de otros dioses que componían el panteón cananeo. G.E. Wright ayuda a entender mejor en qué consistía la experiencia religiosa: «fundamentalmente, la religiosidad práctica era una combinación de fe, magia y superstición. La vida era un asunto desesperadamente serio, y era absolutamente necesario disponer de los medios adecuados para dominar las fuerzas que la rodeaban». «La religión», continúa diciendo Wright, «se centraba en torno a una variedad de actos regulados por largas listas de preceptos, cuyo objeto era llamar la atención de los dioses y lograr que hicieran prósperos los caminos del hombre. En tal religiosidad apenas había algo cuyo objeto fuera mejorar al individuo. La sociedad estableció sus leyes, que recibían una sanción religiosa, pero la atención se dirigía sobre todo hacia las acciones rituales, externas, capaces de lograr que los dioses se mostraran más favorables».
Ya que la religión de Canaán estaba marcada fuertemente por la fecundidad y el sexo, el culto consistía en lograr la fecundidad de los campos, animales y personas. Por eso, la prostitución de hombres y mujeres era común y se practicaba en varios centros de culto. El culto a Baal frecuentemente acompañaba al culto de Astoret (Jue 2.12, 13), y había cerca una «Asera» (Jue 6.28–30; 1 R 16.32, 33). (→ Astoret; Asera; Lugares altos; Moloc.) Cada pueblo podía tener su propio Baal. Se les designaba con el nombre común de Baal combinado con el del lugar (p. ej., Baal-Gad, Baal-Hazor, etc.).
Baal también era nombre de un dios particular, p. ej., Bel-Merodac (Jer 50.2), ídolo de los babilonios y de los asirios; Baal-peor (señor de Peor) un ídolo de los moabitas (Nm 25.3, 5; Os 9.10) y Baal-zebub (señor de las moscas), dios de los filisteos (2 R 1.2).
Baal era nombre de varias personas en días primitivos de Israel (1 Cr 8.30, 33, 34; 9.39). Más tarde, cuando todo lo asociado con Baal llegó a ser blanco del ataque de los profetas, se prohibió usar el nombre como referencia a Dios y, podemos suponer, también a seres humanos (Os 2.16). En el Nuevo Testamento el nombre Beelzebú (el príncipe de los demonios, Mt 10.25; etc.), obviamente se deriva de Baal-zebub. (→ Baal-zebub.)
Bibliografía:
G.E. Wright, Arqueología bíblica, Cristiandad, Madrid, 1975, p. 400.
BAAL-BERIT (señor del pacto). Dios cananeo por el que los israelitas «se prostituyeron» (→ Prostitución; Idolatría) después de la muerte de Gedeón. Su santuario se hallaba en Siquem (Jue 8.33; 9.4, 46). «Berit» quizás se refiera al pacto hecho entre los devotos y su dios.
BAAL-MEÓN Ciudad que edificaron los rubenitas al este del Jordán (Nm 32.38), y el pueblo natal de Eliseo de acuerdo con la tradición. Tal vez se llamó antes Beón (Nm 32.3), y después Bet-baal-meón (Jos 13.17) y Bet-meón (Jer 48.23). Jeremías (49.23) y Ezequiel (25.9) la conocían como ciudad moabita, pero se ignora cuándo pasó a Moab.
BAAL-PEOR Dios del monte. Peor en Moab. Israel tomó parte en el culto a la fertilidad que se le daba a este dios. Su participación provocó a Jehová y ocasionó la muerte de 24.000 israelitas (Nm 25; Dt 4.3; Sal 106.28; Os 9.10; 1 Co 10.8).
BAAL-ZEBUB (señor de las moscas). Dios filisteo cuyo santuario se hallaba en Ecrón. Ocozías, rey israelita, quiso consultarlo pero Eliseo se lo impidió (2 R 1.1–6, 16).
Baal-zebub quizás se refiera al dios que producía o prevenía la peste de las moscas. Es posible que su verdadero nombre fuera Baal-Zebul (señor elevado o señor príncipe), un dios bien conocido en los textos de → Ugarit, y que los judíos, para burlarse de él, lo llamaran «señor de las moscas».
BAAL-ZEFÓN (señor del norte). Lugar cerca del cual acamparon los israelitas (Pi-hahirot) antes de cruzar el mar Rojo (Éx 14.2; Nm 33.7). El nombre es idéntico al de un dios cananeo adorado en Egipto y señala, sin duda, el centro de su culto, establecido para reforzar la defensa de la región.
BAANA (hijo de aflicción).
1. Benjamita de Beerot, hijo de Rimón. Baana y su hermano Recab asesinaron en secreto a su amo, Is-boset hijo de Saúl, y llevaron su cabeza a David (2 S 4.1–12).
2. Padre de Heleb, uno de los treinta valientes de David (2 S 23.29; 1 Cr 11.30).
3. Hijo de Ahilud, uno de los doce gobernantes bajo Salomón (1 R 4.12).
Otros tres o cuatro de este nombre se encuentran en 1 R 4.16; Esd 2.2; Neh 3.4; 7.7; 10.27.
BAASA Hijo de Jeroboam I. Tercer rey de Israel (ca. 909–886 a.C.). Antes fue general del ejército de Nadab. Mató a Nadab durante el sitio al pueblo filisteo de Gibetón y luego exterminó toda la casa de Jeroboam de acuerdo con la profecía de Ahías (1 R 14.7–11). Guerreó continuamente contra Asa, rey de Judá, y ocupó Ramá, 7 km al norte de Jerusalén, pero Asa, en alianza con Benadad de Damasco, recobró el territorio. Jehú profetizó contra Baasa por su pecado (1 R 16.1–7). Le sucedió su hijo → Ela.
BABEL (puerta de Dios).
1. Una de las ciudades que fundó Nimrod (Gn 10.8–10) en la tierra de Sinar (Sumer); → Babilonia.
2. Torre construida en una llanura de la tierra de Sinar (Gn 11.1–9). Se ha identificado con las ruinas de una torre escalonada (zigurat) de es-sahn, excavadas en 1913. Es la torre de un templo de siete pisos, con una altura de 90 m y una sólida base subterránea de unos 90 m por cada lado. En el piso más alto se hallaba un templo, o casa de bodas, de la divinidad, Marduc. La forma del zigurat se desarrolló en Babilonia ca. 3000 a.C, pero Gn 11 tal vez hable de un prototipo de fecha anterior.
Algunos comentaristas creen que la confusión de lenguas (v. 7) es universal y literal, explicando así el origen de la diversidad de idiomas; otros creen que el texto habla de un juicio local (→ Diluvio). La confusión se puede interpretar también como un milagro del oído, como algunos lo hacen en el caso de Pentecostés. No hay indicios de un idioma escrito antes del de Sumer, ca. 3000 a.C. (el cual no tiene relación evidente con otros idiomas conocidos). Por eso es imposible ser dogmático en cuanto al origen y desarrollo de la variedad de idiomas. Pero, sí hay pruebas de la dispersión de los hombres (Gn 11.8s) mucho antes de la cultura sumeria.
Sin embargo, la enseñanza básica del pasaje no es del origen de los idiomas, sino del desarrollo del pecado humano. El desorden en el mundo internacional no figuraba en el plan original de Dios, sino que fue el castigo resultante por la rebelión del hombre. Los esfuerzos unificadores de este (sus obras) son siempre incompletos e insuficientes, y contrastan con la obra salvadora de Cristo y con la ciudad de Dios que desciende del cielo (Ap 21.2). La variedad de idiomas y culturas ahora obstaculiza la comunicación y representa un juicio de Dios, pero seguirá en la eternidad (Ap 22.2) como bendición y oportunidad para expresión creativa de la gracia de Dios.
Bibliografía:
A. Pacios, «Babel, La torre de», EBDM I, pp. 995–999. A. Parrot, La torre de Babel, Ediciones Garriga, S.A., Barcelona, 1962. J. Prado, «La ciudad y la torre de Babel» (Gn 11.1–9), Estudios Bíblicos II, 1950, pp. 273–294.
BABILONIA (ciudad). Antiquísima ciudad a orillas del Éufrates cuyo nombre hebreo es → Babel, y a la que se refiere la narración de Gn 11.1–9. Se han hecho varias expediciones arqueológicas a Babilonia, pero todas han tenido que limitarse a excavar los niveles más superficiales y por tanto más recientes de la ciudad. En todo caso, debido a las referencias en varias inscripciones cuneiformes, se sabe que Babilonia existía ya en el tercer milenio a.C.
Babilonia era una ciudad de cierta importancia (ca. 2000 a.C.), pues servía de capital a una de las provincias del reino de → Ur. Poco después se independizó y sirvió de capital a un reino cuyo soberano más famoso fue → Hammurabi. Hacia el año 1595 a.C., los → Heteos la atacaron y tomaron, pero esto no destruyó su hegemonía en el sur de Mesopotamia. A principios del primer milenio a.C., al surgir el gran Imperio → Asirio, este conquistó y se anexó a Babilonia. Sin embargo, su resistencia fue tal, que en 689 los asirios la destruyeron completamente. A pesar de ello, volvió a surgir de sus ruinas y continuó oponiéndose al poderío asirio.
Foto de Ben Chapman
Un relieve vidriado de un toro, descubierto en la excavación de la antigua Babilonia.
En 608, desaparecido el poder de los asirios, Babilonia llegó a ser la capital del reino → Caldeo. Fue esta la época más gloriosa de su historia, que terminó cuando en 539 a.C., → Ciro dirigió a los persas en la conquista del reino caldeo y Babilonia se rindió. Cuando → Alejandro conquistó el Imperio Persa, Babilonia cayó en sus manos y allí fue donde el gran conquistador macedonio regresaría más tarde para morir. Su sucesor, Seleuco I, fundó sobre el Tigris, a poca distancia de Babilonia, la ciudad de Seleucia, que sería capital de su reino. A partir de entonces, la importancia de Babilonia comenzó a declinar. En tiempos neotestamentarios era solo una pequeña población. Poco después desapareció del todo y no quedaron más que sus ruinas, que aún testifican de la grandeza que una vez tuvo.
Como es natural, la configuración de Babilonia, que existió por casi 3000 años, varió mucho con el correr de los siglos. Su importancia, desde el punto de vista del estudio bíblico, es mayor durante los tiempos de Nabucodonosor. El esplendor de la ciudad en esa época era extraordinario y por ello los escritores bíblicos la llaman «la admiración de toda la tierra» (Jer 51.41), «la belleza de la excelencia de los caldeos» (Is 13.19), «la señora de los reinos» (Is 47.5) y «la grande» (Dn 4.30). Debido a las excavaciones arqueológicas, así como por el testimonio bíblico (Jer 51.58), sabemos que Babilonia era una ciudad fuertemente amurallada. Estaba construida en forma de rectángulo dividido de norte a sur en partes iguales por el Éufrates. La porción que se encontraba al este del río se conocía como la «antigua» ciudad, y a la parte occidental se le llamaba la «nueva», lo cual hace suponer que Babilonia originalmente se encontraba solo al este del Éufrates. Todo este rectángulo lo rodeaban dos murallas paralelas y un foso exterior también paralelo a las murallas. En época de Nabucodonosor II, se construyó otra muralla al este de la ciudad antigua para brindar mayor protección contra los ataques del enemigo. Las principales puertas de entrada, a través de las dos murallas paralelas, estaban ricamente adornadas con relieves hechos de centenares de lozas cuadradas. Los temas principales de estos relieves eran leones, toros y dragones.
Dentro de la ciudad el edificio más imponente era el templo de Marduc, al que quizás se refiere Génesis en la historia de la torre de → Babel. Este templo se encontraba casi en el centro de la ciudad, en la ribera oriental del Éufrates. El antiguo historiador Herodoto ha conservado para la posteridad una valiosa descripción del lugar.
Como toda gran ciudad, Babilonia no solo se distinguió por su prosperidad, sino también por su pompa y la laxitud de sus costumbres. Su idolatría resultaba repugnante a los escritores bíblicos. Además, fue la capital del gran imperio que durante largo tiempo rivalizó con Egipto la supremacía sobre Palestina y las regiones circundantes. Como esto culminó con la caída de Jerusalén y el cautiverio, y puesto que Babilonia era una ciudad dada a la idolatría, en el Antiguo Testamento son frecuentes las profecías en su contra (p. ej., Is 13.1–22; 14.22; 47; Jer 25; 50; 51; etc.).
Por consiguiente, en los primeros años de nuestra era judíos y cristianos tenían a Babilonia como encarnación de toda suerte de abominaciones. También se utilizaba para referirse a Roma, queriendo significar con ello no solo el inmenso poderío de dicha ciudad, sino también la corrupción e idolatría. En ese sentido se utiliza en 1 P 5.13, que parece referirse no a la Babilonia histórica, sino a → Roma. También a Roma se refiere Ap 17–18, aunque no solo se trata de la gran ciudad y su imperio, sino de como encarnación de los poderes malignos que se oponen al Señor hasta el día postrero. Como en el Antiguo Testamento, una vez más se oponen Babilonia y Jerusalén, aunque ahora se trata de la confrontación final.
BABILONIA (región e imperio). El nombre de Babilonia se le da también a la región de límites imprecisos situada en el curso inferior de los ríos Tigris y Éufrates. Su centro es una llanura a la que algunos textos nombran como Sinar (Gn 10.10; 11.2; 14.1; Zac 5.11). Al este de Babilonia se encuentra la región montañosa de Elam. Sin embargo, puesto que la transición de la llanura a las montañas ocurre de manera paulatina, los límites entre Babilonia y Elam siempre dependieron del poderío militar de una u otra región. Al oeste, Babilonia se extiende hasta el desierto de Arabia. Debido a que los babilonios rara vez se inclinaron a atravesar ese desierto, ya que había innumerables grupos nómadas que se dirigían a Babilonia a través de él, la influencia de estos pueblos nómadas sobre Babilonia fue grande a través de toda su historia. Sus límites hacia el sur y el norte no eran tan precisos. Durante la hegemonía de Babilonia se le daba ese nombre a todo el sur de Mesopotamia, que se extendía hacia el norte hasta las fronteras mismas de Asiria. Sin embargo, en otros tiempos, se distinguían de Babilonia propiamente dicha las regiones de Sumeria y Caldea al sur, y las de Asiria y Mesopotamia al norte. (En la antigüedad, el término «Mesopotamia» por lo general no se aplicaba a toda la región entre el Tigris y el Éufrates, sino a una zona mucho más pequeña que se encontraba entre el Tigris y el Zab.)
La civilización babilónica es una de las más antiguas en el Cercano Oriente; los sumerios ya habitaban Babilonia mil años antes de Abraham. Allí se encontró la escritura más antigua conocida; ese fue el inicio de la escritura cuneiforme en la que más de 500 figuras simples representaban, en un inicio, objetos e ideas y, más tarde, sílabas. Antes del año 2000 a.C. sus artesanos ya hacían joyería en oro y plata, armas de bronce y cobre y estatuas.
Este dibujo de Babilonia muestra la arteria principal de la ciudad, que pasa a través de la puerta de Istar en el muro de la ciudad.
Las condiciones geográficas de Babilonia determinaron en gran medida el modo de vida de sus habitantes. Los ríos Tigris y Éufrates, con sus inundaciones periódicas (aunque no tan precisas y abundantes como las del Nilo), permitían la irrigación de una vasta región mediante toda una red de canales y compuertas. De este modo Babilonia llegó a ser una de las regiones más fértiles del mundo. Como la piedra era escasa, los babilonios construían sus edificios con ladrillos que a menudo solo amontonaban unos sobre otros, aunque otras veces los unían con barro o algún material semejante. Por esta razón la mayoría de sus enormes construcciones, que una vez asombraron al mundo, han quedado reducidas a ruinas. La topografía de la región también la dejaba abierta a múltiples situaciones, de modo que en Babilonia vivieron, a través de los siglos, diversos pueblos y se hablaron varios idiomas, como el sumerio, el arameo y otros.
En tiempos de su mayor extensión, las ciudades más importantes de la región babilónica eran, además de Babilonia: → Ur, de donde partió Abraham en su peregrinación (Gn 11.27–31); → Erec (Gn 10.10); Nipur, que data de la época de la hegemonía sumeria, y en la que se han hecho importantísimas excavaciones; y → Cuta, de donde se dice que procedían algunas de las personas que Sargón II utilizó para repoblar Samaria después de tomarla (2 R 17.24).
Esta reconstrucción de Babilonia del tiempo del rey Nabucodonosor II muestra el enorme zigurat a la izquierda y el templo del dios pagano Marduk a la derecha.
Cuando aparecen los primeros registros históricos, Babilonia se encontraba dividida en una serie de ciudades, cada una con su rey, que a menudo chocaban y se disputaban la hegemonía. Esta situación desapareció cuando Sargón de Acad o Agadé logró unificar por primera vez toda la Mesopotamia del sur bajo un solo rey (al menos, las antiguas leyendas le atribuyen este gran logro). En todo caso, el poderío de Agadé no duró mucho, pues cuando los pueblos de las montañas invadieron la llanura, lo destruyeron. Poco después Ur logró establecer su poderío sobre toda la región, aunque solo para perderlo a causa de una invasión elamita. Surgieron entonces tres dinastías simultáneas en Isín, Larsa y Babilonia, hasta que → Hammurabi, rey de Babilonia, logró imponer su poderío y organizar la región en un vasto imperio en el que las demás ciudades quedaron relegadas al rango de capitales provinciales. Sus sucesores no pudieron retener el imperio que este formó, sino que vieron limitado su poder cada vez más hasta que los → Heteos tomaron a la misma Babilonia.
La segunda y tercera dinastías de Babilonia ocupan un período de alrededor de 600 años. Durante ellas Babilonia no logró reafirmar su poderío y de ellas se sabe muy poco. La tercera dinastía la destruyó una invasión elamita. Fue durante la cuarta dinastía, bajo → Nabucodonosor I, cuando Babilonia comenzó a restablecerse de su decadencia, aunque muy lentamente. Este proceso se interrumpió en el siglo VIII a.C. cuando → Asiria logró establecer su poderío sobre toda Mesopotamia. El Imperio Asirio duró poco más de un siglo. Su capital, Nínive, la tomaron los medos en 606 a.C. Aprovechando esta coyuntura, Babilonia se independizó bajo una dinastía procedente del sur de la región, de → Caldea. De ahí que a menudo se da el nombre de «Caldea» al reino neobabilónico que sucedió a Asiria en el dominio de Mesopotamia. El más importante de los reyes caldeos fue Nabucodonosor II. El último de ellos fue Nabonido, cuyo hijo → Belsasar gobernaba representativamente la ciudad de Babilonia cuando la tomó → Darío.
Foto: Colección fotográfica Matson
Las ruinas de Babilonia, que una vez fuera la orgullosa capital del poderoso Imperio Babilónico.
Con la caída de Nabonido termina la historia independiente de Babilonia. Desde entonces pasó a formar parte del Imperio Medo-Persa. Cuando Alejandro derrotó a los persas, quedó unida a su imperio y luego pasó a manos de su sucesor Seleuco I. Al resurgir el Imperio Persa, Babilonia quedó supeditada a él, para que luego la conquistaran los musulmanes. El período de la civilización babilónica que más interesa al estudioso de la Biblia se discutirá aparte bajo el título de «Caldea» (véase 2 R 23–24).
La religión de los babilonios era politeísta hasta el punto de que son más de 2.500 los nombres de sus dioses. A los dioses se les representaba mediante imágenes, por lo general de forma humana, en las que se creía que residía el dios representado. Los hombres se creían dirigidos por un destino prefijado y no había esperanza de una vida después de la muerte (→ Ur).
BAHURIM Pueblecito o suburbio de Jerusalén al nordeste del Monte de los Olivos. Simei, enemigo de David, vivía en Bahurim (2 S 16.5–13; 19.16–23; 1 R 2.8). Pero también había amigos de David en Bahurim (2 S 17.16–21; cf. 3.12–16).
BAILE Movimientos cadenciosos del cuerpo, casi siempre acompañados con música. Entre los griegos el baile o danza formaba parte de la educación nacional. En algunas tumbas egipcias se conservan escenas de banquetes con intervención de bailarinas. Entre los hebreos se utilizaba el baile para celebrar efemérides nacionales (Éx 15.20, 21), para recibir a los héroes (Jue 11.34; 1 S 18.6) y para manifestar regocijo por alguna bendición especial (2 S 6.14; Jer 31.4, 13; Lc 15.25). También figuraba en los servicios religiosos y actividades relacionadas con expresiones de la fe (Sal 149.3; 150.4).
Este relieve de un templo de la reina Hatsepsut en Karnak, Egipto, muestran bailarines y músicos egipcios practicando sus habilidades.
BALAAM (devorador o glotón). Vidente famoso, hijo de Beor, que vivía en Petor de Mesopotamia. Según Jud 11, es ejemplo de un hombre religioso que sucumbe ante la tentación de la avaricia (Nm 22.1–20).
Cuando Balac, rey de Moab, le pidió maldecir a los israelitas, Balaam consultó inmediatamente a Jehová, quien le prohibió hacerlo (Nm 22.8–13). Al llegar otros emisarios de Balac con la misma petición, Balaam les reiteró la negación de Dios (Nm 22.18). No obstante, volvió a consultar a Jehová. Esta vez Dios le dijo: «Vete con ellos; pero harás lo que yo te diga».
Camino a Moab un ángel intentó obstruirle el paso. Balaam no lo vio, pero su asna sí, y Dios la hizo hablar para reprender al profeta. Su avaricia lo llevaba por un camino peligroso. Balaam confesó que había pecado, pero siguió adelante según le indicó el ángel (Nm 22.34ss).
Balaam es también ejemplo de cómo un pecador puede ser, en contra de su voluntad, un instrumento de Dios para declarar un mensaje. Balaam y Balac subieron a cuatro colinas (Nm 22.39, 41; 23.14, 28) desde las que se dominaba el campamento israelita, procurando, en sentido figurado, franquear los muros de salvación (Is 60.18) que Jehová puso alrededor de su pueblo. En cada una de las colinas Balaam ofreció sacrificios y, bajo la inspiración de Dios, profetizó con respecto a Moab, Israel y el propio Mesías (Nm 24.17; Ap 22.16).
Balaam volvió a su casa (Nm 24.25) y, privado ya de la presencia de Dios, dio malos consejos a Balac (Ap 2.14), con lo que ocasionó la muerte de 24.000 israelitas (Nm 25.9). Hubo después una guerra de represalia entre Israel y Madián en la que Balaam murió (Nm 31.8; Jos 13.22).
BALAC (devastador). Rey de → Moab en el tiempo del éxodo. Iba a atacar a Israel (Jos 24.9), pero luego optó por otra estratagema. Para salvaguardarse contra una invasión aplastante contrató al vidente → Balaam para que maldijera a Israel (Nm 22–24; Jos 24.10).
Cuando mediante encantos no logró su propósito, siguió el mal consejo de Balaam y, a través del culto inmoral de su religión, pudo debilitar a Israel (Nm 25; Miq 6.5; Ap 2.14).
BALANZA Aparato para pesar dinero, granos y otros valores (Gn 23.16; 43.21; Job 31.6). Había varios tipos de balanzas. Las más primitivas consistían en una barra horizontal y cuerdas en los extremos con platillos para sostener el objeto a pesar.
Al principio, las → Pesas eran piedras de distintos tamaños. Más tarde se hicieron de cobre o hierro. Era posible pesar con bastante precisión, pero también era fácil engañar. El uso de balanzas falsas era un mal que los profetas condenaban, lo cual indica que era problema común (Lv 19.36; Pr 11.1; 16.11; 20.23; Am 8.5; Miq 6.11; Os 12.7). Según los legisladores, profetas y maestros, el uso de balanzas justas era prueba de rectitud. La balanza aparece en lenguaje figurado en Sal 62.9; Job 6.2; 31.6; Is 40.12, 15; Dn 5.27.
BALSAMERA Reina-Valera traduce así bakha en 2 S 5.23, 24; 1 Cr 14.14, 15. En Sal 84.6 lo traduce «lágrimas». La identificación de bakha con balsamera es imposible pues estas solo crecen en el sur de Arabia. Sobre la base del contexto otros la identifican con el álamo temblón, cuyas hojas se mueven con facilidad al impulso del viento.
BÁLSAMO En cinco ocasiones Reina-Valera traduce el hebreo tsoriy por bálsamo. En Ez 27.17 lo traduce resina. No se ha podido identificar con certidumbre, pero se supone que sea algún tipo de resina aromática. Era un producto de comercio internacional (Gn 37.25; 43.11; Ez 27.17). Galaad era centro de este comercio (Jer 8.22). Sin embargo, en Galaad no hay planta que produzca resina que tenga las propiedades medicinales atribuidas al bálsamo (Jer 46.11; 51.8). Quizás el bálsamo se producía en otra parte y lo llevaban a Galaad las caravanas de especias o tal vez se trataba de otra planta. En una ocasión (Sal 141.5), Reina-Valera traduce el hebreo shemen por bálsamo (→ Aceite).
BAMA, BAMOT (→ Lugar alto; Bamot es el plural de Bama). Nombre de centros de culto idólatra (→ Idolatría; Ídolo).
1. Lugar no identificado, mencionado en Ez 20.29.
2. Lugar cerca de Moab, por donde pasaron en su peregrinación los israelitas (Nm 21.19, 20). Quizás sea el mismo Bamot-baal adonde Balaam subió para maldecir a Israel (Nm 22.41; cf. Jos 13.17).
BANCO El concepto de banco no se halla en el Antiguo Testamento en el sentido de institución para custodiar el → Dinero de individuos o dar crédito comercial. El palacio y el templo eran los depositarios de la riqueza nacional (1 R 14.26). Aunque existía el sistema bancario en Babilonia desde 2000 a.C., los judíos no lo adoptaron sino hasta el período del destierro (Ez 18.8, 17; 22.12). Su aversión sin duda se debía a la estricta prohibición de la usura en el Antiguo Testamento.
La palabra traducida por banco en Lc 19.23 literalmente quiere decir «mesa». Tal nombre se debe seguramente a que sobre tal mueble acostumbraban trabajar los banqueros (cf. Mt 25.27). Algunos banqueros trabajaban como → Cambistas.
El «banco de los tributos públicos» (Mt 9.9) era la oficina aduanera del → Publicano, en este caso de → Mateo.
BANDERA Emblema militar nacional. Al igual que hoy, en tiempos antiguos se usaba para funciones militares y litúrgicas. Después que los israelitas salieron de Egipto, las tribus se identificaban por su respectiva bandera y se agrupaban alrededor de ella (Nm 1.52; 2.2, 3, 10, 17, etc.). Jeremías 4.21 usa la bandera como símbolo de la guerra que desea ver terminada.
La palabra bandera se usa en sentido figurado. La amada puede morar bajo la bandera del amor de su amado (Cnt 2.4). Los fieles alzarán bandera en el nombre de Dios (Sal 20.5). La bandera es punto de reunión y llama a los hijos de Dios para ampararse en su sombra y salir a luchar bajo su insignia (Éx 17.15; Is 11.12; Sal 60.4). En Is 11.10 al Mesías se le llama «pendón».
BARAC (relámpago). Hijo de Abinoham de Cedes de la tribu de Neftalí (Jue 4.6, 12). Dios le ordenó por medio de la profetisa → Débora que liberase a Israel del yugo de → Jabín, rey de Canaán. Asegurándose primero la ayuda de Débora, reunió diez mil personas y acampó en el monte → Tabor. Quebrantó a → Sísara y al ejército de este (Jue 4.15). Esta victoria se detalla en el célebre cántico de Débora y Barac (Jue 5.1–31). Barac se cuenta entre las personas de fe (Heb 11.32).
BARBA Para los israelitas y sus vecinos la barba era un adorno. Destacaba la virilidad y la dignidad masculinas (Sal 133.2), por lo que se esmeraban en cuidarla. La dejaban crecer larga y poblada. Los hombres se saludaban tomando con la mano derecha la barba del amigo íntimo y besándola (2 S 20.9). Afeitarse la barba o cubrirla era señal de humillación, pesar o luto (Is 15.2; Jer 41.5; 48.37). Raparle la barba a otro era deshonrarlo (2 S 10.4–14; Is 7.20). Para prevenir a los israelitas contra las prácticas idólatras, Dios les ordenó que no se cortasen la punta de la barba (Lv 19.27b). Los leprosos debían cubrirse la barba (Lv 13.45, BJ). A diferencia de los hebreos, según Herodoto, los egipcios mantenían la barba solo como señal de duelo, de ahí que cuando liberaron a José de la cárcel, tuvo que cortársela antes de comparecer ante Faraón (Gn 41.14). (→ Pelo.)
Cabeza de yeso descubierta en la excavación de Mari en Mesopotamia, mostrando la barba completa que usaban los antiguos amorreos y hebreos.
BÁRBARO (balbuceante, tartamudo). Transcripción griega de una voz sánscrita usada para referirse a una persona que emitía sonidos sin sentido, o que hablaba ininteligiblemente. Al principio, los griegos llamaban bárbaros a los que no hablaban griego, sin darle sentido despectivo (Ro 1.14; Hch 28.2ss, griego). Más tarde «bárbaro» se aplicó a todo lo no helénico (Col 3.11) o al que se expresaba incomprensiblemente (1 Co 14.11).
De un modo u otro, bárbaro se ha usado para designar a quienes una cultura dominante consideran inferiores. Esto significa que el uso del término en sí está cargado de un sentido negativo.
BARBECHO Tierra revuelta con arado y rastrillo, pero dejada sin sembrar para que recupere su fertilidad. La Ley (Éx 23.11) mandaba que el hebreo dejara su tierra en barbecho un año de cada siete, enseñando así que la tierra en verdad pertenecía a Dios (Os 10.12). Sin embargo, no hay pruebas de que esta práctica fuera común en Israel (véase Lv 26.33s). (→ Jubileo.)
BARCANave.
BARJESÚSElimas.
BARRABÁS (en arameo, hijo del padre o maestro). Contemporáneo de Jesucristo, al que algunos manuscritos de Mt 27.16 identifican, con cierta probabilidad, como «Jesús Barrabás». Todos los Evangelios lo mencionan al narrar el proceso de Jesús ante Pilato, pero con terminología algo diferente (Mt 27.20s; Mc 15.15; Lc 23.18; cf. Hch 3.14; Jn 18.40). Para Juan es un bandido o terrorista, pero Marcos y Lucas asocian su crimen de homicidio con cierta insurrección realizada en la ciudad. Mateo destaca la notoriedad del preso.
Para comprender la liberación de Barrabás como el indultado escogido a causa de la Pascua, es preciso recordar que Pilato, conocedor de la anterior popularidad de Jesús entre el pueblo, quiso salir de su dilema apelando a la turba con el fin de anular la sentencia del sanedrín. No comprendió que Jesús había perdido su prestigio ante la multitud. Los consejeros judíos ya podían apoyarse en la turba y de ahí el grito popular: «¡Fuera con este, y suéltanos a Barrabás!» (Lc 23.18).
Si la «insurrección» tenía visos de resistencia contra los romanos, la trágica elección de la turba cobra cierto tono patriótico. Barrabás llega a ser ejemplo de la liberación por expiación vicaria.
BARRO Lodo o mezcla usada en la construcción de edificios y casas habitables, en alfarería y trabajos de arte. Se hacía con elementos de varias clases: tierra, arena, ceniza y cal. Para amasarlo bien se majaba con los pies (Is 41.25). Con un molde rectangular, se hacían ladrillos de barro o arcilla reforzada con paja (Éx 5.6–19) y se ponían a secar al sol (Gn 11.3; Éx 1.14; Nah 3.14). Con estos construían casas (Job 4.19; 33.6).
Para la elaboración de diversos utensilios, luego de hacer la mezcla, se amoldaba sobre una rueda y después se cocía en un horno (Jer 18.3; 43.9). En vez de lacre, se usaba el barro para sellar (Job 38.14).
En sentido figurado la Biblia lo aplica al hombre por comparación con Dios, y a las cosas de poco valor o despreciables. En Is 64.8 y Ro 9.21 se alude al arte del → Alfarero para denotar la dependencia que el hombre tiene de Dios. Todo lo que es se lo debe al Creador, por eso debe acatar sumiso las disposiciones divinas.
BARSABÁS (en arameo, hijo de Sabás). Apellido de dos personas del Nuevo Testamento:
1. José Barsabás, uno de los primeros discípulos, quizás de los setenta (Lc 10.1), y uno de los dos candidatos propuestos para llenar la vacante que dejó Judas (Hch 1.23–26).
2. Judas Barsabás, profeta y cristiano distinguido, comisionado con Silas, Pablo y Bernabé para llevar a Antioquía la decisión del → Concilio en Jerusalén (Hch 15.22–23). Probablemente José y Judas eran hermanos.
BARTIMEO (en arameo, hijo de Timeo). Mendigo ciego al que Jesús le devolvió la vista (Mt 10.46–52). A pesar de ciertas variantes en los detalles del milagro, Mt 20.29–34; Mc 10.46–52 y Lc 18.35–43 tratan del mismo incidente. Según Lucas, Jesús pasó la noche en la casa de Zaqueo (quizás en las afueras de Jericó), lo que significa más que solamente atravesar la ciudad, y podría explicar que el milagro se haya realizado «al entrar», según Marcos y Lucas, y «al salir», según Mateo. Otros han pensado que las referencias al trayecto de Jesús han de entenderse o en relación con la antigua ciudad o con la nueva.
A diferencia de Lucas, que solo menciona «un ciego ... junto al camino», y de Mateo, que alude a dos ciegos, Marcos conserva el nombre de Bartimeo. Sin duda este último evangelista lo nombró porque Bartimeo era conocido entre los círculos para los que escribió y por las circunstancias especiales que rodearon el milagro.
BARTOLOMÉ (en arameo, hijo de Talmai). Uno de los doce apóstoles según Mt 10.3. Juan, al referirse al colegio apostólico, nombra a → Natanael y no a Bartolomé (1.45–51; 21.2). Esto hace suponer que se trata de una misma persona. Se menciona en el aposento alto entre los otros discípulos (Hch 1.13).
BARUC (bendito).
1. Secretario y discípulo de Jeremías que consignó por escrito parte de las profecías de este (Jer 36), y mereció su confianza, gratitud y bendición (Jer 32.12–16; 45.5). Emparentado con funcionarios de prominencia en la corte de Sedequías (Jer 51.59), tal vez abogó a favor del profeta. Acusado de favorecer a los caldeos, lo obligaron a emigrar a Egipto con Jeremías. Algunas tradiciones (Jerónimo) hablan de un posterior traslado a Babilonia. El judaísmo tardío le adjudicó varios libros deuterocanónicos y seudoepígrafos: El libro de Baruc, El apocalipsis siríaco de Baruc y El apocalipsis griego de Baruc, provenientes, sin embargo, de los siglos I y II d.C.
Vasija de Samaria con inscripciones del siglo VIII a.C. Dos líneas de la inscripción comienzan con el nombre Baruc.
2. Hijo de Colhoze, uno de los que reconstruyeron Jerusalén y firmaron el pacto de guardar la Ley (Neh 10.6; 11.2, 5).
3. Hijo de Zabai, otro de los que reconstruyeron la ciudad luego del cautiverio (Neh 3.20).
BARZILAI (hombre de hierro).
1. Padre de Adriel, yerno de Saúl (1 S 18.19; 2 S 21.8).
2. Galaadita que envió provisiones a David cuando este huía de Absalón (2 S 17.27ss). Cuando David regresó, Barzilai le acompañó hasta el Jordán; por su avanzada edad no continuó hasta Jerusalén. En sus últimas palabras a Salomón, David le mandó que tratase con bondad a la familia de Barzilai (1 R 2.7).
3. Sacerdote que se casó con una descendiente del anterior (Esd 2.61; Neh 7.63).
BASÁN Región de la Jordania septentrional, al este del río Jordán. Surcada por el río Yarmuk y sus numerosos afluentes, es una de las regiones más ricas de las tierras bíblicas. Era célebre por la hermosura de sus campos (Sal 68.15), sus magníficas encinas (Is 2.13), su saludable ganado y ricos cultivos (Dt 32.14; Ez 39.19; Am 4.1).
En los días de la conquista de Canaán, a Basán la gobernaba el rey Og (Nm 21.33; Dt 1.4; 3.3, 4, 10, 11; etc.). La tierra de Basán pasó a ser posesión de los rubenitas, gaditas y la media tribu de Manasés (Jos 12.4–6). En total, la región se componía de 60 ciudades (Jos 13.30). La región sufrió posteriores dominaciones (1 R 4.13; 2 R 10.32, 33; 13.25). En la actualidad forma parte del reino del Jordán.
BASEMAT (quizás de la raíz semítica bsm, fragante).
1. Hija de Ismael y esposa de Esaú (Gn 36.3). Tal vez sea la misma Basemat «hija de Elón heteo» de Gn 26.34, aunque según Gn 36.2, Elón era padre de Ada, otra esposa de Esaú. En Gn 28.9 la hija de Ismael con que se casó Esaú se identifica como Mahalat.
2. Hija de Salomón (1 R 4.15).
BATO La más grande de las → Medidas hebreas para líquidos. En tamaño equivalía a la efa (medida para áridos, 1 R 7.26; Ez 45.11). Las autoridades difieren mucho en cuanto a su equivalencia en medidas modernas: desde 46, 5 a 21 litros (NBD). Josefo la estimó en 9 galones.
La palabra española viene del vocablo griego batos, que se traduce por «barriles» en Lc 16.6.
BAUTISMO La acción del bautismo se expresa en el Nuevo Testamento con el verbo griego baptı́dzo (intensivo de bápto), y sus derivados, que significa introducir en el agua, sumergir o lavar con agua.
Origen
Los baños y → Lavamientos sagrados eran comunes en las religiones vecinas a Israel a.C., pero el bautismo del Nuevo Testamento tiene sus antecedentes inmediatos en el Antiguo Testamento y el judaísmo intertestamentario. La Ley prescribía varios lavamientos con agua (Éx 29.4; 30.20; 40.12; Lv 15; 16.26, 28; 17.15; 22.4, 6; Nm 19.8; etc.), y también los profetas hablaron de lavamientos presentes (Is 1.16; cf. Sal 51.2, 7) y futuros (Is 52.15, RV-1909; Ez 36.25, 26; Jl 2.23, 28; Zac 13.1; etc.; cf. 1 Co 10.2).El bautismo se prescribió a los prosélitos (quizás a.C.) para incorporar a los gentiles en la comunidad judaica. También lo practicaron los → Esenios
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Bautisterio, o baño, usado para las ceremonias de purificación en la comunidad esenia de Qumrán.
Significado
El bautismo en el Nuevo Testamento es la puerta de entrada al comunidad del nuevo → Pacto, que permite a los que pasan por ella experimentar los beneficios de dicho pacto.
Juan el Bautista insistió en que se bautizaran los judíos. Cristo se sometió al bautismo con el que inició su identificación pública con los pecadores, identificación que culminó en la cruz (Mt 3; Mc 1.9–11; Lc 3.1–22; Jn 1.19–34; cf. Mc 10.38, 39).
Como señal inicial para el miembro agregado al → Pueblo del nuevo pacto, el bautismo reemplazó a la → Circuncisión (Col 2.11, 12) y llegó a implicar tanto los requisitos como los beneficios del pacto.
Juan el Bautista insistía en el → Arrepentimiento (que incluía una confesión pública de pecado) y les prometía a los bautizados el → Perdón de sus pecados. El bautismo cristiano vino a señalar un segundo beneficio básico: el don del → Espíritu Santo y su poder regenerador (Mc 1.8; Hch 1.5; 2.38; 10.47; cf. Jn 3.5; Tit 3.5). Al igual que la circuncisión (Ro 4.11), al bautismo le precedía (al menos en el caso de los adultos) la fe (Hch 8.12, 13; 16.31–34; 18; etc.). Cristo lo instituyó en obligatorio para todos sus discípulos (Mt 28.19).
Pablo utilizó los requisitos y beneficios del bautismo para combatir varios problemas de las nuevas iglesias. En Gálatas combatió el legalismo afirmando que el entendimiento del bautismo era señal de la → Justificación por la fe (3.24–27). En Romanos, al condenar el → Libertinaje, insistió en que una recta comprensión del bautismo excluía el abuso de la abundante gracia de Dios y exigía la más dura lucha contra los deseos pecaminosos (6.1–14; cf. Mc 1.12, 13). En Romanos 6 también se destaca que mediante el bautismo se identifica el creyente con Cristo, tanto en su muerte como también en su resurrección.
A las divisiones carnales de los corintios el apóstol opone el bautismo como señal de la unidad cristiana (1 Co 1.13–17; 12.13; cf. Ef 4.5 y Gl 3.27, 28). Cuando a los colosenses los atrajo un tipo de → Gnosticismo que les prometía salvación por un conocimiento secreto, Pablo les recordó el bautismo que les unió a Cristo, fuente de la plenitud de la sabiduría de Dios. También se refirió al bautismo en su consejo matrimonial (Ef 5.26) y para promover el celo en hacer buenas obras (Tit 3.5).
Pedro menciona el bautismo con respecto al problema de las conciencias intranquilas a causa de la persecución (1 P 3.21) y el autor de Hebreos para estimular a la oración (10.22).
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Bautisterio en forma de cruz en la iglesia de San Juan en Éfeso.
Problemas
La mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que el bautismo común en la iglesia primitiva era por inmersión, aunque reconocen también que la palabra empleada en el mandamiento tiene a veces un sentido más amplio y general (p. ej., Lc 11.38).
El problema práctico más agudo relacionado con este tema es el del bautismo de los párvulos hijos de creyentes. Algunos enseñan que se deben esperar hasta que los hijos hagan su propia confesión de fe, porque no consta en el Nuevo Testamento que se bautizaran a los niños. Otros opinan que la unidad del pacto y la analogía de la circuncisión justifican el bautismo de los niños de creyentes, como expresión de la fe de los padres, sujeta, desde luego, a la posterior confirmación de los hijos mismos.
Relacionado con lo anterior, está el problema del significado preciso del bautismo. Por ejemplo, ¿es el bautismo un acto humano de confesión, puramente simbólico? ¿Es un acto divino, sacramental, por el cual Dios comunica su gracia y presencia personal mediante la fe como en el caso de un sermón? ¿Puede ser un instrumento por el que Dios crea la fe y salva al individuo? Los textos bíblicos citados en esta discusión se han interpretado de varias maneras (Mc 1.8; Jn 3.5; Hch 2.38; 10.47; 1 Co 1.17; Ef 5.26; Tit 3.5, 6; 1 P 3.21).
Aunque el interés natural del lector moderno casi inevitablemente gira en torno a los problemas de interpretación en los diversos sectores del cristianismo, es importante notar que el Nuevo Testamento, como se ha señalado, subraya otros aspectos del bautismo.
BECERRO Torito o hijuelo de vaca. Animal limpio cuya carne se usaba para ocasiones especiales (Gn 18.7, 8; Lc 15.23, 27, 30; cf. «ternero» en 1 S 28.24 y «novillo» en Am 6.4). Se empleaba mucho en los → Sacrificios (Lv 9.2, 3, 8; Miq 6.6; Heb 9.12, 19). Los pies de los seres vivientes que vio Ezequiel eran como los del becerro (1.7). En Ap 4.7 el segundo ser viviente es semejante a un becerro.
En dos ocasiones los israelitas rindieron culto al becerro. La primera fue al pie del Sinaí mientras Moisés recibía la Ley de Jehová. La fiesta que acompañó el culto fue orgiástica y provocó la ira santa de Moisés (Éx 32; cf. Dt 9.16, 21; Neh 9.18; Sal 106.19, 20; Hch 7.41). Entre los pueblos de todo el Oriente, el toro simbolizaba divinidad debido a su fuerza y fecundidad. Uno de los dioses principales de Egipto era Apis, el toro sagrado. Es probable, pues, que los israelitas hayan aprendido este culto mientras vivían en Egipto.
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Los eruditos señalan los parecidos entre el becerro de oro que adoraron los israelitas (Éx 32.1–24) y una costumbre religiosa egipcia. Su dios Hapi era representado por la figura de un toro.
La segunda vez que esta idolatría se practicó fue en el siglo X a.C. (después de la división del reino de Israel), en el reino del norte. El primer rey de Israel, → Jeroboam I, estableció en Bet-el y en Dan dos becerros de oro como centros de culto para evitar que el pueblo fuera a Jerusalén a adorar (1 R 12.28–32; 2 R 17.16; 2 Cr 11.14, 15; 13.8). Los dioses → Baal y → Hadad se representaban parados sobre toros. Algunos opinan que Jeroboam quería que los becerros sirviesen como pedestales sobre los que el invisible Jehová estaría entronado. Oseas condenó el uso de estas imágenes en la adoración (8.5, 6; 13.2).
BEDELIO (del hebreo bedola). La mayoría de los estudiosos aceptan que se trata de una resina aromática, amarillenta, transparente, cerosa y plástica. Otros sostienen que es una piedra preciosa o una perla (así lo interpreta la LXX).
Se menciona dos veces en el Antiguo Testamento: Gn 2.12, en la descripción del Edén, y Nm 11.7 en la descripción del color del maná.
BEEL-ZEBÚBaal-zebub.
BEER (pozo o cisterna).
1. Lugar desierto al norte del río Arnón, donde Dios proveyó de agua a los israelitas en un pozo que cavaron los príncipes del pueblo, acontecimiento que se celebró poéticamente (Nm 21.16–18). El sitio exacto se desconoce. Quizás sea el Beer-elim de Is 15.8.
2. Lugar a donde huyó Jotam «por miedo de Abimelec su hermano» (Jue 9.21). Sitio desconocido.
BEEROT (pozos).
1. Estación en la peregrinación de los israelitas, a unos 40 km al norte de Cades-barnea (Dt 10.6; Nm 33.31).
2. Una de cuatro ciudades que hicieron la paz con Josué mediante una estratagema engañosa (Jos 9.3–17). Más tarde, los habitantes de Beerot emigraron a Gitaim por motivos desconocidos (2 S 4.3), después de lo cual, según parece, la habitaron los benjamitas. Era el pueblo de Recab (2 S 4.1–12) y de Naharai, escudero de Joab (2 S 23.37; 1 Cr 11.39; cf. Esd 2.25; Neh 7.29). Beerot se hallaba casi a 6 km al sudoeste de Bet-el.
BEERSEBA Nombre dado a un pozo importante y a un poblado y distrito (Gn 21.14; 26.33; Jos 19.2). La ciudad actual de Beerseba se encuentra a unos 78 km al sur de Jerusalén y a medio camino entre el Mediterráneo y el mar Muerto, a unos 3 km al oeste del sitio original. Allí se hallan varios pozos, el mayor de ellos tiene 4 m de diámetro y 13 de profundidad. Para cavarlo hubo que cortar más de 5 m de roca sólida. El significado del nombre se da en Gn 21.31: «pozo de siete» o «pozo del juramento».
Los patriarcas estuvieron muy asociados con este lugar: allí vivió Abraham por algún tiempo (Gn 22.19); de allí salió para ir a sacrificar a Isaac. Este último vivía allí cuando Jacob salió para ir a Mesopotamia (Gn 28.10). Jacob se detuvo allí en su viaje a Egipto cuando iba en busca de José. En la partición, Beerseba le correspondió a Simeón y pasó después a ser posesión de Judá (Jos 19.2). En Am 5.5 y 8.14 se indica que el lugar se convirtió en centro de indeseables actividades religiosas. En tiempos de Nehemías se rehabilitó (11.27).
Foto: Servicio fotográfico Levant
Excavaciones en la antigua Beerseba cerca de Jerusalén al sur de Israel.
BEHEMOT Forma plural de una palabra hebrea. Aparece nueve veces en el Antiguo Testamento, transcrita en Job 40.15 y traducida las otras veces de diferentes maneras (Dt 32.24; Job 12.7; Sal 49.12, 20; 50.10; 73.22; Jer 12.4). Generalmente significa «bestias», «animales» o «ganado».
Sin embargo, en Job 40 behemot parece referirse al hipopótamo del Nilo, animal enorme que alcanza hasta 4 m de longitud, de piel desnuda muy gruesa y de cabeza gigantesca. En el discurso de Jehová en Job 40, es símbolo del poder creador de Dios.
BEL Dios supremo de Babilonia al que los hebreos llamaban «Merodac». Era el dios del sol y su hijo era Nebo (Is 46.1). Para los profetas, la caída de Babilonia aseguraba también el fin de Bel (Jer 50.2; 51.44). En la obra apócrifa, Bel y el dragón, el profeta Daniel expone la falsedad de los dos dioses principales de los babilonios. (→ Merodac; Apócrifos.)
Imagen de bronce de Baal, dios pagano de la guerra y la fertilidad entre los antiguos cananeos y fenicios.
BELÉN (en hebreo, casa de pan).
1. Ciudad de Judá, situada a unos 8 km al sudoeste de Jerusalén, cerca a la vía que une esta ciudad con Hebrón. En un principio a Belén se le conoció como Efrata, cerca del lugar donde sepultaron a Raquel (Gn 35.19; 48.7). Los levitas de los incidentes relatados en Jue 17 y 19 fueron de Belén. La mayoría de los hechos en el libro de Rut tienen a Belén como escenario (Rt 1.1, 2, 19–22; 2.4; 4.11).
En el Antiguo Testamento a Belén se le conoce más como la ciudad de David. Allí tuvo su hogar David (1 S 17.12, 15; 20.6, 28) y lo ungió Samuel (1 S 16.1, 4ss). También llegó a ser el lugar de sepultura de Asael (2 S 2.32) y luego sede de una guarnición filistea sorprendida por tres vigilantes de David (2 S 23.14–16; 1 Cr 11.16–18). Fue el pueblo natal de Elhanán hijo de Dodo (2 S 23.24; 1 Cr 11.26). Roboam fortificó varias ciudades de Judá, entre ellas Bel (2 Cr 11.6).
Después del reinado de David la importancia de Belén menguó. No obstante, se seleccionó como cuna del Mesías y esto haría imperecedera su fama (Miq 5.2). Ya para el regreso del remanente de la cautividad, 123 hijos de Belén repoblaron el lugar (Esd 2.21; Neh 7.26).
En tiempos del Nuevo Testamento se menciona como lugar de nacimiento del Señor y de la matanza de los inocentes (Mt 2.1, 5, 6, 8, 16; Lc 2.4, 15; Jn 7.42).
Foto de Gustav Jeeninga
Belén, en el área de las colinas de Judá, hogar de David y donde nació Jesús (1 S 16.1, 4; Lc 2.11).
2. Ciudad en el territorio de Zabulón (Jos 19.15), posiblemente el hogar y lugar de sepultura de Ibzán, uno de los jueces de Israel (Jue 12.8, 10). Este pueblo se halla situado a unos 11 km al noroeste de Nazaret.
BELIAL (tragadero). Término que en el Antiguo Testamento se usa generalmente en sentido abstracto y no como nombre propio. Se refiere a lo malo y perverso (Jue 19.22; 2 S 16.7, RV-1909). En los rollos del mar Muerto se refiere a los enemigos satánicos de la comunidad. En 2 Co 6.15 es sinónimo de Satanás.
BELSASAR Príncipe de los caldeos, que gobernaba en → Babilonia junto con su padre Nabonido. Este es el único caso en Caldea en que se sabe que un príncipe gobernaba juntamente con su padre antes de que este muriera. Por eso, Daniel 5.29 dice que Belsasar hizo a Daniel «el tercer señor del reino».
Según Daniel 5, Belsasar celebraba un banquete en Babilonia, con los vasos que trajo del templo de Jerusalén → Nabucodonosor II, su abuelo, cuando apareció una mano que escribía en la pared. Tras apelar a toda suerte de magos y adivinos, Belsasar mandó a buscar a Daniel, quien le interpretó la escritura (el reino tocaba a su fin) y esa misma noche Belsasar murió al tiempo (539 a.C.) que → Darío tomaba a Babilonia (Dn 5.30, 31). Aparte del episodio de la escritura misteriosa, los antiguos textos de Mesopotamia confirman la historia bíblica y nos informan que mientras Belsasar se enfrentaba a las tropas persas en Babilonia, su padre Nabonido se encontraba sitiado en Borsipa, cerca de Babilonia.
BELTSASAR (Quizás [Bel] proteja su vida). Nombre babilónico dado a Daniel (1.7; 2.26), tomado del nombre del dios principal de Nabucodonosor (4.8). La experiencia de Daniel (caps. 1; 6) refutó el mensaje contenido en su nombre. (→ Daniel; Bel.)
BEN-ADAD Nombre de varios reyes de Damasco o Siria.
1. Ben-adad I (ca. 900 a.C.) se alió con Baasa, rey de Israel, contra Asa, rey de Judá. Pero Asa le ofreció los tesoros del templo con tal que rompiera el pacto e invadiera a Israel. Ben-adad aceptó y conquistó todo el norte del territorio israelita (1 R 15.16–22; 2 Cr 16.4).
Más tarde, cuando el rey Salmanasar III de Asiria amenazaba a Damasco, Ben-adad sitió Samaria a fin de obligar al rey Acab a aliarse con él contra el avance asirio (1 R 20.1–22). Acab derrotó a Damasco dos veces y capturó a Ben-adad. Le perdonó la vida a cambio de privilegios comerciales en Damasco y la devolución de ciudades israelitas tomadas por Siria en agresiones anteriores. El tratado resultante dio a Israel tres años de paz (1 R 20.26–34; 22.1).
En 853 a.C., Ben-adad se alió con varios estados pequeños, uno de ellos fue Israel, para resistir a Asiria. Se produjo luego la batalla de Qarqar tras la cual Asiria se adjudicó la victoria. Pero el hecho es que pasaron cinco años sin que estuviera en condiciones de realizar otra invasión. En el mismo año Acab quebrantó el pacto y atacó a Ramot de Galaad, ciudad que pertenecía a Damasco, empresa para cuya realización necesitó de la ayuda de Josafat, rey de Judá. Ben-adad los derrotó y Acab murió en la batalla (1 R 22.1–40).
Es posible que Ben-adad sea el mismo rey sirio a cuyo general, Naamán, Eliseo sanó de la lepra (2 R 5.1). Después, hallándose enfermo el rey mismo, envió su siervo Hazael a consultar con Eliseo respecto a su enfermedad. Cuando anunció el profeta que el mismo Hazael sería el próximo rey de Siria, este volvió a Damasco, asesinó alevosamente a su señor y ocupó el trono en su lugar (2 R 8.7–10; 14.15).
2. Ben-adad II (III según otros estudiosos que creen que hubo un Ben-adad II en la época de Omri de Israel) era hijo de Hazael. Empezó a reinar durante el reinado de Joás de Israel. Su país estaba tan debilitado por las constantes incursiones asirias que no pudo conservar el territorio que le dejó su padre. En tres batallas con Joás perdió las ciudades israelitas que su padre tomó (2 R 13.14–19, 25). Jeroboam II de Israel ganó aun más victorias sobre Siria y extendió su territorio hasta los límites del antiguo reino de David (2 R 14.25–28). Nada se sabe de su fin, pero se cree que murió cuando Salmanasar IV sitió a Damasco en 773 a.C. Le sucedió Tabeel (Is 7.6).
BENAÍA (Jehová ha edificado).
1. Hijo de Joiada, levita del pueblo de Cabseel (2 S 23.20), y capitán de la guardia extranjera durante el reinado de David (2 S 8.18; cf. 1 Cr 27.5). Fue contado entre los treinta soldados más valientes de David (1 Cr 27.6; 2 S 23.20–23). No solo sirvió a David, sino también a Salomón, a quien ayudó a establecer su reino (1 R 1; 2.25, 29ss).
2. Soldado de Piratón de Efraín, nombrado entre los treinta hombres valerosos (2 S 23.30). Fue jefe de una división del ejército de David (1 Cr 27.14).
Otros del mismo nombre se mencionan en 1 Cr 15.18, 20, 24; 16.6; 2 Cr 20.14; 31.13; Esd 10.25, 30, 35, 43; Ez 11.1, 13.
BENDICIÓN Invocación del apoyo activo de Dios para el bienestar y la prosperidad, o el recibimiento mismo de estos bienes (Dt 28.8).
En general, el pueblo que vive existencialmente en la presencia de Dios, amándole y obedeciéndole, goza de la bendición o provisión divina (Dt 28.3–6; Sal 72.13ss). En tiempos bíblicos el patriarca invocaba proféticamente la bendición divina y la transmitía a sus hijos (Gn 27.4ss; 48.9ss). Sin embargo, cuando el hombre bendecía a Dios, era una expresión de gratitud y adoración (Sal 67; 100; 103).
Con el tiempo, la bendición llegó a constituir parte del → Culto. Se usaba como saludo (2 S 6.18; Sal 118.26), en la → Santa Cena (Mt 26.26; Mc 14.22; 1 Co 10.16) y en la despedida (Gn 49.28; Dt 33; Lc 24.50s). Se transmitía por la imposición de manos (Gn 48.14) y por el beso (Gn 27.26s). En el culto cristiano la bendición ha tomado formas rituales (Nm 6.24–26; Ro 15.13; 2 Co 13.14; Heb 13.20s; Jud 24s).
En la teología bíblica, bendición es la palabra que une los dos testamentos. El pacto de bendición hecho con Abraham (Gn 12.1–3) se cumple en Cristo en el Nuevo Testamento (Hch 3.25; Gl 3.14; Ef 1.3; 1 P 3.9). La vida toda del nuevo pueblo de Dios es una herencia de bendición y un esfuerzo continuo por bendecir (Mt 5.44; Ro 12.14; 1 P 3.9).
BENJAMÍN Nombre de varios personajes de la Biblia, una tribu israelita y un territorio.
El más conocido es el hijo de Jacob y Raquel, nacido cerca de Belén durante un viaje (Gn 30.1, 22–24; 35.16). Al nacer el niño, murió la madre. Jacob le dio el nombre de «Benjamín» (hijo de la mano derecha) en vez de «Benoni» (hijo de mi tristeza) que le puso Raquel. Mucho se ha discutido sobre el significado de la frase «hijo de la mano derecha»: quizás fuera, lo mismo que hoy, una expresión que utilizan los padres al referirse a un hijo servicial, hogareño y predilecto.
Después de la muerte de Raquel y de la separación de José, Jacob sintió especial cariño por Benjamín. A duras penas permitió que viajara con sus hermanos a Egipto (Gn 43.1–14). Al parecer, durante su juventud fue humilde, obediente a su padre y resignado ante las circunstancias difíciles (Gn 44.1–34).
La tribu de Benjamín se distinguió en hechos notables dentro de la nación hebrea. El primer rey de Israel (Saúl) vino de dicha tribu (1 S 10.21). El apóstol Pablo fue también de la tribu de Benjamín (Flp 3.5). Esta tribu ocupó el territorio limítrofe con Judá, tribu a la que vivió unida durante la división del reino (Jos 18.11–18).
Otros tres que llevan el nombre de Benjamín se mencionan en 1 Cr 7.10, 11; Esd 10.32 y Neh 3.23.
BERACA (bendición).
1. Hermoso valle cerca del desierto de → Tecoa, donde → Josafat, rey de Judá, y su pueblo levantaron altares a Jehová para bendecirlo por el triunfo logrado sobre las tribus de Moab y Amón (2 Cr 20.26).
2. Uno de los guerreros que se juntó con David cuando este huía de Saúl (1 Cr 12.3).
BEREA Ciudad en la parte sudoeste de Macedonia (a unos 80 km de Tesalónica), en el distrito de Ematia y al pie del monte Bermio. Las ruinas alrededor de la ciudad moderna (Veroia) indican algo de su importancia (alrededor de 20.000 habitantes en tiempos del Nuevo Testamento). Pablo predicó allí durante su primera visita a Europa y un considerable número de judíos residentes recibió su encomio por estudiar con cuidado las Escrituras. De Berea era Sópater, un compañero de Pablo (Hch 17.10–15; 20.4).
BERENICE (en griego, la que trae la victoria). Hija de → Herodes Agripa I, nacida en 28 d.C. Se casó primero con su tío Herodes de Calcis. Al morir este (48 d.C.), Berenice vivió con su hermano Agripa, según parece en unión incestuosa. Después de un matrimonio pasajero con Polemón, rey de Cilicia, volvió al lado de su hermano. Visitaron juntos al nuevo procurador → Festo en Cesarea y asistieron al interrogatorio de Pablo (Hch 25.13–26.32). Más tarde, fue amante de Vespasiano y luego de Tito, quien la hizo venir a Roma pero no se atrevió a casarse con ella por la hostilidad del pueblo.
BERILO Piedra preciosa por lo general verde o azul verdoso, pero también amarilla, rosada, con variedades en aguamarina y esmeralda, casi siempre opaca o simplemente translúcida. En el Antiguo Testamento se menciona en Éx 28.20; Ez 28.13; Dn 10.6. En el Nuevo Testamento solo en Ap 21.20.
BERNABÉ (en arameo, hijo de la exhortación). Nombre que los apóstoles dieron a José, levita de Chipre. Su generosidad era notoria en la iglesia primitiva de Jerusalén (Hch 4.36s) en contraste con el egoísmo de → Ananías y Safira (Hch 5.1ss). Primo hermano de Juan Marcos (Col 4.10) y, según Clemente de Alejandría, uno de los setenta discípulos de Jesucristo. Era «varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe» (Hch 11.24). Lucas y Pablo lo llamaron → Apóstol (Hch 14.4, 14; 1 Co 9.6), y en varias ocasiones demostró poseer un espíritu de comprensión y discernimiento.
Fue Bernabé el que convenció a los apóstoles de la conversión y sinceridad de Pablo (Hch 9.27). Más tarde lo enviaron a investigar la nueva obra entre los gentiles de Antioquía, donde otros chipriotas eran prominentes (11.19ss). Al reconocer que esta era obra de Dios y que allí había mucha oportunidad para el ministerio de Pablo, fue a Tarso y lo trajo consigo a Antioquía, donde predicaron juntos (11.25s). Con Pablo, Bernabé llevó la ayuda para los hermanos necesitados de Judea (11.29, 30).
De nuevo en Antioquía, a Bernabé y Pablo, contados entre los profetas y maestros de la congregación, los separaron para la misión gentil (Hch 13.1ss; cf. Gl 2.9). Su primer viaje misionero, que comenzó con una visita a Chipre, produjo una cadena de iglesias que se extendió hasta el Asia Menor (Hch 13.14). El orden de los nombres, que quizás indica prioridad en el liderazgo, había sido «Bernabé y Saulo», pero desde la salida de Chipre Lucas habla de «Pablo y Bernabé».
Al regresar del viaje, Bernabé tuvo otra misión importante cuando lo nombraron junto con Pablo para presentar la cuestión de la circuncisión ante el → Concilio de Jerusalén (Hch 15). Su ministerio se reafirmó y parece que Bernabé se destacó más que su compañero en el concilio (vv. 12, 25), tal vez por ser el representante original de Antioquía. Sin embargo, para no oponerse a Pedro, en una ocasión Bernabé contemporizó con las convicciones de este sobre la aceptación de los gentiles, dejando de comer con ellos en Antioquía (Gl 2.13).
Según Hch 15.36–40, Bernabé y Pablo se separaron y aquel navegó acompañado de Juan Marcos, rumbo a Chipre. Sin embargo, el testimonio posterior de Pablo referente a Marcos (2 Ti 4.11) parece indicar que este aprovechó mucho el trabajo con su primo.
Algunos atribuyen a Bernabé la Epístola a los → Hebreos. La llamada Epístola de Bernabé, de tinte alejandrino, es seudónimo y data de ca. 125 d.C.
BESER (fuerte). Nombre de una ciudad y un hombre en el Antiguo Testamento.
1. Ciudad de refugio situada en los llanos al este del Jordán, asignada a la tribu de Rubén (Dt 4.43; Jos 20.8). Se designó como lugar de residencia para los hijos de Merari de la tribu de Leví (Jos 21.36; 1 Cr 6.63–78).
2. Hijo de Zofa de la casa de Aser (1 Cr 7.37).
BESO como saludo y muestra de afecto, amistad o reverencia. Los judíos lo practicaban como prueba de afecto entre prometidos (Gn 29.11ss), cónyuges (Cnt 8.1), parientes (Gn 33.4; Rt 1.14; 1 R 19.20; Lc 15.20) y amigos (1 S 20.41) y como rito ceremonial (1 S 10.1; cf. Est 5.2, TA). Este último, en reconocimiento del «ungido de Dios» (cf. Sal 2.12, RV-1909), puede ser una práctica cultual parecida a las que se hallan entre los paganos. Besar la mano (Job 31.27) o una imagen (1 R 19.18; Os 13.2) es un acto de adoración. Además, el beso puede ser una simple provocación sexual (Pr 7.13).
El beso más famoso de la Biblia fue el que Judas dio a Jesús, no como expresión de amor, sino de traición (Mt 26.48s; Mc 14.44s; Lc 22.47s).
Entre los cristianos el beso expresa afecto comunitario (Hch 20.37) y se menciona en el saludo epistolar como «ósculo santo» (Ro 16.16; cf. 1 Co 16.20), «ósculo de amor» (1 P 5.14). Luego la práctica entró en la liturgia de la iglesia.
BESOR Arroyo que nace cerca de Aroer, sigue al oeste pasando por Beerseba y desemboca en el Mediterráneo, a 8 km al sudoeste de Gaza. Se relaciona con la derrota que David infligió a los amalecitas (1 S 30.9, 10, 21).
BESTIA Término usado en Reina-Valera para referirse a diferentes animales.
1. Animales vertebrados y mamíferos en contraste con las aves y los reptiles (Gn 1.30), excluyendo, desde luego, al hombre.
2. Cualquiera de los animales inferiores, incluyendo a los reptiles y las aves (Sal 147.9; Ec 3.19).
3. Animales salvajes (Gn 37.20; Éx 23.11; cf. Tit 1.12).
4. Animales domésticos en general (Gn 1.24; Jue 20.48; Pr 12.10; Ap 18.13), aunque son frecuentes las alusiones a los asnos (Gn 45.17), bueyes (Gn 34.23; cf. Nm 35.3) y caballos (2 R 3.9). Estos últimos eran las bestias de carga en las campañas militares.
La palabra bestia se usa en sentido figurado en la literatura apocalíptica. Las cuatro bestias de la visión de Daniel (Dn 7.3ss) representan el poder destructivo personificado por cuatro imperios, comenzando con el Imperio Babilónico. En Apocalipsis se habla de dos bestias. Una sube del abismo (Ap 11.7; 17.8) o del mar (Ap 13.1); es escarlata (Ap 17.3) y tiene siete cabezas y diez cuernos (Ap 17.7). Simboliza al Imperio Romano que persiguió a los cristianos, y a veces al emperador que se presenta como la reencarnación de Nerón. En sentido más amplio simboliza a todo poder político que se opone a Dios. La segunda bestia sube de la tierra, habla como dragón (Ap 13.11) y se identifica con el falso profeta (Ap 16.13; 19.20; 20.10). Representa el culto que se tributaba al emperador como dios y a los que promovían este culto. (→ Anticristo; Apocalipsis.)
Cómo las versiones de la Biblia difieren ocasionalment en la traducción de nobres de animales
Esta tabla muestra claramente que seis traducciones populares de la Biblia—Nacar-Colunga, Reina Valera (1960), Dios habla hoy, La Biblia Latinoamérica, Biblia del Peregrino, La Biblia de Jerusalén—algunas veces difieren en sus traducciones de los nombres de los animales en la biblia. Estas diferencias existen porque los eruditos no concuerdan en el significado preciso de las palabras hebreas subyacentes.
Referencia: Nacar-Colunga, Reina Valera (60), Dios habla hoy, La Biblia Latinoamérica, Biblia del Peregrino, La Biblia de Jerusalén
REFERENCIA
NC
RV (60)
DHH
LBL
BDP
BDJ
Éx 8.17
tábanos
piojos
mosquitos
tábanos
moscas
tábanos
Éx 36.19
piel de tejón
piel de tejón
pieles finas
cueros finos
pieles de marsopa
cueros finos
Lv 11.18
pelícano
pelícano
cisne
somormujo
corneja
pelícano
Nm 23.22
unicornio
búfalo
búfalo
búfalo
búfalo
búfalo
2 S 6.13
carnero cebado
carnero engordado
carnero gordo
ternero cebado
ternero cebado
carnero cebado
1 R 10.22
monos
pavos reales
monos
monos
monos
monos
Sal 104.18
madriguera del damán
conejos
tejones
conejos
tejones
damanes
Is 11.8
áspid
víbora
cobra
víbora
serpiente
monos
Is 14.23
erizos
erizos
lechuzas
erizos
erizos
erizos
Is 34.11
lechuza
pelícano
búho
pelícanos
corneja
pelícano
Jer 8.7
cigüeña
cigüeña
cigüeña
cigüeña
cigüeña
cigüeña
Lm 5.18
raposas
zorras
zorras
las fieras
zorros
las raposas
Am 4.9
langosta
oruga
langostas
langostas
langosta
langostas
BET (casa, templo o, simplemente, ubicación). Es la segunda letra del alfabeto hebreo (Sal 119.9ss). Por lo general, figura como prefijo en palabras como: Bet-esda («casa de misericordia»); Bet-avén (casa de vanidad); Bet-el (casa de Dios); Bet-lehem (Belén) (casa de pan), etc.
BETÁBARA (la casa del vado). Pueblo que, según Jn 1.28, se hallaba «al otro lado del Jordán, donde estaba bautizando». En los mejores manuscritos antiguos este pasaje reza → «Betania, más allá del Jordán», pero el nombre Betábara prevaleció en ciertas ediciones (→ Crítica textual) por el apoyo decidido de Orígenes.
Por el contexto de Jn 1.28, parece que el lugar era accesible a los sacerdotes, levitas y fariseos de Jerusalén. Sin embargo, y aunque tradicionalmente se ubica frente a Jericó en la ribera oriental del Jordán, el sitio exacto es un problema que todavía se discute.
BETANIA Nombre de dos aldeas del Nuevo Testamento.
1. Pueblecito al sudeste del Monte de los Olivos, a 3 km de Jerusalén, en el camino a Jericó (Mc 11.1). Es importante en los Evangelios por los acontecimientos del ministerio de Jesús que ocurrieron allí.
En Betania residía → Lázaro, el amigo que Jesús resucitó (Jn 11), con sus hermanas Marta y María. En casa de estos hermanos Jesús encontraba un ambiente familiar (Lc 10.38–42), y allí permaneció durante la semana de la Pasión. En este mismo pueblo ungieron a Jesús mientras se celebraba un banquete «en casa de Simón el leproso» (Mt 26.6–13; Mc 14.3–9; cf. Jn 12.1–8) y aquí también ocurrió la ascensión (Lc 24.50ss).
La actual Betania lleva el nombre árabe El-Azariye (derivado de Lázaro).
2. Lugar «más allá del Jordán» (Jn 1.28, NC, HA y casi todas las versiones recientes, → Betábara), cuya ubicación ha permanecido incierta desde tiempos de Orígenes (ca. 250 d.C.).
BET-ARÁN Ciudad que fortificó la tribu de Gad para albergar a sus mujeres y niños mientras los hombres participaban en la conquista al otro lado del Jordán (Nm 32.36; Jos 13.27). Estaba ubicada en un lugar alto en el valle del Jordán, a 10 km al este del río y a 13 de la desembocadura.
Herodes Antipas la reconstruyó y es muy probable que allí se celebrara la fiesta de cumpleaños cuyas consecuencias fueron la decapitación de Juan el Bautista (Mt 14.6–12).
BET-AVÉN (casa de iniquidad).
1. Pueblo de Hai al este de Bet-el (Jos 7.2; 18.12). De acuerdo con 1 S 13.5; 14.23, estaba al oeste de Micmas. Fue escenario de una batalla entre Saúl y los filisteos.
2. Oseas 10.5 (cf. 4.15; 5.8) emplea el nombre Bet-avén en tono despectivo para describir la condición de → Bet-el (casa de Dios) después de colocar allí el becerro de oro.
BET-EL (casa de Dios). La ciudad que con más frecuencia se menciona en el Antiguo Testamento después de Jerusalén. Estaba situada a 35 km al norte de Jerusalén y a 29 al sur de Silo. No tenía defensas naturales, pero la abundancia de agua estimuló su crecimiento. Parece que los cananeos tenían allí un santuario al dios El, pero el nombre hebreo de la ciudad procede de la visión que Jacob tuvo en este lugar (Gn 28.10–22).
En la Biblia aparece primero como sitio donde Abraham levantó un altar (Gn 12.8; 13.3, 4). Por la experiencia de Jacob el nombre adquirió el sentido especial de lugar de revelación (Gn 28.19; 35.1–7). Dios se refiere a sí mismo como «Dios de Bet-el» (Gn 31.13) y le manda a Jacob volver allí. La segunda vez que Jacob fue a Bet-el, Jehová le dijo que a partir de ese momento no se llamaría Jacob sino Israel, y se renovó el pacto con Abraham (Gn 35.10–15).
Foto de Howard Vos
Arqueólogos excavan el antiguo centro de sacrificios cananeo en Bet-el.
Los arqueólogos han comprobado que la ciudad se quemó durante la época de Josué y muchos suponen que la conquistaron al mismo tiempo que → Hai, que estaba un poco al este de Bet-el (Jos 7.2; .
Durante la época de los jueces el arca estaba en Bet-el (Jue 20.18–28) aunque después la llevaron a Silo. El territorio que Débora gobernaba se hallaba entre Bet-el y Ramá (Jue 4.5). Después de la caída de Silo, Samuel visitaba Bet-el todos los años para resolver los problemas espirituales de sus habitantes (1 S 7.16).
Bet-el adquirió mala fama cuando Jeroboam I, al establecer el reino del norte, la convirtió en santuario del culto a un becerro de oro para evitar que los israelitas volvieran al templo de Jerusalén. Es probable que el becerro de oro no haya sido una representación de Jehová, sino el guardián del trono de Dios (1 R 12.26–33; 2 Cr 13.8, 9). Sin embargo, la ira de Dios cayó sobre el rey por su desobediencia. Durante los días de Elías y Eliseo había una escuela de profetas en la ciudad (2 R 2). En el siglo VIII, Amós denunció las iniquidades de Bet-el, por lo que el sacerdote del santuario lo mandó salir de la ciudad (Am 7.12, 13).
Cuando Asiria conquistó a Samaria (722 a.C.), no devastó a Bet-el. Como parte de sus reformas, Josías de Judá destruyó el santuario pagano y procuró eliminar su sacerdocio, pero dejó intacta la ciudad (2 R 23.15–20). Los babilonios o los persas sí la destruyeron en la época del cautiverio. La ciudad volvió a levantarse puesto que Esdras y Nehemías mencionan una pequeña población de este nombre (Esd 2.28; Neh 7.32).
En el Nuevo Testamento no se nombra a Bet-el aunque llegó a ser más grande que antes. Josefo dice que el emperador Vespasiano estableció allí una guarnición romana (Guerras IV, ix, 9). el pueblo llegó a su apogeo en la época bizantina y desapareció al comenzar el período árabe en la Tierra Santa.
BETESDA (transcripción griega de la voz aramea bet-jasdá, casa de misericordia; las variantes textuales rezan Betzatá o Betsaida). Estanque de cinco pórticos en Jerusalén, donde los enfermos aguardaban la sanidad mediante las aguas. Aquí sanó Jesús a un hombre enfermo desde hacía 38 años (Jn 5.2–9).
No solo el nombre Betesda está en duda, por problemas textuales (el v. 4 falta en los manuscritos más antiguos), sino su ubicación. En el v. 2 el original reza: «cerca del ... de las ovejas»; algunas versiones suplen «puerta» (de acuerdo con Neh 3.1, donde se menciona una entrada en el muro septentrional de Jerusalén); otras, «abrevadero».
Si las primeras tienen razón, como es probable, el sitio tradicional es el correcto: contiguo a la actual iglesia de Santa Ana, un poco al norte del área del templo. Se halla en el barrio Betzatá (o Bezeta), y aquí los arqueólogos han excavado un estanque trapezoide con sus cinco columnatas. A la par, en la pared de una antigua iglesia en ruinas, se nota un fresco de un ángel que agita las aguas.
BETFAGÉ (en arameo, casa de higos). Aldea cerca de Jerusalén, ubicada en la vertiente este del Monte de los Olivos. Se menciona solo en relación con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén (Mt 21.1; Mc 11.1; Lc 19.29). En los relatos, Betfagé se menciona antes de → Betania, lo que hace suponer que se hallaba al este de ella. Muchos identifican a Betfagé con la actual ciudad musulmana de Sbu Dís.
BET-HORÓN (casa de Horón, un dios de Canaán).
Nombre de las ciudades gemelas: «Bet-horón la de arriba» y «Bet-horón la de abajo». La primera queda 16 km al noroeste de Jerusalén y la segunda 2 km más al noroeste y 270 m más baja que la primera (Jos 16.3–5). Las dos las construyó Seera de Efraín (1 Cr 7.24). Salomón las reconstruyó y las convirtió en fortalezas (2 Cr 8.5). Una de ellas se incluía entre las ciudades levíticas (Jos 21.22). Según los libros apócrifos (Jdt 4.4, 5; 1 Mac 9.50), después del cautiverio se fortificaron de nuevo. Muchos ejércitos pasaron por las dos Bet-horón: el de los amorreos (Jos 10.10), el de los filisteos (1 S 13.18) y el de los sirios (1 Mac 3.16, 24). Sanbalat, gobernador de Samaria, era de allí (Neh 2.10).
BET-JESIMOT Pueblo situado cerca de la desembocadura del río Jordán en el valle de Moab (Nm 33.49). Moisés se lo dio a Rubén (Jos 12.3; 13.20), pero Moab lo reconquistó, tras lo cual creció en importancia (Ez 25.9).
BET-NIMRA (casa de agua pura o casa de leopardo). Pueblo amurallado en las llanuras de Moab. Moisés lo conquistó y lo cedió a Gad (Nm 32.36; Jos 13.27). Se le identifica con Nimra (Nm 32.3) y Nimrim (Is 15.6; Jer 48.34). Hoy existe un lugar llamado Tel Nimrim, 24 km al este de Jericó.
BET-PEOR (casa de Peor). Valle al este del Jordán, frente a Jericó, donde Israel acampó y Moisés les enseñó por última vez (Dt 3.29; 4.1ss; 4.46; 5.1ss). A Moisés lo sepultaron allí sobre el cercano monte Pisga (Dt 34.6). Según Jos 13.20, Bet-peor se le cedió a Rubén.
BETSABÉ Esposa de → Urías, soldado heteo del ejército del rey David. Este, atraído por su hermosura, la sedujo; luego hizo que Urías muriera en batalla y la tomó por esposa. El profeta → Natán reprendió al rey y, como castigo de Jehová, el primer hijo de esta unión murió (2 S 11; 12; cf. Sal 51). En la vejez de David, Betsabé se alió con Natán para conseguir que su hijo → Salomón ascendiera al trono y así llegar a ser la reina madre (1 R 1.5–40). Presentó a Salomón la petición de → Adonías para que se le diera Abisag, concubina de David, solicitud que se interpretó como traición y redundó en la muerte de Adonías (1 R 2.13–25).
BETSAIDA (en arameo, lugar de pesca). Ciudad ubicada a la orilla norte del lago de Galilea, cerca de la desembocadura del Jordán.
Según Juan 1.44 y 12.21, Betsaida era la ciudad natal de Felipe, Andrés y Pedro. Sin duda, Jesús la visitaba a menudo (Mc 6.45; 8.22), pero los Evangelios solo mencionan un milagro hecho allí, la curación gradual de un ciego (Mc 8.22–26). En un lugar desierto en sus inmediaciones ocurrió la alimentación de los 5.000 (Mc 6.31–45 //; Jn 6.1–15).
A pesar del ministerio de Jesús, Betsaida no se arrepintió y por lo tanto fue objeto de una advertencia severa (Mt 11.21; Lc 10.13).
La reconstrucción de Betsaida la realizó → Felipe, el tetrarca, elevándola al rango de ciudad (Jn 1.44), y le puso el nombre de Julia en honor de la hija del emperador Augusto.
Betsaida se ha identificado con dos sitios actuales al este del Jordán, cercanos entre sí: et-Tell y Musadiya. Marcos 6.45 (cf. Jn 6.17). Parece indicar que había otra Betsaida al oeste del Jordán. Se supone que en la ribera oeste del río había un barrio de Betsaida, Julia.
BET-SÁN Lugar cuyo nombre aparece en la historia con variantes desde el siglo XV a.C. en adelante. En Jue 1.27 es una de las ciudades entregadas a Manasés. Según Jos 17.16, se hallaba en el valle de Jezreel. Según 1 S 31.10 era una ciudad filistea cerca del monte de Gilboa. Lo anterior hace pensar que se hallaba al sudeste del valle de Jezreel.
La historia de Bet-sán comienza cuando Tutmosis III la tomó después de la batalla de Meguido, ca. 1467 a.C. Siguieron tres siglos de dominio egipcio, durante los cuales se usó la ciudad como defensa contra los enemigos del norte.
Foto de William A. VanGemeren
Teatro del período romano, con el monte del antiguo Bet-sán (1 S 31.8–10) al fondo.
Al conquistar a Canaán los israelitas no expulsaron completamente a los habitantes de Bet-sán (Jue 1.27), quizás por los carros de hierro que aquellos poseían (Jos 17.11, 16). Los filisteos colgaron el cadáver de Saúl en los muros de Bet-sán (1 S 31.10, 12; 2 S 21.12). En el siglo X a.C., la ciudad formaba parte del reino de Salomón (1 R 4.12). Sisac I la saqueó ca. 926 a.C. (1 R 14.25).
Durante el período griego se llamaba Escitópolis, situada en el camino de Jerusalén a Damasco. En 107 a.C. Juan Hircano capturó la ciudad. Luego Pompeyo la tomó y la incorporó al Imperio Romano. En tiempos de Cristo figuraba entre las ciudades de la → Decápolis.
BET-SEMES (casa o templo del sol). Ciudad en la frontera septentrional de Judá, 25 km al norte de Laquis y 35 al oeste de Jerusalén, sobre la carretera entre esta y las ciudades de Asdod y Ascalón. Aunque por mucho tiempo fue importante para la defensa de Israel contra los filisteos, se menciona poco en el Antiguo Testamento. Cuando los filisteos devolvieron el arca, la mandaron a Bet-semes (1 S 6.9ss), donde murieron algunos hombres de la ciudad por mirar su contenido.
Los arqueólogos han descubierto seis estratos, de la Edad Media del Bronce en adelante. El más antiguo es de 2200–1700 a.C. El siguiente data de la época de los hicsos (1700–1500), quienes al dominarla construyeron en el sitio de Bet-semes una ciudad fortificada. Entre 1500–1200 floreció allí una ciudad cananea. Las casas estaban bien construidas y parece que fue una ciudad próspera. La destruyeron (quizás los israelitas) y durante el tiempo de los jueces (1200–1000) surgió otra ciudad de construcción inferior. Esta también la asolaron, quizás durante una batalla entre israelitas y filisteos.
David la incorporó a su reino y todavía se puede ver la casa del gobernador. La vida de Bet-semes terminó de repente a fines del siglo X a.C., tal vez como resultado de la invasión del faraón Sisac (1 R 14.25). Aunque más tarde otra ciudad ocupó el lugar, era solo una pobre imitación de las anteriores. Cerca de esta ciudad peleó Joás, rey de Israel, contra Amasías, rey de Judá (2 R 14.11ss) y fue esta la que los filisteos quitaron a Acaz (2 Cr 28.18).
BET-SUR (casa de roca). Ciudad edificada sobre las rocas típicas de Judea. Se encontraba entre Hebrón y Belén. Roboam la fortificó junto con otras ciudades para la defensa de Judá (2 Cr 11.7; cf. Neh 3.16). Fue estratégica en las guerras de los Macabeos (1 y 2 Mac) que levantaron allí una de sus mejores fortalezas. Judas Macabeo derrotó allí a los griegos que comandaba Lisias en 165 a.C.
BETUEL Hijo de Nacor y Milca (Gn 24.24), parientes ambos de Abraham (Gn 11.27–29; 24.15). Poco se sabe de Betuel. Se menciona junto con Labán cuando se hace el compromiso de Rebeca con Isaac (Gn 24.50).
BEZALEEL (a la sombra de Dios).
1. Hijo de Uri, de la tribu de Judá, Dios lo dotó de sabiduría y de una extraordinaria habilidad para labrar oro y otros metales preciosos y madera (Éx 31.2–5; 36.2). Sus trabajos como principal constructor del tabernáculo se describen en Éx 37.1–38.23.
2. Hijo de Pahat-moab al que Esdras convenció para que dejara su mujer extranjera (Esd 10.30).
BEZEC En el Antiguo Testamento, nombre de una ciudad y un lugar.
1. Ciudad cananea en el territorio de Judá que conquistaron Judá y Simeón (Jue 1.1–7). No se ha determinado con certeza dónde se hallaba. Se cree que estaba cerca de Gezer.
2. El lugar donde Saúl organizó su ejército antes de ir al rescate del pueblo en Jabes de Galaad (1 S 11.8). Tal vez estaba a unos 21 km al nordeste de Siquem.
BIBLIA (plural griego de biblión, libro breve, o sea, colección de libros breves). Nombre dado a la colección de escritos que la iglesia cristiana considera divinamente inspirados. Comenzó a utilizarse a fines del siglo IV d.C. En griego ta biblía era un neutro plural, pero al pasar al latín se le atribuyó el género femenino, debido a su terminación en «a». De allí nuestra costumbre en castellano de referirnos a «la Biblia».
El número de libros incluidos en la Biblia varía según el canon que cada denominación acepta (→ Canon del Antiguo Testamento; Canon del Nuevo Testamento; Textos del Antiguo Testamento; Textos del Nuevo Testamento; Versiones). En general, todas las iglesias concuerdan en los veintisiete libros del Nuevo Testamento, pero el número de libros del Antiguo Testamento varía según una iglesia siga el canon griego (como la iglesia católica romana y la ortodoxa griega), o el canon hebreo (como las protestantes).
Foto de Howard Vos
Fragmentos de papiro con porciones de Juan 18 que datan más o menos del 125–150 d.C.
La Biblia se divide en dos partes: el Antiguo Testamento, escrito antes de Jesucristo, y el Nuevo Testamento, que se refiere a la vida de nuestro Señor y al trabajo de la Iglesia en las primeras décadas después de la resurrección. Casi todo el Antiguo Testamento se escribió originalmente en → Hebreo, aunque algunas porciones están en → arameo, el idioma que se hizo común entre los judíos unos pocos siglos a.C. También hay algunos libros del Antiguo Testamento catolicorromano que al parecer se escribieron originalmente en griego y que forman parte de los libros → Apócrifos. En general, estos libros forman parte de la Biblia griega y latina, pero no de la hebrea. Todo el Nuevo Testamento se escribió originalmente en → Griego, que era la lengua común del comercio y la comunicación de la época de Jesucristo. Hace algún tiempo se creía que parte del Nuevo Testamento (como el Evangelio de → Mateo) se escribió originalmente en arameo. Pero hoy casi todos los eruditos rechazan esta teoría.
De todos los libros que la humanidad ha conocido, ninguno ha ejercido tanta influencia como la Biblia. Sobre ella se han escrito millares de estudios; autores famosos han tomado de ella temas para sus obras; pensadores y científicos se han inspirado en ella; y aun movimientos antagónicos al cristianismo, como el islam y el marxismo, han tomado de ella buena parte de sus doctrinas. Completa o en parte se ha traducido a más de mil idiomas, y brinda la base doctrinal a centenares de iglesias en culturas y situaciones muy diversas.
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Porciones de un comentario del libro de Habacuc, uno de los antiguos documentos incluidos entre los rollos del mar Muerto.
Los primeros cristianos creían firmemente que Dios inspiró el Antiguo Testamento (→ Inspiración) y cuando usaban el término → Escrituras se referían solo a esta parte, pues el Nuevo Testamento aún no se había escrito ni compilado. Sin embargo, esto creaba varios problemas. Para los cristianos, la interpretación tradicional del Antiguo Testamento estaba equivocada, pues los judíos no admitían a Jesucristo como culminación de las promesas dadas a Israel. En Jn 5.39, Jesús mismo advierte a los judíos que es en Él, y no sencillamente en las Escrituras, donde hay vida eterna. Luego, los cristianos tenían que demostrar que Jesucristo era la culminación de las Escrituras y ellos eran el nuevo Israel.
El modo más sencillo de mostrar esto era apelando a las → Profecías del Antiguo Testamento, y mostrar su cumplimiento en Jesucristo. De ahí que en los Evangelios, al narrar los acontecimientos de la vida de Jesús, aparezca a menudo la frase «para que se cumpliese lo que fue dicho» (Mt 1.22; 4.14; 8.17; Jn 17.12; 19.24; etc.), o la frase «conforme a las Escrituras» (1 Co 15.3s; → Citas). Este método de interpretación bíblica no lo crearon los cristianos, sino que ya existía desde mucho antes (→ Qumrán; Interpretación). A decir verdad, en la misma época de Jesús hubo varias personas que pretendieron ser el cumplimiento de las profecías (→ Mesías). El argumento poderoso que utilizaban los cristianos, para entender los episodios de la vida de Jesús, era la relación con las profecías antiguas. Por consiguiente, el método más común para interpretar el Antiguo Testamento fue el de buscar en él profecías de los hechos mencionados en el Nuevo Testamento.
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Colinas cerca de la ciudad de Anatot, hogar del profeta Jeremías (Jer 1.1).
Sin embargo, esto no bastaba para interpretar todo el Antiguo Testamento, ya que buena parte de él no consistía en profecías que se pudiesen relacionar directamente con el Nuevo Testamento. Por esta razón, algunos cristianos recurrieron a un método de interpretar el Antiguo Testamento, también conocido entre judíos y griegos: el alegórico. Según esta interpretación hay pasajes en el Antiguo Testamento que no deben entenderse literalmente, sino como una → Alegoría en la que se expresa una verdad en lenguaje simbólico. El apóstol Pablo utiliza este método en 1 Co 9.8ss, donde interpreta la antigua ley judía «no pondrás bozal al buey que trilla», no en el sentido literal, «como si Dios se ocupase de los bueyes», sino en un sentido simbólico.
El método alegórico, sin embargo, no es común en el Nuevo Testamento, pues encierra dos peligros serios: en primer lugar, tiende a dejar a un lado el carácter histórico de las narraciones del Antiguo Testamento, y por tanto puede olvidar que el Dios allí descrito se revela en la historia, en medio de las acciones de los hombres. En segundo lugar, el método alegórico puede llevar fácilmente a las más absurdas interpretaciones del texto.
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Un rollo hebreo del libro de Ester, leído en las sinagogas durante la Fiesta de Purim.
Para evitar los riesgos anteriores, la mayoría de los autores del Nuevo Testamento interpretan el Antiguo Testamento mediante una clase de alegoría modificada llamada → Tipología. Según esta interpretación, los hechos relatados en el Antiguo Testamento son reales y en ellos Dios dio una señal de los acontecimientos que ocurrirían en el Nuevo Testamento. Para entenderlo mejor, tómese p. ej. Gl 4.21–31; donde Pablo se refiere «al hijo de la sierva y al de la libre» como una alegoría. Aquí, sin embargo, Pablo no niega el hecho histórico que está discutiendo. Al contrario, da por sentado que lo narrado en el texto del Génesis sucedió de verdad; pero entonces le añade al acontecimiento histórico un sentido simbólico: nosotros no somos hijos de la esclava, sino de la libre. Otro ejemplo de este método puede verse en 1 Co 10.1–11, donde Pablo interpreta la situación histórica de Israel en Éxodo como un hecho real que prefigura la vida de la Iglesia.
En resumen, los escritores del Nuevo Testamento, y la mayoría de los más antiguos autores cristianos, veían en la Biblia de su tiempo, es decir en el Antiguo Testamento, la → Palabra de Dios, pero la interpretaban desde un punto de vista cristocéntrico. Los pasajes proféticos referentes a Jesucristo, debían entenderse como tales. La alegoría era lícita y hasta necesaria. Pero tanto la profecía como la alegoría tenían que entenderse a la luz del Señor de la Iglesia, quien era para los primeros cristianos el centro de la Biblia.
Bibliografía:
IB II, pp. 177–189. X. León-Dufour, Los Evangelios y la historia de Jesús, Estela, Barcelona, 1966, pp. 228–235; 365–369. L. Alfonso Schökel, La palabra inspirada, Herder, Barcelona, 1966. Justo L. González, Jesucristo es el Señor, Editorial Caribe, San José, 1972, pp. 15–25.
BIBLIA, DIVISIONES PRINCIPALES DE LA La Biblia posee dos grandes divisiones conocidas como Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Los libros del Antiguo Testamento se escribieron en un período de 1.000 años aproximadamente. El Antiguo Testamento nos narra la preparación realizada para el advenimiento de Cristo.
El Nuevo Testamento se escribió en un período de más o menos 60 años. Esta parte de la Biblia nos narra la venida, vida y ministerio de Cristo, así como el crecimiento de la iglesia primitiva.
Un vistazo a los libros de la Biblia y su clasificación
ANTIGUO TESTAMENTO
Pentateuco o Ley
Libro
Resumen
Génesis
Creación y establecimiento de la relación de pacto
Éxodo
Liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto
Levítico
Ley ceremonial
Números
El pueblo de Dios vaga por el desierto
Deuteronomio
Moisés entrega la Ley de nuevo antes de que el pueblo entre a la tierra prometida
Historia de Israel
Libro
Resumen
Josué
Conquista y división de la tierra prometida
Jueces
Varios jueces o líderes militares rescatan a la nación de Israel
Rut
Hermoso relato sobre el amor y el cuidado de Dios
1 y 2 Samuel
La historia primitiva de Israel que incluye los reinados de Saúl y David
1 y 2 Reyes
Historia política de Israel concentrada en los reinados de ciertos reyes desde el tiempo de Salomón hasta el cautiverio babilónico del pueblo judío
1 y 2 Crónicas
Historia religiosa de Israel que abarca el mismo período de 2 Samuel y 1 y 2 Reyes
Esdras
Regreso del pueblo judío del cautiverio en Babilonia
Nehemías
Reedificación de las murallas de Jerusalén después que los cautivos regresaron de Babilonia
Ester
Cuidado de Dios hacia su pueblo bajo el dominio gentil
Sapienciales
Libro
Resumen
Job
Evaluación de los problemas del mal y el sufrimiento humano
Salmos
Libro de cantos o himnario del antiguo Israel
Proverbios
Dichos sabios y observaciones creadas para fomentar conducta y actitudes apropiadas
Eclesiastés
Descripción filosófica de lo vacía que es la vida sin Dios
Cantar de los cantares
Canto de amor que representa la belleza de una relación humana como símbolo del amor divino
Profetas mayores
Libro
Resumen
Isaías
La principal profecía de condena y consolación mesiánica
Jeremías
Mensaje de juicio contra la moral de Judá y el deterioramiento espiritual
Lamentaciones
Cinco poemas de lamento por la caída de Jerusalén
Ezequiel
Profecía de juicio durante el cautiverio babilónico
Daniel
Libro de profecía sobre los postreros tiempos
Profetas menores
Libro
Resumen
Oseas
Mensaje de condenación a Israel seguido por el perdón de Dios
Joel
Predicción de la invasión extranjera como juicio de Dios
Amós
Edictos de juicio contra las naciones, sobre todo a Israel
Abdías
Libro que profetiza la destrucción total de Edom
Jonás
Relato sobre un profeta desobediente que llevó a Nínive al arrepentimiento
Miqueas
Predicción de juicio y promesa de restauración mesiánica
Nahum
Profecía sobre la destrucción de Nínive
Habacuc
Un profeta que discutió con Dios y alabó su inminente juicio contra Judá
Sofonías
Predicción de juicio destructivo seguida de tremenda bendición
Hageo
Llamado a reedificar el templo después que regresan de Babilonia.
Zacarías
Profecía mesiánica que llama a terminar la construcción del templo
Malaquías
Profecía de destrucción seguida de la bendición mesiánica
NUEVO TESTAMENTO
Evangelios
Libro
Resumen
Mateo
Se presenta a Cristo como el cumplimiento de la profecía mesiánica del Antiguo Testamento
Marcos
Quizás el primero de los Evangelios, se centra en el ministerio de Cristo
Lucas
La biografía más completa sobre Cristo, enfocándose en su perfección y ministerio de salvación
Juan
El Evangelio más simbólico que presenta a Cristo como el Hijo de Dios
Historia de la iglesia primitiva
Libro
Resumen
Hechos
Historia de la expansión de la iglesia primitiva
Epístolas del apóstol Pablo
Libro
Resumen
Romanos
Explicación de la fe cristiana para judíos y gentiles, dirigida a la iglesia en Roma
1 Corintios
Instrucciones a la iglesia en Corinto que lidia con problemas entre cristianos
2 Corintios
Defensa de Pablo y explicación de su apostolado
Gálatas
Importancia de la necesidad de justificación por fe antes que por obras
Efesios
Carta a la iglesia en Éfeso explicando la posición del creyente en Cristo
Filipenses
Carta gozosa a la iglesia en Filipos, relata la fe triunfante de Pablo durante su encarcelamiento
Colosenses
Consideración de la supremacía de Cristo, escrita a la iglesia en Colosas
1 y 2 Tesalonicenses
Instrucciones a la iglesia en Tesalónica sobre la venida del Señor
1 y 2 Timoteo
Manuales de liderazgo para el joven pastor en Éfeso
Tito
Manual de conducta cristiana para líderes de la iglesia, escrita a un joven pastor de Creta
Filemón
Petición por la unidad cristiana y el perdón del esclavo fugado
Epístolas generales
Libro
Resumen
Hebreos
Presentación de Jesucristo como Sumo Sacerdote, dirigida a los creyentes judíos
Santiago
Instrucciones prácticas para el cristianismo aplicado
1 Pedro
Pedro consuela y anima a cristianos que sufren
2 Pedro
Advertencia de Pedro contra los falsos maestros
1 Juan
Recordatorio de Juan sobre la plenitud de la humanidad de Cristo
2 Juan
Carta de aliento y aprobación de Juan
3 Juan
Nota personal de aprecio de Juan para Gayo
Judas
Fuerte advertencia contra los falsos maestros
Apocalipsis
Profecía de aliento sobre los días finales y el triunfo definitivo de Dios
BIBLIA, VERSIONES Y TRADUCCIONES DE LA La Biblia se comenzó a traducir a otros idiomas en Egipto en el siglo III a.C. Fue en esta época que se tradujo el Antiguo Testamento del hebreo al griego. Según la tradición, 70 eruditos judíos (algunos dicen 72) acometieron la empresa. De ahí surge el nombre de la versión Septuaginta.
En los días de Jesús, el griego era el idioma universal. A este solo lo superaba el latín debido a la extensión de la hegemonía romana. A mediados del siglo III d.C., partes del Nuevo Testamento aparecieron en este idioma, además del copto y siriaco. Después de una compilación de varias porciones en latín, Jerónimo, obispo de Milán, produjo una versión conocida como la Vulgata (ca. 382 d.C.). Esta fue la versión que la Iglesia usó durante la Edad Media.
Debido a que en España el latín cayó en desuso entre la gente común, Alfonso X, rey de Castilla y León, ordenó la traducción de la Vulgata al castellano. La obra se concluyó en 1280 y fue quizás la primera versión en idioma moderno.
Sin embargo, posteriormente surgieron numerosas versiones. Algunas solo del Antiguo Testamento, como la Biblia del duque de Alba, traducida por el judío Moisés Arragel para la comunidad judía española. También para los judíos se publicó en 1533 la Biblia de Ferrara. No obstante, en la época de los Reyes Católicos se prohibió la divulgación de la Biblia, pues temían que surgieran doctrinas contrarias a la iglesia de Roma.
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Una excavación arqueológica en la antigua Saretán (Jos 3.16) al sur de Israel.
Versiones Católicas
Con el tiempo, las cosas cambiaron y los católicos han publicado varias versiones. Las primeras se hicieron a partir de la Vulgata (p. ej., Felipe Scío de San Miguel, 1793; Félix Torres Amat, 1823; Rivera, primera que se publicó en América en 1833). No obstante, posteriormente los católicos publicaron varias versiones traducidas directamente de los idiomas originales. Estas son algunas de las versiones católicas:
Torres Amat, publicada en Madrid en 1825. Traducida a partir de la Vulgata.
Nácar-Colunga, publicada en Madrid en 1944.
Bover-Cantera, publicada en Madrid en 1944.
Versión de Straunbinger, publicada en Buenos Aires en 1944.
Edición Popular de las Sagradas Escrituras, de la Editorial Herder y publicada en Madrid en 1964.
Biblia de Jerusalén, traducida por un equipo de lingüistas dirigido por José Ángel Ubieta y publicada en 1966.
La Biblia para Latinoamérica, traducida por un equipo de lingüistas dirigido por Ramón Ricciardi y publicada en Madrid en 1972.
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Ruinas romanas en Hierápolis, una ciudad en la provincia de Asia mencionada por el apóstol Pablo (Col 4.13).
Versiones Protestantes
Algunos evangélicos españoles huyeron de su patria, a fin de escapar de la Inquisición que tomó auge después de la Reforma, y se dedicaron con fervor a la traducción de la Biblia. De ahí que surgieran las «Biblias del exilio», que en su mayoría no eran Biblias completas. Mencionaremos tres de dichas traducciones.
Juan de Valdés. Tradujo en 1534 los Salmos, los Evangelios y las Epístolas a los Romanos y a los Corintios.
Francisco de Enzinas. En 1543 tradujo el Nuevo Testamento.
Casiodoro de Reina. De todas las traducciones que se produjeron durante el Siglo de Oro de la literatura castellana, nada supera a esta. Casiodoro de Reina fue el primer evangélico en traducir la Biblia directamente de los idiomas originales. Cipriano de Valera la revisó y publicó en 1602. Posteriormente, varias veces se ha revisado y cotejado con los idiomas originales. La última que se publicó fue la de 1960. De esta se han hecho numerosas ediciones para el estudio de la Biblia:
Biblia anotada de Scofield. Publicada por W.H. Walker, con la colaboración de Emilio A. Núñez, en 1966.
Biblia de Estudio, publicada en 1977 por Editorial Mundo Hispano.
Biblia de Estudio Harper/Caribe, publicada en 1980 por Editorial Caribe.
Biblia Thompson, publicada en 1987 por Editorial Vida.
Biblia Plenitud, edición castellana de la Spirit Filled Life Bible. Fue publicada en 1994 por Editorial Caribe.
Biblia del diario vivir, edición castellana de la Life Application Bible. Fue publicada en 1997 por Editorial Caribe.
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Los campos de Booz, cerca de la ciudad de Belén (Rt 2.1–4).
Revisiones Posteriores de La Reina-Valera
Revisión 1977. Publicada por la Editorial CLIE de Barcelona.
Reina-Valera Actualizada. Publicada por la Casa Bautista de Publicaciones en 1989.
Revisión 1995. Publicada por las Sociedades Bíblicas en América Latina.
Otras Versiones
Versión Moderna. Publicada en 1893 por la Sociedad Bíblica Americana, de una traducción a partir de los idiomas originales.
Dios habla hoy o Versión Popular. Difundida por las Sociedades Bíblicas Unidas. Se ha publicado una versión para España y otra para América Latina. De ambas se han impreso ediciones interconfesionales que incluyen los libros apócrifos.
La Biblia al día. Paráfrasis de las Sagradas Escrituras que se preparó siguiendo el estilo de la famosa Living Bible estadounidense.
BIENAVENTURANZASermón del Monte.
BILDAD Uno de los tres amigos de → Job que fueron a consolarlo (2.11) y que entablaron con él un largo diálogo en busca de las razones de su desgracia. Bildad interviene en 8.1; 18.1 y 25.1. Su identificación como «suhita» lo relaciona con una tribu aramea que merodeaba al sudeste de la Tierra Santa.
BILHA (tranquila). En el Antiguo Testamento, el nombre de una ciudad y una mujer.
1. Sirvienta de Raquel que, por causa de su propia esterilidad, se la dio por concubina a Jacob. Fue madre de → Dan y de → Neftalí (Gn 30.1–8; cf. Gn 35.22; 49.4).
2. Ciudad de los descendientes de Simeón (1 Cr 4.29).
BITINIA Territorio en la parte noroeste de Asia Menor. Colinda al oeste con el mar de Mármara y Misia, al norte con el mar Negro, al sur con Galacia y Frigia, y al este con la antigua región de Paflagonia. Su nombre primitivo fue Bebricia, pero el actual parece derivarse de los tinios, tribu tracia que dominó la región.
Formó parte del reino de Lidia y del Imperio Persa, y llegó a ser independiente con la victoria de Alejandro Magno. Cayó más tarde en poder de los romanos y Pompeyo la constituyó, junto con el Ponto, en provincia proconsular (65–63 a.C.).
Pablo intentó ir a Bitinia entrando por Misia, pero el Espíritu no se lo permitió (Hch 16.7).
La mención de Bitinia en 1 P 1.1 y en las cartas de Plinio el Menor, comisionado especial de Bitinia y el Ponto (111–113 d.C.), indica la existencia de congregaciones cristianas allí.
BLANCA (en griego, lepton, pequeño). Única moneda judía mencionada en el Nuevo Testamento. Era de cobre y equivalía a la mitad del → Cuadrante romano (Mc 12.42//). Representaba la moneda de menor valor (Lc 12.59). La viuda echó dos blancas al → Arca porque la tradición rabínica las establecía como la ofrenda mínima.
BLANCOColores.
BLASFEMIA El Antiguo Testamento designa como blasfemia toda expresión o acción injuriosa e irreverente contra Dios o sus representantes. A veces era simplemente un pensamiento no expresado (Job 1.5).
Tanto se temía incurrir inconscientemente en la blasfemia que prohibía el tercer mandamiento (Éx 20.7; Dt 5.11), que los judíos, prefiriendo una forma alterada, dejaron de pronunciar el nombre de Dios, por lo que hoy se ignora la verdadera pronunciación de «Jehová» (Is 52.6; Ez 36.20). En el libro de Ester hasta se suprimió el nombre divino, para que los paganos no lo blasfemaran al leerlo. Los pecados de Israel y los castigos que sufrió podían también motivar la blasfemia de los enemigos (2 S 12.14; Sal 74.10, 18; Is 37 passim; 52.5).
La blasfemia se castigaba con la muerte (Lv 24.10–16; 1 R 21.10, 13; cf. la lapidación de → Esteban en Hch 6.13). Profanar el sábado también se consideraba blasfemia (Nm 15.32ss).
En el Nuevo Testamento se concibe la blasfemia con la misma seriedad que en el Antiguo Testamento. La más grave acusación contra Jesús fue la de blasfemia (Mt 9.3; Mc 2.7; 14.64; Lc 5.21), aunque al denunciarle ante las autoridades romanas, tenían que acusarle de ofensas civiles (Lc 23.2). En cambio, para los primeros creyentes, era blasfemia despreciar a Cristo (Mt 27.39; Mc 15.29; Lc 22.65 [injuriaban o blasfemaban, en griego]; Hch 13.45; 18.6).
El mayor pecado que la Biblia registra es la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mt 12.31s; Mc 3.28s). Para la debida interpretación de este tipo de blasfemia, deben compararse Heb 6.4–6 y 1 Jn 5.16s. Estos versículos constituyen una solemne advertencia contra el deliberado y persistente rechazo de la salvación en Cristo que ofrece a los pecadores el Espíritu Santo. Tal actitud es blasfemia contra el Espíritu que al final «no le será perdonada». Vivir de manera que se menosprecie la fe también es blasfemia muy grave (1 Ti 1.20; 2 P 2.2).
En la cultura helénica la blasfemia no implicaba consecuencias tan funestas. Significaba más bien varios grados de difamación como burla o calumnia (Col 3.8; 1 Ti 6.4; Ap 2.9).
BOANERGES (en hebreo o arameo, hijos del trueno). Apodo que Jesús dio a los hijos de Zebedeo según Mc 3.17. Marcos no explica por qué, pero la conducta de los dos relatada en Lc 9.49, 51–56 es indicativa. Se supone que el carácter «tronador» de Jacobo motivó su martirio (Hch 12.2). Pero es notable que Juan llegara a ser el «apóstol del amor».
BOAZJaquín.
BOCA Órgano para emitir la voz con la colaboración de los dientes y la → Lengua. La primera parte del sistema digestivo.
En los dos testamentos se habla de la boca del hombre, de los animales y, como un antropomorfismo, de la boca de Dios. Metafóricamente, también las cosas inanimadas tienen boca: el pozo (Sal 69.15), el costal (Gn 42.27), la tierra (Gn 4.11; Ap 12.16). El que habla por otro se constituye en boca de aquel (Éx 4.16), de ahí que la boca se relacione también con la palabra del otro (Dt 17.6).
Según las enseñanzas de Cristo, la boca revela las intenciones del corazón (Lc 6.45).
BOCINA Instrumento musical de viento, cuyo nombre, la mayoría de las veces en el Antiguo Testamento, constituye una traducción de los términos hebreos shofar o qeren, que significan → Cuerno. Era más un instrumento de señal o alarma que de música, y aparece en las campañas militares de Josué (Jos 6.20) y de Gedeón (Jue 7.16–22, RV-1909); tal vez la → Trompeta que Pablo menciona (p. ej., 1 Co 14.8) sea una bocina.
La bocina también se menciona entre los instrumentos de la orquesta de Nabucodonosor (Dn 3.5). Sin duda, las primeras se hicieron de cuernos de animales y para ello servía cualquier tipo de cuerno, excepto los de vaca. Para anunciar el año nuevo se hacía sonar en el templo un cuerno de macho cabrío; era recto y con la boquilla enchapada de oro. El cuerno usado en los días de ayuno era de carnero, curvado y con la boquilla enchapada de plata. Aún se usa en la sinagoga.
BODASMatrimonio.
BOLSA Pequeño saco hecho de piel o seda tejida, que por lo general se sujetaba al cinturón y servía para guardar monedas (Pr 1.14; 7.20; Lc 22.35s). Los comerciantes la usaban también para guardar las pesas (Dt 25.13; Is 46.6; Miq 6.11). Colgada del cuello, la «bolsita de mirra» (Cnt 1.13, BJ) perfumaba los pechos de la amada.
En el Oriente el cinturón mismo se usaba como bolsa; a esta práctica alude Jesús en Mt 10.9.
La palabra traducida bolsa en Jn 12.6 y 13.29 se refiere en realidad a una cajita como la que los músicos de oboe usaban para llevar sus lengüetas; allí Judas guardaba los fondos comunes de los doce.
La expresión «saco roto» (Hag 1.6) es alusión simbólica a una economía y un bienestar ficticios. Igualmente metafóricas son las bolsas de Lc 12.33, ya que las que contenían grandes cantidades se sellaban (Job 14.17). También se habla de la «bolsa de la vida» (1 S 25.29, BJ).
BOOZ Hombre acomodado de Belén (Rt 2.3–4), descendiente de Judá y pariente de → Elimelec, el marido de → Noemí (Rt 2.1). Hacendado benevolente según su tradición patriarcal. Fue hombre de buen espíritu y estricta integridad. Aprobó que → Rut, la moabita, viuda del hijo de Elimelec, recogiera espigas en sus campos. Luego, por la ley del → Levirato, la redimió tomándola por esposa. Fue padre de → Obed y abuelo de → David. Así vino a formar parte del linaje real de Judá al que pertenecía el Mesías (Rt 1–4; Mt 1.5).
Posiblemente, una de las columnas del templo de Salomón llevaba su nombre (1 R 7.21; 2 Cr 3.17).
BORDEFlecos.
BORRACHERAEmbriaguez.
BOSRA (pastor). Nombre de dos ciudades en el Antiguo Testamento.
1. Capital de Edom, ciudad muy antigua (Gn 36.33; 1 Cr 1.44; Is 34.6; 63.1; Jer 49.13, etc.). Se identifica con la moderna ciudad de Buseira, 32 km al sudeste del mar Muerto y 50 km al norte de Petra. Fue ciudad inexpugnable en tiempo de los edomitas y sede de las principales guarniciones de estos en el norte de Edom. Protegía los caminos a las minas de cobre en el Arabá. Para los profetas era símbolo de oposición; destruir esta ciudad equivalía a destruir todo Edom. Por tanto, profetizaban su destrucción por mano de Dios (Am 1.11, 12).
2. Ciudad de Moab (Jer 48.24), cuya identificación es incierta. Puede ser la ciudad de Buzrah, 95 km al sur de Damasco, pero otros la identifican con → Bezer, ciudad de refugio (Dt 4.43).
BOTÍNDespojo.
BOXEOJuegos deportivos.
BRAZA Medida marina de profundidad, de origen griego, cuya dimensión es la distancia entre las dos extremidades de los brazos extendidos horizontalmente. Representaba aproximadamente 1, 85 m (Hch 27.28).
BRAZALETE Adorno en forma de aro o argolla que usaban hombres y mujeres en uno o en ambos brazos (Gn 24.22; Ez 16.11).
En 2 S 1.10 se menciona una argolla, signo de realeza, en el brazo de Saúl. Los brazaletes se consideraban valiosa ofrenda de sacrificio (Nm 31.50).
BRAZO Símbolo de fuerza en hebreo y otros idiomas del Cercano Oriente antiguo. A menudo se emplea la frase el «brazo extendido de Jehová» para señalar un acto poderoso de Dios: p. ej. la liberación del pueblo de Israel de Egipto (Éx 6.6; Dt 4.34; 5.15; 9.29, etc.). La redención lograda por el → Siervo Sufriente es una manifestación del «brazo de Jehová» (Is 53.1). El poderoso «brazo de Jehová» contrasta con el «brazo de carne» (2 Cr 32.8). Los «brazos eternos» son el refugio seguro del pueblo de Dios (Dt 33.27).
BREAAsfalto.
BRONCE Traducción del término hebreo nehoset y el griego jalkós que designan tanto al cobre como a su aleación con el estaño u otro metal. La primera referencia bíblica se halla en Gn 4.22.
El bronce se usó en la construcción y ornamentación del tabernáculo, bajo la dirección de Bezaleel y Aholiab (Éx 31.2ss). La industria del bronce se desarrolló mucho durante el tiempo de Salomón (1 R 7.13–46). Además, se empleaba para adornos, armas y cerrojos (1 R 4.13).
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Cabeza de bronce del dios griego Zeus. El bronce es una aleación de cobre y estaño.
En el lenguaje figurado es un símbolo de fuerza, resistencia y poder (Job 6.12; Sal 107.16; Jer 1.18); de riqueza (Is 60.17); de falta de amor (1 Co 13.1); de pueblos irreligiosos e inmorales (Jer 6.28).
BUENOS PUERTOS Bahía en el litoral meridional de la isla de Creta, cerca de la ciudad de Lasea, donde permaneció algún tiempo la nave en la que Pablo iba prisionero a Roma (Hch 27.8–12). El apóstol aconsejó invernar allí, ya que el puerto, a unos 8 km al este del cabo Líthinon, la punta más al sur de la isla, estaba protegido del temible viento del noroeste. No oyeron su consejo y más tarde naufragaron.
Hoy una aldea con solo treinta casas conserva el antiguo nombre, Kalí Limniones.
BUEY Macho del ganado bovino que castran cuando alcanza su desarrollo. En la Biblia la distinción entre buey y toro muchas veces depende del contexto, porque la terminología bíblica no indica claramente la diferencia. Tanto en condiciones nómadas como sedentarias, entre los judíos la posesión de muchos bueyes era signo de riqueza (Job 1.3). Se apreciaban como animales de trabajo para halar carros (2 S 6.6) y el arado (Dt 22.10; 1 R 19.19; Job 1.14; Am 6.12), para trillar (Dt 25.4; 1 Co 9.9) y llevar carga (1 Cr 12.40). El estiércol del buey servía de combustible para cocinar (Ez 4.15). El cuidado y la responsabilidad del dueño del buey estaban debidamente reglamentados (Éx 21.28–22.15).
El buey era animal limpio y se podía comer (Dt 14.4). Su carne se servía sobre todo en ocasiones especiales (1 R 4.23; Neh 5.18; cf. «novillos» en Am 6.4). También se usaba como animal de sacrificio (Lv 9.4; 22.23; Nm 7 passim).
El buey y el toro se asociaban con la adoración de los dioses en el Oriente; el buey por su fuerza y el toro por su fecundidad (→ Becerro). El mar fundido del templo de Salomón descansaba sobre doce bueyes (1 R 7.25) y las diez basas de bronce tenían en sus tableros figuras de leones, bueyes y querubines (1 R 7.29). En la visión de Ezequiel, una de las caras de los seres vivientes es de buey (Ez 1.5–10; cf. Ap 4.7).
BÚFALO Casi con certeza es el bos taurus primigenius, especie extinguida pero ampliamente difundida en todo el mundo antiguo. (Unicornio en la RV-1909 que sigue la traducción errónea de LXX, monóqueros de la palabra hebrea reem.) El búfalo, de acuerdo con la Biblia, era de gran tamaño y fuerza (Nm 23.22; 24.8), indomable y feroz (Job 39.9, 10), muy peligroso para cazarlo por sus cuernos (Dt 33.17; Sal 92.10). Simboliza el poder del pueblo de Dios (Nm 23.22; 24.8), un enemigo poderoso (Sal 22.21), la fuerza que Dios da (Sal 92.10), y quizás simbolice en Is 34.7 a los gobernantes o príncipes de Edom.
BUL (lluvia). Mes hebreo de origen fenicio-cananeo. El segundo mes del calendario civil y el octavo del litúrgico. Corresponde a octubre-noviembre. En bul comenzaban las lluvias. Era el tiempo para arar y cosechar los higos de invierno (1 R 6.38). (→ Mes.)
BUZ Segundo hijo de Nacor y Milca, hermano de → Betuel (Gn 22.20, 21) y antecesor de los buzitas. El nombre se encuentra en Jer 25.23 al lado de Dedán (Gn 10.7) y Tema (Gn 25.15) y tal vez se refiere a un pueblo vecino de Edom.
Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (2000, c1998). Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (electronic ed.). Nashville: Editorial Caribe.
 
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